Sindicatos

Solidaridad de Trabajadores Vascos (versión de 1997)

Al iniciarse la guerra civil, en julio de 1936, la central sindical vasca ELA/STV -en vísperas de su III Congreso, que iba a celebrarse en Iruña- tomó partido por el bando republicano, siguiendo las consignas del PNV y del Gobierno vasco, constituido el 17 de octubre de 1936. A pesar del esfuerzo de los sindicalistas vascos por mantener su independencia respecto del partido, desde su fundación la suerte del sindicato aparecerá ligada al nacionalismo político, y más aún a partir de 1936 (en condiciones de clandestinidad y exilio), lo que dio lugar a constantes roces entre el partido y la organización obrera, que desde los años sesenta iría desmarcándose progresivamente de aquél. Ya en el mes de julio de 1936, se había constituido en Bilbao la Comisaría General de Defensa de la República, de la que formó parte la central sindical nacionalista, junto con el resto de partidos y sindicales del País Vasco. En este marco de elaboración, ELA/STV llevó a cabo actividades de todo orden: militares (con la constitución de su propia unidad: el Batallón San Andrés), de producción de material de guerra, asistenciales, de evacuación, propaganda, etc. Por otra parte, su ámbito de lucha no se limitó al territorio vasco, ya que contó con locales en Gijón y Barcelona. Tras la derrota, muchos sindicalistas vascos sufrieron condenas a muerte, prisión y exilio. En Francia, principal destino de los refugiados vascos, ELA/STV se ocupó, siempre junto al Gobierno vasco, de la creación y regulación de empleo, repatriación y evacuación a América, sin olvidar las relaciones políticas y la propaganda: publicaciones, entrevistas, conferencias y manifestaciones en favor de la causa vasca. Miembro de la Internacional Sindical Cristiana desde 1933, ELA/STV denunció ante el mundo sindical internacional la agresión de que estaba siendo objeto el pueblo vasco.

En la primavera de 1940. poco antes de la llegada de los alemanes a París, una parte del Comité Nacional de ELA/STV instalado en Baiona, (junto a las autoridades del Gobierno vasco, EBB etc.), logró embarcar rumbo a Inglaterra. Durante la ocupación de Francia, el Presidente de ELA/STV Manu Robles-Arangiz, que permaneció en su caserío de Briscous, tomó parte activa en la resistencia. Mientras, en 1943, Perico de Ormaetxea, que había tomado las riendas de la organización al frente del Comité de Londres, hizo un llamamiento a los solidarios exiliados en América para crear agrupaciones. Estas llegaron a constituirse, al menos, en México, Venezuela, Argentina y Chile, y desarrollaron, fundamentalmente, labores de propaganda y recaudación de fondos. Precisamente, el recién creado Comité de ELA/STV en México, encabezado por José María de Goikoetxea, se adhirió al Pacto de Galeuzka, y al Manifiesto firmado allí por los partidos políticos y sindicales vascas, en noviembre de 1943, siguiendo instrucciones del citado Comité de Londres. Con el retorno del ejecutivo vasco a Francia en 1945, este país volvió a convertirse en centro de operaciones de la central sindical nacionalista. El 31 de marzo de 1945, ELA/ STV, junto al resto de fuerzas políticas y sindicales vascas, firmó el Pacto de Baiona, que representaba la ratificación de la política de unidad autonomista y republicana llevada a cabo en América. En otoño del mismo año, las mismas organizaciones constituyeron, también en Baiona, el Consejo Consultivo Vasco y la Junta de Resistencia, con un Consejo delegado en el interior, donde se mantenía una cierta actividad clandestina desde el final de la guerra.

El 15 de julio de 1945, ELA/STV a través de su Presidente conferencial Manu Robles-Arangiz -que, sin hacer dejación de su legítima autoridad, había permanecido al margen de la actividad pública-, convocó su primera asamblea general en el exilio. En ella se nombró un Comité Consultivo Permanente, garantía de legitimidad hasta el regreso a Euzkadi. Entre 1945 y 1951, la central sindical ELA/STV se dedicó a la reorganización. tanto en el exterior como en el interior. El Comité Consultivo Permanente, que pronto quedaría reducido a cuatro miembros, además de Manu Robles, lo constituían: Pedro de Herrán, Vicepresidente, Gregorio Ruiz de Ercilla, Secretario, Matías de Eguren, Vocal, y Emilio de Zabala, Tesorero. Dicho Comité, que se estableció definitivamente en Biarritz, desarrolló una estimable actividad tanto en el terreno organizativo interno como en el de las relaciones internacionales. La localización de afiliados de la organización, la solución de sus problemas legales y laborales, la creación de delegaciones locales (Bajos Pirineos, París, Burdeos, Bruselas, Londres, Casablanca, etc. y las ya citadas en el continente americano) ocupó al Comité en unos años en que el clima de optimismo que siguió al triunfo de los aliados en la guerra mundial hacía prever un inminente regreso a Euzkadi. En este contexto, la central nacionalista se esforzó en cultivar, dentro de sus escasas posibilidades en cuanto a personal y recursos económicos, las relaciones internacionales. A lo largo de los cuarenta años de exilio la organización subsistió gracias a las ayudas de las Internacionales sindicales, especialmente la CISC, y a los envíos procedentes de América. La escasa contribución del Gobierno vasco a su mantenimiento, y las exiguas cuotas que sus afiliados en el exilio podían aportar, resultaban a todas luces insuficientes para cubrir las necesidades del Comité en el exilio y de los represaliados: despedidos, deportados, presos y militantes en el interior, a quienes iba destinada la mayor parte de las cantidades obtenidas. El norte de su actividad era Euzkadi, la revitalización de la organización clandestina. Desde 1945, la Resistencia vasca que venía actuando en el interior del País fue incrementando su actividad hasta mayo de 1947, en que tuvo lugar el mayor movimiento de protesta obrera desde la guerra: la huelga general de 1947. Al llamamiento de la Junta de Resistencia y del Gobierno Vasco, secundado por las centrales ELA/STV, UGT y CNT, respondieron los trabajadores de forma masiva, dando muestras de una decidida voluntad antifranquista. Esta huelga, y más aún la de 1951 -que generó una intensa represión por parte del régimen-, marcan el final de la era de prestigio del Gobierno Vasco.

