Barrios

Zurbano

Parroquia de San Esteban.

Construcción del gótico avanzado con añadidos posteriores. Pórtico de mediados del XVIII abierto por cinco arcos de medio punto que apean en columnas toscanas. Portada gótica de arco apuntado y baquetones corridos enmarcando el tímpano relivado, en mal estado, aunque se aprecian las figuras de San Esteban bendiciendo, flanqueado por dos ángeles. Al exterior destaca también una alta torre formada por dos cuerpos, el primero, cuadrado y de mampostería realizado en estilo renacentista por Juan Vélez. Rehecho en siglos posteriores; encima de la cornisa saliente que remata el anterior, se encuentra el cuerpo de campanas de forma ochavada con ocho arcos y material de sillería combinado con mampostería en la parte alta. Coronándola, un chapitel de ocho caras y linterna octogonal. El interior es rectangular de dos tramos, coro más reducido a los pies y ábside poligonal cubierto por bóveda estrellada con clave central lisa. Complicado diseño a base de nervaduras cruzadas en el Primer tramo de la nave y bóveda sencilla de terceletes en el segundo, ambos con las claves decoradas. El coro lleva bóveda de lunetos. A la izquierda de la nave, una capilla lateral cubierta por bóvedas estrelladas de complicados trazados, cuyas claves llevan elementos decorativos del siglo XVI. Del mismo lado se adosa la sacristía construida por Juan Vélez a fines del XVI, de planta rectangular y cúpula rebajada muy elaborada. El retablo central constituye un buen ejemplar del arte renacentista, en el que cabe resaltar su magnífico sagrario, obra de Pedro de Ayala, de comienzos del siglo XVII. Bella traza que se compone de predela relivada con escenas alusivas a la vida y martirio de San Esteban y tres cuerpos sobre sus propios basamentos, coronados por un cupulín gallonado con una pequeña talla de remate, bien trabajada como el resto de la escultura que ocupa cada uno de los cuerpos. La conjunción de estos factores junto con el buen dorado de que lo cubrió Juan de Munarriz, lo situan entre los más bellos ejemplares del bajo renacimiento alavés. Ocupa el centro del banco y del primer cuerpo, articulado por columnas jónicas de estrías torsas, en cuatro calles laterales que albergan imágenes de santos en sus nichos y relieves de buena factura en las entrecalles. En el tercer cuerpo cambian las columnas por pilastras. El remate es múltiple, de frontones partidos con acróteras para las calles laterales, peanas en las entrecalles sobre las que asientan las imágenes de Moisés y David, y ático central con el Calvario. Lo terminó de ejecutar Pedro de Ayala en 1642 en la parte arquitectónica, siendo el autor de los bultos su hijo Juan de Ayala. El dorado es del año 1750. Dos retablos laterales de parecida arquitectura veneran las imágenes de San Sebastián y una talla vestida de la Virgen del Rosario.

En la capilla aneja, se ubica otro con nicho central del XVIII y escenas relivarias del XVII. El de la sacristía se coloca a modo de respaldar sobre la cajonería. Encima y entre dos columnas corintias, un nicho que alberga una buena imagen del Crucificado de comienzos del XVII. Esta estancia guarda además varias esculturas de diferente cronología, en su mayor parte barrocas, un San Pelayo sedente del XVI y restos de una imagen románica sedente a la que en el XVII se le puso otra cabeza y se la preparó para ser vestida. No obstante se conserva parte de su dorado original y una pequeña figura orante a un lado del trono. Posee también numerosas piezas de orfebrería, entre las que destaca la cruz parroquial del siglo XVI, cuyos brazos se ornamentan con nudos de decoración incisa; la cruz procesional neoclásica de Mateo de Garibay y una custodia de plata con rayos ondulantes y rectos con remate de estrellas. El Museo de Bellas Artes de Alava conserva, procedentes de Zurbano, dos importantes piezas románicas. Una estatua-columna, sin cabeza, de personaje bendiciendo, de finales del siglo XII y el llamado "pilar de Zurbano". Pilar historiado, de hacia 1200, de arenisca blanca con 2 columnas adosadas opuestas por las que trepan 5 figuras esculpidas que presentan una curiosa iconografía: diablo, león antropomorfo... Estilísticamente relacionadas, ambas piezas con el taller de Armentia y probablemente originarias de la basílica. También conserva el Museo, procedentes de la localidad, una Andra Mari del siglo XIV y un Crucificado de finales del siglo XIII. Zurbano contó con 2 ermitas, hoy desaparecidas, bajo las advocaciones de San Juan y de San Pelayo.

