Udalak

ATHARRATZE-SORHOLÜZE

Cuentos populares vascos: Amak erran bezalbezala «Conforme al dicho de la madre»; Amerikanoa eta mandozaiña. «El americano y el arriero»: Arrolanen harriak «Las piedras de Roldán»; Hartza, otsua eta haxe(r)ia «El oso, el lobo y el zorro»: Ahüntzak, otsua eta haxe(r)ia «Cabras, lobo y zorro»; Herensugia; Ezkunt hadi, Ezkunt «Cásate, cásate...»; Idortia eta idorre(r)ia «Sequía y estreñimiento»; Ligiko Zübia «El puente de Ligui»; Sanctificetur otsuak yan «El lobo comió a "Sanctificetur"». Ref. R. M.ª de A.: «E. Y.», pp. 11, 13, 17, 19, 23, 46. 50, 57, 83., 112.

Cantar de la palaciana de Tardets ( 1584). Un poderoso magnate suletino, a quien los documentos oficiales de Navarra le nombran «el ilustrísimo señor don Carlos de Lussa, Señor y Barón de Lussa y de Tardets y de otros muchos lugares, tierras y Señoríos», entrado ya en los 50 años de su edad y hallándose viudo con cinco hijos, se encaprichó perdidamente de la bella María de Jaurgain, doncella de 17 años, enamorada a la sazón de un hijo de la casa de La Salle, que sería de edad proporcionada a la suya. Mucho hubo de luchar la joven entre las solicitaciones del opulento caballero, apoyadas siempre por las persistentes amonestaciones maternas, y la inclinación natural de su corazón, opuesta a ese desigual enlace, siendo tal suangustiosa duda, que sometió su solución al curso de los vientos. Soplaron éstos a favor del Barón de Luxa, y la boda se verificó al fin el año 1584, y el nuevo matrimonio se instaló en el palacio de Mauléon, donde les sorprendió la revolución religiosa de aquel tiempo, manteniéndose ellos firmes en su obediencia a la Iglesia Católica. Entonces Juan de Belsunce, Vizconde de Macaye, cuñado de Luxa, y el Maestre de Campo Juan de Lahanne d'Ispoure fueron con algunas compañías de arcabuceros y peones del rey de Navarra, el hugonote Enrique IV de Borbón, a sitiar el castillo y, abandonado de sus vasallos, el Señor de Luxa no pudo oponerles resistencia y hubo de abandonar sus dominios el 2 de febrero de 1587 y emigrar a España con su mujer y con los pocos servidores que le fueron fieles, estableciéndose en Otxagabia, hasta el año 1593, en que el restablecimiento de la paz y la abjuración de Enrique IV le permitieron regresar a Francia. Inspiraron estos sucesos una bellísima canción suletina, que con el transcurso del tiempo se alteró algo, entrando a ser protagonista de la misma en vez del Señor de Luxa un rey de Hungría, pero, merced a pacientes investigaciones de Mr. Jean de Jaurgain, se restableció su primitivo texto.