Kontzeptua

Comunicaciones y transportes (1977ko bertsioa)

Ejes de unión entre las capitales vascas. Bilbao-San Sebastián-Bayona están unidos por el eje costero, ya descrito. Bayona-San Sebastián-Vitoria por el eje Madrid-París. Bilbao-Vitoria no están unidos directamente por ferrocarril, a pesar de las reiteradas propuestas que se han hecho a lo largo del último siglo: proyectos de línea Vitoria-Izarra, rectificación del bucle de Orduña, ferrocarril directo de vía estrecha por Altube o Barázar, etc. La carretera N-240, que une Bilbao y Vitoria por Barázar, tiene un intenso tráfico pesado; el ligero se desvía crecientemente por Altube y Ochandiano. La unión Vitoria-Pamplona se realiza por el eje Madrid-París entre la primera ciudad y Alsasua; este último punto está unido con Pamplona desde 1833 por un camino real y desde 1861 por ferrocarril. La carretera Vitoria-Pamplona es la única de unión entre dos capitales que no ofrece dificultades por travesía de puertos de montaña o núcleos urbanos importantes. El recorrido Pamplona-San Sebastián se realiza por el puerto de Azpíroz, en una carretera de pésimo trazado que va a dar en Tolosa al eje París-Madrid. El antiguo camino iba por Berrobi y Leitza, pero ya en 1970 quedó construida la carretera por Lekunberri y Betelu. Existió en la primera mitad de siglo un ferrocarril de vía estrecha -el Plazaola- que unía las dos capitales en un trazado sensiblemente más recto que el de la carretera; dejó de funcionar en 1953. La unión por ferrocarril es considerablemente más larga que la de carretera (140 kms. frente a sólo 90) debido al rodeo que hay que realizar por Zumárraga y Alsasua. El comercio entre Pamplona y Bayona tuvo históricamente gran importancia: durante muchos siglos se utilizó preferentemente el paso de Ronscesvalles, pero fue creciente la importancia del más directo por Belate y Maya de Baztán, si bien no se llegó a abrir carretera hasta mediados del s. XIX por Belate, y hasta 1881 por Roncesvalles. Han sido numerosos, a lo largo del último siglo, los proyectos de ferrocarriles y autopistas a construir por los Alduides, comenzando por el proyectado ferrocarril de 1853, acogido con tanto interés por el gobierno de Napoleón III, que suscitó suspicacias en Madrid, y fue finalmente relegado. Recientemente se ha abierto una carretera por Alduides, pintoresca pero sin importancia comercial ninguna.