El cambio de coyuntura internacional, con el cada vez más amplio reconocimiento al régimen de Franco, terminó con el optimismo de postguerra. El ingreso de España en la FAO (1950), en la Unión Interparlamentaria (1951 ), en la UNESO (1952), la firma de los acuerdos con Estados Unidos y del concordato con la Santa Sede ( 1953), y la admisión de España en la ONU ( 1955), fueron algunos de los hitos que jalonaron casi una década de desencanto para los grupos de oposición. ELA/STV consciente de las nuevas dificultades a las que se enfrentaba, se mantuvo firme en los frentes de lucha. Ante la pugna del régimen por lograr una posición en el concierto de las naciones occidentales, los sindicalistas vascos recurrieron a las instancias internacionales (ONU, OIT, OECE, etc.), a los gobiernos de la democracias occidentales, a las embajadas y, en fin, a todos aquellos que podían de algún modo interceder en favor de la causa social cristiana y vasca. A su lado estuvieron la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC) -a la que pertenecía desde 1933-, la Federación Sindical Mundial (FSM) desde 1945, y la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) desde su fundación en 1949, a raíz de la escisión de la FSM, sin olvidar el apoyo que les brindaron los sindicatos cristianos franceses (CFTC), belgas (CSC), e incluso los estadounidenses (AFL-CIO), entre otros. Por otro lado, en el campo nacional, Solidaridad mantuvo una estrecha relación -no exenta de problemas-, con el resto de organizaciones nacionalistas, PNV, ANV, EAB, etc. Prueba de este hermanamiento, también con las organizaciones no nacionalistas de Euzkadi, fue la celebración en 1956, en París, del Congreso Mundial Vasco, al que ELA/STV presentó doce trabajos, y una resolución que firmaron las tres sindicales: ELA/STV, UGT y CNT.

La sindical nacionalista tampoco abandonó la lucha clandestina en el interior, y a pesar de la represión y de los problemas internos -muchas veces fruto de la incomunicación o de ambiciones personales-, tomaron parte en movilizaciones obreras provocadas, fundamentalmente, por las malas condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores: así, en 1953, en Euskalduna de Bilbao, en 1956, con brotes en las cuatro provincias vascas, y en 1958, sobre todo, en Guipúzcoa. En junio de 1953, la central sindical vasca, que se encontraba en un proceso de reorganización interna, después de superar ciertas disidencias en el seno del Comité Nacional del interior, sufrió un duro golpe con la detención en Donostia de un grupo de solidarios, la mayoría de ellos veteranos (Lasa, Ubillos, Miner, Ormaetxea, etc.). entre los que se encontraba el Presidente Manu Robles, que -con motivo de su regreso a Euzkadi por motivos personales- intentaba revitalizar la organización. Desde Biarritz se puso en marcha una campaña de movilización de la opinión pública internacional en pro de su liberación. Si bien la mayor parte fueron puestos en libertad provisional bajo fianza a lo largo de 1953, el proceso, que duraría varios años, se agravó en 1954, cuando fueron detenidos otros tres solidarios, y se dictó auto de prisión incondicional contra el Comité Permanente en el exilio, según Requisitoria publicada en el B.O.G. el 15 de septiembre de dicho año. Igualmente, en marzo de 1954 se celebró en Gasteiz el juicio oral contra diecisiete patriotas y solidarios, acusados de ser los dirigentes de la huelga general de 1951 . A ambos procesos se consiguió que asistieran observadores extranjeros en un intento de obtener un veredicto favorable a los procesos y denunciar el régimen franquista.

A finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, la combinación de varios factores (la aparición de nuevas generaciones de trabajadores que no tenían conciencia histórica, la modificación del sistema de relaciones laborales como paso necesario para la liberalización de la economía, y la aplicación de una nueva política económica, a la que se vio obligado el régimen por razones de supervivencia) supuso el inicio de una nueva etapa, en un contexto internacional igualmente cambiante. Por otra parte, el centro de gravedad política se había ido desplazando progresivamente, durante la década anterior, del exterior al interior. ELA/STV no fue ajena al cambio de coyuntura. Si bien el Comité Permanente de Biarritz siguió llevando las riendas de la organización, un grupo de jóvenes, que en Euskadi se habían iniciado en el sindicalismo vasco, entró a tomar parte activa en la vida de la central nacionalista. En 1959, uno de estos prometedores jóvenes del grupo de Pasajes, Pedro Anabitarte -Eladio-, fue enviado a Bierville como becario de la CISC para formarse en los principios del sindicalismo moderno de carácter cristiano. La preocupación por la formación de militantes, cuadros y masas había sido una constante desde la fundación de ELA/STV y seguiría siéndolo en el futuro. A su regreso a Euskadi, Eladio -a quien el Comité de Biarritz veía como continuador de su labor en la causa social cristiana y vasca-, se puso al frente de la organización en el interior. Llevó a cabo, entre otras, importantes tareas de captación de militantes, participación en movilizaciones obreras, coordinación entre las distintas zonas y, con el Comité de Biarritz, al que enviaba abundante información destinada a las organizaciones internacionales, etc. Sin embargo, las esperanzas de los viejos sindicalistas del Comité se vieron frustradas cuando Anabitarte, al parecer en contacto con Iñaki Aginaga -El Bonzo-, se enfrentó al Comité de Biarritz a raíz de diferencias de criterio sobre la Alianza Sindical. Dicha Alianza, que -como la Unión de Fuerzas Democráticas en el terreno político, empezó a gestarse en 1959, fue definitivamente constituida el 23 de mayo de 1961 , en Toulouse, por UGT, CNT y ELA/STV en un intento de coordinar las fuerzas de oposición contra el franquismo. Las relaciones que el sindicato vasco mantenía con el PNV y con el PSOE se veían con recelo desde el interior, y la no inclusión, en un intento de potenciar la Alianza Sindical en 1964, de una cláusula que garantizara la Autonomía inmediata para Euskadi al instaurarse el futuro régimen democrático, desencadenó una serie de problemas que posteriormente llevarían a la ruptura. En marzo de 1961 se había creado el Comité Coordinador CIOSL-CISC para España, del que formaban parte UGT, CNT y ELA/STV dejando las puertas abiertas a la participación del naciente sindicalismo cristiano catalán y madrileño, con los cuales mantuvo contactos ELA/STV también al margen de este Comité Coordinador. En 1962, representantes de la organización sindical vasca, del exterior y del interior, acudieron a Munich, lo que dio lugar a nuevas divergencias en el seno de la organización en torno a la reclamación de la segunda de que se reconociera el derecho a la «autonomía inmediata» de Euskadi en caso de caída del régimen.

