Concepto

Republicanismo en Euskal Herria

La República Francesa se estableció en 1792, e Ipar Euskal Herria tuvo que vivir las consecuencias del jacobinismo, perdió los centros de poder y comenzó el centralismo de Paris. Pero el verdadero movimiento republicano empezó a desarrollarse a finales del siglo XIX, con la Tercera República. En Ipar Euskal Herria tuvo un desarrollo conflictivo, ya que muchos sacerdotes y caciques con influencia en la sociedad, siguieron a favor de la monarquía y el bonapartismo, en contra de la República que pretendía expandir el laicismo. El conflicto se apaciguó después de la Primera Guerra Mundial, e incluso los sacerdotes más contrarios a la República, la aceptaron; y también la ley de 1905, de separación de la Iglesia y el Estado.

Las Repúblicas francesas, desde sus comienzos, han dejado muchas consecuencias en Ipar Euskal Herria. Después de la Revolución francesa de 1789, se estableció la Primera República en 1792, la cual deshizo las Asambleas de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, dejando a Ipar Euskal Herria sin autonomía y uniéndola al Biarno en un único departamento. Además, se tomaron medidas contra los sacerdotes, y muchos vascos se vieron obligaron a exiliar a Navarra, otros fueron deportados a las Landas. El diputado labortano Dominique Garat, a falta de la autonomía para Ipar Euskal Herria, reivindicó en Paris un departamento propio. Sin embargo, Francia no respondió a la demanda.

La República se arraigó en un ambiente conflictivo en Ipar Euskal Herria, aunque la Primera República no se alargó mucho. En 1799 Napoleón Bonaparte dio un golpe de estado, y en 1804 dio por finalizada la Primera República. Casi pasó medio siglo hasta que comenzó la Segunda República, pero solamente se extendió durante cuatro años, desde 1848 hasta 1852. Aquel año se proclamó emperador Napoleón III, después de haber dado un golpe de estado un año antes. De ese modo dio comienzo el II. Imperio.

Aun y todo en la historia del Republicanismo y del movimiento republicano ha sido la Tercera República la más importante. Se proclamó en 1871, después de que el emperador Napoleon III perdiera la guerra contra Prusia y se rindiera. En aquella época se pusieron en vigor varias leyes que hoy en día están todavía vigentes, entre ellas, la ley de Jules Ferry sobre la educación obligatoria, la ley de 1901 sobre las Asociaciones, y la ley de 1905 de la separación de la Iglesia y el Estado. En Ipar Euskal Herria hubo grandes polémicas entre los defensores y contrarios de la República, es decir, entre los blancos y rojos. La Iglesia Vasca perteneció a los blancos, defendiendo la monarquía en Francia. Los bonapartistas también influenciaban en la clase política. En las elecciones parlamentarias, ganaban los contrarios a la República, excepto en la zona de Baiona.

En Ipar Euskal Herria, la división entre los favorables y contrarios a la República la marcó sobre todo el debate sobre la laicidad. Aunque la ley sobre la separación de la Iglesia y el Estado se aceptó en 1905, los republicanos quisieron debilitar la Iglesia Católica a partir de 1789. La educación estaba en manos de los frailes y monjas, y las monjas actuaban además como enfermeras. El Ministro de la Enseñanza Jules Ferry pusó en vigor la ley de la enseñanza obligatoria en 1881, y en 1886 dejó en manos de profesores laicos las escuelas públicas. En los años siguientes prohibió a los frailes y monjas trabajar como profesores. Aquella decisión provocó grandes conflictos. En Ipar Euskal Herria los trabajadores de la administración y los profesores de la escuela pública eran republicanos.

Pero los partidos republicanos no tenían mucha influencia en el interior de Ipar Euskal Herria. Los políticos favorables a la monarquía y los bonapartistas, así como los caciques y sacerdotes tenían mucho poder e influencia, sobre todo en los pueblos pequeños y en el entorno rural. Los partidos políticos apenas tenían poder, debido al sistema electoral: no se elegían listas, sino personas. A aquel sistema le sacaba más provecho la derecha, ya que a la hora de elegir los candidatos tenían mayor flexibilidad. Los partidos republicanos daban mayor importancia al partido y al congreso a la hora de decidir los candidatos.

