Como suele ocurrir en estos casos, estos testimonios demuestran sin lugar a dudas que se hacía una danza en un sitio y fecha concretas, pero no son en absoluto suficientes para reconstruirla en todos sus detalles, y por ello tuvo lugar un proceso de creación dentro del grupo Indarra. Las ideas y los pasos se sacaron de los de otras soka-dantzak, especialmente de las navarras. Pero los testimonios mostraban claramente tanto la importancia del protocolo como el protagonismo que se daba a las chicas, y había que reflejar ambos aspectos. Las músicas se tomaron básicamente del repertorio de la banda municipal de txistularis, con alguna obra del compositor vitoriano Luis Arámburu, y del repertorio del txistulari de la localidad Félix Ascasso.
El baile se inicia con la melodía de Arámburu, con las chicas cogidas de las manos dando vueltas en sentido solar, es decir, el contrario a las agujas del reloj, como sucede en todas las soka-dantzak. En un determinado momento, salen primera y última de la cuerda, realizando un baile solista delante de las demás. Una vez realizado éste, regresan a su sitio. A continuación al compás de un contrapás los chicos pasan delante de las chicas y se forman las parejas. En ese momento la cuerda se detiene para que los chicos bailen cada uno delante de su chica un zortziko en compás de 5/8.
A partir de aquí se bailan en pareja el vals Iruña de la Oca , que se baila a ratos al agarrao y a ratos al suelto, y como es mucho más habitual en otras soka-dantzak, el fandango Zalduendo y el arin-arin Urbinaga, que se utiliza también como salida. Las partituras están publicadas en la revista Txistulari (nº 162, pp.5337-5339).