mpleja dinámica de fragmentación que duraría una década. La falta de comunicación y de verdadera democracia interna a que obligaba la clandestinidad, junto a las apetencias personales, pueden ayudar a explicar aquella confusa situación. Por otra parte, algunos de los militantes de los diversos grupos que se autotitularon ELA/STV y que también participaron en el naciente movimiento de las C.C.O.O., fueron detenidos, encarcelados y sometidos a procesos por su participación en manifestaciones contra el régimen, cada vez más frecuentes e importantes desde 1962. Mientras el Comité Nacional de Biarritz, ajeno a los cambios que se habían producido en la Euzkadi peninsular, permanecía anclado en la línea del sindicalismo de preguerra, los disidentes del grupo liderado por Anabitarte, Aginaga y José Antonio Ayestarán "Baroja" se autotitularon ELA-Movimiento Socialista de Euskadi. Se trataba de aplicar un análisis de tipo marxista a la situación real de Euskal Herria, primando la acción formativa e impulsando iniciativas culturales, dentro del carácter de movimiento que pretendían dar a la organización.

ELA-Movimiento Socialista de Euskadi.

ELA se reorganiza sobre nuevas bases didácticas, estructurales y programáticas. La sigla ELA cobra una nueva cualidad. Surge el apelativo de eladio. Se redactan unos nuevos Principios ( 1963) por la organización del interior que son aceptados como proyecto de tales por la dirección de ELA-STV de Biarritz. Del análisis de los mismos se desprende la vocación política del nuevo grupo, más allá del estricto marco sindical; en una época de inagrietable dictadura, una organización meramente sindical, es decir, apolítica, hubiera movido a risa...También se advierte su interés en insertar el problema nacional en una perspectiva más integrada sociológicamente en las modernas tendencias del pensamiento político, como atestiguan los puntos nº 3 y nº 4 de estos nuevos Principios:

"3.-Por su condición misma, son las clases oprimidas las llamadas a transformar la sociedad. Para ello, deben vencer la oposición de las actuales clases dominantes, oposición y dominio que se manifiestan en todos los aspectos de la economía, la política, la cultura, en un aparato estatal de represión cada vez más desarrollado.

Contra lo que pretende la gigantesca propaganda que manejan, son por tanto dichas capas dominantes las que imponen unos conflictos sociales, una lucha de clases que son propiedad natural de tal sociedad, organizada para provecho de sus sectores privilegiados. Por parte de las clases dominadas esa lucha no es sino una actitud de legítima defensa, la única que tiende realmente a la reconciliación del hombre con el hombre, a la liquidación real de la lucha de clases por la democracia socialista.

4.-La tarea de transformar la sociedad se realiza en un vasto proceso histórico. Implica la cooperación de cuantas fuerzas progresivas pueden reunirse en cada etapa y situación determinada, la incorporación de cuantos elementos positivos concurren en las clases relativa e históricamente progresivas de la sociedad humana. La complejidad y diversidad de la realidad social exigen, para determinarlos, el estudio permanente de la situación concreta de la estructura de clase.

5.-La adhesión a esta tarea de largo alcance no supone, en modo alguno, desinterés por los objetivos incompletos, limitados, que pueden lograrse en término más breve y que son, al mismo tiempo, parte y medio necesario de aquélla. Las reivindicaciones salariales de la clase obrera, la elevación de las condiciones de vida materiales y culturales de los trabajadores, la lucha contra las formas fascistas de dictadura, son cuestiones que STV trata de resolver en la medida -por limitada que sea- en que ello es posible dentro de una estructura social dada".

"La cuestión nacional

1 .-Las tesis precedentes se aplican enteramente a la "cuestión nacional", parte integrante de los problemas expuestos. Sólo la reacción, las clases opresoras en general, tienen interés en presentarla como algo "distinto" de ellos, en disimular, en particular, su sentido e importancia dentro de la cuestión general de la lucha de clase de los trabajadores, en escindir y restringir a tales fines el concepto mismo de ésta.

2.-La estructura de clase de la "nación" y de la sociedad internacional es muy diversa, lo que permite distinguir entre diversos tipos de nacionalismo:

El nacionalismo imperialista es la forma internacional de la dominación de clase, feudal, burguesa, etc..., una empresa de opresión, explotación y pillaje contra las clases sometidas de la nación dominada. Es en general, por otra parte, un medio de fortalecer, compensar y ocultar las contradicciones internas de la propia nación opresora, la dominación ejercida sobre sus clases interiores. El nacionalismo imperialista es un obstáculo absoluto en el desarrollo del internacionalismo socialista, una actitud esencialmente inconciliable con las posiciones de clase de los trabajadores oprimidos.

3.-El nacionalismo defensivo de las clases superiores de la nación oprimida contiene elementos progresivos, liberadores, y debe ser apoyado en sus aspectos positivos. Estos deben ser considerados desde el punto de vista de las clases inferiores de dicha nación, habida cuenta de las circunstancias histórica, y del grado de desarrollo de dichas clases. Quien utiliza la lucha de clases internacional como un medio de ocultar y proseguir la opresión de clase en el interior de la nación, no es socialista. Pero quien combate al nacionalismo (feudal o burgués) de las clases dominantes de la nación oprimida con el nacionalismo doblemente feudal o burgués (de las clases nacional e internacionalmente dominantes) de la nación opresora, no es, él mismo, sino un nacionalista feudal o burgués doblemente peligroso.

4.-El "nacionalismo" de los trabajadores oprimidos, se basa en el derecho indiscutible que les asiste a la autodeterminación nacional, a utilizarla de acuerdo con las condiciones y objetivos peculiares del grupo nacional, de su desarrollo económico social y cultural como tal nación. La renuncia, total y sin equívocos, a la opresión nacional es supuesto imprescindible de la integración internacional de las clases laboriosas. Quien, en palabras, o en hechos, niega este principio, cualquiera que sea la etiqueta social o política que se atribuya, se aparta fatalmente de las posiciones de clase de los trabajadores para caer en el nacionalismo imperialista, convirtiéndose así en parte integrante de las fuerzas burguesas o feudales de la nación opresora. Quien combate el nacionalismo liberador de la nación oprimida apoya necesariamente el nacionalismo explotador y retrógado de la nación opresora.

