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CIRAUQUI

Tal como reseña Julio Caro Baroja en (La casa en Navarra, III) "Cirauqui es una villa con aire mediterráneo en sus líneas generales. En lo alto del cerro, a la izquierda, se alza la torre de San Román, dominándolo todo. Más baja a la derecha, la de Santa Catalina. Sobre San Román, hay dos calles con bodegas que dan al exterior, y que el casco urbano se desarrolla hacia el otro lado".

El entramado urbanístico de Cirauqui se dispone de manera irregular fruto de la sinuosidad medieval que se encerraba en el interior de sus murallas. De dicho recinto amurallado se conservan alguna parte de su estructura, combinada mediante sillarejo y piedra de sillería. En el núcleo urbano se localizan notables construcciones civiles. Se trata de viviendas con una fachada principal de dos cuerpos más ático, en la que se intercalan materiales como la piedra, el sillarejo y sobre todo el ladrillo. Las construcciones más antiguas datan del siglo XVI, si bien el abanico cronológico se extiende hasta el siglo XIX.

En la calle Mayor se localizan varias viviendas del siglo XVI; se trata de edificios realizados en piedra de sillería que presentan en la parte inferior una portada descentrada de medio punto articulada por robustas dovelas. Los cuerpos superiores se estructuran por medio de ventanas adinteladas entre las cuales aparece adosado un blasón decorativo de estilo barroco. La plaza del Ayuntamiento se convierte en otra importante zona que alberga interesantes edificios. Se trata de un conjunto de viviendas barrocas correspondientes a los siglos XVII y XVIII. Se componen de fachada de dos cuerpos y ático. En el inferior se abren grandes pórticos rebajados de piedra de sillería que descansan sobre pilares cúbicos. De sillarejo y con refuerzos de sillería en las esquinas se realizan el segundo cuerpo y el ático. Sobre los mismos se intercalan ventanas adinteladas y balcones de diferente tamaño. Se completa la decoración de este tipo de casas con un escudo adosado y un alero formado por sencillas ménsulas de madera. Finalizan la tipología urbanística de la localidad otras construcciones civiles de similar trazado localizadas en torno a la calle de Santa Catalina y la calle de la Cuesta.

Parroquia de San Román. Se trata de un robusto conjunto medieval en el que se localiza una bellísima portada románica de transición. Se trata de una de las grandes portadas románicas de España. Dicho portal es muy parejo en contenido y forma al de San Pedro de la Rúa de Estella, por lo que tradicionalmente según confirma Iñiguez, se han atribuido al mismo autor. La primitiva parroquia románica constaba de una nave dividida en cuatro tramos prolongados hasta el ábside semicircular. En el año 1692 se prescinde de dicho ábside y solo se conservan de comienzos del siglo XIII y hasta la fábrica actual, los dos últimos tramos de la nave. Dichos tramos se alzan mediante sendos arcos fajones de sección apuntada cuyo peso lo soportan dobles columnas. Los capiteles románicos de estas columnas aparecen decorados por medio de ricos motivos vegetales. En la reforma de 1692, a los otros dos tramos de la nave se les añaden dos parejas de capillas laterales que configuran un crucero destacado. En este mismo periodo se dispone la nueva cabecera rectangular. La cubierta de la parroquia se soluciona de diferente manera; los dos tramos medievales de la nave conservan su primitiva factura y aparecen cubiertos mediante sendas bóvedas de crucería. En el resto de tramos, incluidas las capillas laterales, se disponen sencillas bóvedas de arista. Sobre la cabecera se dispone una bóveda de medio cañón.

Al exterior presenta el aspecto de una maciza construcción de sillería cuyos muros conservan un variado conjunto de elementos medievales. La zona de los pies corresponde con la parte más antigua. En la misma se ubica la torre de parroquial compuesta por un gran óculo sobre el que se alzan dos cuerpos con claras connotaciones defensivas en los que se abren dos arcos apuntados. Toda esta potente estructura se levanta gracias a los robustos contrafuertes laterales que aparecen adosados.

Portada románica. Se trata de un sobresaliente ejemplo de románico de transición que comparte paralelismo formal con la portada de San Pedro de la Rúa de Estella y con la de Santiago de Puente la Reina. Al igual que en estas últimas, en su factura de transición se utiliza un extenso repertorio decorativo en el que se intercala toda la influencia iconográfica y estilística, románica, árabe y cisterciense.

La portada la configura un gran arco apuntado que se abocina mediante ocho arquivoltas ricamente decoradas. El arco de ingreso tiene forma polilobulada. Aparece articulado por medio de una serie de arquillos de herradura de influencia musulmana, similares a los que aparecen en Estella y en la Parroquia de Santiago de Puente la Reina. En las ocho arquivoltas se utiliza una exquisita decoración mediante el empleo de magníficos motivos geométricos, ajedrezados, puntas de diamante, vegetales como palmetas, rosetas y entrelazos. Rompen la línea marcada por las arquivoltas los medallones que aparecen en sus claves, en los que aparecen representados el Cordero Místico, la flor de ocho pétalos, San Miguel, la mano de Dios y el Crismón. El conjunto de arquivoltas se remata en un sencillo cimacio con roleos y prismas.

