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Revista La Baskonia

La Baskonia, revista éuskaro argentina fundada en Buenos Aires el 10 de octubre de 1893 por José Rufo de Uriarte y Francisco de Grandmontagne.

Su nombre original fue La Vasconia Revista ilustrada. En 1903 modificó su grafía y anunció: "La Baskonia y no La Vaskonia" con argumentos del bibliófilo Bartolomé José de Gallardo. "Tiempo es ya de que los baskongados apliquen a la euskera su ortografía simple y natural; pues no hay lengua alguna que la iguale en esto y no se arguya la costumbre, pues las malas costumbres hay que abandonarlas".

Fueron sus propietarios y fundadores José Rufo de Uriarte (1867-1932) quien estuvo a cargo de la dirección durante 39 años hasta su fallecimiento. El otro fundador fue Francisco de Grandmontagne (1866-1936).

Ambos directores desplegaron una importante labor intelectual. En la presentación manifestaron: "La Vasconia nace a la publicidad dedicada a la noble raza éuskara y su descendencia en el continente americano; sus esfuerzos serán siempre tendientes a seguir mereciendo como hasta aquí, la estimación que a nuestra laboriosa colonia profesa la República Argentina, nuestra segunda patria". La primera portada fue ilustrada con un grabado de don Bruno de Zabala fundador de la ciudad de Montevideo.

Grandmontagne comenzó a publicar a partir del número dos con una biografía de Doña Catalina de Eraúso con grabado de tapa y el seudónimo de Luis Jaizquibel que utilizaría en la mayoría de sus escritos. Alternaba algunas veces su nombre y apellido completo, otras, sólo con el apellido o con las iniciales: L. J.; F. G. o G. Este autor escribía casi tres biografías mensuales y en algunos casos, dos notas en cada ejemplar diferenciadas con los seudónimos utilizados indistintamente.

Su trabajo se extendió hasta el 10 de octubre de 1901. Ambos socios se distanciaron por diferencias políticas y de criterio en los trabajos. Desde España envió algunas colaboraciones con la utilización de los seudónimos usados habitualmente o con su apellido.

Escribió más de dos centenares de biografías correspondientes a personajes de la historia del País Vasco, y en menor medida, a los americanos. Sus notas exaltaban el virtuosismo, el esfuerzo, la inteligencia y la perseverancia de los vascos. El pensamiento y la conciencia de la comunidad euskara, se mantuvo a través del tiempo mediante sus escritos transmisores de estos mensajes, logros intelectuales, poderío económico y triunfos de diverso orden.

Durante los nueve años en que Grandmontagne fue redactor (1893 a 1901) llevó a cabo una extraordinaria producción periodística. Escribió biografías de una gran diversidad de personas, cuentos, relatos costumbristas e históricos. Publicó capítulos de sus novelas: "Teodoro Foronda- Evoluciones de la sociedad argentina" (1897) y "La Maldonada" (1898) y el ensayo "Vivos, Tilingos y Locos Lindos" (1901).

Durante esos años la revista alcanzó uno de los períodos más productivos y de mayor número de notas a cargo de este periodista. Sus notas fueron ilustrarlas con fotografías, grabados o dibujos que confieren un valor excepcional a las mismas.

Grandmontagne se vinculó con los intelectuales de esos años tanto argentinos como vascos. Mantuvo correspondencia con Unamuno y se ocupó de difundir la obra del escritor en la Argentina contactándolo con el diario La Nación y otros medios periodísticos de esos años. Gracias a su quehacer fueron conocidas en la Argentina las obras de este autor, las de Ramiro de Maeztu, de Carmelo de Echegaray y otros tantos escritores, músicos, baskófilos, artistas y hasta personajes populares de su tierra. La revista llevó al exterior el conocimiento de destacados argentinos, jurisconsultos, funcionarios, escritores, estudiosos o artistas, personajes populares como la figura del gaucho y las costumbres del campo.

A partir del retiro de Grandmontagne su redactor principal, José R. de Uriarte continuó en la dirección y se incorporó el médico Daniel de Lizarralde (1853- 1923).

La revista se editaba en castellano, si bien traía importante número de notas en euskera como poesías, diálogos humorísticos, caricaturas e ilustraciones de tapa con epígrafes en vascuence. Esta modalidad prevaleció hasta principios de la década del treinta y fue decayendo en los años sucesivos.

