Compositores

Romano Ugarte, Julián María

(Estella, 1831-1899). Julián María Romano Ugarte nace en Estella, en la calle Espoz y Mina, número 16, un 18 de julio de 1.831. Él es el tercero de siete hermanos. Su padre, Roque Romano, de oficio esquilador, es de Cirauqui Su madre, de Villanueva de Arakil.

El oficio de esquilador, como cualquier otro oficio de carácter familiar, lo aprenderá pronto Julián. A lo largo de su vida, además de reconocer, documentalmente su faceta como músico gaitero, paga, religiosamente, su contribución al municipio como esquilador, en un 85% de las apariciones documentadas en las cédulas personales y en el catastro anual.

¿Qué música escuchó la infancia de Julián Romano? Estella, en este tiempo que va de los años 1840 en adelante, años de niñez del músico, recoge una relativa tradición de gaitas que aparecen en la ciudad en los momentos de fiestas generales, además de algún año salteado, en el que se celebra la festividad de San Fermín.

Para conmemorar estas fiestas, surgen de manera salteada, pero continuada, las gaitas.

Los gaiteros que acudieron a Estella son gaiteros de cierto prestigio, que paseaban su música por aquellas localidades con verdadera tradición gaitera, ya fuera por sus danzas locales y antiguas, ya por acudir a las fiestas de mayor relevancia del momento, las fiestas de San Fermín, en Pamplona. Julián Romano, por tanto, es conocedor de las gaitas.

Además del sonido al que unirá su vida, Julián María es conocedor de otras músicas que existían en Estella. Conoce el clarín, desde que era niño. (Clarines en Estella existen desde el siglo XVI). Es conocedor del órgano, instrumento inevitable y necesario en los festejos y funciones religiosas de la Virgen del Puy y de San Andrés, y, también, es conocedor de la música grupal, en este caso, de una llamada Asociación filarmónica, que aparece por primera vez en Estella en el año 1.843, aparición que se produce de forma paralela a otras agrupaciones de semejante entidad que se dan en localidades con un cierto bagaje histórico musical, en la geografía de Euskal Herria.

Por tanto, hay una instrucción musical de la que Julián Romano participará a lo largo de su vida, a través de dos vías: la vía orquestal y la vía gaitera.

La gaita que él oyó, en su infancia, era una gaita rudimentaria, producto de esa primera mitad de siglo, anclada en un antiguo régimen, sin visos de innovación, sin contenido de inquietud renovadora.

Su niñez, por tanto, rueda entre el esquileo y el ganado, y la audición y el disfrute de dos tipos de música, la una producida por la gaita, una gaita ruda y escasa de brillo y temperamento musical, y la otra, producida por un conjunto instrumental, local, con más posibilidades y mayor capacidad de ejecución.

El primer dato que aparece en el Ayuntamiento, con relación a Julián Romano, data de 1.852, y refiere al dinero que recibe su padre, Roque Romano, como pago-subvención al alistamiento de su hijo al servicio militar.

Dos años más tarde, en 1.854, contrae matrimonio en la parroquia de S. Miguel, con una muchacha de 17 años y medio, llamada Micaela Dorotea Vidaurre. Julián y Micaela se casan el 9 de diciembre, de 1.854. Ella es hija de albañil, de clase media, con una relativa holgura económica.

Con 25 años, en 1.856, aparece, por primera vez tocando la gaita, y recogiendo la nominalidad del contrato. El dato es:

"A Julián Romano y su compañero, músicos gaiteros, por el servicio que de orden del M.I. Ayuntamiento, acompañando a dicha Corporación a las funciones públicas y eclesiásticas con motivo de las fiestas de esta Ciudad en los días dos, tres y cuatro del actual, la cantidad de 320 reales de vellón."

El compañero que aparece en el dato es Ciriaco Ciaurriz, nueve años mayor que Julián (1.822).

Ciriaco Ciaurriz es alpargatero. Comienza con él la tradición de la alpargata y del zapato en el oficio del gaitero. No fue el caso de Julián Romano, pero sí de tantos y tantos gaiteros del siglo XX (Hermanos Elizaga, Harmanos Montero, Hermanos Pérez de Lazárraga), y la mayoría de gaiteros del siglo XIX.

El año siguiente, 1.857, con un Julián Romano de 27 años, recién contratado por el Ayuntamiento, como músico, es un año importante, porque nace su primer hijo, Martín. Este mismo año, sigue siendo la cuestión personal, familiar, uno de los handicaps del músico, por la muerte de su suegro, el padre de Micaela. Esto supone la asunción de la tutoría de todos los hermanos menores de su esposa, a más de las deudas que su suegro dejaba como presente a sus herederos.

A pesar de lo complicado que pudiera parecer esto, una situación realmente engorrosa para una persona joven, de 26 años, recién inaugurada su familia, y en una situación económica nada halagüeña, Julián Romano no cesa en el empeño de seguir reconstruyendo la tarea artística a la que parecía encomendado desde su primera juventud.

