Lexikoa

CLIMA

III- Clima Oceánico. La zona de dominación de la influencia del mar es mucho más extensa que la de clima montañoso.

Vertiente meridional. Algunas comarcas de la vertiente meridional forman también parte de la misma: cursos superiores del Ega y del Ayuda, vertiente meridional de la sierra de Urbasa, cursos altos del Bayas y del Zadorra, parte de la vertiente meridional de las altas cadenas comprendidas entre los puertos de Barazar y Arlabán, fondo medio del valle de la Burunda y región comprendida entre Irurzun y Ulzama. Estas zonas deben esta particularidad al descenso del eje del plegamiento de la cadena pirenaica-hecho que facilita el paso de vientos oceánicos por encima de la divisoria de aguas-, y a la existencia de sierras que, en un sitio u otro, detienen a los vientos. Sin embargo, no se trata, en este caso, de una influencia oceánica pura sino de una influencia compleja en la que se encuentran combinados el elemento oceánico y el mediterráneo. En las cuencas del Ayuda y del Ega superior, debido a su situación muy meridional, la influencia mediterránea es casi tan importante como la oceánica. De ahí el cielo luminoso y los inviernos dulces; el puerta por el que se atraviesan los montes de Vitoria -al S. de esta ciudad-, es impracticable sólo uno o dos días de enero. Esta es la variedad denominada oceánico- mediterránea. En la vertiente meridional de la sierra de Urbasa, en el alto valle del Bayas, en las regiones comprendidas entre los puertos de Barazar y de Arlabán así como entre el Zadorra superior y el Ulzama, la influencia oceánica domina a la mediterránea debido a la vecindad de la divisoria de aguas y de sus puertos bajos por los que penetran los vientos lluviosos del NO. Alsasua (Navarra), en el valle de la Burunda, y Manurga (Álava), al N de Vitoria, pueden ser presentadas como paradigma de esta variedad climática. Si su régimen pluviométrico presenta todavía un mínimo en julio-agosto y un máximo en octubre- noviembre, no existe un máximo de primavera sino un ligero máximo de invierno. Por otra parte, su clima es, en su conjunto, mucho más húmedo que el de Pamplona ya que el grosor mensual de las lluvias es más elevado y las medias térmicas mensuales más cercanas que en esta última ciudad.

