El entramado urbanístico de Azuelo se reparte de forma irregular en altura, adaptándose a las condiciones de una ladera. Entre las construcciones de orden civil sobresalen las situadas en la calle Mayor. Se trata de viviendas de mampostería con refuerzos de sillería en esquinales en los que se dispone una fachada dividida en dos cuerpos más ático. Se reparten de forma simétrica a lo largo de la fachada ventanas adinteladas. Aparecen balcones en el segundo de los cuerpos. Completan la decoración de las viviendas que se ubican en la calle Mayor escudos adosados del siglo XVIII. Esta tipología constructiva se aprecia en los números 3, 4 y 9.
La iglesia de San Jorge lo fue del monasterio benedictino de esta advocación y su único resto. Es un interesante ejemplo del románico de influencia jaquesa, y uno de los más septentrionales de esta filiación estilística en la Península. Esta fábrica que, aunque reformada en el siglo XVI, ha llegado hasta nuestros días, fue levantada en el siglo XII en sustitución de un cenobio primitivo, documentado desde el siglo X, al ser éste incorporado a Santa María la Real de Nájera. La planta, para la que se tomó como referencia a la de Loarre como en los casos de la Asunción de Olleta o el Cristo de Cataláin, presenta nave dividida en dos tramos de gran magnitud que se prolongan hasta el crucero de brazos no destacados. En siglos posteriores se recrece el interior con tres ábsides semicirculares de bóveda de horno. El alzado de la nave correspondiente al siglo XVI consiste en largas columnas que parten de pilastras dobles. Sobre las columnas se reutilizan capiteles románicos decorados con motivos vegetales y animales. En la el crucero se alza una cúpula cuyas trompas descansan sobre columnas adosadas con hermosos capiteles historiados similares a los de Loarre. En la cabecera se abren tres arcos dobles de medio punto que se ubican entre sendas líneas de imposta, lisa y geométrica respectivamente. Los capiteles de la cabecera, que representan escenas de animales y motivos vegetales, descansan sobre columnillas de fuste liso. La cubierta de la iglesia fue realizada durante el siglo XVI viniendo a sustituir una primitiva de madera. El peso de las bóvedas descansa sobre los arcos torales dobles de medio punto, casi rebajados. La cubierta actual responde a un entramado de terceletes y ligaduras, con nervios de forma mixtilínea para los tramos de la nave. En otras reformas posteriores se añaden a la iglesia el coro del siglo XVI a los pies y la capilla de San Marcial en el siglo XVIII en un lateral del crucero.
Exteriormente, contrasta la cabecera semicircular con la forma cúbica del crucero. El ábside dividido por dos contrafuertes repite la estructura interna, con tres ventanas dobles de medio punto que se abren horizontalmente sobre una línea de imposta geométrica. Los capiteles reflejan motivos vegetales e historiados en posiciones imposibles. Culmina la decoración del ábside mediante una hilera de canes decorados con rostros humanos, animales y taqueado geométrico.
A los pies de la iglesia se ubica una hermosa portada románica debajo de un alto frontón rectangular con cuatro arcos de medio punto para las campanas y otros tres en la zona más baja. Está protegida por un pórtico de sillería levantado a mediados del siglo XVIII, de arcos de medio punto sobre pilastras; dos arcos en el lado oeste y uno al sur. Es de medio punto abocinada con 6 arquivoltas, dos aboceladas sobre columnas, una de ellas con el fuste decorado por zigzag, con capiteles de temas vegetales y faunísticos; las cuatro restantes sobre pilastras y con capiteles geométricos y vegetales. Tímpano liso. Se remata la estructura mediante una espadaña retocada en el siglo XVI consistente en cuatro arcos de medio punto que hacen las funciones de campanario. Otra portada, ésta del siglo XVI se abre en el lado de la Epístola; se trata de una sencillo arco de medio punto de robustas dovelas; en la clave del pórtico aparece adosado un escudo decorativo del siglo XVI.
En el interior se guarda una variada representación retablística. Las piezas del retablo mayor aparecen distribuidas por todo el recinto. Data de finales del siglo XVI atribuyéndose su factura a Pedro González de San Pedro. Sobre el banco se alzan dos cuerpos divididos en tres calles articuladas mediante columnas de orden jónico y compuesto. La primera calle se centraba con una hornacina rematada con un frontón recto, mientras que el segundo cuerpo lo cerraba un medio punto. La iconografía y su tratamiento es romanista. Completan el inventario los retablos dedicados a San Marcial, San Simeón de Cabredo y Santa Engracia. Los tres son barrocos destacando entre ellos el de San Marcial. Ubicado en la capilla barroca del mismo nombre, fue realizado en 1717 por José González de Estella. Su estructura articulada en torno a un único cuerpo de cuatro columnas salomónicas que recuerdan la obra de Juan Ángel Nagusia.
A los pies de la iglesia se ubica una hermosa pila bautismal románica del siglo XII, lisa. En la sacristía se guarda una arqueta - relicario de 1594 de estilo bajo renacentista en el que aparece la cabeza de San Jorge. En la misma dependencia, se localizan varios lienzos del siglo XVII y dos copones de plata de los siglos XVII y XIX.