La Iglesia vasca fue muy contraria a la República hasta el final del siglo XIX. En 1892, el Papa aceptó la República, y destinaron a Baiona al obispo republicano Jauffret. Al principio los sacerdotes de Ipar Euskal Herria no lo vieron con buenos ojos y surgieron los primeros conflictos. Con el paso del tiempo, y a partir de la Primera Guerra Mundial sobre todo, los sacerdotes terminaron aceptando la ley de separación de la Iglesia y el Estado.

La tercera República finalizó en 1940, cuando Francia se rindió ante Alemania en la Segunda Guerra Mundial. La zona no ocupada la gobernó el Estado, dejando todo el poder en manos del mariscal Philippe Petain. Aquel Gobierno de Vichy fue un paréntesis en la historia de la República francesa. Ipar Euskal Herria estaba dividida en dos partes. La frontera entre la zona libre y ocupada dividía Nafarroa Beherea por la mitad. La sociedad también se dividió en dos: por una parte estaban los que se unieron a la Resistencia, quienes ayudaban a los refugiados (judios y demás) a pasar a Hego Euskal Herria; y por otro lado, la clase política (con el diputado Jean Ibarnegarai en la cabeza) y los seguidores de la Iglesia quienes apoyaron a Petain, ayudando así a Hitler.

En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Francia, comenzó la Cuarta República. Apartaron a Ibarnegarai del poder, por haber sido ministro en el Gobierno de Vichy, aunque en 1943 fue deportado a Alemania por ayudar a la Resistencia. En 1958 llegó la quinta República.

Desde que se estableció la República francesa, en Ipar Euskal Herria los hermanos Dominique y Joseph Garat fueron los primeros defensores. Dominique Garat fue diputado en el parlamento francés en 1791, y defendió la República, aunque también defendió el modelo federalista y la autonomía para Ipar Euskal Herria. Su hermano Joseph Garat siguió el mismo camino, y estuvo en el Gobierno francés entre 1792 y 1794.

Ipar Euskal Herria, en general, se unió a la revolución francesa. La revolución no agitó sólo a Paris. En julio de 1789 hubo grandes protestas en Baiona, Donibane Garazi y Maule, en contra de la subida de los precios de los alimentos y de los impuestos. En la revolución surgieron nuevos caciques, además de los hermanos Garat. Entre ellos, el procurador de Ustaritz Pierre-Eustache Dhiriart, y Daguerressar, quienes procedían del mundo administrativo. Dentro del mundo de la armada, el mariscal Harispe de Baigorri también fue un icono republicano. La República fue un camino de integración para la elite de Ipar Euskal Herria en el estado francés.

La Primera República finalizó en 1804, después del golpe de estado de Napoleón Bonaparte. Los políticos de Euskal Herria se unieron al bonapartismo, en la época del primer imperio; por ejemplo, el mariscal Harispe. La Segunda República comenzó en 1848, pero sólo duró hasta 1852. En 1848 hubo grandes protestas en Francia y el Rey Louis Philippe tuvo que abandonar el poder. La Segunda República llegó por sorpresa. En Euskal Herria también había republicanos, como por ejemplo el periodista y politico de Zuberoa Agosti Xaho; quien fundó los semanarios republicanos Ariel y Uskal-Herrico Gaseta. También se unieron a la República el sacerdote de Bardoze Jean-Baptiste Hiribarren y el poeta Martin Halsouet.

En 1851, Napoleon (el sobrino de Napoleon I) presidente de la Segunda República dio un golpe de estado, y así dio comienzo el Segundo Imperio, en 1852. El emperador Napoleon III perdió el poder en 1870, después de perder la guerra contra Prusia. Pero en Ipar Euskal Herria, el bonapartismo tenía gran fuerza, sobre todo en el interior. El movimiento ultraderechista La Croix de Feu tuvo gran influencia en el interior en la época de la Tercera República. Aquel movimiento se convirtió en el partido de ultraderecha Parti Social Français (PSF), en 1936. Entre otros perteneció a él el diputado Jean Ibarnegarai.

Los republicanos tenían mayor influencia en la zona de Baiona. El alcance de los partidos políticos era limitado, por el sistema electoral. La personalidad del candidato tenía más peso que la ideología. Los partidos de izquierda utilizaban los comités locales o los congresos para elegir a los candidatos. Muchas veces, los funcionarios o los militantes del partido eran elegidos como candidatos, y también los caciques de alrededor. Los republicanos muchas veces se reunían en torno al profesor o a los funcionarios del pueblo, y los demás alrededor del sacerdote. La administración de la prefectura fue conservadora al comienzo de la Tercera República, pero a partir de 1887 dio un giro y fue radicalmente republicana. A partir de 1914 tuvo una actitud más neutra.