5.-A diferencia del nacionalismo, que combate determinados intereses de clase en beneficio de otros, el internacionalismo socialista combate todas las formas nacionales e internacionales de la opresión de clase. Los trabajadores de la nación opresora demuestran ante todo su internacionalismo por su apoyo de palabra y de hecho al movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos por su propia nación, por su lucha total contra el nacionalismo de las clases dominantes de su propio país. Los trabajadores de la nación oprimida lo demuestran tratando su movimiento de liberación nacional como una parte de la lucha de clases nacional e internacional"

Nótese en estos significativos párrafos que algo nuevo ha surgido: estos textos, escritos en 1963, evidencian claramente el surgimiento del primer planteamiento socialista de la cuestión nacional. Interesa hacer resaltar que, tanto en la I Asamblea de ETA (mayo de 1962) como en el Vasconia de Krutwig (1962), si bien se marca una clara ruptura con el jelismo del PNV, no se sale del área del nacionalismo radical, hasta la IV asamblea de ETA de 1965.

Los siguientes puntos de la hoja informativa Lan-Deya (n.º 25, 1964) definen la línea política de ELA en aquella etapa histórica:

"Régimen democrático. Un estado progresivo y viable, capaz de sustituir al fascismo, sólo puede fundarse en las siguientes bases:

a) Amplia coalición democrática, refrendada en el más breve plazo por consulta popular.
b) Respeto de los derecho, humanos. Libertad de asociación, incluso sindical y de partido.
c) Restablecimiento inmediato de las soluciones autonómicas, democráticamente irreversibles, de las nacionalidades peninsulares.d) Reforma agraria. Política económica antimonopolista."

"Estructura. La revolución democrático-burguesa constituye una estructura de fines y medios. La amputación de un solo punto esencial de su desarrollo destruye la única acumulación de fuerzas que puede oponer una alternativa seria al régimen fascista. Entre el sistema fascista de poder y su antagónico revolucionario democrático-burgués no caben un contenido, una estabilidad de clase, una etapa histórica intermediarios, cualesquiera que sean la "forma", el ritmo y la complejidad de fases que adopte el paso de uno a otro. Dada la estructura de clase en el estado español, toda solución "intermedia" (o "extremista") carece de viabilidad. Si cobra alguna realidad, ésta se reduce a las fases de transición".

Como se ve, ELA hablaba de ruptura democrática ya en 1964. Desde estas posiciones es fácil comprender que el contencioso de la autonomía inmediata que había provocado el chispazo de Munich, conduciría a una abierta ruptura con el PNV y la dirección exterior de ELA cuando la ocasión se presentara. Y esto ocurrió con el relanza-` miento, en 1964, de la Alianza Sindical . Este organismo relanzado por el PSOE a escala de estado, se componía en Euskadi de las tres centrales sindicales tradicionales UGT, CNT y STV. La película de la ruptura podría resumirse así:

1º El PSOE propone la creación de in organismo de coalición sindical.
2º ELA interior considera condición "sine qua non" para integrarse, la inclusión del compromiso sobre la autonomía inmediata.
3º El PSOE se niega, boicotea la coalición y trata de utilizar las siglas de Alianza Sindical con la cobertura de los habituales hombres de paja.
4º El PNV y la burocracia ELA-STV en el exilio desautorizan a ELA del Interior y "cubren" al PSOE.
5º Lan-Deya, órgano de ELA del Interior, denuncia el pacto burocrático PSOE - PNV como un ataque a la autonomía inmediata y a la independencia de clase de los trabajadores vascos :

"STV y la autonomía vasca.

La política de STV en lo que respecto a la cuestión nacional de Euzkadi se reduce, en la presente etapa histórica, a una exigencia fundamental: la autonomía inmediata de Euzkadi peninsular como condición esencial del régimen democrático capaz de sustituir al fascismo español. Con tal política nacional no pretendemos haber descubierto la luna. ¡Bien al contrario! Esta política no es otra que la mantenida durante tantos años por José Antonio Aguirre, Presidente del Gobierno Autónomo de Euzkadi, política secundada constantemente por el pueblo vasco, vigente hoy, y ajustada plenamente a la realidad presente.

Solamente los liquidadores de esa política, solamente quienes pretenden que el pueblo vasco abandone "por el momento" sus exigencias autonómicas, solamente quienes subordinan la revolución democrática peninsular a los prejuicios y los objetivos del nacionalismo imperialista pueden pues criticar como "excesiva" la política nacional que defendemos.

Nuestra posición es clara. Búsqueda de la más amplia y efectiva unidad de la posición frente al fascismo, búsqueda de un régimen democrático estable y progresivo. Todo ello sobre bases realistas, bases que no pueden ser otras, nos gusten o no, que las dictadas por las condiciones objetivas de la revolución democrático burguesa en el complejo peninsular. La autonomía inmediata de Euzkadi (y la de Catalunya, como los catalanes sostienen sin equívoco) forma parte esencial de esas bases, responde a la realidad insoslayable de las fuerzas en presencia. Los prejuicios e intereses nacionalistas de la pequeña burguesía vasca nada pueden contra esa realidad. La experiencia histórica como el estudio teórico demuestran que la política de abandono lleva aquí no a la unidad y al progreso democrático, sino a la descomposición y la impotencia frente al fascismo, a la ruina de la causa democrática en Euzkadi y EN ESPAÑA.

Si los promotores y cómplices de la política de liquidación creen realmente que nuestra política nacional, la política de José Antonio Aguirre, debe ser abandonada, ¿por qué no lo dicen abiertamente al pueblo en que quisieran apoyarse?"

La ruptura se ha consumado y se abre un período de abierta hostilidad entre el interior y el exilio. Pretendiendo dar una mayor extensión al papel asumido desde la nueva situación, ELA se convierte en ELA-STV-Movimiento Socialista de Euskadi.


El enfrentamiento con el PNV se traduce en el boicot activo a la manifestación de Aberri -Eguna de 1967 y 1968 convocada por el partido:

"Las contradicciones y factores negativos de la concentración que el PNV prepara para el día 14 en San Sebastián, son parte y consecuencia inevitable de su actual política oficial.

