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ARRONIZ

Se han encontrado restos romanos muy interesantes en la ermita de San Miguel de Arróniz. Destacan los mosaicos que se hallan en el Museo Arqueológico y Museo de Nav. Iglesia parroquial de amplio atrio rodeado de muro y torre de sillería sostenida por cuatro arcos. Del castillo de Arróniz nos dice Altadill que «ninguna particularidad le significó: una torre rectangular, desvencijada por la acción de los siglos y emplazada en lo alto de la más significada estribación septentrional, fue todo su aparato, sin foso, ni recinto urbanizado, cuyos sillares han ido contribuyendo a las modernas viviendas de la villa, dan de sí todo cuanto a la torre de Arróniz cabe anotar.»

Arróniz presenta un irregular y sinuoso trazado urbanístico procedente de su pasado medieval. Su casco urbano se divide en tres barrios, los denominados Greta, Milarín y Barrio Nuevo; entre ellos sobresale la iglesia de San Salvador dominando la población.

La villa aloja numerosas viviendas barrocas de los siglos XVII y XVIII. En la zona alta se ubica una construcción de sillería del siglo XVII que presenta fachada dividida en dos cuerpos más ático. La tipología constructiva de este tipo de viviendas es similar al resto de edificios barrocos de la zona. En la planta inferior se ubican tres vanos adintelados. El central hace las funciones de portada de ingreso. Se repite el esquema en la parte superior. La diferencia estriba en que la apertura adintelada central aquí hace las funciones de balcón. Tanto el balcón como las ventanas laterales conservan la forja de la época. Descentrado hacia la izquierda aparece adosado un escudo barroco integrado en el ático. Éste presenta, también de forma simétrica, tres pequeñas ventanas adinteladas.

El ayuntamiento, situado en la plaza de los Fueros, es una construcción del siglo XVII con fachada dividida en dos cuerpos más ático. El cuerpo inferior aparece articulado por medio de tres arcos rebajados de gran formato que apoyan sobre pilares. De forma simétrica se suceden en el segundo cuerpo, que es recorrido por un gran balcón, tres ventanas adinteladas de menor tamaño. Corona este inmueble el ático sobre que se abren de forma descentrada cuatro ventanas adinteladas de pequeño formato. Se sucede esta tipología constructiva en otras construcciones del siglo XVIII ubicadas en la calle Greta y que corresponden con los números 2, 14 y 56. En la calle Hospital también se suceden magníficas viviendas; el número 2 de esta vía se dispone como una construcción de piedra de sillería del siglo XVII. Presenta una sencilla estructura, similar a las anteriormente descritas. Se alza mediante dos cuerpos articulados mediante tres aperturas adinteladas. En la parte inferior del cuerpo central se sitúa la portada de ingreso. A ambos lados de la misma se ubican dos pequeños ventanas cuadradas que repiten el tamaño de las situadas en la parte superior. Como elementos significativos de la fachada destacan el escudo decorativo protegido por una pequeña cornisa y la gran cornisa moldurada que atraviesa la fachada en la zona del ático.

Parroquia de San Salvador. Su origen se remonta hasta el siglo XIII si bien ha sido repetidamente modificado hasta nuestros días. La parroquia se dispone con una nave larga dividida en triple tramo, crucero, y cabecera pentagonal. Del siglo XIII se conserva el primer tramo de la nave, de estilo cisterciense; el resto de la misma se finaliza durante el siglo XVI en estilo gótico. Durante esta centuria se cubren los tres tramos de la nave por medio de bóvedas con terceletes y nervios rectos, que descansan sobre pilares baquetonados con capiteles vegetales. En la primera mitad del siglo XVIII los canteros Francisco de Sarasúa y Gabriel de Aranzeta, serán los encargados de llevar a cabo un proyecto de reforma. Amplían la longitud del crucero y añaden sacristía y capillas laterales al conjunto. La cabecera también se reforma ya que necesita estar provista de mayor envergadura para alojar el retablo que se estaba realizando. La cubierta de las nuevas partes de la estructura se soluciona mediante bóvedas de medio cañón con lunetos para las capillas laterales y de media naranja sobre pechinas para el crucero.

Externamente se presenta como un sólido bloque horizontal de piedra de sillería. Rompe la dinámica del conjunto la esbelta torre neoclásica alzada a los pies. Fue realizada entre 1805 y 1807 por Miguel Marcoleta sobre proyecto de Pedro Nolasco Ventura. Se dispone la torre en tres cuerpos; los dos primeros son de planta cúbica y aparecen separados mediante una sobresaliente cornisa; su decoración obedece a formas poligonales lisas. El tercer cuerpo circular hace las funciones de campanario y se estructura mediante pilastras de orden dórico. El conjunto se remata con una linterna. El segundo elemento que sobresale en el exterior parroquial es la portada de ingreso ubicada en el muro de la Epístola. De estilo neoclásico, su factura se dispone mediante robustas columnas jónicas de orden gigante sobre las que se alza un frontón recto cerrado.

Retablo mayor. Se inicia 1675 pero su obra no se finalizó hasta el siglo XVIII. Intervinieron en el mismo Juan de Otegui, Francisco Fernández de Barrena y posteriormente Antonio de Leturia. Es de estructura barroca con una traza similar a la del retablo mayor de la parroquia de Los Arcos. Sobre un estilizado banco se alza un único cuerpo dividido en tres calles articuladas mediante columnas de orden compuesto. La imaginería del retablo se debe a la figura del escultor Juan Ángel Nagusia. Entre los motivos iconográficos sobresalen los dedicados a los apóstoles, evangelistas y sobre todo a la vida de Cristo, siendo su autor Bartolomé Calvo.