Las ideas republicanas fueron sobre todo difundidas por los profesores de la escuela pública. Además de los profesores los masones también fueron fieles defensores de la República, en Baiona mismo había una logia masónica. En la Tercera República, funcionarios, pioneros de la armada y profesores formaban la logia. Todos aquellos pertenecían a la clase baja de los masones, la clase más alta la ocupaban los aristócratas. Los masones fueron impulsores del laicismo, y estaban en contra de la derecha que sostenía la Iglesia. Apoyaron a los candidatos republicanos, y más tarde a los radicales socialistas.

En lo que se refiere a la prensa, el periódico principal en Ipar Euskal Herria, Courrier de Bayonne, fue republicano en los comienzos, en 1829. Después de desaparecer y volver a renacer, en 1952, su ideología se acercaba al bonapartismo. Según iba avanzando la Tercera República, el periódico se volvió republicano moderado. Los republicanos, por otro lado, crearon el semanal Le Réveil Basque en 1886, con Martial Henry Berdoly a la cabeza.

En las elecciones de 1870, se impusieron los bonapartistas, con el 75% de los votos. Al año siguiente, sin embargo, ganaron los republicanos. En 1876, el debate se centró en la República o el imperialismo. La izquierda estaba a favor de la República, y la derecha se dividió en dos: los monarcas y los bonapartistas. A partir de 1881 en la circunscripción Baiona I (costa) dominaron los republicanos, Plantié en 1881, Haulon en 1889, Lanfonte en 1893, Legrande en 1898 y Garat en 1910. En la circunscripción Baiona II (interior de Lapurdi) ganaron los monarcas. En la circunscripción de Maule en 1881, Pradet-Ballade superó al bonapartista Charles Harispe. Este último era el sobrino del mariscal Harispe, y en 1876 ganó las elecciones contra el candidato republicano Charles d'Abbadie, hermano de Antton Abadia. En 1889, sin embargo, la victoria fue para el bonapartista Louis Etcheverry, quien ganó las elecciones contra Berdoly. En 1893 y 1898 Berdoly ganó las elecciones, y en 1902 otra vez Pradet-Ballade. Las próximas elecciones que ganó un candidato no republicano fue en 1914, Jean Ibarnegarai se proclamó vencedor.

Dentro de los republicanos no todos eran de izquierdas. Haulon, por ejemplo, era de centro-derecha, aunque con el tiempo se inclinó hacia la izquierda. El republicano moderado Saint-Martin Harriague Morroxko fue diputado de la zona Baiona II, desde 1893 hasta 1906, después de ganarle al ultra derechista Dihasarri. A finales del siglo XIX los contrarios a la República, no tenían ninguna esperanza en el final de la República, y cada vez tenían menos fuerza las críticas hacia ella. Los vascos comprendieron poco a poco que se podía aceptar la República, y que las ideas religiosas se podían defender desde dentro. Durante muchos años en Ipar Euskal Herria el tema principal en las elecciones fue en torno a las leyes sobre la religión. Entre los vascófilos había reconocidos republicanos. Además del hermano de Antton Abadia, el escritor Jean-Baptiste Elizanburu, y el médico y ex alcalde de San Juan de Luz Martin Guilbeau. Este último uno de los fundadores de los Juegos Florales.

Aunque la República francesa se puso en vigor en 1792, los cambios comenzaron desde 1789 para Ipar Euskal Herria. El acontecimiento más importante de la Revolución francesa sucedió el 4 de agosto de 1789, con las decisiones tomadas por la Asamblea para crear una constitución. En aquella reunión, se decidió terminar con el feudalismo, y de ese modo con los privilegios. Aquella decisión tuvo gran repercusión en Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, ya que se tuvieron que disolver las organizaciones propias, así como la Asamblea de Lapurdi, los Estados de Navarra y de Zuberoa. Ipar Euskal Herria perdió la autonomía que tenía.

