Danza

Zagi-dantza

Bajo la denominación de zagi-dantza o danza del odre se conocen varios bailes tradicionales, encuadrados dentro del grupo de las makil-dantza o danzas de palos, que se caracterizan porque al menos uno de los danzantes porta un odre o pellejo en la espalda que es golpeado con los palos. En palabras del Padre Olazarán de Estella, haciendo referencia a esta danza, dice: "un odre inflado, después de alegrar con su rojo licor a toda la muchachada, es golpeado acompasadamente por los garrotes (makillas) de los jóvenes danzantes".

También se conoce con el nombre de jorrai-dantza cuando el palo es el mango de una pequeña azada.

Es típica del tiempo de carnaval y se trata de una danza tradicional extendida por varias localidades de Gipuzkoa y Navarra, entre las que cabe destacar Bera, Arano y Goizueta, en las que se ha mantenido viva con gran fuerza.

Patxi Arrarás (Arrarás, 1987) añade en su obra a Doneztebe-Santesteban y Arizkun entre las localidades en las que se bailaba, y la describe de este modo:

"Su melodía está formada por dos frases musicales de dieciséis compases cada una al ritmo binario de dos por cuatro (Melodía 82). En la primera frase musical, los danzaris, que sostienen una gruesa makilla sobre su hombro derecho, giran en torno a un muchacho que lleva sobre sus espaldas un pellejo u odre inflado, el "zaragi". En los ocho primeros compases giran en sentido inverso a las agujas del reloj y, dando una media vuelta a la derecha, repiten el mismo movimiento pero, lógicamente, en sentido contrario. En esta traslación van marcando con los pies el ritmo musical: un paso-saltito negra y dos pasos-saltitos corchea, con pies alternos, respectivamente, en cada parte del compás. En la segunda parte musical los danzaris golpean el suelo con sus makillas, simulando la acción de escardar, avanzan, con este movimiento, hacia el eje del círculo, es decir, en dirección del portador del pellejo para terminar golpeando con las makillas sobre el odre hinchado. Los golpes en el suelo se dan en los compases 1, 3, 5 y 7, un golpe en cada parte de la medida musical, y en las notas sol negra de los compases 2, 4, 6 y 8 se golpea el odre".

Esta variedad con azadilla es hoy día más conocida en Gipuzkoa y es a su vez interpretada por muchos grupos de danzas, especialmente de niños o txikis, si bien originariamente ha sido una danza de adultos. La jorrai-dantza consta, además de la propia danza de palos con el odre, del zortziko. En primer lugar lo ejecuta el capitán, a continuación lo hace todo el grupo y, tras imitar los gestos y movimientos de quien escarda la tierra con la azada, los dantzaris acometen el juego haciendo entrechocar sus herramientas y golpeando los odres con ellas. Figura entre las danzas descritas por Juan Ignacio de Iztueta en su obra Gipuzkoako dantza gogoangarrien kondaira (1824):

"Jorrai dantza egiten da, errietako pozaldia edo festak bukatu ondoan, zagi puztuakin eta jorraiakin, modu onetan:

Irteren dira dantza onetara zortzi, amabi, edo amasei lagun, beren Buruzari edo kapitanarekin. Buruzari onek bear du eskuan eraman pordoi luze bat, puntan burni zorrotz batekin, eta beste guziak jorrai bana. Lau dantzarirentzako bear du bostgarren batek eraman zagi puztu bat bizkarrean, eta ibilli bear dute zagidun oek dantzarien atzetik.

Dantzatu bear duten toki guzietan, lendabizi buruzariak dantzatu bear du zortzikoa, besteak gelditurik begira daudela; eta ark dantzatzean, oek guziak batean.

Zortziko au bukatzean, jotzen du danboliñak atxurrerako soñua, eta orduan asitzen dirade dantzariak atxurrean, soñuaren puntuak, jorraien kolpeakin batean, zuzenkiro daramazkitela.

Dantzariak atxurrean asi bezain laister, sartutzen zaiote zagi puztudun bat lau dantzariri erdian, eta oek jorraien kirtenakin, zatitzen dute zagi aizez betetakoa soñuaren azkenengo puntuan, guziak bat batean.

Zagia zatitzean, asitzen dira dantzariak atxurrean beste alderontz begira. Baña an ere sartutzen zaiozkate zagidunak atxurle dantzariai erdira; baita oek ere berriro zanpatu zagi aizatuak.