El llamamiento público de la burocracia del PNV se hace en nombre del Gobierno de Euzkadi. Pero hace largos años que el Gobierno de Euzkadi, es decir la exigencia de autonomía inmediata, ha sido abandonado por el PNV en todos sus acuerdos políticos oficiales.

Se convoca a "todo el pueblo", pero la burocracia del PNV mantiene, en realidad, una política de disidencia y división: posiciones fascistas (partido único, sindicalismo amarillo) contra la clase obrera, colaboración con la burguesía española contra los trabajadores vascos, abandono unilateral y arbitrario de la exigencia autonómica, oposición al frente nacional de coalición...

Se invocan los valores democráticos, pero los burócratas del PNV mienten deliberadamente a la propia base del partido, ocultando y falseando la línea política que se pretende seguir en su nombre y los mismos hechos concretos que la constituyen.Las fuerzas populares y los motivos que se ponen en juego son esencialmente inseparables de la estructura total del frente democrático, antagonistas del "camuflaje y manejos tácticos neocapitalistasn que penetran cada vez más la dirección burocrática del PNV y que sólo pueden frenar y retrasar el progreso democrático.

La manifestación implica el choque intransigente con los subalternos armados del fascismo, pero el PNV "fraterniza" a nivel burocrático con los verdaderos responsables políticos de aquellos. Al choque de masas en la calle corresponde la política de claudicación y abandono en la mesa de negociación.

El burocratismo y la crisis política acarrean errores técnicos que aumentan absoluta y relativamente (los del adversario disminuyen). Los "actos" del 14 de abril constituyen una cita irresponsable con fecha, lugar y programa fijos a las fuerzas de represión fascistas. Actitud fundada en la tozudez obtusa, la falta de imaginación, el sectarismo y el desconocimiento total de las técnicas modernas de oposición popular a las bandas armadas del Estado.

La "quema" de recursos en acciones de este carácter tiende a encubrir la ausencia y el abandono de las tareas esenciales del desarrollo y la lucha política e ideológica lo largo de todo el año y en todos los terrenos. En su contexto, constituye, además, un medio de aturdir a los sectores "activistas" de la juventud, impidiendo una reflexión política fatalmente incompatible con el paternalismo burocrático del PNV".

Como es de suponer, el grado de tensión política que tal postura suponía llevó a diferencias de opinión en el seno de ELA-MSE en cuanto al tratamiento de los problemas tácticos en la práctica política. Y es en el campo de las diferencias tácticas, y, en mucho menor grado, en el de las estratégico-ideológicas, donde se produce la ruptura entre dos sectores de la organización a finales de 1969. Tales diferencias se refieren a la mayor o menor flexibilidad en la presentación de las posiciones políticas, la conveniencia o no del ensanchamiento de la base, diferencias de óptica en el tratamiento y enjuiciamiento del fenómeno ETA, etc. Pero, tras las diferencias tácticas planea la duda sobre la viabilidad de la ruptura democrática como alternativa al fascismo.

Lo que el sector guipuzcoano de ELA-MSE se plantea al comienzo de 1970 es si es posible, tras diez años de enorme desarrollo económico (la década de los 60) que han cambiado la estructura de clase del Estado español, "reformar" el Estado de la clase dirigente, excluyendo a la clase dirigente, sin modificar a fondo el sistema de relaciones de producción que sobrepasaba los límites del Estado Nacional y de la propia clase dirigente, para enmarcarse en un sistema internacional de relaciones de cambio y de producción.

Toda una época pasada precisaba ser reinterpretada y un nuevo orden político debía ser analizado.

Ref. I. Estornés: Qué son los partidos abertzales, Itxaropena, 1977, 39-53.


Sin embargo las complejas estrategias seguidas por ELA-MSE suscitaron diferencias en el seno del propio movimiento. Así, en 1969 se produjeron expulsiones recíprocas que dieron lugar a dos grupos diferentes, los cuales siguieron actuando. cada uno por su cuenta, bajo las siglas ELA-MSE: los denominados eladios, por un lado, y un grupo de orientación predominantemente sindical encabezado por Alfonso Etxeberria, por otro. A éste habría que añadir otros núcleos locales en Eibar, Pasajes, Santutxu, etc. que también se autodenominaron ELA En 1973, el grupo de Etxeberria- Ayestarán, inició contactos con el Comité de ELA/STV en Biarritz, aunque las conversaciones no cuajaron hasta septiembre de 1975, cuando se reintegraron en la histórica ELA de Manu Robles. Mientras en el interior nos encontramos con una madeja de siglas difíciles de desentrañar, pero que el lector hallará en esta Enciclopedia, el Comité Nacional de ELA/STV en el exilio había ido reorganizando sus cuadros interiores tras cada ruptura dentro de la línea oficial. En 1969 estaba en disposición de publicar una nueva declaración de principios, que vino a ser un intento de ponerse a la altura de los nuevos tiempos, aunque sin abandonar la línea histórica. A partir de este año, Miguel Leunda, que se encontraba liberado por la organización, pasó a Laburdi donde tomó parte activa en las labores del Comité en Biarritz. Desde la Secretaría de la organización se dedicará fundamentalmente a reactivar las relaciones internacionales, fundamentalmente con la CIOSL, así como con toda clase de organismos y personalidades de relevancia en el mundo sindical internacional. Cuando en 1975 llegó el momento de la fusión, serán Etxeberria y Leunda los representantes de los dos grupos que a partir de entonces constituyeron la renovada ELA/ STV. Para ello y, como labor previa, se efectúa una "voladura controlada" de aquellos elementos que pretendían la conversión de la ELA clandestina en un partido político con su correspondiente sindical paralela, idea constantemente cultivada por el grupo en los últimos años. La creación de ESB (1975-1976) y ESEI (1976), tras la muerte del general Franco, corresponde así a un reagrupamiento tardío -y frustrado- de dichos elementos.