Pero en general, el deseo revolucionario y republicano tuvo gran acogida en Ipar Euskal Herria. El ayuntamiento de Hiriburu aplaudió la nueva Asamblea Nacional de Paris, pero condenó la disolución de la Asamblea de Lapurdi. Robespierre, responsable de la Revolución francesa y de la Primera República, era contrario a la Asamblea de Lapurdi, ya que la unía al feudalismo, aunque no estuviera basada en él. Los labortanos se unieron a la Revolución francesa, pero lucharon en favor del sistema federal, basándose en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América. Pronto se dieron cuenta que la revolución no tenía el federalismo en cuenta, sino el hombre universal y la nación unificadora. Reclamaron La Asamblea de Lapurdi, pero Paris no lo aceptó. Más tarde el diputado de Lapurdi Dominique Garat pidió un departamento para Ipar Euskal Herria, ya que pensaba que unirlo con el Biarno no era natural. Pero Paris tampoco aceptó.

El modelo de la República francesa era el jacobinismo, y su lema fue "Francia una e indivisible". Sin embargo durante el siglo XIX Francia no consiguió esa unión, y en la mayoría del Estado sólo una minoría sabía francés. En Ipar Euskal Herria, tampoco era el francés el idioma más hablado, sino el euskara. En 1870 cuando comenzó la Tercera República, los mandatarios de la época hicieron un gran esfuerzo para extender el francés. De ese modo, las dos bases fueron la escuela y la armada.

La escuela tuvo gran influencia a la hora de afrancesar a los niños de Ipar Euskal Herria. Estaba prohibido enseñar en euskara, y se podía utilizar sólo el francés en la escuela. Existe constancia de castigos a alumnos por hablar en euskara en horas de recreo, pero aquella no fue una actitud generalizada, ya que muchos profesores de las escuelas públicas actuaron con flexibilidad. En un principio supuso un problema para los profesores que los alumnos no supieran francés, y los profesores tuvieron que adaptarse al idioma de los alumnos. Sin embargo, la transmisión del euskara no se detuvo, los niños de la época siguieron hablando con las madres en euskara, ya que aquellas madres no aprendieron francés. La escuela no consiguió que el francés se impusiera al idioma materno. Al final del siglo XIX, la escuela se generalizó y las niñas comenzaron a escolarizarse. Cuando aquellas niñas crecieron y fueron madres fue cuando comenzó a detenerse la transmisión del euskara.

El servicio militar obligatorio, y más tarde la Primera Guerra Mundial (1914-1918) ayudaron a arraigar el camino emprendido por la escuela. Durante el siglo XX, las organizaciones y funcionarios de la República (profesores, trabajadores de la administración, etc.) ayudaron en el afrancesamiento. También ayudó la emigración a las ciudades. La trasmisión del euskara se interrumpió sobre todo cuando la población abandonó el mundo rural y emigró a la ciudad. Aquella tendencia empezó a acentuarse a finales del siglo XIX, y se generalizó en el siglo XX.

"El francés es el idioma de la República", dice el artículo número 2 de la Constitución francesa. Los republicanos convencidos unieron la actitud favorable a la República con el apoyo a la lengua francesa. En el siglo XIX, los republicanos veían el euskara como un modo de transmisión del cristianismo. La Iglesia de aquella época era contraria a la República, y en la lucha entre los laicos y cristianos, se unió la lucha de las lenguas.

La Revolución francesa tuvo consecuencias directas en la Iglesia de Ipar Euskal Herria. La Iglesia perdió los diezmos, y el Estado se apoderó del patrimonio de la Iglesia y lo vendió. A partir de entonces el cristianismo no se consideró como religión del Estado. De ese modo, la Iglesia perdió el dinero y la influencia. Sin embargo, aquella situación no creó conflictos. El diputado labortano Dominique Garat aceptó aquellas medidas, argumentando que las órdenes religiosas eran contrarias a la libertad. En 1790, se puso en vigor la Constitución civil del clérigo. Según la constitución todos los sacerdotes debían jurarla, pero no todos aceptaron, ya que les obligaba a aceptar el nuevo régimen y las nuevas instituciones. Los impulsores de la Revolución entendieron ese gesto como un desprecio a la Revolución. Deportaron a los sacerdotes que no juraron la Constitución, y les hicieron cencerradas en los pueblos. En 1791, el Obispo de Oloron apoyó la Constitución, y quitó del cargo a los sacerdotes que no la habían jurado. Entonces, varios sacerdotes juraron la Constitución.