Entre estos cuñados menores, Nemesio Vidaurre, de doce años de edad, será el elegido por Julián Romano para hacerlo compañero musical hasta que tome las riendas su propio hijo, el que fuera su sucesor, Demetrio Romano. Comenzando la tradición que protagonizan los niños acompañando a la pareja de gaiteros habitual, en Estella, Julián adopta a su cuñado, en su infancia, como tamborrero; y en su juventud, como gaitero. Por tanto, será el primer alumno reconocido de Julián.

El año 1857 enseña el comienzo de la carrera meteórica de la gaita, con Julián Romano. Hay un aumento cuantitativo y cualitativo en su ejercicio musical. No sólo ofrece su música durante las fiestas generales, sino que cualquier tipo de conmemoración que se celebre en Estella, ya fuera por el bautizo de un hijo del rey, ya fuera por la canonización de un santo, ya por la celebración de un centenario de apariciones divinas, la gaita tenía su lugar inamovible.

Como dato referencial y comparativo, cabe señalar que, el año 1.858, cualquier gaitero que actúa en Pamplona, cobra 8 reales de vellón, mientras que la nomina de Julián Romano cuesta al erario público 53 reales de vellón, por día.

Para continuar el hilo biográfico de Julián Romano, en este año (1.858) se traslada a vivir a la plaza de Santiago, traslados habituales durante ese tiempo, en el que muy poca gente podía permitirse la compra de una casa con carácter unifamiliar. El cambio de morada coincide con la muerte de su suegro, y la "herencia" humana que recibe, teniendo que ser garante de la educación y el cuidado de los hermanos menores de Micaela, su esposa.

Este año 58, y como precedente único, aparece detallado en el Archivo Municipal de Estella, el cúmulo de actividades que las fiestas generales de la ciudad traen consigo. A partir de este detalle se puede comprender la importancia y el protagonismo que la gaita, de pronto, adquirió en la ciudad del Ega, con la aparición de este muchacho esquilador de aficiones musicales.

Conforme pasa el siglo, este compendio de actividades se verá repetido, como si fuera un patrón, en todas y cada una de las fiestas generales que organiza el Ayuntamiento estellés. Bien es cierto, que, al igual que sucede en un principio, los momentos para la gaita se verán ampliados en horario y destino, producto, también de la ambición profesional y personal del gaitero.

En los siete años que van de 1.858 a 1.864, la gaita dobla su remuneración por la participación en fiestas. De 320 Reales de Vellón que cobran en el año 1.858, se pasa a 640 reales de vellón, que percibirán en el año 1.864. La orquesta, que dirigía Ventura Ibarlucea, durante este período, por las mismas obligaciones que los gaiteros, cobra 1.000 reales de vellón. Si sabemos que el número de músicos que recoge una banda es considerablemente mayor que el que compone una pareja de gaiteros, se pone de manifiesto la consideración y necesidad que la gaita había alcanzado con la irrupción del músico.

Durante esta época, Julián Romano provoca el establecimiento, la fijación y la proyección futura de actos que engrosarán las fiestas de Estella; introduce la gaita en otras festividades conmemorativas, de cualquier calibre y condición, sean estas políticas, sociales o divulgativas; desarrolla una progresiva y casi alarmante subida en el caché del músico gaitero.

De la misma manera, se da un alza cualitativa por la presencia del instrumento en foros sociales privados, además de los habituales públicos.

La segunda etapa, más moderada en cuanto a incursiones municipales que la primera, y manteniendo el mismo nivel de actividades que hasta ahora se han observado, añadiendo la función de las dianas, sí tiene algunas precisiones que recalcar, por cuanto que es la etapa de la elección de compañero, en su actividad musical, ya fuera esta por intereses económicos (el nuevo compañero será su cuñado Nemesio Vidaurre, que, todavía por estas fechas convivía con él), ya por intereses profesionales.

Sin embargo, este período prebélico, que lo situamos desde 1.864 a 1.876, no ofrece, de la misma manera que el anterior, la riqueza documental que posibilite enriquecer el devenir vital de este hombre trabajador. Es una época tranquila en las cuestiones artísticas, pero inestable absolutamente, en las cuestiones personales que atañen al músico. Su esposa, muere en 1.867, a causa de una tisis pulmonar.

Queda viudo, y cambia, repentinamente de oficio, cuando se traslada, el año de la muerte de su esposa, a vivir de nuevo a la calle Astería, 18, donde instala una llamada "cafetería", que sólo regentará durante varios meses. Viudo, con tres hijos de 12, 5 y 2 años, (Romualda, Demetrio y Francisca), y un cuñado de 24 años, liberado del servicio militar, continúa con su trabajo de esquilo y combina la lana con las notas musicales, en un tiempo en el que los ánimos políticos comienzan a exaltarse en Estella.

Esto no le impide poder cortejar a una viuda con la que mantiene un noviazgo que culmina el 26 de Abril de 1.870. Ella se llama Rosa Elizaga, y añade a la familia del gaitero una niña llamada Gabriela, producto de su matrimonio con un tejedor de lienzos estellés, fallecido dos años antes.