La parroquia alberga otros retablos barrocos como los de Santa María Magdalena, la Virgen del Rosario y la Virgen del Pilar. El primero de ellos data de 1632 iniciando su obra López de Ganuza. Sobre un banco con relieves se alzan dos cuerpos de tres calles cada uno. La estructura de los cuerpos se consigue mediante columnas entorchadas de orden jónico y corintio. El retablo de la Virgen del Rosario data de la primera mitad del siglo XVIII. Su factura obedece a los postulados de Juan Ángel Nagusia, con un único cuerpo más ático articulados mediante columnas de orden compuesto. Aloja en la hornacina central una talla romanista de la Virgen del Rosario del siglo XVII. En el mismo retablo aparece una imagen del Salvador del siglo XVI de modelado goticista. El retablo de la Virgen del Pilar data de 1774, siendo su autor Ramón Villodas. De estilo rococó, goza de una estructura similar al retablo de la Virgen del Rosario. En el lado del Evangelio también se ubica el retablo de Santa Catalina. Data de finales del siglo XVI siendo su autor Pedro Gabiria I. De estilo romanista, sobre el banco se alzan dos cuerpos divididos en tres calles. La estructura de las calles se consigue mediante columnas de orden jónico y corintio. Se remata el conjunto por medio de un ático de columnas corintias. El modelado de los relieves de Gabiria es de traza romanista y en los mismos se aprecia la influencia de Juan de Juni.

En otras dependencias parroquiales se guardan importantes obras del mobiliario parroquial de los siglos XVII y XVIII, así como diversas tallas de los siglos XV y XVI. El una tribuna del coro se encuentra el órgano parroquial. Fue realizado en 1832 por José María Ugarte de Oñate y Saturnino Ramírez. En la casa parroquial se halla una importante colección de obras de arte, entre las que destacan varias imágenes de los siglos XV, XVII y XVIII. La colección de orfebrería incluye piezas de los siglos XVII, XVIII y XIX. De la primera centuria destacan un ostensorio de plata, un cáliz y una corona realizadas en el mismo material. Del siglo XVIII se halla un cáliz mejicano de plata mientras que del siglo XIX se localizan un relicario y un incensario, ambos de plata.

Basílica de Nuestra Señora de Mendía. De estilo barroco, su fábrica data de finales del siglo XVII. Presenta una nave rectangular dividida en cinco tramos de desigual tamaño, que se prolongan hasta la cabecera cuadrada. Los cinco tramos se cubren por medio de bóvedas de medio cañón y lunetos, mientras que en época neoclásica se da cubierta a la cabecera con una bóveda de media naranja. Destaca al exterior la magnífica portada ubicada en el muro de la Epístola resuelta por Francisco de Ibarra en 1702; en un único cuerpo de columnas gigantes de orden compuesto se alza un robusto entablamento. Sobre éste se halla una hornacina entre volutas protegida por un frontón curvo.

Retablo mayor. Data de 1702 siendo sus autores Francisco de Echevarria y Miguel de Aniano. Su estructura se compone de un único cuerpo de tres calles y columnas de orden compuesto. El ático es semicircular y aparece protegido mediante columnas similares a las del cuerpo inferior. El elemento más representativo del retablo es la imagen de la titular y patrona de Arróniz, Virgen de Mendía ubicada en la hornacina central. Data del siglo XIII aunque su inicial modelado fue totalmente transformado en el siglo XVIII. La remodelación barroca de la talla no respetó su primitiva factura desfigurándola por completo.

La villa cuenta con tres ermitas. Son las dedicadas a Santa María de las Viñas, Santa Cecilia, y San Pedro. La primera de ellas data del siglo XVIII aunque fue muy transformada durante el XX; distribuye su espacio sobre una nave rectangular con cubierta a dos aguas y al exterior se presenta como un sencillo edificio de mampostería. De mayor interés es la ermita de Santa Cecilia. Su origen es medieval aunque fue remozada en época barroca. Sorprende el primitivo alzado externo mediante austeros muros de sillería sin apenas huecos. Sobre los mismos se ubican pequeños contrafuertes. El interior presenta una nave rectangular sin cabecera diferenciada con cubierta plana de factura moderna. Aloja en la cabecera un retablo de la titular de mediados del siglo XVIII, que puede ser atribuido al entorno de Juan Ángel Nagusia.

La ermita de San Pedro es la única de las tres que se aloja en el recinto de la población. Se inicia a construir durante el siglo XVI aunque en el XVIII adquiere su actual aspecto barroco. Su planta se dispone de forma irregular prolongándose hasta la cabecera pentagonal. La parte de la cabecera es la única que conserva la primitiva factura del siglo XVI. La cubierta obedece a las reformas del siglo XVII; la nave se soluciona mediante una bóveda de medio cañón, mientras que la cabecera con una bóveda gallonada. El exterior de la ermita presenta una sencilla estructura de mampostería. En el interior sobresale el retablo del titular del siglo XVII. Procede de la localidad de Estella y su autor fue Martín de Aguirre. De estilo manierista, su estructura se compone de un solo cuerpo de columnas de fuste entorchado y orden compuesto. La imagen romanista de San Pedro, que se aloja en la hornacina central del retablo también data del siglo XVII.

Fernando GARCÍA NIETO