Udalak

BERA/VERA DE BIDASOA

HISTORIA.
Vestigios romanos. De Bera proceden diversas series monetarias tardoimperiales romanas conservadas en el monetario del colegio capuchino de Lekaroz. Pertenecen a los ss. I y II d. C. y corresponden a cecas romanas de los reinados de Tiberio, Claudio, Agripina, Nerón, Domiciano, Nerva, Adriano y Antonino Pío.

Señorío y realengo. Hasta mediados del s. XIV no aparece Bera encuadrada en Las Cinco Villas. En esta época pertenece, por donación real, a Juan Corbarán de Lehet. Su hija Urraca la permutó en 1366 a Carlos II, junto a Lesaka, a cambio de las rentas de Andosilla. El mismo rey concede en 1368 las pechas de Bera y Lesaka a Tercellet de Anecurt, quien lo volvió a vender a la corona en 1373 6.000 francos.

Minería. Según refiere Idoate en Rincones... [t. III, págs. 596 y 597] en el año 1392 se realizaron reconocimientos mineros en Bera. Fueron efectuados por los maestros mineros Johan de Pruza y el Maestro Ulric, ayudados por seis hombres, quienes en julio del mencionado año examinaron todas las minas de Bera. Hicieron también excavaciones en otros puntos de la Montaña.

Privilegios. Carlos III otorgó en 1402 a los habitantes de Bera los privilegios que había concedido a Lesaka, en atención a los servicios prestados a la corona en la defensa de la frontera guipuzcoana. Consumada la conquista de Navarra por Fernando el Católico, este monarca eximió a la villa en 1514 del pago de cuarteles y alcabalas por 16 años, otorgándoles libertad de lezda y de otros derechos.

Brujería. A comienzos del s. XVII el país se vio sacudido de N. a S. por los acontecimientos que habían de culminar con la terrible caza de brujas desencadenada en Laburdi por P. de Lancre (1609) y el Auto de Fe de Logroño de 1610 que llevó a la hoguera a varias supuestas brujas navarras. Antes de ser acusadas, varias personas prefirieron acusar primero. Así fue cómo se personaron en Tolosa varios padres llevando a sus hijos a declarar que habían sido secuestrados de noche por las brujas. De esta forma resultó acusada la serora de la iglesia de Bera, Catalina de Xopalda, entre otros. Poco antes del Auto de Fe cundió en Bera gran temor a las brujas, de quienes se creía que robaban a los niños por la noche. Se dio el caso de que el Comisionado de Bera llevada a más de 40 niños del pueblo a dormir a su casa para que estuvieran fuera de peligro, "y sobre defenderlos le han sucedido casos y cosas extraordinarias, que es mucho para agradecerle lo que ha padecido y la persecución que en ello ha tenido porque en aquel lugar hay un grande akelarre del cual están testificados por sus nombres más de ducientas personas" (doc. de la Inquisición de Logroño enviado por los Inquisidores a Madrid). De 187 personas testificadas, 32 reconocieron la verdad de la existencia de dicho akelarre. En la averiguación efectuada por el jesuita Golarte por encargo del obispo de Pamplona cons-ta que muchos de los que confesaron, posteriormente se desdijeron, entre ellos dos hermanas que fueron forzadas por sus padres "asta ponelles varias vezes vn puñal en los pechos... y aora lloran con artas lagrimas continuamente" (J. C. B.: De nuevo sobre la hª de la brujería, "P. de V", 1969, nºs 116-117, p. 285). El vicario de Bera, Hualde, auxilió en lo que pudo al señor de Urtubia, que era a su vez señor de Altzate, ya que le debía su puesto. Ambos eran odiados por la mayoría de la población. Salazar y Frías también recogió retractaciones en agosto de 1611, cuando visitó la villa.