Toda esta estructura descansa sobre 16 capiteles, correspondientes a ocho columnas de cada lado, decorados con motivos de cabezas humanas, leones, personajes sedentes, basiliscos y vegetales. Del conjunto iconográfico de la portada destaca el delicado tratamiento de los motivos vegetales y geométricos, frente a los motivos historiados de factura popular.

Retablo mayor. Se trata de una obra dedicada a San Román realizada por Martín de Legarra y Pedro de Leceta entre 1702 y 1706. Presenta una estructura compuesta por un banco de tres calles articuladas mediante sucesión de columnas de orden salomónico. El conjunto lo culmina el ático de proporciones curvas entre machones. Sobresale en la hornacina central de retablo una imagen del titular de estilo tardo románico que data del siglo XIII. De traza simétrica similar y realizados por los mismos autores, son los retablos ubicados en el lado del Evangelio dedicados a la Virgen del Rosario y a San Francisco Javier. Completan el inventario retablístico otras piezas menores de finales del siglo XVII ubicadas en el lado de la Epístola que tienen como titulares al Cristo Santo y a San Juan Bautista. En el primero de ellos destacan varias tallas romanistas del siglo XVII.

En dependencias parroquiales, además de un ara romana, se ubica un amplio repertorio de imágenes sagradas con un periodo cronológico que oscila desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. En la sacristía se guarda una de las más importantes colecciones de orfebrería de Navarra. Entre sus piezas sobresale una magnífica cruz procesional de plata de estilo bajo renacentista que data del siglo XVI. Del siglo XVII destaca un cáliz de plata y del siglo XVIII corona elaborada con el mismo material.

Iglesia de Santa Catalina. Se trata de un edificio de origen medieval que sufrió importantes reformas durante el siglo XVI. Presenta una planta de cruz latina con una nave de tres tramos, crucero de brazos destacados y cabecera pentagonal. De la primitiva fábrica del siglo XIII se conservan la estructura del ábside y los tramos de la nave. El alzado de esta parte se consigue mediante potentes muros sobre los que discurren columnas adosadas, cuyos capiteles no presentan motivo de decoración alguno. Tanto en la cabecera como en los tramos de la nave se alzan bóvedas de crucería, cuyo peso es soportado por robusto arcos fajones.

Externamente se presenta como un edificio horizontal que guarda en sus elementos estructurales parte de su pasado medieval. Sobresalen los contrafuertes de la cabecera y la portada de ingreso del siglo XIII situada en el lado de la Epístola. Se trata de una sencilla portada románica compuesta por un gran arco apuntado que se abocina por medio de ocho arquivoltas. En los capiteles de la portada se representan motivos historiados de la vida de Cristo, vegetales, músicos y el Cordero Místico. Todo este repertorio iconográfico conserva cierta similitud formal con la portada románica de la parroquia de San Román, pero de menor calidad.

Retablo mayor. Se trata de una obra dedicada a la santa titular realizada por Fermín de Larráinzar en 1703. Su estructura se centra en un cuerpo de tres calles de columnas salomónicas sobre las que se superpone un ático curvo en forma de cascarón. Toda la escultura del retablo es de mediana calidad, destacando el grupo de los apóstoles de estilo tardorromanista. Los retablos de San Blas y San Juan Bautista datan de 1614 siendo su autor Juan Imberto III. De estilo romanista su estructura se compone de dos cuerpos divididos en tres calles en los que se suceden columnas de orden jónico y corintio. En ambos retablos destaca el amplio repertorio iconográfico de las calles con escenas sagradas y de la vida de Cristo. Las imágenes de los titulares son también de traza romanista. En otras dependencias parroquiales se encuentran varias imágenes procesionales de estilo romanista del siglo XVII.

Ermita de Aniz. Data del siglo XII aunque ha sufrido continuas reformas hasta la actualidad. Presenta en su estilo románico tardío, una nave alargada dividida en tres tramos con robustos arcos fajones apuntados y cabecera pentagonal. Toda la estructura de la nave se cubre mediante una bóveda de medio cañón de sección apuntada, cuyo peso lo soportan dicho arcos fajones. Externamente se presenta como un sencillo conjunto románico, en cuya estructura se suceden potentes contrafuertes bajo una cornisa formada por una serie de canes lisos.

Ermita de San Cristóbal. Ubicada en el monte Esquinza, se trata de una sencilla construcción de origen medieval que alberga una nave rectangular de cuatro tramos y cabecera recta. La cubierta de la ermita es de forma plana y su peso lo soportan las pilastras adosadas de los muros laterales. El exterior aparece realizado de mampostería y sobre el mismo destaca la portada de ingreso en forma de arco rebajado.

Fernando GARCÍA NIETO