Concepto

San Martin Txiki

Las leyendas de San Martin Txiki reúnen una serie de características particulares e inusuales. En primer lugar la propia santidad del protagonista. En efecto, y al contrario que en las culturas que la rodean, las leyendas protagonizadas por santos son bastante raras en el País Vasco, y las que hay, muestran un protagonismo diferente. En efecto, la intervención más habitual gira en torno al tema del emplazamiento de una ermita que se le dedica. La comunidad se halla dividida, unos quieren levantarla en un sitio y otros en otro. El santo interviene trasladando los materiales de noche una y otra vez hasta que la comunidad comprende que es dicho santo quien hace los traslados y de este modo manifiesta su preferencia. También tenemos a San Miguel que interviene en auxilio de Teodosio de Goñi, pero es sin duda el propio Teodosio quien protagoniza la leyenda, en la que el rol de San Miguel es decisivo, pero no central. San Martin Txiki es el único ejemplo en la mitología vasca del santo-héroe. El santo-héroe es un fruto bien conocido del sincretismo cristiano-indoeuropeo. Numerosos reyes y guerreros de la mitología indoeuropea se convierten en santos como consecuencia de dicho sincretismo. Incluso podríamos decir que es la causa de la propia existencia de los santos en general. Por tanto, podemos barruntar que tras nuestro San Martin Txiki se halla el vestigio de un personaje indoeuropeo. Por otro lado, conviene fijarse en quiénes son los poseedores de los secretos que el santo-héroe logra arrebatar: los basajaunes como grupo, Basajaun y el Demonio, respectivamente, según las versiones. Aquí encontramos otra curiosa particularidad, ya que los seres que se nos describen más parecen gentiles que Basajaun. Basajaun es una criatura del bosque, vinculada a los rebaños y a los pastores, que protege a unos y otros avisando de la presencia de fieras o evitando ésta con su propia presencia. Tanto su actividad como su aspecto peludo lo vinculan al ámbito de lo silvestre y natural, no al trigo ni a la agricultura y menos aún a la industria. El propio Barandiarán incluye el relato de los basajaunes de Muskia junto a otras leyendas de gentiles, y subraya el hecho de que bajo idéntica denominación se designan dos tipos de seres muy distintos entre sí. La tercera particularidad se refiere al motivo del criado. En efecto, a veces parece que aunque el protagonista de la leyenda es San Martin Txiki, es su criado quien realiza casi todo el trabajo, cuando hace caer al Basajaun o al Demonio en su engaño y le sonsaca los distintos secretos.

Aún no se ha encontrado en Europa una leyenda que pueda considerarse directamente emparentada a las de San Martin Txiki. (La leyenda griega de Prometeo guarda semejanzas, pero en ella los poseedores del secreto robado son los propios dioses y la acción conduce a un castigo importante, elementos totalmente ausentes en nuestro caso; no se puede sostener la hipótesis de una vinculación directa, ni siquiera lejana). Quizás exista pero aún no se ha localizado. Sin embargo el conjunto de las tres particularidades mencionadas sitúan claramente el origen de la leyenda en la mitología escandinava, incluso a falta de un relato directamente emparentado.

La santidad del héroe nos muestra el origen indoeuropeo. La presencia de los gentiles apunta a una cultura del norte de Europa, y el nivel tecnológico que muestran en la leyenda, junto con la particularidad del criado, reducen este ámbito y no dejan más opción que la mitología escandinava.