Julián Romano Ugarte aparece en todos y cada uno de los actos que el ayuntamiento le exige, es decir, cualquiera que fuera el ayuntamiento legítima o ilegítimamente elegido en Estella, Julián Romano actúa de forma profesional, sin suponerse sombra de ninguna bandera, aunque la tradición oral lo haya encasillado como personaje carlista.

No sería desencaminado opinar esto, siendo el músico oficial del ayuntamiento de una ciudad considerada capital del carlismo. Sin embargo, nada hay que, oficialmente, lo descubra como políticamente activo y defensor de las ideas carlistas de esa época. Los documentos escritos sí nos informan de la profesión carlista que ejerce su cuñado y protegido Nemesio Vidaurre, cuando al terminar la guerra es apresado por las fuerzas liberales, con notificación de su calidad de carlista.

La vida festiva estellesa comienza a asomar la cabeza a partir del año 1.876, año de final de la guerra. Este será el año de principio de su fama.

Julián Romano saca la gaita de su ciudad natal, y visita ciudades y lugares como Pamplona, en la que cobrará un 250%, más que lo que cobran los propios gaiteros pamplonicas, (dato este significativo), Vitoria, Tudela, Bilbao, Zumárraga, Eibar, y multitud de localidades de menor población. Es el tiempo del resurgir del instrumento y el músico estellés, y a Julián Romano se le retrata entre su cuñado, inseparable compañero musical y profesional, y su hijo Demetrio, un niño de doce años, en el año 1.876, a quien ya habría aleccionado suficientemente su progenitor, en las tareas de marcar los ritmos del tambor.

1.878 será el año de la fantasía de Julián Romano. Es el año de celebración de la boda del rey Alfonso XII y la Infanta María de las Mercedes, y el pueblo y el recuerdo opta por llevarlo de viaje, acompañado por su familia de músicos, hasta las mismas puertas de la iglesia donde se celebra el enlace.

El Gobierno de aquella Navarra de 1.878 envió una representación, a modo de regalo humano, para engrandecer y enriquecer el ambiente festivo del día, en Madrid. Curiosamente, todos los años que preceden y continúan a este de 1.878, Julián Romano no cesa en su actividad musical ya en su ciudad natal, ya por toda la geografía de tradición gaitera.

Será éste el tiempo de la creación de la fama. Y será Julián Romano, y su familia, en especial, su hijo Demetrio, quienes expandan la calidad y la fama a la gaita. A partir de este momento, el ayuntamiento de Estella recibirá numerosas misivas solicitando la presencia de los gaiteros de la ciudad, procedentes de un sinfín de lugares de Navarra y geografías limítrofes. Se acuña, por tanto, el nombre de "Gaiteros de Estella", denominación ésta que garantizará, hasta el día de hoy, la calidad del instrumento de doble lengüeta.

El último período de este insigne trabajador músico, viene de la mano de otros instrumentos que no son la gaita. Reconocido como profesor de solfeo, formador de gaiteros e instrumentista de violín, piano o guitarra, también ejercerá la dirección de la primera Banda de Música de Estella, que deberá abandonar en manos de quien sí tenía "en debida regla y con certificado expedido por la Escuela Nacional de Música" los conocimientos musicales necesarios. Curiosamente, a Julián Romano solo se le reconocerá "músico de rudimento y estudio".

Consta, asimismo, que esta etapa, en la que consiguió la plaza temporal de Director de la Música Municipal, Julián Romano se hace cargo oficialmente de la instrucción de gaiteros, para proveer a la ciudad de música de gaita tal y como dice él, "de calidad". Por tanto, serán seis años de su vida 1.893-1.899 de importante actividad musical (él ya únicamente como director de la banda), manteniendo y estabilizando todos los grupos instrumentales que la ciudad tiene entre sus filas.

La salud de Julián Romano comienza a hacerse débil. Su bronquitis crónica que le llevará a la muerte, le da el primer susto de rigor, el año 1.889, año en el que se ve obligado a testar, enfermo de gravedad.

Deja su puesto de gaitero, sus obligaciones musicales de calle y de salón a la persona más indicada y más cercana, que es Demetrio, su hijo. A su hijo le acompañará casi hasta final de siglo un sobrino de Rosa Elizaga, Anselmo Elizaga. Supone el tercero de los varios jóvenes que instruyó a lo largo de su vida, como gaitero. Personas éstas, que unidas a Demetrio Romano y a Anselmo Elizaga, instaurarán, para el siglo XX, la hegemonía absoluta de la gaita estellesa, en toda Navarra y otras provincias del país.

Julián Romano morirá en su casa de la Plaza de Santiago, número 18, a los 68 años de edad, aquejado de una bronquitis crónica. Su testamento reproduce toda la actividad y la obra musical que este hombre realizó, y que hereda su hijo Demetrio, fiel continuador de su labor.