Concejos

SALINAS DE PAMPLONA

Urbanismo y construcciones civiles

El casco urbano se dispone en un leve promontorio, desde donde se dominaba bien la llanura circundante y las tierras de cultivo. Aunque sabemos que en el año 1802 Salinas contaba con veintidós casas, en los últimos años el lugar ha crecido considerablemente, debido a la proximidad de Pamplona y a la abundante existencia de terreno propicio para edificar. A la entrada del pueblo encontramos el moderno Ayuntamiento de la Cendea de Galar, que es un edificio funcional pero con ciertas pretensiones, donde alternan los cierres acristalados y con loseta de piedra. Su planta, con gran desarrollo en superficie, es rectangular, y tiene tres alturas con remate aterrazado. Se levanta en medio de una amplia zona adoquinada, desde donde arranca la calle que asciende hacia el centro del pueblo.

A la iglesia se adosa una casa muy bien arreglada, con tres alturas y muros enlucidos y con cadenas de sillar en esquinas, enmarques y zócalo bajo. En una de las fachadas, que da a la calle de acceso al pueblo, muestra vanos rectos y puerta con arco escarzano. Hacia la plaza repite tratamiento de muros y vanos, pero incorpora una balconada de madera que enriquece notablemente el conjunto. Esta amplia plaza va presidida por un caserón dieciochesco de carácter palaciano, que recuerda a otros vistos en latitudes más septentrionales, especialmente en las zonas cercanas al corredor de Sakana-Arakil. Presenta amplia planta rectangular, tres alturas y tejado a dos aguas con limas. Los muros van enlucidos al modo tradicional, y se abre con arco de medio punto, siendo el resto de los vanos rectos. Tiene delante una fuente remozada cuyo pilar, de perfil apuntado, lleva la fecha de 1898.

En la calle "Zaldibide" hay una casita de pequeño tamaño y muy remozada, que reaprovecha un escudo cuartelado y con cartela de cueros retorcidos. Sigue una casa de planta longitudinal y dos alturas, que se abre con arquillo de medio punto muy tosco. Ya al final de esta calle vemos un caserón en precario estado de conservación, con portalón adintelado flanqueado de dos ventanitas, primer piso con tres balcones, más largo el central, y ático abierto por cinco tragaluces. En una calle lateral encontramos una casa de nueva factura que aprovecha, de manera un tanto extemporánea, un arco de medio punto con trece dovelas largas, una ventana de piedra con antepecho labrado, y un escudo con el campo partido en el que se lee: ARMAS DE DOMINGO SAN MARTÍN. En la calle "Errekalde" hay otro edificio tradicional, que repite parámetros constructivos ya reseñados, aunque en estado de conservación algo regular. Volviendo hacia la plaza central del pueblo encontramos dos caserones enfrentados, que forman una callecita corta. Ambos presentan el característico tratamiento de muros y vanos que ya hemos descrito, aunque uno se abre mediante arco de medio punto en piedra, mientras que el otro presenta un portalón rebajado, con enmarques en ladrillo.

Monumento a la Batalla de Noain

Se encuentra fuera del casco urbano, en un alto desde el que se domina toda la zona en la que se desarrolló la célebre batalla de Noain, el 30 de junio de 1521. Este enfrentamiento fue uno de los principales jalones de la conquista española de Navarra, junto con la toma de la capital pamplonesa, el episodio del castillo de Amaiur o el asedio de Hondarribia. La batalla, que se dio en una amplia zona comprendida entre las localidades de Salinas, Esquíroz y Noain, se saldó según algunas fuentes con más de 6000 muertos y la derrota del ejército navarro, que estaba apoyado por el rey de Francia. El ejército franconavarro, que fue sorprendido y encerrado entre dos fuegos, no pudo salir de la trampa que le fue tendida, quedando muertos buen número de caballeros navarros y destacados miembros del bando legitimista. El monumento, obra del escultor navarro Joxe Ulibarrena (Peralta, 1924), fue ejecutado en el año 1996. Se trata de un grupo escultórico de gran tamaño, cuyo motivo central representa a un guerrero que levanta su brazo en actitud de defender el territorio. Todos los años, en el aniversario de la batalla, se reúnen allí buen número de personas que, en un ambiente festivo, reivindican la perdida independencia del reino navarro.

Ermitas

Se menciona la ermita de Santa Lucía, que tuvo su ermitaño pero que ya en 1799, cuando la visitó Igual de Soria, estaba confiada al cuidado de una serora. El visitador mandó que se enluciesen sus muros. Hoy es capilla cementerial de Salinas.

Parroquia de la Asunción

Como suele ser habitual en este tipo de templos de la Navarra rural, se trata de una iglesia medieval en origen, aunque en los siglos posteriores sufrió una serie de importantes remodelaciones, fundamentalmente en los siglos XVI, XVIII y en los años 70 del siglo XX, cuando fueron sustituidas las primitivas bóvedas de crucería. La planta consta de una única nave dividida en cuatro tramos, de los que el correspondiente al crucero es un poco mayor, y cabecera poligonal de tres paños. Al cuarto tramo se adosan dos capillas laterales poco profundas, que crean un ámbito similar a un transepto. El acceso se abre por el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va cobijado al exterior por un pórtico. En el mismo lado encontramos una escalera de caracol intramural, para acceder al coro y a la torre. Por el lado del Evangelio se accede a la sacristía, de planta rectangular, que comunica con el brazo septentrional del transepto.

Los muros, de sillería, acusan las diferentes fases constructivas. Para dar iluminación al interior se ha abierto una ventana de medio punto y abocinada en el muro de los pies, una ventana recta en el brazo sur del transepto y un óculo en el tramo que precede a la cabecera, también por el lado de la Epístola. Las capillas laterales, de menor altura que la nave, se abren a esta mediante arcos rebajados. A los pies de la nave se alza un coro con arco de embocadura rebajado y balaustrada de madera.

