Monarkia eta noblezia

Carlos IV de Navarra

Don Juan burla el derecho de su hijo, 1441. En mayo de 1441 -y no en abril de 1442 como sienta Alesón- murió D.ª Blanca I. El trono correspondía por triple derecho al Príncipe. En primer lugar por la voluntad de su abuelo Carlos III "El Noble", expresada en las Capitulaciones matrimoniales de D.ª Blanca: "si falleciese la dicha reina... nos desyxaremos, e desampararemos realmente, e de fecho el dicho regno de Nav... a aqueil o aqueilla a quien el dicho señor rey de Nav. habrá declarado por su testamento...". En segundo, por la voluntad de la reina hecha patente en el testamento otorgado en 1439, veáse Blanca I. En última instancia se hallaba, velis nolis, el Fuero General: todo Rey que oviere fijos de legal coniugio, dos o tres o mas, o fijas, pues que el padre moriere, el fijo mayor herede el regno. Pero el Príncipe de Viana, cuyo carácter se acerca mucho más al de su abuelo que al tenaz y decidido de Carlos II, no se atreve a hacerse proclamar, cometiendo, como se verá, un error irreparable. D. Juan aprovecha esta irresolución; en vez de entregarle las riendas del reino --con lo que hubiera quedado reducido a mero infante de Aragón- le nombra lugarteniente general, título que Carlos, tras muchas vacilaciones, acepta, aunque dejando constancia de su derecho inmediato al trono. A pesar de ello, Carlos se convierte en el verdadero rey de Navarra, cuyos destinos rige pacíficamente durante los tres años que dura la dominación de su padre en Castilla. La vida del Príncipe transcurre feliz entre festejos, cacerías y amable estancia cortesana.