Especial interés tuvieron los responsables de la revista en difundir el euskera mediante notas en esta lengua con análisis y comparación con idiomas antiguos, poesías, canciones y hasta un vocabulario de uso corriente. La revista privilegió la presencia de escritores e investigadores como la de Manuel Larramendi cuya obra se dio a conocer en capítulos titulados "El bascuence". En 1928 el estudio de la lengua fue fomentado con la distribución gratuita entre los suscriptores de un diccionario gramatical. Arturo Campión publicó temas referidos al origen del idioma y reseñas en donde destacaba la importancia de mantener el uso de la misma. Su mensaje era:

[...] "¿por qué no decirlo? Pueblo que pierde su lengua, que olvida e ignora, que corrompe sus costumbres, que renuncia o abandona sus derechos, que de señor baja a siervo y de soberano a vasallo, es pueblo decadente y en camino de morirse...".

La Baskonia aparecía los días 10, 20 y 30 de cada mes y accedía a ella por suscripción. Sus oficinas estaban en el sótano del edificio de Avenida de Mayo 781. A escasos meses, en calle México 524 y en 1910 en Belgrano 1389. El anuncio decía:. Revista Ilustrada Éuskaro-Americana de Historia, Literatura y Artes.

Con el tiempo sucedieron otros domicilios: Avenida de Mayo 1370 (1937) bajo la dirección de Carlos G. Meñica Goñi y en la década del cuarenta hasta su cierre, en Carlos Calvo 653. Desde sus inicios circulaba en los hogares más apartados de la República Argentina, el Uruguay, el Perú, Chile, Bolivia, una parte del Brasil, México y Cuba.

Los ejemplares tuvieron inicialmente doce hojas, formato mediano, en blanco y negro y buena calidad de papel. Contenía diversidad de temas y abundante información comercial de hotelería, bancos, empresas navieras, maquinaria para el campo y la industria cuyos propietarios eran de origen vasco según los apellidos registrados. Los profesionales de diversas disciplinas difundían su quehacer médico, jurídico u otras ocupaciones.

El contacto con hombres de la literatura y de las artes en sus diversas manifestaciones fue intenso y productivo. Además de las biografías o reseñas de actividades, en la Sección Bibliográfica, eran publicitadas las obras enviadas por sus autores entre ellos Arturo Campión (1854-1937) quien aportó regularmente información acerca del idioma euskaro, su historia y comparación con distintas lenguas antiguas y las de Miguel de Unamuno (1864-1936) con notas o fragmentos de sus novelas. La Sección aludida recibía regularmente periódicos en lengua euskara.

Hasta las dos primeras décadas del s.XX la revista parece haber logrado su mayor esplendor. Algunos ejemplares tenían más de ocho hojas de información incluidas importante cantidad de fotografías y grabados. En enero de 1902 la tapa fue diseñada en color detalle revelador de la introducción de nuevas técnicas en la edición.

A lo largo de varios años fueron redactores estables además de los periodistas antes mencionados, Juan S. Jaca y Migoya García de Buenos Aires con notas referidas a la historia americana. Enviaron trabajos entre muchos otros Ricardo Becerro de Bengoa (1845-1902), Alfredo de Lafitte, el uruguayo Abdón de Arózteguy, Emiliano de Arriaga (1844-1919) y Victoriano Iraola (1841-1920). La revista difundió la obra de Fermín Herrán (1852-1908) y la poesía y sátira de Indalecio Bizcarrondo -Vilinch- (1831-1876). Posteriormente se incorporó Pío Baroja (1876-1956) con cuentos o fragmentos de novelas. Carmelo de Echegaray (1865-1925) escribía sobre historia, instituciones forales y legislación entre otros temas. Ramiro de Maeztu (1874-1936) escribía regularmente y María de Maeztu (1882-1948) notas con temas sobre educación.

Félix Iriart (¿) escribía en francés temas de emigración e inmigración de Iparralde. Los lingüistas contaron con espacios importantes. Fue divulgada la gramática de Manuel Larramendi (1690-1766) y las obras de Resurrección María de Azkue (1864-1951). Otros autores fueron, Ignacio Zóleta (¿), Felipe Arrese y Beitia (1841-1906), Francisco López Alén -Méndiz Mendi- (1866-1910), el sacerdote e historiador Estanislao Jaime de Labayru (1845-1904), Pedro Otaño - Pellomari - (1857- ?), el político y crítico de arte Rodrigo Soriano y Aldabar ¿-?. y Godofredo Darieux (1839-1916) escribía sobre temas agropecuarios.