A partir de mediados de los años sesenta, el sindicato vasco entra en una compleja dinámica de fragmentación que duraría una década. La falta de comunicación y de verdadera democracia interna a que obligaba la clandestinidad, junto a las apetencias personales, pueden ayudar a explicar aquella confusa situación. Por otra parte, algunos de los militantes de los diversos grupos que se autotitularon ELA/STV y que también participaron en el naciente movimiento de las C.C.O.O., fueron detenidos, encarcelados y sometidos a procesos por su participación en manifestaciones contra el régimen, cada vez más frecuentes e importantes desde 1962. Mientras el Comité Nacional de Biarritz, ajeno a los cambios que se habían producido en la Euzkadi peninsular, permanecía anclado en la línea del sindicalismo de preguerra, los disidentes del grupo liderado por Anabitarte, Aginaga y José Antonio Ayestarán "Baroja" se autotitularon ELA-Movimiento Socialista de Euskadi. Se trataba de aplicar un análisis de tipo marxista a la situación real de Euskal Herria, primando la acción formativa e impulsando iniciativas culturales, dentro del carácter de movimiento que pretendían dar a la organización.

ELA-Movimiento Socialista de Euskadi

STV se reorganiza sobre nuevas bases didácticas, estructurales y programáticas. Se redactan unos nuevos Principios por la organización del interior que son aceptados como proyecto de tales por la dirección de ELA-STV de Biarritz. Del análisis de los mismos se desprende la vocación política del nuevo grupo -más allá del estricto marco sindical- y su interés en insertar el problema nacional en una perspectiva más integrada sociológicamente en las modernas tendencias del pensamiento político, como atestiguan los puntos n.° 3 y n.° 4 de estos nuevos Principios: "3.-Por su condición misma, son las clases oprimidas las llamadas a transformar la sociedad. Para ello, deben vencer la oposición de las actuales clases dominantes, oposición y dominio que se manifiestan en todos los aspectos de la economía, la política, la cultura, en un aparato estatal de represión cada vez más desarrollado. Contra lo que pretende la gigantesca propaganda que manejan, son por tanto dichas capas dominantes las que imponen unos conflictos sociales, una lucha de clases que son propiedad natural de tal sociedad, organizada para provecho de sus sectores privilegiados. Por parte de las clases dominantes esa lucha no es sino una actitud de legítima defensa, la única que tiende realmente a la reconciliación del hombre con el hombre, a la liquidación real de la lucha de clases por la democracia socialista. 4.-La tarea de transformar la sociedad se realiza en un vasto proceso histórico. Implica la cooperación de cuantas fuerzas progresivas pueden reunirse en cada etapa y situación determinada, la incorporación de cuantos elementos positivos concurren en las clases relativa e históricamente progresivas de la sociedad humana. La complejidad y diversidad de la realidad social exigen, para determinarlos, el estudio permanente de la situación concreta de la estructura de clase. 5.-La adhesión a esta tarea de largo alcance no supone, en modo alguno, desinterés por los objetivos incompletos, limitados, que pueden lograrse en término más breve y que son, al mismo tiempo, parte y medio necesario de aquélla. Las reivindicaciones salariales de la clase obrera, la elevación de las condiciones de vida materiales y culturales de los trabajadores, la lucha contra las formas fascistas de dictadura, son cuestiones que STV trata de resolver en la medida -por limitada que sea- en que ello es posible dentro de una estructura social dada".

"La cuestión nacional. 1 .-Las tesis precedentes se aplican enteramente a la "cuestión nacional", parte integrante de los problemas expuestos. Sólo la reacción, las clases opresoras en general, tienen interés en presentarla como algo "distinto" de ellos, en disimular, en particular, su sentido e importancia dentro de la cuestión general de la lucha de clase de los trabajadores, en escindir y restringir a tales fines el concepto mismo de ésta. 2.-La estructura de clase de la "nación" v de la sociedad internacional es muy diversa lo que permite distinguir entre diversos tipos de nacionalismo: El nacionalismo imperialista es la forma internacional de la dominación de clase, feudal, burguesa, etc.. una empresa de opresión, explotación y pillaje contra las clases sometidas de la nación dominada.

Es en general, por otra parte, un medio de fortalecer, compensar y ocultar las contradicciones internas de la propia nación opresora, la dominación ejercida sobre sus clases interiores. El nacionalismo imperialista es un obstáculo absoluto en el desarrollo del internacionalismo socialista, una actitud esencialmente inconciliable con las posiciones de clase de los trabajadores oprimidos. 3.-El nacionalismo defensivo de las clases superiores de la nación oprimida contiene elementos progresivos, liberadores, y debe ser apoyado en sus aspectos positivos. Estos deben ser considerados desde el punto de vista de las clases inferiores de dicha nación, habida cuenta de las circunstancias histórica, y del grado de desarrollo de dichas clases. Quien utiliza la lucha de clases internacional como un medio de ocultar y proseguir la opresión de clase en el interior de la nación, no es socialista. Pero quien combate al nacionalismo (feudal o burgués) de las clases dominantes de la nación oprimida con el nacionalismo doblemente feudal o burgués (de las clases nacional e internacionalmente dominantes) de la nación opresora, no es, él mismo, sino un nacionalista feudal o burgués doblemente peligroso. 4.-El "nacionalismo" de los trabajadores oprimidos, se basa en el derecho indiscutible que les asiste a la autodeterminación nacional, a utilizarla de acuerdo con las condiciones y objetivos peculiares del grupo nacional, de su desarrollo económico social y cultural como tal nación. La renuncia, total y sin equívocos, a la opresión nacional es supuesto imprescindible de la integración internacional de las clases laboriosas. Quien, en palabras, o en hechos, niega este principio, cualquiera que sea la etiqueta social o política que se atribuya, se aparta fatalmente de las posiciones de clase de los trabajadores para caer en el nacionalismo imperialista, convirtiéndose así en parte integrante de las fuerzas burguesas o feudales de la nación opresora. Quien combate el nacionalismo liberador de la nación oprimida apoya necesariamente el nacionalismo explotador y retrógado de la nación opresora. 5.-A diferencia del nacionalismo, que combate determinados intereses de clase en beneficio de otros, el internacionalismo socialista combate todas las formas nacionales e internacionales de la opresión de clase. Los trabajadores de la nación opresora demuestran ante todo su internacionalismo por su apoyo de palabra y de hecho al movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos por su propia nación, por su lucha total contra el nacionalismo de las clases dominantes de su propio país. Los trabajadores de la nación oprimida lo demuestran tratando su moviento de liberación nacional como una parte de la lucha de clases nacional e internacional" Nótese en estos significativos párrafos que algo nuevo ha surgido: estos textos. escritos en 1963, evidencian claramente el surgimiento del primer planteamiento socialista de la cuestión nacional. Interesa hacer resaltar que. tanto en la I Asamblea de ETA (mayo de 1962) como en el Vasconia de Krutwig (1962), si bien se marca una clara ruptura con el jelismo del PNV no se sale del área del nacionalismo radical, hasta la IV asamblea de ETA de 1965. Los siguientes puntos de la hoja informativa Lan-Deya (n.º 25, 1964) definen la línea política de ELA en aquella etapa histórica: "Régimen democrático. Un estado progresivo y viable, capaz de sustituir al fascismo, sólo puede fundarse en las siguientes bases: a) Amplia coalición democrática, refrendada en el más breve plazo por consulta popular. b) Respeto de los derecho, humanos. Libertad de asociación, incluso sindical y de partido. c) Restablecimiento inmediato de las soluciones autonómicas, democráticamente irreversibles, de las nacionalidades peninsulares. d) Reforma agraria. Política económica antimonopolista.