Vertiente septentrional. En ésta, la influencia oceánica domina en el interior de un territorio homogéneo que engloba todas las comarcas situadas por debajo de los 300 m. aproximadamente de altitud: dentro de este conjunto, a pesar de su homogeneidad aparente, se pueden establecer de E. a O. tres matices climáticos diferentes. Al E. de una línea que, partiendo de Cambo (Laburdi) pasaría por el O. de Salvatierra del Béarn y por el E. de Dax, la influencia oceánica se combina, debido a la lejanía relativa del mar, con la continental: ejemplo, San Juan de Pie de Puerto y Lescar. Ambas localidades presentan no sólo un mínimo pluviométrico estival muy acusado, correspondiente a una disminución sensible del número de días de lluvia, sino también un mínimo de invierno, particularmente claro en Lescar. En cuanto al máximo de otoño, éste es neto en las dos localidades, pero en Lescar resulta muy inferior al de primavera. Es un clima suave: las heladas, por lo general, no hacen su aparición antes de mediados de diciembre y en abril desaparecen las últimas heladas blancas; por lo demás nunca hiela durante más de 2 ó 3 días seguidos. En cuanto a la nieve, ésta es escasa y apenas se mantiene en el suelo uno o dos días seguidos: en Mauleón un invierno es considerado como excepcionalmente frío si la nieve permanece más de una semana en el suelo. En Domezain (Zuberoa), al E. de Saint-Palais, la nieve apenas cae en otro mes que en enero y febrero y no suele durar más de un día y medio. Pero toda esta zona del prepirineo no deja de relacionarse algo con la zona montañosa por su régimen de vientos. En invierno alternan los vientos N, S. y O. Como el viento S. sopla primero en la montaña, se le conoce de lejos por el ruido que hace en los bosques: al mismo tiempo que se experimenta súbitamente una impresión de calor pesado, se ven volar hojas y ramas rotas. En febrero el viento S. puede llegar a hacer florecer precozmente los árboles. En primavera, alterna con vientos húmedos del O. y, cuando sopla en mayo, el labrador se inquieta ya que sabe que es capaz de romper las ramas floridas de los árboles frutales. En verano predominan generalmente los vientos frescos del N. y en otoño, entre dos períodos de fuerte lluvia, sopla de nuevo el viento S. al que esta vez ya no se teme ya que se contenta con hacer caer las castañas: es el "viento de las castañas". Del Nive y de la región montañosa a la zona litoral laburdina y guipuzcoana, de la región montañosa a las cuencas del Ibaizábal, Nervión inferior y Kadagua en Vizc., la influencia continental se deja aún sentir tenuemente en el clima. Es perceptible por el hecho de que localidades tales como Dax, Saint Martin-de-Hinx, Peyrehorade, Vergara y Orduña, independientemente de sus máximas pluviométricas de otoño y de comienzo de invierno, presentan otra que se sitúa a finales de primavera. De todas formas, debido a la proximidad del golfo de Vizc., la influencia oceánica sigue siendo la más importante. Ello se manifiesta por una mayor suavidad invernal: la nieve no cae hasta enero y aún así el viento S. la funde en algunas horas. En Arraute (B. Nav.), al N de Saint-Palais, transcurre a veces un año entero sin nieve. Por último, en el interior de una banda costera que, siendo muy estrecha del Adur al Deva, se ensancha a continuación para englobar a la mayor parte de Bizkaia y se prolonga hasta Asturias, la influencia oceánica se une francamente con la mediterránea que, junto con el clima portugués, se propaga aquí de O. a E. a lo largo de la costa. Esta tercera variedad climática, en la que se equilibran la influencia oceánica y la mediterránea, podría ser denominada oceánico-mediterránea. La representan localidades como Bayona, San Sebastián y Bilbao. Se caracteriza primero por una débil oscilación: durante el invierno la nieve se halla casi completamente ausente -a veces incluso no hiela-, y la temperatura media del mes más frío no baja por debajo de los 7,5°, lo que permite al campesino dejar el ganado constantemente a la intemperie. A esta suavidad invernal sucede la frescura oceánica de los veranos, sensible sobre todo en San Sebastián y Bilbao, donde alternan constantemente la brisa marina del NE, el viento S. -que apenas sopla unas horas y acarrea siempre alguna tormenta- y la brisa marina del NO.Esta costa es la preferida de los veraneantes castellanos que se asan en su meseta. Por otra parte, este matiz climático se pone de manifiesto, como ocurre en el clima bretón, por un máximo pluviométrico otoñal que se prolonga, aunque atenuado, durante el invierno. Ahora bien, la influencia continental se traduce en la presencia de un pequeño máximo de lluvias primaverales que naturalmente va finalizando más temprano conforme nos desplazamos de E. a O, es decir, conforme el clima se libera de las influencias continentales: en Bayona no finaliza hasta junio pero en San Sebastián acaba en abril y en Bilbao, como acaece en Lisboa, en marzo.

Ref. Th. Lefebvre: "Les Modes de Vie dnas les Pyrénées Atlantiques Orientales", París, 1933, cap. II, pp. 100-140; Instituto Nacional de Estadística: Reseña Estadística de Navarra, Madrid, 1961; - Reseña Estadística de Guipúzcoa, Madrid, 1959; -, Reseña Estadística de Álava, Madrid, 1966; -, Reseña Estadística de Vizcaya, Madrid, 1970.

Ver CLIMA 1961-1990