En 1793 y 1794 ocurrió otra tragedia, en torno a la guerra entre Francia y España. Sara, Senpere, Donibane Lohizune y Donibane Garazi fueron lugares estratégicos. Los representantes de la República sospechaban que los habitantes de aquellos pueblos no luchaban a favor de Francia. En 1794, los ciudadanos no se unieron a la revolución, sobre todo por la Constitución civil del clérigo y el servicio militar obligatorio. Por un lado, la República nombró a representantes para expandir mensajes a favor de la Revolución y de la nación de Francia, con el objetivo de cambiar la actitud de aquellos ciudadanos. Pero viendo que muchos de los habitantes de aquellos pueblos eran desertores, y que los sacerdotes eran contrarios a la República, decidieron deportar a las Landas a casi todos los habitantes de varios pueblos de Lapurdi, entre otros, Sara, Itsasu, Azkaine y Ezpeleta.

Aquel conflicto que tuvo la Iglesia de Ipar Euskal Herria con la República francesa, dejó consecuencias durante todo el siglo siguiente, sobre todo en la Tercera República. Entre los sacerdotes de Ipar Euskal Herria estaba muy extendida la actitud favorable a la monarquía, y en las campañas electorales del último cuarto del siglo XIX, la Iglesia pidió los votos para los candidatos favorables a la monarquía o para los bonapartistas. Precisamente, por esa razón anularon las elecciones de 1889 en la circunscripción de Nafarroa Behera y Zuberoa.

Durante la Primera República, a causa del acoso a los sacerdotes, la relación entre los republicanos y el clérigo no fue buena. La relación empeoró cuando el Gobierno de Francia intentó quitarle más poder a la Iglesia. En 1881, el ministro de Educación Jules Ferry propuso la ley de enseñanza obligatoria. De ahí surgió la escuela pública. Y en consecuencia, se prohibió a frailes y monjas dar clases.

En 1892, Jauffret el Obispo de Baiona llamó a los sacerdotes de Ipar Euskal Herria a apoyar la República. Los sacerdotes aceptaron, pero a disgusto; y siguieron criticando la República. En 1890 Jauffret castigó a varios sacerdotes, cambiándolos de parroquias, argumentando que hacían campaña en contra de la República, en cabeza de ellos estaba Laurent Diharasarri. Siete sacerdotes interpusieron un recurso en Roma, y consiguieron ganar el caso. Pudieron regresar a sus parroquias.

En la historia de la Republica francesa también fue clave la ley de 1905, de la separación de la Iglesia y el Estado. Antes de la ley el ambiente estaba revuelto, sobre todo a finales del siglo XIX, por la polémica entre la derecha y la Iglesia por un lado, y los republicanos por otro, por el caso Dreyfus. La Iglesia de Euskal Herria y la derecha se alinearon en contra de Dreyfus, dejando a la luz su actitud antisemita. Aquel suceso aceleró las medidas de desapoderar a la Iglesia. Con la ley de asociaciones de 1901 la polémica aumentó. La ley dio libertad para crear asociaciones, y en Ipar Euskal Herria surgieron cientos de asociaciones a partir de 1901. En un apartado la ley obligaba a las asociaciones y congregaciones religiosas a pedir permiso. Pero todos los permisos fueron rechazados y los frailes fueron desterrados a Hego Euskal Herria. En 1904, las leyes de la República prohibieron a los frailes y monjas dar clases. Con la ley del 3 de julio de 1905, se anuló el acuerdo entre Francia y el Vaticano, vigente desde 1801. En 1906, hicieron el inventario de la Iglesia para que el Estado se apoderara de sus riquezas. En Ipar Euskal Herria surgieron grandes conflictos en varios pueblos, los sacerdotes, con la ayuda de los ciudadanos participaron en encerronas. La Iglesia recordó en ese momento los actos de 1794.

En la época de la Tercera República, hasta 1920, el tema principal de las campañas electorales se centró en la religión. Los candidatos republicanos defendían el laicismo, pero la derecha hacía campaña en contra de las leyes laicas. En 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se apaciguaron los conflictos entre los republicanos y los contrarios, ya que todos se unieron en contra de Alemania. Aún y todo, unos y otros culpaban al adversario: los seguidores de la Iglesia sostenían que ellos eran los que más habían luchado a favor de Francia. Los republicanos, sin embargo, dejaron la culpa de la guerra sobre los sacerdotes. Los contrarios a las leyes laicas utilizaron la guerra para subrayar que la guerra se había ganado gracias a los cristianos, y para pedir que el clérigo volviera a su sitio.