Arte civil

Se documenta la existencia de una torre, hoy desaparecida, y la de Uriarte relacionada con los Zurbano, familia a la que perteneció el palacio rural ubicado frente a la iglesia, al N. del pueblo. Es una edificación residencial que posee una gran simetría en la distribución de los vanos y el espacio, en torno al eje puerta-escudo que preside el cuerpo central. Este es de planta rectangular y las torres que lo flanquean cuadradas y más elevadas. La fachada se estructura en tres plantas por medio de una línea de sillería, algo resaltada. La puerta tiene arco de medio punto formado por dovelas y sobre ella destaca un escudo de piedra más clara, cortado, con águila bicéfala en el centro, que va encuadrado por una moldura parecida a la que separa la planta superior de las torres. A los lados, y coincidentes con las ventanas de la planta baja, hay dos balcones rodeados, como todos los vanos, por sillares, que contrastan con la mampostería empleada en el resto. Encima de la planta noble, el sobrado, donde se abren dos vanos menores y cuadrados. Un alero decorado, resguarda este lado. Tejado a cuatro vertientes. En las torres, la distribución de las dos primeras plantas, coincide con la del cuerpo central y en el tercer tramo, que sobrepasa la cubierta de éste, las ventanas son parecidas a las de la planta baja. Rematan en cornisa triple sobre la que va un tejado a cuatro vertientes. En las fachadas laterales se adosaron algunos edificios, entre los que hay que señalar una escuela fundada en 1928 por Luis y Dolores Zurbano. Esta lleva un escudo menor pero similar al del palacio. En el zaguán, que se encuentra en la planta baja, se inicia la escalera bifurcada en el último tramo, quedando a un lado las dependencias de la servidumbre y la escalera que va al desván y del otro, las de la familia y el salón.

Encima, el desván. En las dos primeras plantas, se conserva el artesonado del techo y buenos trabajos de madera en las puertas y ventanas, además de en los respaldos de unas sillas fraileras que se hallan en el salón. Esto y tres retratos de los Zurbano, es lo único que se conserva en cuanto al mobiliario. Ha sido declarado Monumento Nacional de Euskadi. En julio de 2003 es declarado Bien Cultural Calificado, por el Gobierno Vasco. Casa de Otazu. En el lugar en el que existió la Torre de Basterra, hoy desaparecida. De este palacio rural destacaremos en su fachada principal, escudo barroco con las armas de los Otazu y Guevara y la portada de adintelada. Importante presencia en todo el conjunto de sillería, así en cornisa separadora de plantas, esquinales y cercos de vanos. Un rico alero barroco de madera recorre casi todo la vuelta del edificio, encontrándose asimismo este elemento en puertas y balcones. De hierro forjado son varias ventanas con rejas de tipo "jaula", barandillas y clavazones de puerta. Adosado al edificio principal y por el Oeste se encuentra el cuerpo de la solana. En su primera planta acoge una, formada de cuatro arcos soportados por cinco columnas toscanas, Palacio de Otalora-Guevara. Edificio construido en la primera mitad del siglo XVII por orden del secretario del rey Juan de Otalora y Guevara. De planta rectangular, presenta fachada principal de dos plantas, con acceso adintelado, flanqueada de dos tones algo sobresalientes y de tres plantas. La rejería es obra de los maestros ofiatiarras Domingo y Lázaro Arregui, hacia 1640. Casa señorial de Ortiz de Zárate. Gran edificio de tres plantas, de base rectangular, en una de cuyas fachadas estrechas se abre la portada principal, en arco de medio punto, y sobre la misma un escudo de grandes dimensiones. La casa fue construida a finales del siglo XVI por orden de Rodrigo Ortiz de Zurbano.