Vascos en la repoblación. Es notable la huella dejada por las repoblaciones medievales de vasconavarros y riojanos en la toponimia de las tierras salmantinas. La repoblación cristiana de la línea fronteriza del Duero y sus tierras meridionales comenzó con el reinado de Alfonso VI de Castilla y León y se prolongó hasta mediados del s. XII, pudiendo fijarse como fechas extremas las de 1080 y 1160. La afluencia vasca tuvo lugar en la primera fase, llevada a cabo por Raimundo de Borgoña entre 1088 y 1105. La mayor densidad toponímica se encuentra en Avila, donde los vascos fueron, junto a castellanos y serranos, los principales grupos repobladores. En Salamanca destacan gentilicios mayores -municipios- como Naharros del Río, Naharros de Valdunciel, Narrillos y Narros de Matalayegua, haciendo clara referencia a poblaciones navarras, así como los topónimos menores -alquerías y despoblados- de Los Narros, La Narra y Valdenarros, entre otros muchos, algunos desaparecidos. Es en los antropónimos, muy numerosos, donde se aprecian las raíces euskéricas que señalan el numeroso elemento humano establecido. Citemos como ejemplos Anaya de Alba, Anaya de Huebra, Chagarcía, Sanchíñigo, Sanchiricones (Sancho Ennecones), Iñigoblasco, Obecumuño (Obecuri), Muñovela, Velavieja, Garci Velasco, Gutierre Velasco, Velasco-Sanchón y Blascones. Para un estudio detallado del tema, así como para la explicación filológica, v. el trabajo de A. Llorente Maldonado de Guevara Topónimos salmantinos y repobladores vasco-navarros, en el homenaje a K. Mitxelena («Symbolae L. Mitxelena Septuagenario Oblatae», I, Vitoria, 1985). V. ESPAÑA,