Kontzeptua

Antzerti (1998ko bertsioa)

Escuelas de Teatro. ANTZERTI: Servicio de Arte dramático del Gobierno autónomo. Mantiene tres talleres de teatro: en Gasteiz, en Donostia y en Bilbo; ANTZERKI ESKOLA. Basauri; ERMUKO ANTZERKI ESKOLA. Ermua; Ref. An. Egin, 1983. Una gran parte de los colectivos teatrales de Euskal Herria ha buscado dos formas de coordinarse entre sí atendiendo a la lengua empleada y a la profesionalidad. En 1983 se creó una coordinadora de grupos profesionales que empleaban normalmente el castellano y el Euskal Antzerki Taldeen Biltzarra que agrupaba unos cuantos grupos no profesionales que utilizaban exclusivamente el euskara. Además, hay una serie de grupos no coordinados. Muchos de estos conjuntos teatrales citados han salido de las fronteras del País Vasco y han participado en numerosos festivales del Estado español (Zaragoza, Mallorca, Orihuela, Madrid, Murcia...) compitiendo con éxito. El Gobierno Vasco, con el fin de potenciar y facilitar la actividad teatral, tanto en lo que concierne a la formación teatral como en lo que se refiere a la creación artística, convoca y concede diversas becas, ayudas y premios literarios. En los últimos años se ha dado también una importante proliferación de Festivales de Teatro, subvencionados muchos de ellos por el Gobierno Vasco. Entre los más significativos se encuentran el Festival Internacional de Vitoria-Gasteiz y el Azpeitiako Antzerki Topaketak. Este festival, único en el País Vasco, tiene como particularidad que los grupos participantes, tanto profesionales como amateurs, han de ser euskéricos. Igualmente es de destacar el prestigioso Festival de Teatro de Bayona y el Mai d'Hendaye, desde 1984. En el ámbito de la didáctica teatral, Euskadi Sur cuenta con la Escuela de Navarra de Teatro, proyecto puesto en marcha en 1986 por el Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra y con el Antzerti, Escuela de Teatro del Gobierno Vasco, que imparte fundamentalmente en San Sebastián y se extiende a través de los Talleres de Teatro, por diversas localidades como Basauri, Pasajes o Tolosa. Asimismo Iparralde cuenta con la Escuela Nacional de Danza y Teatro de Bayona. Respecto a los nombres propios que en los últimos años han mantenido encendida la antorcha del teatro vasco son también muchos y adscritos a diferentes tendencias los que pueden mencionarse. El madrileño Alfonso Sastre, residente en Hondarribia desde 1977, ha continuado su constante actividad dramática desde Euskadi escribiendo obras como La guitarra de la vieja Izaskun, Aventura en Euskadi o Jenofa Juncal, la roja gitana del monte Jaizkibel. Con La taberna fantástica, estrenada en 1985, casi veinte años después de haber sido escrita, consiguió los premios El Espectador y la Crítica al mejor texto. Entre los dramaturgos más jóvenes está Ignacio del Moral Ituarte (San Sebastián, 1957), que ha desarrollado la mayor parte de su actividad en los grupos independientes. Obras suyas a tener en cuenta son La gran muralla (1982), Premio Nacional de Teatro Infantil sobre el Medio Ambiente del Centro Dramático de Badajoz, Soledad y ensueño de Robinson Crusoe (1983), La noche Sabina (1985) y Una de dos (1986). En castellano también, frente a un teatro desenfadado y, popular de Rafael Mendizábal con obras de éxito como Mi tía y sus cosas, nos encontramos con otro mucho más ideológico y filosófico como el del polifacético Fernando Savater en Ultimo desembarco, Vente a Sinapia, Juliano en Eleusis y El campo de la verdad. En euskara destacan, entre otros muchos, nombres como los de Bernardo Atxaga, Guillaume Irigoyen o Daniel Landart. Bernardo Atxaga busca la experimentación mediante su obra Borobila ta puntua para, más tarde, en Nafarroa 1.500, deslizarse hacia lo simbólico. En octubre de 1993, el grupo Maskarada presenta en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián Logalea zeukan ekilibristaren kasua, un texto creado por Atxaga diez años antes y que ya había sido representado en diferentes localidades, e incluso en Holanda, donde obtuvo una gran acogida. El teatro vasco, en fin, ha llegado en estos momentos a poseer cierto grado de estabilidad y madurez, tanto en lo que se refiere a cantidad de obras producidas como a calidad. Esto no quiere decir, sin embargo, que las dificultades hayan desaparecido. El arte escénico, por su compleja configuración, siempre se encuentra en continua renovación y crisis. De todos modos es un hecho que a partir de la década de los ochenta se puede hablar de normalización del teatro en Euskadi y de que el público tiene dónde elegir.

Iñaki BETI SAEZ