Udalak

DONAMARTIRI

Cueva de Erberua. Este conjunto rupestre se sitúa en una parte algo elevada (y por tanto de zona cárstica ya no activa, desde hace tiempo) de la red espeleológica inferior de la colina de Gastelu: aquella por la que se pierde y resurge -atravesando la base de la colina en un recorrido subterráneo de unos 300 m.- el río Erberoa. Con motivo de penosas tareas de reconocimiento y planimetría espeleológica, llevadas a cabo en 1975 por J.D. Larribau al frente de un equipo, se apreciaron algunas manchas de color en aquella zona «colgada». En 1977 se inició la determinación sistemática de las paredes del sitio interesado, asociándose al estudio del arte rupestre de Erberua S. Prudhomme con quien J.D. Larribau prosigue ahora la investigación pertinente. Algunas notas mínimas de información sobre los importantes descubrimientos se han producido en revistas especializadas: así las que en 1980 firmaron J.D. Larnbau y S. Prudhomme en el Boletín de la Sociedad Prehistórica Francesa y J.Ph. Rigaud en «Gallia-Préhistoire» (tomo 23, fasc.2). En 1983 ha aparecido en el mismo Boletín de aquella Sociedad una precisa «Nota preliminar», por Larribau y Prudhomme, donde se expone la composición básica del arte de Erberua en sus diversos «paneles» o zonas. La zona que incluye las pinturas y grabados se sitúa en un plano elevado unos 15 m. sobre el nivel del actual río subterráneo Erberua y se muestra como una red lateral confluyente en aquella galería principal. En la misma zona del arte parietal se han descubierto trazas muy interesantes de presencia humana contemporánea: hogares evidentes, depósitos de piezas óseas ani males, algunos utensilios abandonados o colocados con cuidado en fisuras de las paredes,... En el momento presente, el trabajo de Larribau y Prudhomme ha llegado a inventariar un total de 124 obras de arte parietal: algunas ciertamente bastante degradadas, pero constituyendo en su mayoría un importantísimo conjunto del arte paleolítico. La zona que incluye esas manifestaciones se constituye como una sala central no decorada a la que confluyen diversos divertículos o galerías ornadas denominadas por letras: A (con caballos), B (el único lugar donde se aprecian figuras de bisontes, aparte de otras representaciones), E y F (o divertículo de las manos negativas, más otras figuras). Las galerías adyacentes -y entre sí contiguas- C y D contienen diversas estructuras de piedras sobre el suelo (hogares y otros acondicionamientos) que muestran la presencia relativamente duradera de grupos en aquel sitio y sugieren acaso actitudes rituales. De acuerdo con el inventario preliminar de las representaciones más interesantes de Erberua se deben citar: en la galería A un gran caballo pintado en ocre y parcialmente resaltado su perfil por raspaduras (de cerca de 2 m. de longitud de cabeza a cola), y dos caballos grabados y pintados de factura «más grosera» que el anterior. En la galería B se contienen varias representaciones no pintadas sino realizadas por grabado o -en algún caso excepcional- mediante aplique de un plastón de arcilla sobre la pared y su recorte como silueta animal. En esta galería se concentran las únicas representaciones de bisontes de Erberua (uno completo de unos 50 cm., una cabeza, dos Bovinos de un metro, aparentemente enfrentados) junto a otros temas: una cabra montés, dos caballos «esculpidos» sobre arcilla aplastada contra la pared (más otros dos bastante mal conservados), un dorso de caballo en cuyo interior hay una cabeza pequeña de otro caballo, un caballo grande de 1,20 m., un espléndido ciervo, diversos signos, etc. En la galería E hay tres caballos pintados y grabados, con diversos trazos o «signos» acaso asociados, y un probable felino. En la galería F (el llamado divertículo de las manos negativas): es un corredor estrecho y largo (1,5 por 10 metros) que fue ornado con varias figuras de caballos pequeños grabados, un caballo (de 1 metro de largo) pintado en negro en tinta plana, tres manos en negativo (dos en ocre, una en negro),... En las galerías C y D apenas se contienen representaciones parietales (salvo un oso pintado en ocre en posición vertical, y un hemión grabado) pero sí una intensa manifestación de que esta zona de la cavidad fue frecuentada por el hombre paleolítico con cierta asiduidad: sin poderse decidir si fue simple lugar de habitación o existieron otros condicionantes rituales relacionados con las zonas decoradas de las galerías próximas. En la galería C se conserva una estructura circular (de unos 50 cm. de diámetro) con piedras dispuestas en hilera. Varias son las disposiciones intencionadas de piedras y manchas de hogueras en la D, abundantes las esquirlas de hueso incrustado en las fisuras de las paredes, así como los residuos en sílex y en hueso y asta que se hallan sobre el suelo. Se ha sugerido la posibilidad de que a esta galería D diera acceso una antigua entrada a Erberua, franqueable en la época de la realización de las representaciones artísticas y de la ocupación de la zona y posteriormente bloqueada por un denso paquete de sedimentos. Reflexionando sobre el interés -realmente excepcional- de este «santuario» de Erberua se ha pensado en la real similitud y proximidad formales y estilísticas de sus representaciones con las que se encuentran en las otras principales cuevas ornadas del Pirineo vasco: Isturitz y Haristoi, desde luego por próximas, pero también las zuberotarras (Etcheberri) y guipuzcoanas (Altxerri y Ekain). «Tales cuevas (según Larribau-Prudhomme 1983:284) están suficientemente cerca unas a otras como para que sea factible suponer que pertenecen a un conjunto homogéneo. De hecho, ocupadas por grupos humanos que pertenecían a una misma civilización pirenaica en su sentido más amplio, nos proporcionan preciosas informaciones sobre los modos de vida del hombre paleolítico en la región. La homo-geneidad de las industrias líticas que contienen es un hecho acertado. Los documentos conservados en el interior de esos "santuarios" son suficientemente numerosos como para permitir un estudio estadístico que pueda poner en evidencia eventuales expresiones artísticas comunes». Es ésta precisamente la tarea de investigación que ahora desarrolla S. Prudhomme. (Bibliografía básica: J.D. Larribau y S. Prudhomme, 1983).

Ignacio BARANDIARAN MAESTU