Ermita de San Simeón de Cabredo. Su origen es medieval pero sufrió continuas reformas hasta el Barroco. Presenta una sencilla planta rectangular sobre la que se alza una bóveda de medio cañón de robustos arcos fajones. Externamente se presenta como una construcción rural de sillarejo en la que sobresale una portada del siglo XVI consistente en un medio punto de robustas dovelas. Alberga en su interior un retablo del titular, plateresco de finales del siglo XVI.
Fernando GARCÍA NIETO
La iglesia de San Jorge lo fue del monasterio benedictino de esta advocación y su único resto. Es un interesante ejemplo del románico de influencia jaquesa, y uno de los más septentrionales de esta filiación estilística en la Península. Esta fábrica que, aunque reformada en el siglo XVI, ha llegado hasta nuestros días, fue levantada en el siglo XII en sustitución de un cenobio primitivo, documentado desde el siglo X, al ser éste incorporado a Santa María la Real de Nájera. La planta, para la que se tomó como referencia a la de Loarre como en los casos de la Asunción de Olleta o el Cristo de Cataláin, presenta nave dividida en dos tramos de gran magnitud que se prolongan hasta el crucero de brazos no destacados. En siglos posteriores se recrece el interior con tres ábsides semicirculares de bóveda de horno. El alzado de la nave correspondiente al siglo XVI consiste en largas columnas que parten de pilastras dobles. Sobre las columnas se reutilizan capiteles románicos decorados con motivos vegetales y animales. En la el crucero se alza una cúpula cuyas trompas descansan sobre columnas adosadas con hermosos capiteles historiados similares a los de Loarre. En la cabecera se abren tres arcos dobles de medio punto que se ubican entre sendas líneas de imposta, lisa y geométrica respectivamente. Los capiteles de la cabecera, que representan escenas de animales y motivos vegetales, descansan sobre columnillas de fuste liso. La cubierta de la iglesia fue realizada durante el siglo XVI viniendo a sustituir una primitiva de madera. El peso de las bóvedas descansa sobre los arcos torales dobles de medio punto, casi rebajados. La cubierta actual responde a un entramado de terceletes y ligaduras, con nervios de forma mixtilínea para los tramos de la nave. En otras reformas posteriores se añaden a la iglesia el coro del siglo XVI a los pies y la capilla de San Marcial en el siglo XVIII en un lateral del crucero.
Exteriormente, contrasta la cabecera semicircular con la forma cúbica del crucero. El ábside dividido por dos contrafuertes repite la estructura interna, con tres ventanas dobles de medio punto que se abren horizontalmente sobre una línea de imposta geométrica. Los capiteles reflejan motivos vegetales e historiados en posiciones imposibles. Culmina la decoración del ábside mediante una hilera de canes decorados con rostros humanos, animales y taqueado geométrico.
A los pies de la iglesia se ubica una hermosa portada románica debajo de un alto frontón rectangular con cuatro arcos de medio punto para las campanas y otros tres en la zona más baja. Está protegida por un pórtico de sillería levantado a mediados del siglo XVIII, de arcos de medio punto sobre pilastras; dos arcos en el lado oeste y uno al sur. Es de medio punto abocinada con 6 arquivoltas, dos aboceladas sobre columnas, una de ellas con el fuste decorado por zigzag, con capiteles de temas vegetales y faunísticos; las cuatro restantes sobre pilastras y con capiteles geométricos y vegetales. Tímpano liso. Se remata la estructura mediante una espadaña retocada en el siglo XVI consistente en cuatro arcos de medio punto que hacen las funciones de campanario. Otra portada, ésta del siglo XVI se abre en el lado de la Epístola; se trata de una sencillo arco de medio punto de robustas dovelas; en la clave del pórtico aparece adosado un escudo decorativo del siglo XVI.
En el interior se guarda una variada representación retablística. Las piezas del retablo mayor aparecen distribuidas por todo el recinto. Data de finales del siglo XVI atribuyéndose su factura a Pedro González de San Pedro. Sobre el banco se alzan dos cuerpos divididos en tres calles articuladas mediante columnas de orden jónico y compuesto. La primera calle se centraba con una hornacina rematada con un frontón recto, mientras que el segundo cuerpo lo cerraba un medio punto. La iconografía y su tratamiento es romanista. Completan el inventario los retablos dedicados a San Marcial, San Simeón de Cabredo y Santa Engracia. Los tres son barrocos destacando entre ellos el de San Marcial. Ubicado en la capilla barroca del mismo nombre, fue realizado en 1717 por José González de Estella. Su estructura articulada en torno a un único cuerpo de cuatro columnas salomónicas que recuerdan la obra de Juan Ángel Nagusia.
A los pies de la iglesia se ubica una hermosa pila bautismal románica del siglo XII, lisa. En la sacristía se guarda una arqueta - relicario de 1594 de estilo bajo renacentista en el que aparece la cabeza de San Jorge. En la misma dependencia, se localizan varios lienzos del siglo XVII y dos copones de plata de los siglos XVII y XIX.
Ermita de San Simeón de Cabredo. Su origen es medieval pero sufrió continuas reformas hasta el Barroco. Presenta una sencilla planta rectangular sobre la que se alza una bóveda de medio cañón de robustos arcos fajones. Externamente se presenta como una construcción rural de sillarejo en la que sobresale una portada del siglo XVI consistente en un medio punto de robustas dovelas. Alberga en su interior un retablo del titular, plateresco de finales del siglo XVI.
Fernando GARCÍA NIETO