Marinelak

Churruca y Elorza, Cosme Damián de (1977ko bertsioa)

Biografía, II. Durante su segunda etapa en Brest, escribió otra obra científica a la que puso por título: Método geométrico para determinar las inflexiones de la quilla de un buque quebrantado, obra de gran mérito y que proporcionaba grandes ventajas a los arsenales. Efectuada la paz por un convenio firmado, España debía ceder a Francia seis de sus naves, entre ellas la Nao que mandaba Churruca; éste lleno de tristeza, tuvo que resignarse a entregar el buque en que estuvo colocado por espacio de tres años y con el que efectuó grandes trabajos. Con este motivo encontróse sin mando y volvió a la Península en calidad de pasajero en el transporte Concepción, desembarcando en Cádiz el 25 de mayo de 1802. Cansado de tanto trabajo, pidió licencia para pasar a su país, licencia que le fue concedida por tiempo ilimitado disfrutando el sueldo íntegro; Churruca, aprovechando este permiso, pasó a Francia para estudiar su costa del Mediterráneo, y de allí a Mutriku a descansar de las fatigas en el seno de su familia y amigos. En Mutriku fue nombrado alcalde, cargo que ocupó por algún tiempo con satisfacción del vecindario. En noviembre de 1803, pasó a la Corte y de allí al Ferrol, donde se hizo cargo del mando del Príncipe de Asturias, buque de muy buenas condiciones marinas y guerreras, el de más porte y el único de tres puentes del citado departamento. Su primera tarea fue poner el buque en estado de combate; después dedicóse a revisar un diccionario de marina, y por fin escribió la obra titulada Instrucciones sobre puntería para uso de los bajeles de S. M., que fue impresa y grandemente propagada. Churruca intentó reformar el armamento de su buque, y como nada conseguía de los superiores, pidió el mando del buque San Juan que debía salir del dique; concediósele el mando juntamente con la autorización de armarlo según su criterio. Durante el tiempo que estuvo en tierra contrajo matrimonial enlace con María Dolores Ruíz de Apodaca, hija del general de la Armada del mismo nombre. Al terminarse la obra de San Juan Nepomuceno y su completo armamento, Churruca pasó a Cádiz, de donde salió el 20 de octubre de 1805 con las escuadras combinadas al mando del almirante francés Villeneuve, una y la otra bajo la dirección del teniente general don Federico Gravina. Al siguiente día, y en aguas de Trafalgar, se verificó el encuentro entre las ya citadas escuadras y la inglesa del almirante Nelson. Aunque el objeto de este artículo no es referir los diversos trances de esta lucha, hemos de recordar aquellos detalles en que más directamente intervino el héroe guipuzcoano, que terminó en ella su gloriosa carrera. Serían las diez de la mañana cuando la escuadra inglesa se dejó ver en toda su magnitud. Ya estaban próximas las dos escuadras cuando del Victory, buque insignia de Nelson, se lanzó la célebre y elocuente consigna: Inglaterra espera que cada uno cumpla con su deber. Churruca seguía con gran interés la marcha de la escuadra enemiga; en su buque todo estaba ya presto y cada hombre ocupaba el lugar que le correspondía. Pidió al capellán que absolviera a la tripulación; el sacerdote bendijo a los soldados, y el héroe de Mutriku subió al puente y exclamó: Hijos míos: en nombre de Dios de los ejércitos, prometo la buenaventuranza al que cumpla con su deber; el que a ello falte será fusilado; y si se escapa a mis miras o a las de los valientes oficiales que tengo el honor de mandar, sus remordimientos le seguirán mientras arrastre el resto de sus días miserable y desgraciado. Y llegó la hora suprema. El San Juan fue atacado por tres buques y con ellos luchó por más de dos horas, hasta que más tarde tuvo que defenderse contra otros tres nuevos navíos que habían llegado de repuesto. Mas ni aun esto bastó para amedrentar el templado carácter de Churruca; el valeroso comandante desplegando su talento y denuedo a proporción de los riesgos, velaba sobre todo; hacía punterías por sí mismo y mandaba las maniobras con la bocina de combate. Ni la incesante lluvia de metralla que cubría el navío, ni las grandes bajas que hacía la poderosa artillería enemiga hacían decaer su ánimo intrépido. Precisado a compartir sus fuegos con tantos enemigos, con su clara inteligencia y su actividad, tuvo siempre en respeto a fuerzas superiores a las de él, sin que los ingleses intentaran ni una sola vez el abordaje. Así se sostenía Churruca, cuando al volver de proa de inspeccionar la batería, le alcanzó una bala de cañón que le llevó la pierna derecha desde la ingle y le derribó al suelo. El incidente le costó la vida; dejó de existir a las tres horas de recibir el balazo. Contaba a la sazón 44 años de edad. Sus últimas órdenes de combate las dictó metido en barril de harina. Antes de lanzar su último suspiro recomendó a los oficiales que no se rindiesen, y dio orden de clavar la bandera para que no fuese arriada; luego despidióse de todos ellos a quienes dijo que estaba muy satisfecho de sus servicios. Churruca parecía prever su fin cuando horas antes de darse a la vela del puerto de Cádiz escribió a un amigo: si oyes decir que mi navío es prisionero, cree firmemente que he muerto; expresión de heroísmo que se realizó exactamente. El casco del San Juan se conservó por muchos años en la bahía de Gibraltar, con su cámara cerrada, y una lápida sobre la puerta con el nombre de Churruca en letras de oro. Si alguna vez se abría aquella cámara para satisfacer la curiosidad de alguna persona de distinción, se advertía que en ella había que entrar descubierto y con el mayor respeto y compostura. Distinción que publica el mérito eminente que los ingleses reconocieron en nuestro héroe y marino. La villa de Mutriku a fin de honrar la memoria de este ilustre hijo, acordó elevar una estatua que recordara a las generaciones sucesivas las proezas del insigne caudillo cuya primera piedra se puso el 5-IX-1866, obra de Marcial Aguirre. Según Soraluce en Los retratos del Café de la Marina, se le erigió un monumento en El Ferrol, en 1811. Como hidrógrafo reputado fue autor de estos libros de su especialidad: Carta esférica de las Islas Caribe de Sotavento, Madrid, 1793; Plano geométrico del Puerto Capital de la Isla de Puerto Rico, Madrid, 1794; Carta esférica de las Islas Antillas, Madrid, 1802; Método geométrico para determinar todas las inflexiones de la quilla de un buque quebrantado, 1804; Instrucción sobre punterías, Madrid, 1805; Extracto de los acontecimientos y operaciones [para]... perfeccionar la Hidrografía de las Islas de la América Septentrional... Bilbao, 1908. El 12 de septiembre de 1866 el ayuntamiento donostiarra acordó imponer el nombre de este marino guipuzcoano a la calle que transcurre desde la Plaza de Gipuzkoa hasta la Avenida más importante de la ciudad.
Bibliog. Lo principal de su bibliografía puede hallarse, en lo que respecta a lo publicado hasta 1960, en el cuerpo C BIBLIOGRAFIA de esta Enciclopedia. Puede consultarse también a Navas, A.: Churruca. Un almirante de España, Madrid, 1962. -E. U.