Término de origen prerromano que, por razones fonéticas y semánticas, no puede venir de saxo. Significa «páramo» terreno llano de cultivo pedregoso, terreno pobre aunque cultivado en algunos casos. Es muy abundante en Navarra meridional y media, Aragón y zonas de Cataluña. Michelena lo emparenta con el euskérico satsua «sucio», satsena «despreciable», sastar «basura».