Militares

Sanjurjo Sacanell, José

Militar navarro, nacido en Pamplona el 28 de marzo de 1872. Fallecido el 20 de julio de 1936.

Termina su preparación en la Academia de Infantería en 1894. Se distingue en la Guerra de Cuba (1898), por lo que es ascendido a capitán. Coronel en 1916 y general en 1920, tuvo una brillante actuación en la guerra de Marruecos, especialmente en Melilla en 1921. Al comenzar el directorio militar del general Primo de Rivera en 1923, era gobernador militar de Zaragoza, y por las especiales circunstancias del Alzamiento, ostentó también el mando del Gobierno Civil. En 1925 es promovido a teniente general, siendo nombrado comandante general de Larache. En 1926 se pone al frente de la Alta Comisaría de Marruecos, y como recompensa a sus distinguidos servicios en Africa, que le valieron el sobrenombre de "El León del Rif", Alfonso XIII crea para Sanjurjo el marquesado de Monte Malmusi, desde 1927 denominado "del Rif".

De familia carlista, al proclamarse en 1931 la Segunda República era director general de la Guardia Civil, aceptando el nuevo régimen y según Alcalá-Zamora "prestando inestimables servicios" al sistema inaugurado. Diferencias con el gobierno y particularmente con Azaña, hacen que sea cesado en su puesto y colocado al frente del cuerpo de Carabineros. El 10 de agosto de 1932 Sanjurjo se subleva en Sevilla -según sus propias palabras- "no contra la República, sino contra el gobierno", adueñándose de la capital andaluza durante todo el día. No obstante, la rebelión es sofocada con facilidad por el gobierno. Entre las causas del fracaso de la sublevación, que intentó en vano apoderarse del Ministerio de la Guerra, Alcalá-Zamora señala la falta de una tendencia política clara, así como las dispares opiniones de los participantes en el intento que pasó a la historia como "la Sanjurjada".

Payne apunta como seguras, ofertas recibidas por Sanjurjo de los carlistas en 1932, consistentes en el apoyo del Requeté a la rebelión, con la condición de no ser él jefe absoluto de la misma. De la participación carlista en los preparativos habla el hecho de ser detenidos varios miembros del Requeté navarro y suspendidos periódicos como "Tradición", "Diario de Navarra" y "El Pensamiento" al ser sofocada la rebelión en Sevilla. El 25 de agosto Sanjurjo es condenado a muerte en el juicio sumarísimo que se le siguió, siendo la pena conmutada y trasladado al penal del Dueso en Santoña (Santander). En 1934 es indultado, exiliándose voluntariamente a Estoril.

Desde su exilio portugués, Sanjurjo recibió ofertas que, considerándole desde 1932 jefe natural de los militares opositores al régimen republicano, le ponían al frente del proyectado alzamiento de 1936. Según Iribarren, dentro del plan que por su cuenta habían preparado las fuerzas carlistas para el Alzamiento, se contaba con Sanjurjo para que al frente del ejército tradicionalista navarro, avanzara sobre Madrid. Fal Conde llegó a proponerle como presidente de un supuesto gobierno provisional de restauración monárquica.

Aunque sirvió Sanjurjo como enlace e intermediario entre Mola y los mandos carlistas, éstos se vieron relegados al puesto de colaboradores del Alzamiento, si bien en varias zonas y especialmente en Navarra, fueron elementos decisivos de la conspiración. Mantuvo también muy cordiales relaciones con los falangistas y, en especial, con J. A. Primo de Rivera hasta el punto de que la correspondencia que este último conservaba del primero al ser detenido fue una de las primeras piezas de acusación que le llevaron ante el piquete de fusilamiento.

Como relata Viñas, Sanjurjo visitó la Alemania nazi en 1936 con la obvia finalidad que se supone. El 20 de julio de 1936, cuando se disponía a reunirse con Franco en Burgos, su avión, pilotado por J. Antonio Ansaldo, se estrelló al salir de Lisboa. El hecho indudable de que la muerte de Sanjurjo y posteriormente de Mola, acumulaba poder en manos de Franco, hizo dudar fuese un accidente, tesis esta última generalmente reconocida.