La fábrica recibe diferentes sistemas de cubrición. El primer tramo de la nave lleva bóveda de crucería de tracería estrellada, muy probablemente procedente de una de las intervenciones posteriores al siglo XVIII. Los tres siguientes tramos llevan bóvedas de cañón con lunetos, ejecutadas en el siglo XX, cuyos tramos se separan por fajones de medio punto, que apean en ménsulas a media altura con decoración vegetal y de animales. La cabecera lleva bóveda de horno. Las capillas reciben bóvedas de perfil rebajado, mientras que la sacristía lleva un cielo raso. En cuanto al sotocoro, luce bóveda de cañón también rebajado.

Al exterior del templo podemos admirar, en primer lugar, el volumen prismático de la torre, que como suele ser habitual en los templos del medievo rural navarro, se eleva sobre el primer tramo de la nave. Lleva planta rectangular, fuste corto y ciego reforzado por estribos, que se articula en altura por impostas, y cuerpo de campanas perforado por medios puntos. En el lado de la Epístola vemos además un pórtico de piedra, abierto en su frente por dos arcadas de medio punto que apean en pilar central, además de un tercer arco que se abre en el lado oriental. Su interior se cubre por una techumbre de bovedillas de yeso, ladrillo y madera. La puerta propiamente dicha es renacentista, del siglo XVI, y consta de un arco rebajado con la rosca moldurada con casetones, que llevan cabezas de querubines en relieve, yendo las jambas cajeadas pero sin decoración. El arco va flanqueado por sendas columnas de fuste estriado en su mitad superior, sobre altos pedestales, con basas molduradas y capiteles compuestos. Sujetan un entablamento formado a base de un arquitrabe con tres fascias lisas, y un friso con cabezas aladas de querubín. Las enjutas del arco llevan decoración vegetal, con sendos medallones donde se ven los bustos de San Pedro con las llaves y San Pablo con una espada. Hay también dos figuras de ángeles, de cuerpo entero en este caso. Delante del pórtico hay una zona ajardinada en la que apreciamos una pila bautismal medieval, de tradición románica, con fuste troncocónico muy deteriorado y copa decorada con arquillos de medio punto. En torno se han dispuesto varias piezas reaprovechadas, al parecer basas de pilares labradas, procedentes de antiguos derribos.

Al interior del templo, el presbiterio va presidido por un retablo romanista, de principios del siglo XVII, obra de Pedro de Arraidu, ensamblador del taller de Pamplona. Su traza es ochavada para adaptarse al perfil de la cabecera, y consta de banco, dos cuerpos de cinco calles y ático con la misma disposición pero en el que los remates se escalonan en altura. Culmina todo con una caja central que lleva frontón triangular entre aletones, rematando con pirámides del tipo escurialense. Esta arquitectura se articula mediante columnas jónicas y corintias, con los pisos separados por frisos. El sagrario es contemporáneo de la traza. En cuanto al programa iconográfico, alternan los relieves del banco y de las calles extremas con las tallas de bulto del resto. En el banco se desarrollan relieves alternos de apóstoles y evangelistas en actitud de escribir, así como dos santas portando libros. En el primer cuerpo vemos la Oración en el huerto, San Pedro, San Blas, y el Prendimiento de Cristo. En el segundo piso la Visitación, San Miguel matando al dragón, la Asunción, San Martín y la Anunciación. En el ático se encuentran los relieves extremos de Adán y Eva, recostados al modo miguelangelesco, recordándonos vivamente, mutatis mutandi, a las figuras alegóricas de las Capillas Medíceas. Se encuentran también las tallas en bulto de Santa Lucía y San Fermín, centrando el Calvario. Delante de este retablo se encuentra una pila de bautismos medieval, procedente de la localidad de Uli Bajo, que consta de pedestal cúbico y taza cuadrada. La decoración es a base de estrellitas y florecitas inscritas en círculos.

En el brazo septentrional del transepto se encuentra el retablo de San Vicente, que es obra barroca del XVII, procedente de la iglesia de Viguria y obra de Pascual Ochoa de Olza. Consta de banco, un cuerpo con caja central flanqueada por dos columnas corintias a cada lado, entablamento con decoración vegetal, y ático entre aletones, que se remata con frontón curvo, partido y avolutado, en cuyo centro se dispone un escudo con las cinco llagas. En el banco hay una cartela de cueros retorcidos entre decoración con abundante follaje. En el cuerpo se encuentra la talla de bulto de San Vicente, con un "contrapposto" muy natural que los ropajes acentúan, con largos y curvados ropajes, llevando además un libro y la palma del martirio, así como la rueda de molino que sujeta con su cuerpo. En el ático figura un relieve en el que se representa el juicio de los santos Vicente y Valero. Todavía en el mismo ámbito encontramos una talla de la Virgen con el Niño, de origen medieval, aunque muy desfigurada por intervenciones posteriores.

En el brazo meridional del transepto podemos ver el retablo de San Juan Evangelista, que es idéntico en su traza al ya mencionado de San Vicente. En la caja central preside la talla barroca del titular, mientras que el ático va ocupado por un relieve de la Anunciación. Cerca hay un púlpito mural en estuco, realizado en el siglo XVIII en estilo neogótico.

En la sacristía se custodian además algunas tallas de interés, como una Santa Lucía gótica del siglo XV, procedente de la ermita homónima. Hay así mismo un Crucificado barroco del XVII y un San Isidoro moderno, así como diversas piezas de platería.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)