Hemos comentado que la Europa medieval rebosa de santos que fueron en vida reyes y guerreros. Por no citar más que unos pocos, diremos que entran en este grupo, San Jorge, San Miguel y el propio San Martín de Tours que da nombre a nuestro Martin Txiki. Estos santos son el fruto del sincretismo entre el cristianismo y las culturas indoeuropeas, sincretismo distinto del originado en el contacto entre el cristianismo y el paganismo vasco, y por tanto su presencia nos revela la presencia camuflada de un héroe indoeuropeo que era conocido ya en el País Vasco antes de su cristianización. Por otra parte, si reparamos en que tras los basajaunes de Muskia se esconde una representación de los gentiles, vemos que nos hallamos ante un relato típico de enfrentamiento entre gigantes y un héroe indoeuropeo, en el que los primeros salen perdedores, lo que revela el punto de vista desde el que se cuenta la leyenda: el indoeuropeo. Este tipo de leyendas son muy frecuentes en las dos culturas indoeuropeas del norte de Europa, a saber, la celta y la germánica (escandinava). Una de estas dos influencias ha de explicar el injerto de San Martin Txiki en la mitología vasca. Sin embargo, las dos particularidades del relato que hemos mencionado descartan completamente la opción céltica y consolidan la escandinava. La primera se refiere al nivel tecnológico de los basajaunes-gentiles. En la mitología celta de las Islas Británicas los gigantes se representan de un modo totalmente negativo: son ingenuos, pero además sucios, desaliñados, apestosos y en general, muy primitivos. Poseen una gran fuerza, pero ninguna otra cualidad destacable, ni nada interesante que enseñar. Sin embargo a lo largo de la mitología escandinava, junto a las menciones a la ingenuidad de los gigantes y a lo fácil que resulta engañarlos, se subrayan también sus grandes conocimientos en diversos ámbitos, fruto del largo tiempo que llevan habitando la tierra. Los basajaunes-gentiles que poseen los secretos de la agricultura y de diversas industrias no pueden deberse a una influencia céltica sino escandinava. Por último, el curioso motivo del criado nos indica incluso quién es el personaje indoeuropeo que probablemente se esconde tras San Martin Txiki: Thor.

El dios Thor de la mitología escandinava se caracteriza por sus continuas disputas con los gigantes, disputas que habitualmente resuelve por la fuerza bruta con ayuda de su martillo Mjölnir, aunque también usa la astucia, como cuando consigue mediante una treta que el enano Alvis hable hasta el amanecer. Pero además, Thor se hace acompañar a menudo por dos personajes en sus disputas con los gigantes. Uno de ellos es el dios Loki, maestro en el arte del engaño y especialista en sonsacar información a los dioses. Incluso podría pensarse que sea el propio Loki quien se esconde tras San Martin Txiki, si reparamos sólo en la habilidad de sonsacar mediante palabras engañosas. Además uno de los epítetos de Loki es "el herrero mentiroso", y aunque no se le conocen criados, sí que es capaz de cambiar su aspecto y aparecer como otra persona o incluso un animal. Sea como sea, el segundo acompañante habitual de Thor es un humano llamado Thialfi, descrito explícitamente como su sirviente. En uno de sus legendarios enfrentamientos vemos a Thialfi adelantarse al encuentro del gigante y darle una serie de informaciones falsas que lo engañan por completo y lo dejan totalmente desprotegido, de modo que cuando más tarde llega Thor, lo vence y mata fácilmente, gracias a la intervención decisiva de su criado.

Por tanto, a modo de conclusión podemos decir lo siguiente: no conocemos un relato directamente emparentado con alguna de las leyendas de San Martin Txiki. Las leyendas escandinavas que hemos mencionado proceden de fuentes medievales noruegas, las más alejadas de las culturas suecas y danesas que probablemente trajeron el tema a Euskal Herria. Las distancias en el seno de la propia mitología escandinava entre dichas fuentes medievales noruegas y el folklore sueco del XIX pueden ser tan grandes como la que media entre las leyendas de San Martin Txiki y los episodios mitológicos que hemos mencionado, por lo que la ausencia de una versión de la leyenda directamente emparentada con la leyenda vasca, no devalúa la pista escandinava, a la que inexorablemente conducen todos los indicios. Las leyendas de San Martin Txiki son un fruto del sincretismo de la mitología escandinava y la única duda que se puede albergar es en torno a si es Thor o Loki, quien se oculta tras la identidad del santo.