Estructura. La revolución democrático-burguesa constituye una estructura de fines y medios. La amputación de un solo punto esencial de su desarrollo destruye la única acumulación de fuerzas que puede oponer una alternativa seria al régimen fascista. Entre el sistema fascista de poder y su antagónico revolucionario democrático-burgués no caben un contenido, una estabilidad de clase, una etapa histórica intermediarios, cualesquiera que sean la "forma", el ritmo y la complejidad de fases que adopte el paso de uno a otro. Dada la estructura de clase en el estado español, toda solución "intermedia" (o "extremista") carece de viabilidad. Si cobra alguna realidad, ésta se reduce a las fases de transición". Como se ve, ELA hablaba de ruptura democrática ya en 1964. Desde estas posiciones es fácil comprender que el contencioso de la autonomía inmediata que había provocado el chispazo de Munich, conduciría a una abierta ruptura con el PNV y la dirección exterior de ELA cuando la ocasión se presentara. Y esto ocurrió con el relanzamiento, en 1964, de la Alianza Sindical. Este organismo relanzado por el PSOE a escala de estado español, se componía en Euskadi de las tres centrales sindicales tradicionales UGT, CNT y STV. La película de la ruptura podría resumirse así: 1.º El PSOE propone la creación de un organismo de coalición sindical. 2.° ELA interior considera condición "sine qua non" para integrarse, la inclusión del compromiso sobre la autonomía inmediata. 3.° El PSOE se niega, boicotea la coalición y trata de utilizar las siglas de Alianza Sindical con la cobertura de los habituales hombres de paja. 4.º El PNV y la burocracia ELA-STVen el exilio desautorizan a ELA del interior y "cubren", al PSOE 5.º Lan-Deya. órgano de ELA del interior, denuncia el pacto burocrático PSOE-PNV como un ataque a la autonomía inmediata y a la independencia de clase de los trabajadores vascos: "STV y la autonomía vasca. La política de STV en lo que respecto a la cuestión nacional de Euzkadi se reduce, en la presente etapa histórica, a una exigencia fundamental: la autonomía inmediata de Euzkadi peninsular como condición esencial del régimen democrático capaz de sustituir al fascismo español. Con tal política nacional no pretendemos haber descubierto la luna. ¡Bien al contrario! Esta política no es otra que la mantenida durante tantos años por José Antonio Aguirre. Presidente del Gobierno Autónomo de Euzkadi, política secundada constantemente por el pueblo vasco, vigente hoy, y ajustada plenamente a la realidad presente. Solamente los liquidadores de esa política, solamente quienes pretenden que el pueblo vasco abandone "por el momento" sus exigencias autonómicas, solamente quienes subordinan la revolución democrática peninsular a los prejuicios y los objetivos del nacionalismo imperialista pueden pues criticar como "excesiva" la política nacional que defendemos. Nuestra posición es clara.

Búsqueda de la más amplia y efectiva unidad de la posición frente al fascismo, búsqueda de un régimen democrático estable y progresivo. Todo ello sobre bases realistas, bases que no pueden ser otras, nos gusten o no, que las dictadas por las condiciones objetivas de la revolución democrático burguesa en el complejo peninsular. La autonomía inmediata de Euzkadi (y la de Catalunya, como los catalanes sostienen sin equívoco) forma parte esencial de esas bases, responde a la realidad insoslayable de las fuerzas en presencia. Los prejuicios e intereses nacionalistas de la pequeña burguesía vasca nada pueden contra esa realidad. La experiencia histórica como el estudio teórico demuestran que la política de abandono lleva aquí no a la unidad y al progreso democrático, sino a la descomposición y la impotencia frente al fascismo. a la mina de la causa democrática en Euzkadi y EN ESPAÑA. Si los promotores y cómplices de la política de liquidación creen realmente que nuestra política nacional. la política de José Antonio Aguirre, debe ser abandonada. ¿por qué no lo dicen abiertamente al pueblo en que quisieran apoyarse?". La ruptura se ha consumado y se abre un período de abierta hostilidad entre el interior y el exilio. Pretendiendo dar una mayor extensión al papel asumido desde la nueva situación, ELA se convierte en ELA-STV-Movimiento Socialista de Euskadi. El enfrentamiento con el PNV se traduce en el boicot activo a la manifestación de Aberri-Eguna de 1967 y 1968 convocada por el partido: "Las contradicciones y factores negativos de la concentración que el PNV prepara para el día 14 en San Sebastián, son parte y consecuencia inevitable de su actual política oficial. El llamamiento público de la burocracia del PNV se hace en nombre del Gobierno de Euzkadi. Pero hace largos años que el Gobierno de Euzkadi, es decir la exigencia de autonomía inmediata, ha sido abandonado por el PNV en todos sus acuerdos políticos oficiales. Se convoca a "todo el pueblo", pero la burocracia del PNV mantiene, en realidad, una política de disidencia y división: posiciones fascistas (partido único, sindicalismo amarillo) contra la clase obrera, colaboración con la burguesía española contra los trabajadores vascos, abandono unilateral y arbitrario de la exigencia autonómica, oposición al frente nacional de coalición... Se invocan los valores democráticos, pero los burócratas del PNV mienten deliberadamente a la propia base del partido, ocultando y falseando la línea política que se pretende seguir en su nombre y los mismos hechos concretos que la constituyen. Las fuerzas populares y los motivos que se ponen en juego son esencialmente inseparables de la estructura total del frente democrático, antagonistas del "camuflaje y manejos tácticos neocapitalistas" que penetran cada vez más la dirección burocrática del PNV y que sólo pueden frenar y retrasar el progreso democrático. La manifestación implica el choque intransigente con los subalternos armados del fascismo, pero el PNV "fraterniza" a nivel burocrático con los verdaderos responsables políticos de aquellos. Al choque de masas en la calle corresponde la política de claudicación y abandono en la mesa de negociación.