Conflictos jurisdiccionales. A principios del s. XVII, los habitantes de Bera se querellaron ante el tribunal eclesiástico contra el rector Lorenzo de Hualde, presentado por el señor de Altzate, linaje dominante en la villa, Tristán de Urtubia, alegando en 1604 ser Hualde francés. Los pleitos que se siguieron revelan un trasfondo de descontento contra las actuaciones señoriales del de Altzate. Las tensiones se reproducirán con motivo del incendio y destrucción de la villa por los franceses, al mando de los cuales figuraba el vizconde de Urtubia, señor del palacio de Altzate. En 1688 el de Altzate vendió a la villa todos los derechos del palacio, incluido el patronato de la iglesia parroquial. Estos conflictos sobre jurisdicciones eclesiásticas, de claro trasfondo social, son representativos del afianzamiento de la monarquía absoluta de los Austrias y paulatina desintegración del sistema señorial. [Ref. F. Mikelarena: Conflictividad social..., "Boletín de Estudios del Bidasoa", 5 (1988)].

Pleito con Lesaka. Según refiere Idoate en Rincones... [t. III, págs. 251 y 252] los de Lesaka y los de Bera en 1615 andaban enzarzados en un curioso pleito. Lesaka afirmaba que desde muy antiguo el escudo de las Cinco Villas que se encontraba en las iglesias de Bera y de Lesaka tenía un letrero que rezaba: "Debate de las Cinco Villas de Lesaka" y acusaba a los de Bera de haber retirado dicho escudo de su iglesia. Los de Bera no querían reconocer a los Lesakarras esta prerrogativa de aparecer Lesaka como capital de las Cinco Villas y se atribuían tantos privilegios antiguos como Lesaka. Se daba el caso de que en la comarca para denominar a las Cinco Villas se decía en euskera: Lesakaiko borz iriac. Sin embargo los tribunales fallaron a favor de Bera y en adelante debía figurar junto a los escudos la inscripción: "Debate de las Armas de las Cinco Villas de la Montaña del Reino de Navarra", siendo llevados a Pamplona los escudos de las cinco villas para la rectificación.

Guerras con Francia. Tras el incendio sufrido por la villa en 1638 a manos de las tropas francesas mandadas por el duque de Saint-Simon, Bera y otras villas de la Montaña navarra solicitaron que se les exonerase de los gastos de alojamientos y "utensilios", que producían los puestos permanentes de tropas, a partir del año 1652. Las Cortes, apoyando a los pueblos, solicitaron esta demanda del Rey, quien no atendió la petición, pero resolvió que los pueblos pagaran a los soldados en especies y no en dinero. Sin embargo no se tomó en práctica esta medida.

Plaga de lobos. Según Idoate, en el año 1652, ante la gran abundancia de lobos en Navarra, las Cortes decidieron tomar medidas drásticas para extirpar la pla-ga. Se decidió que los propietarios de ganado pagasen tarja y media por cada cabeza de ganado mayor y la misma cantidad por cada 20 de menor o 10 de porcino. Con estos fondos se pagaría a los loberos, a razón de seis ducados por cada fiera grande cazada y dos por cada cría... La mayoría de las ciudades, villas y lugares del reino protestaron contra esta ley, incluida Bera. Alegaban los de Bera que ellos ya pagaban a sus loberos los seis ducados por animal muerto. Sin embargo la ley se mantuvo en práctica y fue corroborada en las Cortes de 1662, aunque con algunas modificaciones.

Facerías. Véanse en el artículo FACERIA las págs. 44 y 45 V. LIZUNAGA.

Tratados de límites. V. FRONTERA.

Palomeras. El mismo autor, en Rincones... [t. II, págs. 461-463] dice que en el año 1782 tuvo lugar una curiosa disputa entre los cazadores de Bera y un vecino, llamado Eugenio Labiano, que se dedicaba a coger palomas con redes. Afirmaban los cazadores que Labiano con sus redes les espantaba la caza. Labiano propuso al tribunal de la Corte que se nombrase por su cuenta a dos peritos que emitiesen dictamen, accediéndose a ello. Fueron nombrados para el cometido dos vecinos de Etxalar, quienes depusieron a favor de Labiano. Sin embargo los cazadores siguieron protestando y finalmente el Consejo Real les dio la razón, disponiendo además que en lo sucesivo cualquier acuerdo respecto a palomas fuera remitido al Consejo Real para su examen.