Entre los escritores de América destacan los mexicanos Francisco Modesto de Olaguibel (1874-1924) y Juan de Dios Peza (1852-1910). Fueron divulgadas las obras del venezolano doctor en Ciencias Arístides Rojas (1826-1894), del escritor, poeta y periodista cubano Emilio Bobadilla - Fray Candil (1862-1921) y el poeta portugalujo Faustino Diez Gaviño (1852-1895) escribía desde Cuba. El escritor y político peruano Ricardo Palma (1833-1919) lo hacía desde Lima. De Argentina colaboraron Leopoldo Lugones (1874-1938), el médico y escritor José Ingenieros (1877-1925), Ricardo Rojas (1882-1957), el abogado argentino Tomás de Otaegui (1870-1932) y el periodista vasco Evaristo Bozas Urrutia (1886-1920) fundador del "Diario del Pueblo".

En diferentes décadas incorporaron otros autores, entre ellos Emeterio Arrese (1869-1954), Miguel Ancil, Martín de Angiozar, seudónimo de Ramón Berraondo-, Fernando de la Cuadra Salcedo, Fernando Irigarai -Larreko- (1869-1949), médico y periodista-, y Eugenio Gabilondo - Calei Cale- (¿-1913). De Antonio Peña y Goñi (1846-1896) la revista reprodujo en capítulos su obra "La pelota y los pelotaris".

De los argentinos destacan notas de temas económicos de Ulpiano Castet Lejárcegui y Juan Carlos Garay, abogado y profesor de la Universidad de Buenos Aires.

"La Baskonia" publicó diversidad de notas de interés general. Predominaron informaciones de las provincias de Vizcaya, Álava y Gipuzkoa y a la cultura en todas sus manifestaciones. Noticias sobre Navarra, sus escritores, arquitectura, temas históricos y otros sobresalen por su cantidad y frecuencia.

En cuanto a Iparralde, las primeras informaciones se registran en Región Vasco Francesa y posteriormente con el título de Laburdi, Benabarre y Zuberoa, en francés o en euskera anunciaba noticias sociales. El Uruguay tuvo presencia casi permanente en la Sección Los baskos en el Uruguay

De Argentina se difundieron notas relacionadas al comercio y la actividad agropecuaria. Otras refieren al gaucho, las costumbres en el campo, la reproducción de paisajes de distintas provincias y sus protagonistas destacados. En mayor número publicó información de poblaciones pertenecientes a la provincia de Buenos Aires. En Notas Locales resumía información de carácter social.

Las biografías constituyeron uno de los géneros más frecuentes. El número de ellas solamente escritas por Grandmontagne, casi doscientas, revelan la importancia que sus directores destinaron a rescatar la memoria de vascos cuyos antecedentes constituían ejemplos por sus estudios, valor, heroísmo u obras. Destacan las correspondientes a escritores, baskófilos, santos, historiadores, marinos, médicos, músicos, ingenieros, industriales y ganaderos argentinos, pintores y cantantes de ópera.

La pérdida de los fueros en 1876, fue recordada anualmente con notas, ensayos, poesías, dibujos alegóricos, fotografías del árbol de Guernica, de monumentos y la biografía de Antonio Benigno de Moraza entre otras manifestaciones.

En cuanto a la música, los coros, orfeones y ópera, la revista dedicó importante espacio a conservar su memoria, los instrumentos tradicionales, sus creadores e intérpretes. Difundió el quehacer de bertsolaris, dantzaris, barítonos y tenores de origen vasco como Julián Gayarre (1844-1890) y Florencio Constantino (1868-1919), el poeta José María Iparraguirre (1820-1881) y el violinista y compositor Pablo de Sarasate (1844-1908). Publicó partituras de zortzicos, canciones populares y óperas vascongadas como "Artzai-Mutilla" (1900) o "Mirentxu" (1915) representadas en Argentina.

En cuanto a la pintura, la escultura y la caricatura, La Baskonia destinó significativos espacios a la difusión del arte perteneciente a la cultura universal, vasca y argentina con reproducciones de obras, breves reseñas o biografías de sus autores. De los argentinos Ángel Della Valle (1855-1903), Severo Rodríguez Etchart (1857-1902), Martín Malharro (1865-1911), Jorge Soto Acebal (1891-1974) y Enrique de Larrañaga (1900-1956). Entre los vascos Teodoro Erenchun (¿-1931), Ignacio Zuloaga (1870-1945), Ángel Larroque (1874-1961), Valentín Zubiaurre (1879-1963), Ramón Zubiaurre (1882-1969), los hermanos José, Ramiro y Alberto Arrúe , Ángel Cabanas Oteiza (1875-1964), el peruano Teófilo Castillo (1857-1922). La francesa Andrée Moch (1879-1953), escultora, pintora y escritora fue "corresponsal artística" de La Baskonia entre 1909 y 1932. Durante este período la revista alcanzó el mayor período de notas e ilustraciones destinadas a la difusión de la cultura vasca.