El burocratismo y la crisis política acarrean errores técnicos que aumentan absoluta y relativamente (los del adversario disminuyen). Los "actos" del 14 de abril constituyen una cita irresponsable con fecha, lugar y programa fijos a las fuerzas de represión fascistas. Actitud fundada en la tozudez obtusa. la falta de imaginación, el sectarismo y el desconocimiento total de las técnicas modernas de oposición popular a las bandas armadas del Estado. La "quema" de recursos en acciones de este carácter tiende a encubrir la ausencia y el abandono de las tareas esenciales del desarrollo y la lucha política e ideológica a lo largo de todo el año y en todos los terrenos. En su contexto, constituye. además. un medio de aturdir a los sectores "activistas" de la juventud, impidiendo una reflexión política fatalmente incompatible con el paternalismo burocrático del PNV". Como es de suponer, el grado de tensión política que tal postura suponía llevó a diferencias de opinión en el seno de ELA-MSE en cuanto al tratamiento de los problemas tácticos en la práctica política. Y es en el campo de las diferencias tácticas, y, en mucho menor grado, en el de las estratégico-ideológicas, donde se produce la ruptura entre dos sectores de la organización a finales de 1969. Tales diferencias se refieren a la mayor o menor flexibilidad en la presentación de las posiciones políticas, la conveniencia o no del ensanchamiento de la base. diferencias de óptica en el tratamiento y enjuiciamiento del fenómeno ETA, etc. Pero, tras las diferencias tácticas planea la duda sobre la viabilidad de la ruptura democrática como alternativa al fascismo. Lo que el sector guipuzcoano de ELA-MSE se plantea al comienzo de 1970 es si es posible, tras diez años de enorme desarrollo económico (la década de los 60) que han cambiado la estructura de clase del Estado español, "refomar" el Estado de la clase dirigente. excluyendo a la clase dirigente, sin modificar a fondo el sistema de relaciones de producción que sobrepasa los límites del Estado Nacional y de la propia clase dirigente,para enmarcarse en un sistema internacional de relaciones de cambio y de producción. Toda una época precisaba ser reinterpretada y un nuevo orden político debía ser analizado.

Ref. I. Estornés: Qué son los partidos abertzales, Itxaropena, 1977. 39-53.

Sin embargo las complejas estrategias seguidas por ELA-MSE suscitaron diferencias en el seno del propio movimiento. Así, en 1969 se produjeron expulsiones recíprocas que dieron lugar a dos grupos diferentes, los cuales siguieron actuando. cada uno por su cuenta, bajo las siglas ELA-MSE: los denominados eladios, por un lado, y un grupo de orientación predominantemente sindical encabezado por Alfonso Etxeberria, por otro. A éste habría que añadir otros núcleos locales en Eibar, Pasajes, Santutxu, etc. que también se autodenominaron ELA En 1973, el grupo de Etxeberria- Ayestarán, inició contactos con el Comité de ELA/STV en Biarritz, aunque las conversaciones no cuajaron hasta septiembre de 1975, cuando se reintegraron en la histórica ELA de Manu Robles. Mientras en el interior nos encontramos con una madeja de siglas difíciles de desentrañar, pero que el lector hallará en esta Enciclopedia, el Comité Nacional de ELA/STV en el exilio había ido reorganizando sus cuadros interiores tras cada ruptura dentro de la línea oficial. En 1969 estaba en disposición de publicar una nueva declaración de principios, que vino a ser un intento de ponerse a la altura de los nuevos tiempos, aunque sin abandonar la línea histórica. A partir de este año, Miguel Leunda, que se encontraba liberado por la organización, pasó a Laburdi donde tomó parte activa en las labores del Comité en Biarritz. Desde la Secretaría de la organización se dedicará fundamentalmente a reactivar las relaciones internacionales, fundamentalmente con la CIOSL, así como con toda clase de organismos y personalidades de relevancia en el mundo sindical internacional. Cuando en 1975 llegó el momento de la fusión, serán Etxeberria y Leunda los representantes de los dos grupos que a partir de entonces constituyeron la renovada ELA/ STV. Para ello y, como labor previa, se efectúa una "voladura controlada" de aquellos elementos que pretendían la conversión de la ELA clandestina en un partido político con su correspondiente sindical paralela, idea constantemente cultivada por el grupo en los últimos años. La creación de ESB (1975-1976) y ESEI (1976), tras la muerte del general Franco, corresponde así a un reagrupamiento tardío -y frustrado- de dichos elementos.

En 1976, la organización celebró su III Congreso, en dos sesiones, la primera en Euba, en agosto, y la segunda en Eibar, en octubre. En él se definió a ELA como un sindicato vasco, de clase, independiente, amplio y democrático; se asumió la dimensión histórica de ELA y se aceptaron, también oficialmente, los planteamientos que habían defendido los grupos de ELA del interior, es decir, la opción socialista y de clase, lo que supuso una nueva etapa en una línea de tendencia que quedaba bien definida. En abril de 1977, con el retorno de la libertad sindical en el conjunto del Estado, ELA/STV se inscribió en el registro de asociaciones sindicales. Un grupo, más conservador y cercano al PNV se unió a los eladios que celebraron sucongreso en julio- agosto de 1976, en Leioa. En julio del añosiguiente quedó constitruida ELA (Askatuta), organización sindical con escasa fuerza, salvo en algunos pueblos guipuzcoanos y en la margen izquierda de la Ría. En 1979, la organización estaba definitivamente consolidada, sus planteamientos de principio han dado paso a un sindicalismo dinámico y ambicioso, adecuado al espacio laboral en que se mueve y a los límites geográficos que constituyen su arco de actuación. En la década de los ochenta, con Alfonso Etxeberria en la Secretaría, la central sindical nacionalista se convirtó en la primeta fuerza sindical de la Comunidad Autónoma Vasca y la tercera de Navarra. En 1990, con la fusión de ELA y ELA (A), y José Elorrieta al frente de la Secretaría General de la Confederación, se dio un nuevo impulso a la organización.

María Luisa Garde Etayo