Guerra de la Convención. Hacia finales de abril de 1793, parte de las tropas del general español Ventura Caro llegan a Bera, con el fin de preparar desde allí y desde Lesaka el ataque a la guarnición francesa de Sare. Este ataque es realizado, con éxito, el día 30 de abril. El 26 de julio de 1794, Bera es tomada por la división francesa del general Laborde.

Francesada. Bera sufrió los últimos momentos de la invasión napoleónica y el hostigamiento por parte de Wellington del mariscal Soult. En este contexto, el puente de San Miguel en Bera fue escenario de una dura lucha, tras la que -con numerosas bajas- el puente fue tomado por los aliados. Tras la guerra, Navarra sufrió tal escasez de alimentos que sólo en Bera murieron de hambre y necesidades más de 500 vecinos.

Ferrerías. Según refiere Idoate en Rincones... [t. II, págs. 437 y 438] en el año 1818 don Joseph Francisco Larrache, de Bera, elevó a las Cortes un memorial, solicitando que los franceses rebajaran los derechos de exportación de su hierro. El memorial se expresaba en nombre de los dueños de las 22 ferrerías mayores de la Montaña, afirmando que el principal medio de vida de aquella zona consistía en la elaboración del hierro.

Trienio liberal. En el año 1822, mientras hacían furor las ideas de la Constitución, también los realistas pretendían hacerse notar, como se desprende del hecho sucedido en Bera en abril del mismo año. Acaeció que la placa de la Constitución apareció una mañana manchada con alguna "inmundicia de ganado vacuno". Para paliar el agravio, las autoridades oyeron una solemne misa, en la que el predicador efectuó desde el púlpito una plática referente al hecho. A continuación asistieron al acto de desagravio, consistente en subirse un hombre y limpiar con un trapo la mancha; se intentó averiguar quién era el autor del delito, sin resultado positivo.

Kaxerna. En el contexto de la guerra realista, el general liberal Valdés se hizo fuerte en la casa de Garmendia -conocida como "Casherna" desde que en 1808 los soldados napoleónicos la habilitaron como cuartel- con cerca de 500 hombres. Cercado por las tropas realistas de Llauder y Eraso,Valdés tuvo que batirse en retirada y abandonar Bera.

Guerra carlista. En octubre de 1833 comenzaba la primera guerra carlista que duraría hasta agosto de 1839. Masas de personas se alistan en las filas de Zumalacárregui. Al no poder batir y derrotar a Zumalacárregui se pasará a la guerra de represalias. Así, en septiembre de 1834, Rodil mandará a Jáuregui incendiar el convento de los capuchinos de Bera. En agosto de 1839, Maroto preparaba el Abrazo de Vergara, que pondría fin a esta guerra. Maroto era prácticamente dueño del ejército y negociaba con los generales liberales contra la voluntad de D. Carlos y algunos de sus generales. Los batallones 5º y 11º de Navarra acantonados en Bera y Lesaka se sublevan al grito de "Muera Maroto" y "Mueran los traidores", apoyando a D. Carlos.

Acción de Endarlatsa. v. SANTA CRUZ LOIDI, Manuel Ignacio.

Fábrica de armas. La fundición de Bera tuvo importancia en el desarrollo de la artillería carlista durante la II Guerra. De propietario francés, fue arrendada a la Junta Carlista de Navarra y dirigida durante la guerra por José de Lecea. El hierro procedía de la fábrica de Orbaitzeta; mezclado con lingote inglés se obtenían proyectiles huecos y sólidos. Hasta la llegada en 1874 de cañones extranjeros se fabricaron en Bera granadas, obuses y bombas; posteriormente se perfeccionó la fabricación merced a las materias primas de procedencia francesa.

Desamortización de Madoz. En cumplimiento de la Ley de Desamortización del 1 de mayo de 1855, se vendieron en esta localidad, en 1863, una tejería, dos molinos harineros y una casa con huerta. [Ref. R. G. CH. "La D. C. en N."].