Barrios

SOJO


Parroquia de San Julián

Templo parroquial construido a principios del siglo XVI con importantes ampliaciones en el XVIII. Con sus tres naves y ocho retablos era uno de los mejores y más grandiosos de la zona hasta que en 1936 quedó prácticamente arruinado, por lo que se reconstruyó en los años 50 y 60 con algunos restos originales. En 1936 sólo quedó en pie la nave lateral de la Epístola con la torreta que tiene a sus pies, lo que ahora es la única nave de la iglesia. Tiene cabecera recta y se cubre con bóvedas de arista y de terceletes. Conserva unos pilares de finales del gótico, posiblemente de principios del siglo XVI, y unos estribos exteriores.

La parroquia de Sojo es singular por la torreta que tiene a sus pies, una construcción defensiva rectangular con saeteras y terminada en voladizo apoyado en decorativos modillones de tres curvas. Parece ser que se trata de un resto del anterior templo-fortaleza. En la parte baja tiene una puerta adovelada de arco apuntado.

La sobria torre tiene cuatro cuerpos y es de mampostería, contratado en 1589 para sustituir a otra anterior. En la planta baja se abre un pórtico que sirve de acceso a la parroquia.

En el interior tiene un coro construido en el hueco de la torre y cubierto por bóveda de terceletes y rosetas, una pila bautismal lisa y una barroca pila aguabenditera realizada en 1784.

El retablo original de Sojo lo edificó Santiago Martínez en 1701 y actualmente se encuentra en Villareal, trasladada allí en 1951. Es un retablo churrigueresco con columnas salomónicas, con las imágenes y relieves de San Julián y Santa Basilisa. Fue dorado en 1711 por José Antonio de Ontanilla.

De todas formas debía existir en la parroquia otro retablo anterior, seguramente del gótico final o primer renacimiento a juzgar por algunas noticias documentales.

El que se puede contemplar actualmente en Sojo es un retablo neoclásico de planta convexa erigida a finales del siglo XVIII. Consta de un cuerpo con columnas corintias de fuste liso y un ático clasicista rematado en frontón triangular que a su vez contiene un nicho de frontón curvo partido. Toda la arquitectura obedece al estilo neoclásico, con los componentes de la arquitectura clásica, el orden y la práctica ausencia de elementos decorativos.

En origen el retablo estaba dedicado a la Virgen del Rosario pero al convertirse en retablo mayor se le pusieron las tallas de San Julián, patrón de la parroquia y su esposa Santa Basilisa. En el nicho central tiene un relieve de la Virgen del Rosario rodeada de quince medallones con los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

De ocho retablos laterales que tenía la iglesia en el siglo XIX han llegado a nuestros días cuatro. En 1936 desaparecieron cuatro laterales y algunas tallas, y las que se pudieron salvar de la ruina sufrieron muchos cambios de ubicación, de titulares y de reformas, por lo que lo conservado en la actualidad no se corresponde con los originales.

El retablo de la Virgen del Rosario estaba en origen dedicada a Santa Lucía, y se construyó en 1779. La titular es una talla de estilo romanista, encuadrable a finales del siglo XVI. El dedicado a Santa Bárbara debió ser el antiguo del Santo Ángel, cuyo titular aún conserva aunque fuera del nicho central. Fue erigido en 1785 por Atanasio de la Vega. La talla de Santa Bárbara es barroca del siglo XVII.

El retablo de la Inmaculada es churrigueresco, de fines del siglo XVII o principios del XVIII, con la titular anterior en cronología y siguiendo el tipo castellano creado por Gregorio Fernández y ampliamente seguido. El último retablo está bajo la advocación de la Dolorosa y es de 1789, época en la que se ha introducido la mesura clasicista, visible en todo el cuerpo bajo. La titular es una imagen vestidera de 1748. Anteriormente debía ser el retablo de San Ramón Nonato, realizado para contener la imagen del santo donada en 1777 por Luis Martínez de Viergol, vecino de Madrid.

Los retablos desaparecidos eran los dedicados a San Pedro Mártir o San Pedro de Verona, que ostentaba los escudos de los Orive-Salazar, a San José y a San Sebastián.

