Léxico

VIDRIERIA

Vidrio y cristal modernos. A partir del desplome del Imperio romano, el arte de la vidriería desaparece casi en Europa Occidental, subsistiendo merced a Constantinopla y al mundo islámico. Tras las Cruzadas resurgió en Venecia (isla de Murano) y nació el cristal, modalidad de gran pureza y trasparencia a cuyos sofisticados productos sólo accedió la realeza, la nobleza y la gran burguesía. v. CRISTAL. Un aspecto fundamental de la arquitectura gótica fue la utilización de vidrieras multicolores en los ventanales ojivales, vidrieras que no han llegado, salvo excepciones como las del s. XIII sobre Carlomagno y la batalla de Roncesvalles, en Chartres, debido a los accidentes meteorológicos -rayos, sobre todo-, guerras, etc. hasta nuestros días. Veillet dice que las vidrieras de la catedral de Bayona de su época se remontaban al s. XIII; en la capilla de San Pedro estaban representadas las armas de Luis XII y Ana de Bretaña, en otras había escudos cargados de flores de lis y de inscripciones en letra gótica. La del costado de San Jerónimo, de 1531, es la más bella de las que aún subsisten; se trata de una gran vidriera renacentista representando "La oración de la cananea". Destacan también los vitrales de la gran nave central, de fecha difícil de determinar por las restauraciones, en especial las del s. XIX. La catedral de Pamplona tuvo desde su erección en el s. XIV este tipo de vitrales aunque de más reducidas dimensiones que sus homólogas noreuropeas. También la iglesia de San Pedro Apóstol de Gasteiz, aunque sus vitrales actuales son modernos. Entre fines del s. XVI y s. XVII la fabricación y utilización del vidrio se extiende a toda Europa aunque sólo para usos nobles. Disminuye considerablemente la confección de vidrieras de colores -que la nueva arquitectura rechaza- aunque se mantienen las antiguas. Según el estudio de Omeñaca (VVAA, 1994), en el s. XVIII todo el edificio catedralicio de Pamplona poseía vidrieras en la nave central, crucero, ábside, girola y capillas laterales. Algunas, las más antiguas existentes en la actualidad, eran del s. XVI (las cuatro de la nave central más cercanas al crucero). Diversos accidentes hicieron que las restantes tuvieran que ser reparadas o sustuidas a lo largo de los siglos siguientes. En 1919 se restauraron los ventanales por la casa Mauméjean Hos. En l974 completó la renovación el artista segoviano Carlos Muñoz de Pablo, que había efectuado asimismo, entre 1962-1964, las nuevas vidrieras de la catedral vieja de Vitoria. También fuera del templo, en el refectorio y en la capilla Barbazana, se colocaron vidrieras modernas. El vidrio se siguió utilizando tras el gótico. El vidriero renacentista Juan de Vergara, oriundo del país, fue designado en 1542 pintor, junto con sus hijos Nicolás y Juan, de las vidrieras de la catedral de Toledo que concluyeron en 1580. En 1585 se contrata a los pintores Juan de Bregaville y Pablo de Urrutia para realizar las vidrieras del crucero de la iglesia de Santa Marina de Oxirondo, en Bergara (Gipuzkoa.). La iglesia de Santa María de Viana poseyó asimismo vitrales que fueron desapareciendo con los siglos, quedando destruidos los últimos en 1873, a causa de la segunda guerra carlista. Se conocen algunos de los nombres de los maestros vidrieros que internivieron en su creación o reparaciones: Juan de la Guerra, al que se le pagan en 1554 ocho ducados por las vidrieras de las capillas de S. Nicolás y Sta. Lucía; Francisco Trasfiel, en 1577; Juan de Nise cobra en 1602, 140 ducados por las vidrieras realizadas; Juan de Olaça, cobra en 1612, 370 reales por reparar las del altar mayor, coro y capilla de Sta. Catalina; Juanes de Murchant cobra 110 reales en 1662 por reparaciones; finalmente, Pedro González de Salazar cobra en 1656 por las vidrieras de las capillas de S. Bartolomé y S. Juan. En el s. XVIII, cuando todavía era el vidrio un producto escaso, Pierre Descamps, Abraham Nuñes y un sobrino obtuvieron la autorización real para abrir una vidriera en el barrio Blancpignon de Anglet (Lab.). Esta factoría proporcionó botellas, garrafones y damajuanas a todo el comercio interior y de exportación de vino y de aguardientes tanto del Béarn como de Chalosse y alrededores de Bayona hasta la Revolución de 1789.