Udalak

ERMUA

Villa medieval del Duranguesado marcada por el comercio entre las provincias de Bizkaia y Guipúzcoa y encuadrada en un profundo valle, ha sido durante las últimas décadas cuando el auge industrial ha hecho que su poblamiento haya aumentado de forma espectacular, dando como resultado una saturación del espacio llegando a ser uno de los municipios más densamente habitados de la provincia.

Arquitectura religiosa

La iglesia de Santiago de Ermua se trata de un magnífico edificio renacentista construido en su mayor parte en la primera mitad del siglo XVII, que aún conserva parte de su pasado gótico y algún añadido posterior como el campanario. De una sola nave dividida en tres tramos y abovedados todos ellos con crucería, presenta tres capillas laterales a cada lado y sobre el acceso, a los pies, un gran coro en arco carpanel, dejando una bóveda baja sobre el ingreso principal que al cruzar amplía de forma notable la grandiosidad interior. Adosada a uno de sus lados se encuentra la torre campanario, gótica en su primer desarrollo y barroca en su remate. Ésta es cuadrada en su base y realizada en sillería, a diferencia del resto de la fabrica, que lo hace en mampuesto, y posee dos estribos. La parte alta es ochavada en su campanario con vanos ligeramente apuntados y cúpula esférica jalonada de pináculos bulbosos y rematada por elementos similares. Apenas tiene vanos de iluminación, destacando un óculo abocinado sobre el coro y posee tres accesos, uno de ellos de medio punto cegado, mientras que su opuesto actúa de secundario y es en dintel. El principal se encuentra a los pies y es un sencillo arco de triunfo moldurado y enmarcado por columnas corintias acanaladas de clara cadencia clasicista. Mención aparte merece su mobiliario, destacando su retablo mayor un magnifico ejemplar barroco que recubre todo el presbiterio y que está formado por tres calles, con banco y ático. En su cuerpo central se desarrollan seis columnas salomónicas decoradas con motivos vegetales y apoyada sobre ménsulas. Alberga varias imágenes destacando Santiago a caballo en su centro. Tiene seis retablos más y numerosas imágenes.

La portada del cementerio de Santa Ana es destacable por su estilo neoclásico bien facturado, resultando un arco de triunfo con frontón escalonado e inscripción con fecha de 1893. Actualmente ha perdido su función funeraria, siendo la puerta de acceso a un parque público.

Arquitectura civil

Del pasado medieval de Ermua apenas quedan unos pocos vestigios, como el trazado de algunas zonas del núcleo histórico con su estrecha parcelación. Podemos hablar de dos edificios que mantienen la tradición de las casas-torre medievales aunque son posteriores en cronología. El edificio Torreta es un palacete del siglo XVI que persevera en la idea bajomedieval de construcciones estilizadas y herméticas para su fácil defensa, aunque incorpora ciertos elementos cultos que le dan un aire de mayor modernidad. Es un volumen cúbico que conserva cierta decoración de inspiración medieval. Otro ejemplo similar sería el número 25 de Avenida Vizcaya, de nuevo a medio camino entre el final del gótico y el inicio renacentista. Esto se puede ver en el acceso de la planta baja en arco de medio punto de clara modernidad clasicista, contrarrestada por su análogo en la planta superior, al cual se accede a través de patín, elemento de corte defensivo y deudor de épocas de mayor inestabilidad. Por lo demás es un cubo aparejado en sillarejo con inscripción en letra gótica sobre su ingreso y añadidos posteriores adosados a él. Ya plenamente renacentista es el palacio Loviano, destacable palacete urbano que demuestra su clasicismo conjugando frontones, pilastras y columnas acanaladas con sucesión de vanos de medio punto a modo de logia. Destaca el ingreso principal, adintelado y enmarcado en columnas estriadas de estilo jónico y sobre el que se encuentra el entablamento bajo el cual luce orgulloso el blasón familiar. Excepto esto, se trata de un edificio rectangular de dos alturas marcadas por línea de imposta moldurada y construido en sillar en su mayor parte, con torre esquinera sobre ménsula en voladizo. Aunque es plenamente renacentista aún conserva cierto aire medieval, sobre todo en su parte baja, planta muy hermética y sin apenas vanos. La casa Zarra, también renacentista, en parte de su estructura mantiene algunos de los elementos nobles, como el acceso en amplio medio punto de grandes dovelas y los escudos que luce en su fachada, pero en general es una residencia moderada, de dos alturas y luces adinteladas con la planta alta y parte de su primer piso remodelados en época barroca como se demuestra en otro de sus accesos con dintel decorado. Se cubre a dos aguas. Pero sin duda el palacio barroco más importante de la villa y uno de los más destacados de la provincia es el palacio Valdespina, un edificio cúbico, de tres alturas y desván cubierto a cuatro aguas y que tiene en su torre el elemento más sobresaliente. De idéntica factura que la de la iglesia de Santiago ya que fue diseñada por el mismo arquitecto, forma un bello conjunto con ésta. Al exterior se presenta dotado con infinidad de formas decorativas variando en cada fachada y alternando vanos en dintel y medio punto, como en la zaguera en la que se insertan dos miradores con arquerías, las típicas logias tan comunes en fabricas cultas de estas características. En la principal en cambio domina el dintel mediante retícula simétrica enmarcado entre diferentes molduras, motivos vegetales y frontones tanto rectos como curvos. Tiene dos escudos esquineros de gran valor artístico y todas sus cornisas conservan canes labrados siguiendo la estética de la fábrica. Data de mediados del siglo XVIII y actualmente alberga el ayuntamiento. De época neoclásica se puede hablar del Hotel Zaldibar, un edificio de la segunda mitad del siglo XIX, de tres alturas y cuatro vertientes, homogéneo en su retícula de vanos en dintel y austero como manda la tradición, sobriedad rota únicamente por un triple arco de medio punto y las líneas de imposta pintadas en la fachada encalada. De esta misma época serían el número 5 de Marqués de Valdespina, el 4 de la Plaza del Cardenal Orbe y los números 3, 7 y 9 de Erdiko Kalea, todos ellos edificios de pisos con cubierta a dos aguas y ejes de vanos adintelados. Algunos tienen balconadas.

El caserío es escaso ya que la superpoblación de las últimas décadas y el entorno cerrado en valle ha hecho que los elementos existentes en un pasado hallan quedado diezmados por las nuevas construcciones. Dos son los ejemplos que aún persisten, ambos de la tipología denominada de soportal en arco y de cronología bastante tardía. Son Elorrieta Goikoa y Elorrieta Bekoa, con portalón en arco de medio punto sobre jambas de sillería y línea de imposta.

En el barrio de San Ignacio existe una fuente pública que data de 1893 fabricada en hierro y de tipo estándar con dos caños.

Manu CASTAÑO GARCÍA (2006)