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Odieta

El valle de Odieta está conformado por un total de ocho pueblos, Anocíbar, Ripa, Gascue, Guelbenzu, Guenduláin, Latasa, Ostiz y Ciáurriz. Se trata de núcleos de pequeño tamaño, compuestos por la iglesia y unas pocas casas, que se disponen de manera exenta y con amplios espacios intermedios, o formando alineamientos embrionarios. La mayoría de ellos se localiza en pendiente, como vemos en Ripa, Ciáurriz, Latasa y Gascue, casi siempre con la iglesia en el punto más alto, aunque en Ciáurriz se encuentra justamente en el punto de menor elevación. Anocíbar, Ostiz y Guelbenzu se ubican en llano, con la iglesia en uno de los extremos del casco urbano.

Las casas son grandes, casi siempre de los siglos XVIII y XIX, aunque no faltan algunos ejemplares de los siglos XVII e incluso del XVI. La planta va muy desarrollada, y se distribuye casi siempre en tres alturas, bajo tejado a doble vertiente. Los muros reciben el tratamiento más habitual, con una mampostería enlucida y cadenas de sillar en las intersecciones de los paños y en los enmarques de puertas y ventanas. Los vanos son rectos, aunque para los accesos predomina el arco de medio punto, salvo en algún caso de mayor antigüedad, en el que puede aparecer el arco apuntado. No faltan las fachadas que van presididas con escudos heráldicos, ni las que llevan una balconada corrida en madera, que atraviesa el hastial de parte a parte.

Contó el valle con dos palacios de cabo armería de origen medieval. El de Ciáurriz ha sido reedificado, y es hoy un caserón del siglo XIX, fechado en 1816, identificable por el escudo y por una inscripción. En cuanto al palacio de Ripa, mantiene aún su aspecto medieval, con una planta de desarrollo longitudinal, dotada de torre de ángulo, y con varias ventanitas geminadas, alguna de las cuales se puede datar en el siglo XV. Pertenece a una tipología de palacio tardomedieval ampliamente extendida por toda Navarra, y que se identifica plenamente con el inseguro periodo de las guerras civiles que asolaron el reino en el momento anterior a la conquista española de Navarra.

En lo que a la arquitectura religiosa se refiere, los templos pertenecen al tipo de iglesia rural navarra, compuesto por una fábrica de pequeño tamaño, dotada de una única nave sobre cuyo primer tramo descansa la torre. Llevan adosados diferentes volúmenes, para albergar la sacristía, una o varias capillas laterales y el pórtico que protege el acceso. Es posible que algunos de los templos se fundaran en época románica, a juzgar por los restos presentes en la iglesia de Latasa, así como por alguna de las pilas bautismales presentes, como la propia de Latasa o la de Gascue, que son muy anteriores a la construcción de las actuales iglesias y demuestran la existencia de templos más antiguos y levantados en época temprana. Las iglesias de Ripa y Ostiz datan del tránsito del románico al gótico, en torno al año 1200, aunque sufrieron importantes intervenciones en el siglo XVI, realizadas en estilo gótico tardío. También al siglo XVI pertenecen las iglesias de Gascue y Guelbenzu, así como la de Ciáurriz, aunque esta última fue intensamente reformada en el año 1830. En cuanto a la iglesia de Anocíbar, se reedificó en 1832 según patrones estéticos barrocos.

En el capítulo del arte mueble debemos reconocer que se ha producido también una renovación importante, faltando de manera ostensible los elementos de filiación medieval. De cualquier modo, podemos reseñar un Crucificado y una talla de la Virgen con el Niño, ambas barrocas y del siglo XVII. En el apartado de la retablística, señalaremos el retablo de Anocíbar, que es una empresa romanista, de fines del siglo XVI y obra de Blas de Arbizu, del círculo del gran Juan de Anchieta. El retablo de Gascue es de principios del siglo XVII y de estilo aún tardomanierista, pero los demás retablos de esa centuria pertenecen ya a la estética barroca, como vemos en los casos de Latasa y Guelbenzu. El retablo de Ciáurriz, ejecutado en el siglo XVIII, es ya de estilo rococó, aunque incorpora algunas imágenes barrocas, y por tanto anteriores y reaprovechadas. Así las cosas, podemos decir que los elementos artísticos más antiguos presentes en el valle son las tres pilas bautismales sitas en Latasa, Gascue y Ciáurriz, las tres medievales, y de las cuales las dos primeras son de estilo románico.

Para terminar, citaremos las ermitas de San Juan Xar, cerca del caserío de Guenduláin, y la de San Urbano, próxima a Gascue, que es una fábrica barroca propia del siglo XVIII.

JAS 2011