Pintores

Otamendi, María de los Ángeles

Artista nacida en Pamplona (Navarra).

Estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra y realizó un curso de postgraduado en Animation Culturelle en la Facultad de Sciencies des Comunications Sociales de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Su formación artística es autodidacta. Además de realizar obra escultórica y pictórica, también diseña tapices. Actualmente reside entre Madrid y Nueva York.

Ha ido jalonando su carrera con esculturas, pinturas, collages, relieves, tapices y fotografías.

A lo largo de su trayectoria artística ha realizado diversas exposiciones, entre las que destacan las siguientes: la colectiva de la Escuela de Artes Aplicadas de Segovia (1980), la realizada en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra en Pamplona (1980), la exposición de la librería Época de Valencia y la de la Galería Amadís de Madrid (ambas en 1981), la muestra celebrada en el Museo Nacional de de Cerámica de Valencia (1982), su participación en "Arteder'83" en Bilbao (1983), la organizada -con la ayuda del Ministerio de Cultura español- en Vadja Lajos Studióban, Szantendre (Hungría, 1985), la "I Bienal Iberoamericana de Arte Seriado" en Sevilla (1986), la realizada en la Galería Aele de Madrid y en la Galería De Witte Voet de Ámsterdam (ambas en 1986), su participación en "Arco'87" en el Stand de la Galería Aele de Madrid y en Fiac'87 en el Stand de la Galería Aele de París (1987), su participación en "Art 19'88" en el Stand de la Galería Aele de Basilea (1988), en "Spanish Sculpture: Criatina Iglesias, Eva Lootz, Angeles Marco, María Otamendi, Susana Solano" en la Galería Barbara Farber de Ámsterdam (1988), la exposición organizada en la Galería Amador de los Ríos en Madrid (1995) y en la Sala Carlos III de la Universidad Pública de Navarra en Pamplona (1995).

La artista a finales de los años setenta comenzó a realizar una serie de paisajes geométricos que finalizó con la obra Lentamente en 1988, año en que tras exponer en Ámsterdam decidió vivir allí una temporada con el propósito de trabajar en la pintura y la escultura. En ese momento incorporó figuras manipuladas por la fotocopiadora a los paisajes geométricos. A finales de 1989 comenzó en su estudio holandés un grupo de obras que giraban alrededor de la idea del silencio, empleando formas y materiales que no había usado hasta entonces. La propia artista explica de la siguiente manera cómo trabajaba, en aquel tiempo, sobre la idea de la geometría:

"Desde el punto de vista formal estaba trabajando por separado la imagen figurativa y la geométrica, volviéndose la figura distanciada y geométrica al pegarla y recortarla sobre aluminio. Proyecté sobre papel esculturas en las que los planos geométricos y la figura, resuelta en plano, funcionaban sin estorbarse y supeditarse. Sentí que por el momento sólo podría trabajarlas conjuntamente en la escultura. Más tarde hice una serie de dibujos de geometrías a mano alzada, a los que suprimí por primera vez la tercera dimensión, cuidando la textura al máximo. La geometría se calentaba. Tiempo después el asunto lo resolví así: una forma geométrica puede tener tanto valor expresivo como el cuerpo humano. Debía producir figuras más distanciadas del espectador y geometrías cálidas, de modo que ambos elementos alcanzaran la misma temperatura, la misma carga emocional, sin supeditarse a nada más que a su propio ser".

A su regreso a Madrid comenzó a hacer las esculturas y a finales de 1992 surgieron las primeras pinturas que continuó haciendo en 1993 y 1994. Se planteó la pintura como una vuelta al plano, en contraposición a los relieves y collages de la obra anterior a 1988. Es decir, volvió a lo bidimensional. La propia artista nos relata, de la siguiente manera, lo que sintió al ver su obra terminada:

"Cuando colgué todo el trabajo en el estudio, figura y geometría juntas, pude entender lo que me proponía: crear signos, signos figurativos, signos geométricos, que se bastan a sí mismos, sin otra referencia que a la forma y a la materia que los constituyen. Signos ensimismados, de emoción resuelta en sí mismos. Signos de sí. Solos".

La artista también emplea la fotografía en sus obras, pero lo hace como contraste y complemento, como dato plástico antes, o más, que como secuencia anecdótica. Se trata de fotografías extraídas de la prensa diaria, muy ampliadas, sin eludir la retícula, trabajadas en Cibachrome, para acrecentar el distanciamiento, que viene así a acentuar el carácter estético, enfriando la imagen, alejándola de este modo de su significación icónica.

Algunos críticos han definido a María Otamendi como "una artista austera, que se expresa en formas estrictamente delimitadas, próximas a la dinámica de las estructuras primarias o a la reducción maximalista".