Ermitas

La ermita de Santa Bárbara es una construcción rural, con atrio con bancos a los lados y cubierta por bóveda de arista. Contiene un retablo dieciochesco sin dorar decorado con guirnaldas y paños colgantes. Tenía un lienzo de la santa, hoy trasladado a Artziniega.

La de San Lorenzo es un pequeño edificio de mampostería edificado en el siglo XVIII sustituyendo a otro anterior. El retablo barroco que contiene está sin dorar, y el titular es una talla muy popular. Son visibles restos de pintura mural con un pabellón barroco.

De esta ermita procede una talla de Cristo Crucificado depositado actualmente en el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz. De estilo gótico, fechado en el siglo XIV, le faltan las extremidades superiores a pesar de lo cual no pierde ni su valor ni su gracia.

Ermitas desaparecidas

Desde el siglo XVI debió existir una ermita dedicada a María Magdalena que tenía una imagen pintada por Diego de Partearroyo en 1576. Fue reedificada en el siglo XVIII pero poco antes de mediados del XX estaba en ruinas.

Arquitectura civil

Sojo se estructura en pequeños barrios y unos caseríos aislados. Está en el camino de Castilla al mar, por lo que tal ubicación fue idónea para el asentamiento de varias torres. El lugar es recorrido por pequeños arroyos que se encauzan y forman un ramal del río Artziniega. Esta presencia del agua hizo que albergara numerosos molinos hoy desaparecidos que eran controlados en su mayoría por los señores propietarios de las torres en cuyas cercanías se ubicaban.

Una de ellas es la desaparecida torre del barrio Orbilla que estuvo en pie hasta 1958. Se trataba de una sólida torre del siglo XV con un palacio adosado. La torre tenía puerta de arco conopial, cuatro plantas, una puerta alta, numerosas saeteras, escudos, varias ventanas de perfiles decorativos y modillones para sostener el cadahalso. Era el solar de los Sojo, linaje emparentado con los Orive. Algunos fragmentos de la torre subsisten reaprovechados en casas cercanas.

La torre de los Orive-Salazar, en el barrio Orive, está estratégicamente situada dominando el río Llanteno y en el camino al mar, algo alejada del pueblo. En la actualidad apenas quedan unos restos, lo que no resta para advertir sus cualidades bélicas: tenía foso, planta casi cuadrada, muros de casi un metro de grosor, numerosas saeteras y como es habitual en estas torres, ménsulas para sostener el cadahalso de madera. Su construcción se puede datar a finales del siglo XV.

La que mejor se conserva es la torre de Sobrevilla, contemporánea a las dos anteriores aunque menos rica. Es una sólida construcción casi cuadrada que fue concebida más como vivienda que como torre defensiva, a juzgar por el tamaño de los vanos y la inexistencia de elementos defensivos claros.

De fábrica de mampostería reforzada con sillares, tiene anexos varios edificios auxiliares que tapan los accesos originales. Presenta bellas ventanas de perfil gótico, en forma de arcos conopiales y festoneados y con los marcos moldurados. Al no tener piedras armeras desconocemos quiénes fueron los señores que habitaron en ella si bien se puede pensar que eran los Gorbea, linaje de escribanos.

El resto de edificaciones de Sojo son casas de labranza que obedecen más a la funcionalidad que a la estética. Son sólidas casas realizadas en piedra con fábrica de mampostería con zonas de sillares, tejados de dos o cuatro aguas, pocas ventanas, tres alturas y edificios auxiliares anexos. Apenas se emplea la madera en estas casas si no es recercando algunos vanos, en los balcones y en la estructura interior.

Como nota singular de la arquitectura de Sojo cabe destacar dos aspectos. Uno de ellos es que en algunas casas el alero del tejado está hecho con losas o placas de piedra y no con los canes de madera tradicionales en el valle y en todo el País Vasco. La otra nota singular es que en las casas erigidas en las cercanías de las citadas torres arruinadas se han aprovechado numerosos elementos góticos que sin duda tuvieron que pertenecerles. De esta manera podemos encontrar escudos de los poderososo linajes de Orives, Salazares y Sojos y bellas ventanas góticas en simples casas de labranza, ubicados de manera espontánea.

Itziar AGINAGALDE LÓPEZ
Aintzane ERKIZIA MARTIKORENA (2006)