En escultura destacaron a Plácido Zuloaga (1834-1910), el argentino Rogelio Yrurtia (1879-1950), León de Barrenechea, el valenciano Mariano Benllieure, Lorenzo Coullat Varela (1876-1936), el francés Gustavo Eberlein y el bilbaíno Nemesio Mogrobejo (1875-1910) entre otros.

La caricatura contó con espacios destacados. En su mayoría los dibujantes eran españoles. Algunos de ellos ilustraron la tapa de la revista. Uno de ellos fue Pedro de Rojas -Perico- (1873-1947) cuyos dibujos aparecen en 1903. Sobresalieron Manuel Mayol (1865-1929) y José María Cao (1862-1918) ambos caricaturistas de la revista Caras y Caretas y el nombrado Victoriano Iraola, cuyos dibujos, acompañados con diálogos o versos en euskera ilustraron ejemplares de 1914 a 1917. Otros profesionales fueron el catalán Luis Bagaría (1882-1940), M. de Sayas, Goncho y Pelele, seudónimo del uruguayo Pedro A. Zavalla.

Fueron divulgadas las actividades de los Centros Vascos de Buenos Aires como el Laurak Bat (1877), Centro Vasco Francés (1895), Centro Navarro (1895) y Eukal Herría de Montevideo (1912) y otras ciudades argentinas.

Los lectores contaron con diversas posibilidades de información como búsqueda de familiares emigrados cuyo paradero desconocían, ofrecer servicios profesionales o procurar trabajo privilegiando en este caso condición de ser "hijo de las provincias vascongadas".

Las fotografías y grabados representan los protagonistas de notas, paisajes, reproducciones de pinturas o hechos históricos. Resaltaron la importancia de la actividad comercial e industrial de esos años en la Argentina tanto en las poblaciones urbanas como rurales. Particular relieve tienen las ilustraciones provenientes del País Vasco de ambas vertientes del Pirineo.

Gran número de fotografías son anónimas particularmente las correspondientes a la Argentina. Hacia principios del s. XX, aparecen las de Isaac López Mendizábal (1879-1977) corresponsal en Tolosa. Además de fotógrafo era pianista y prestigioso autor de obras de gramática vasca, profesor de euskera durante más de 25 años en el Laurak Bat de Buenos Aires adonde se exilió en 1938. Otro profesional fue M. Marcoartú de Bilbao quien fotografiaba personajes célebres de la época como Florencio Constantino con el vestuario de los protagonistas representados. Hacia 1911 las fotografías pertenecían a Vicente Aguirre y en 1913 algunos registros estuvieron a cargo de Rambrandt y desde Bayona, enviaba colaboraciones Aubert. Más adelante, Enrique Guinea, con imágenes de caseríos o del ambiente rural.

Destacó por su trayectoria Indalecio Ojanguren (1887-1972) corresponsal gráfico de la revista quien documentó caseríos, poblaciones, iglesias, paisajes, actividades deportivas, escenas costumbristas, acontecimientos políticos, ceremonias religiosas, festivales, danzas, músicos y sus instrumentos.

La profusión de fotografías y su calidad de impresión permiten valorar la importancia que la revista dio desde sus orígenes a la ilustración de la misma y hacerla más atrayente.

A lo largo de cinco décadas de vida se sucedieron diversas secciones que comprendían gran variedad de intereses de los lectores. Cada tanto modificaba sus títulos pero el propósito anunciado en el epígrafe se mantenía: Sección Americana, Notas de Euskaria, Región Vasco Francesa, Notas Locales, Sección Amena con relatos, dibujos o diálogos humorísticos, Recuerdos Históricos. Sección Histórica, Sección Histórica-Geográfica, Tradiciones éuskaro americanas y Lectores. Permanecieron durante muchos años, Porrusalda, Kontuak, Apellidos Vascos, Heráldica y la enseñanza del euskera con el uso de un vocabulario elemental.

Con los años las secciones fueron modificándose de acuerdo a las necesidades de propietarios y lectores. En la década del veinte se conservaban las secciones. Agricultura y Ganadería, Porrusalda, Notas Locales, Correo de Euskaria. Se observa un aumento de la publicidad comercial, de ocho a diez páginas, y cinco de temas en general. Los cambios se observan en los diseños gráficos, en lo reducido de las notas, varias de ellas anónimas.

A partir de la guerra civil española se pone de manifiesto un decaimiento paulatino de la publicación. Aparece quincenalmente con la repetición de notas editadas en décadas anteriores, fotografías y dibujos sin identificación de autor y secciones con información breve.

La revista apareció por última vez el 15 de septiembre de 1943 con el número 1667. Era su director en esas fechas, el tolosano Pedro de Echeverría.