En las elecciones de 1920 la religión también fue tema central en Ipar Euskal Herria. Los candidatos de derechas pidieron que se deshicieran las leyes laicas. Sin embargo, el diputado de la circunscripción de Nafarroa Beherea y Zuberoa Jean Ibarnegarai aceptó al final la República, pero no las leyes sobre la religión. Al final todos aceptaron la República, no solo los laicos. La Iglesia aceptó los beneficios de la ley de separación de la Iglesia y el Estado, ya que eso significaba que la Iglesia sería independiente del Estado.

  • BIDART, P. Agustin Chaho eta bere aroko ideiak ([tesina-memorioa, zuz. Txomin Peillen]). Université de Pau et des Pays de l'Adour, Baiona, 1997.
  • CABANEL, P. 1905, la séparation des églises et de l'état. La Crèche: Geste, 2005.
  • CHARRITON, P. Petite histoire religieuse du Pays basque français. Bayonne: Aintzina, 1946.
  • CUZACQ, R. Les Élections législatives à Bayonne et au Pays basque?: L'Avènemént de la République modérée, 1871-1898 (Vols. 1-1). Bayonne: l'auteur, 1951. Recuperado a partir de http://www.sudoc.fr/066325080
  • DAVANT, J.-L., DIRASSAR, J.-B., & HARITSCHELHAR, J. Ipar Euskal Herria. Jakin. Oñati: Editorial Franciscana Arantzazu, 1969.
  • FAGOAGA, I. "Dominique Garat, le défenseur du Biltzar". Bulletin de la Société des Sciences, Lettres et Arts de Bayonne, 1970. 153-202.
  • GOYHENECHE, E. Le Pays basque, Labourd, Soule, Basse-Navarre. Pau: Société nouvelle d'éditions régionales et de diffusion, 1979.
  • GOYHENETCHE, M. Histoire générale du Pays Basque: La Révolution de 1789. Elkarlanean, 2002.
  • HIRIART-URRUTY, J. "Manex". Zezenak Errepublikan. (J. Intxausti, Ed.). Arantzazu: Jakin, 1972.
  • HOURMAT, P. Bayonne et le Pays Basque au temps de la Révolution: choix de documents. Publication de la Société des sciences, lettres et arts de Bayonne, 1990.
  • ITÇAINA, X. Catholicisme et identités basques en France et en Espagne?: la construction religieuse de la référence et de la compétence identitaire ([doktorego-tesia, zuz. Jacques Palard]). Bordeaux 4, 2000.
  • MICHEU-PUYOU, J. Histoire électorale du département des Basses-Pyrénées sous la IIIe et la IVe République. Paris: Librairie générale de droit et de jurisprudence, 1965.
  • ORPUSTAN, J.-B.. 1789 et les Basques. Presses Univ de Bordeaux, 1991.
  • ORPUSTAN, J.-B., CNRS, U. 1055 du, & III, U. de B. La Révolution française dans l'histoire et la littérature basques du XIXème siècle: actes du colloque international de l'URA 1055 du C.N.R.S. (Université Michel de Montaigne-Bordeaux III), tenu à la Faculté pluridisciplinaire de Bayonne, les 28 et 29 juin 1993. Editions Izpegi, 1994.
  • PALACIOS, X. Ilustración y Revolución Francesa en el País Vasco. Instituto de Estudios sobre Nacionalismos Comparados, 1991.
  • RÉGNIER, J.-M. Histoire de la Soule (tome 4). La IIIe République. Donibane Lohizune; Ozaze: Ekaina; Hitzak, 1991.
  • TAUZIA, P. "La IIIe République et l'enseignement religieux en langue basque (1890-1905)". Bulletin de la société des sciences, lettres et arts de Bayonne, 1973.
  • TAUZIA, P. Aspects du ralliement dans les Basses-Pyrénées (1890-1914) ([doktorego-tesia, zuz. Georges Dupeux]). Bordeaux 3, Bordeaux, 1975.
  • WEBER, E. La fin des terroirs, la modernisation de la France rurale, 1870-1914. (A. Berman & B. Génies, Trans.) ([lehen edizioa: 1983].). Paris: Fayard, 1984.

EBA