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Ziga

Durante los acontecimientos que alteraron la tranquila vida de los baztaneses a comienzos del s. XVII sobre supuestos casos de brujería, de 110 personas testificadas en Arráyoz y Ciga, 19 reconocieron sólo la existencia de un akelarre. Una mujer de 40 años, Graciana de Serorena, de Ciga, fue torturada durante 15 días hasta que se le hizo confesar que era bruja y cuáles eran sus cómplices. En julio de 1611 se retractó de todo ante el inquisidor Salazar y Frías. Anteriormente, en 1576, ya había habido una redada de supuestas brujas en el lugar pero su causa fue suspendida por la Inquisición. Por el año 1635 dos vecinos de Ciga, Miguel de Egozcue, dueño del palacio de Egozcue, y Juanes de Mayora y Soraburu, discutían acaloradamente por la cuestión de ocupar el puesto más preeminente en la iglesia, según refiere Idoate en Rincones... [t. III, pp. 257-261]. Téngase en cuenta que en aquel tiempo el ocupar en la iglesia un sitio destacado era uno de los mayores honores que se podían gozar en los pueblos. El catorce de marzo del año 1813, D. Martín Saldías, comandante destacado en el Baztán, acompañado de un grupo de guerrilleros, atacó entre los pueblos de Ciga e Irurita a la escolta de un correo militar francés fuerte, de 76 hombres, de los cuales dejó muertos en el campo 37 y cogió 35 prisioneros.

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