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UNIVERSIDAD (HISTORIA)

El contexto de la Universidad de Oñati. Hasta llegar a estos o parecidos encumbramientos por la carrera jurídica, el Colegio-Universidad de Oñati funcionaba como escalón intermedio entre las primeras graduaciones y los posteriores accesos a las grandes universidades de Castilla. El tránsito desde Oñati podía realizarse directamente a un colegio mayor, o bien a las vacantes de cátedras, una vez convalidados los grados. Luego, desde estas cátedras y colegios de las universidades de Salamanca, Valladolid y Alcalá se alcanzaban las plazas y oficios de la alta administración. En estos tránsitos encontramos bachilleres, licenciados e, incluso, doctores. Así, entre mediados del s. XVI y mediados del XVII, ingresaron en San Bartolomé de Salamanca más de una docena de doctores y catedráticos de Oñati. Un número notable, si se tiene en cuenta el reducido número de plazas del colegio. Estas perspectivas deben ayudar a situar la importancia de la Universidad de Oñati en su contexto. Su fundación estaba orientada a la formación de juristas, y abría el acceso desde unos territorios periféricos hacia los horizontes burocráticos de la Iglesia y el Estado centrales. Los estudios universitarios posibilitarían la integración de ciertas élites del País Vasco en la órbita de los oficios administrativos y de las oportunidades ofrecidas por la Corona de Castilla. Era lo que había ocurrido con el propio Rodrigo de Mercado, colegial de San Bartolomé de Salamanca y ascendido hacia las prelaturas y los altos Consejos del Reino. El mismo afirmará que «los medios con que Dios Nuestro Señor nos ha traído a la cumbre de tanta honra y dignidad han sido y son las letras»; y aquí debe entenderse el pragmatismo de los estudios jurídicos. Más aún, y en una tierra asimismo periférica, como Asturias, el Inquisidor General Fernando de Valdés (fallecido en 1568) dejaba encauzada la fundación de la Universidad de Oviedo con parecidas funciones que la de Oñati. No hay que olvidar tampoco algunas otras circunstancias de Oñati. Como el resto de las universidades de aprobación regia estaba colocada bajo el patronato directo del rey de España y el Consejo de Castilla, que la supervisaban con el envío de sucesivos visitadores. De otro lado, la matrícula de sus escolares resultaba reducida; en la primera mitad del s. XVII se contabilizaban unos 200 inscritos, en contraste con los 5.000 de Salamanca, por ejemplo. Aquellos que no buscaban su promoción exterior pasaban a cubrir las necesidades de letrados juristas (clérigos o laicos) de los territorios vascos, las instituciones eclesiásticas o los municipios. Junto a éstos, existieron también en Oñati estudios de teología y filosofía para la formación de clérigos, con clases de humanidades vinculadas a órdenes religiosas como los jesuitas. Sin embargo, en la segunda mitad del s. XVIII continuaban predominando en la universidad los estudios jurídicos. Hacia 1767 existían dos cátedras de leyes, una de cánones y una de teología moral, con escaso número de estudiantes y con graduaciones limitadas al derecho. Se incrementaron posteriormente las cátedras, a partir de los nuevos planes de estudio (1772-1777) en derecho civil, canónico y filosofía, estipulándose contribuciones económicas de las tres provincias vascas; pero la universidad fue suprimida en 1807, junto con otras peninsulares consideradas menores y decaídas.