Jorrai dantza onekin ematen dute aditzera, bukatu diradela joistalluak, baita ustu ere zagiak; eta ekin bear zaiozkala nor bere lanari, aroikeriari utzirik. Senaera ain egoki onekin oarketutzen dirade euskaldunak, joistalluai utzirik, lanera joan bear dutena."

En Arano y Goizueta la danza del odre se interpreta dentro de los actos festivos del martes de carnaval, como ha sido habitual en este tipo de bailes.



La comitiva la componen varias parejas de muchachos vestidos de blanco, en número variable pero que ha venido aumentando, los mozorroak, con pañuelo al cuello y faja rojas; la boina también es roja y las alpargatas son blancas con cintas rojas. Todos portan un palo o vara de avellano o fresno, de aproximadamente un metro.

La diferencia sustancial en la indumentaria de ambos pueblos es que en Arano los pantalones suelen estar profusamente decorados con bordados, cintas y cascabeles, mientras que en Goizueta, durante las últimas décadas la mitad del grupo viste una saya blanca sobrepuesta a los pantalones y se ha incorporado un segundo odre.

Completan la comitiva dos personajes más. En Arano solían ir enmascarados pero últimamente son dos muchachos, uno de ellos vestido de mujer, que lleva el odre atado a su espalda, y el otro que simula ser su marido y le persigue cada vez que se escapa al terminar la zagi-dantza, para organizar el próximo baile.

En Goizueta son dos zomorroak, de aspecto sucio y oscuro; visten buzo o prendas de color azul, boina negra y calzan abarcas; tienen los ojos y labios pintados de carmín y la cara tiznada de negro. Llevan sendos odres de cuero (zagi) fuertemente sujetos a la espalda de modo que los brazos quedan libres. De la parte inferior del odre pende un cencerro. Corren detrás de las mujeres, a las que atrapan y besan, o más bien restriegan sus caras para dejarlas tiznadas.

La zagi-dantza tiene lugar por las calles y caseríos del pueblo, durante los desplazamientos que realiza la comitiva tras la puska-biltzea o cuestación de carnaval, especialmente el martes por la tarde; en Arano estos últimos años se ha adelantado al domingo.

Los mozos se disponen para bailar en dos filas paralelas y enfrentadas. La música es sencilla y se repite la misma melodía continuamente; consta de dos partes de dieciséis compases cada una. En la primera, los dantzaris dan pequeños saltos hacia adelante y hacia atrás apoyados con las dos manos sobre la makila. En la segunda, con las makilas en alto, las golpean al ritmo de la música, formando una especie de arco, por el que entran los portadores de los odres; estos realizan piruetas y saltos. En el último compás baten el odre tras la voltereta realizada por los zomorroak.

En los últimos años la música se viene interpretando con acordeón, si bien, parece más propia de txistu.

En estas últimas décadas también se ha producido la incorporación de las mujeres a la comitiva.

En Bera la zagi-dantza forma parte del ciclo de las makil-dantza o danzas de palo que se bailan en la localidad el día del patrón, San Esteban, el 3 de agosto por la mañana. Es la décima y última danza del conjunto. La interpretan varios grupos de muchachos de distintas edades, normalmente doce, en la plaza del pueblo y en la de Alzate tras finalizar la misa. Las autoridades pasan bajo el arco formado por los danzantes del grupo principal, que les ha acompañado en la procesión, y cuando entran en el Ayuntamiento todos los grupos bailan al son de la banda de txistus; interpretan la música con txistu, tamboril y atabal.

Los dantzaris visten de blanco, con txapela roja y alpargatas de fiesta (blancas con cintas rojas), pañuelo vistoso de flores al cuello y brazaletes de colores con cinta de seda y cascabeles atados en brazos y piernas.

En las manos portan dos pequeños palos, de unos 50 cm de acacia o haya, con los que interpretan todas las makil-dantza. Para la zagi-dantza final se incorporan los portadores del odre, habitualmente tres para la docena de danzantes, que visten blusa y boina negra y abarcas. Los dantzaris baten una única makila cada uno, de mayor tamaño, al finalizar la danza sobre el odre hinchado. La danza es originaria de la localidad y se ha bailado ininterrumpidamente. La interpretación es similar a la descrita anteriormente.

La pervivencia de las mismas está asegurada gracias a la obra descriptiva realizada a mediados del siglo pasado por el chistulari de Bera Don Antonio Goya y a la labor de enseñanza y difusión realizada por el grupo de danzas local Gure Txokoa.