Léxico

NEOLITICO

Tipos de yacimientos de la época en el País Vasco. El período comprendido entre el Neolítico y el final de la Edad del Bronce se puede estudiar a partir de las evidencias acumuladas en diversos yacimientos arqueológicos (cuevas o abrigos rocosos, monumentos megalíticos) y, muy parcialmente, en colecciones de evidencias recogidas fuera de contexto estratigráfico (piedras pulimentadas, restos metálicos...). Esos repertorios de información arqueológica se pueden estructurar en cinco series distintas: a) Los yacimientos en cueva o en abrigo rocoso. Algunos (como los referidos en Arenaza, Fuente Hoz, Zatoya, Padre Areso, Peña, Marizulo, Los Husos...) suponen lugares de habitación humana, acumulando a veces series de niveles superpuestos en el paso del tiempo. En otras ocasiones los hombres de la época acudieron a esas o a otras cavidades a depositar sus muertos con diversos ajuares (tal sucede en niveles de Fuente Hoz, de Los Husos o de Peña; o supuso el funerario el único uso de otras cuevas como Gobaederra, Lechón, Txispiri...). b) Los yacimientos al aire libre. Debió de suponer la habitación en chozas y poblados el modo habitual con el paso del tiempo, sustituyendo paulatinamente la ocupación de cuevas propia de los grupos de cazadores del Paleolítico y de su tradición. Sin embargo, el carácter perecedero (piedra seca, ramajes, barro) de los materiales que debieron emplearse en aquellas construcciones ha eliminado la mayor parte de sus restos. Sólo en algunos lugares de Navarra y de Alava se han apuntado, sin demasiada seguridad, poblados o niveles de ocupación al aire libre de la Edad del Bronce: Eldorre en Artajona, Leguín en Etxauri, acaso Muniain de la Solana, La Hoya en Laguardia. Por lo común se carece de restos de las propias construcciones y sólo se deduce su existencia de indicios indirectos, como manchas de cenizas o elementos de ajuares domésticos (piedras de molino). Es también en este apartado donde han de incluirse los numerosos conjuntos de superficie o talleres al aire libre, cuya identificación y publicación están incrementándose en estos últimos años: resultan difíciles de delimitar (en extensión superficial y en profundidad y, a veces, se utiliza abusivamente el concepto para incluir lotes de instrumentos inconexos y de cierto aislados. c) Los monumentos megalíticos. Comprenden series distintas: dólmenes de diversos tipos como lote predominante, túmulos (bastantes de difícil determinación si no media una excavación sistemática) y monolitos («menhires»). Se extienden preferentemente por las Zonas montañosas de Euskal Herria, aquellas en las que debió de ser notable la actividad pastoril. v. MEGALITICA. Cultura. d) Las estaciones de arte rupestre. La única conocida hasta ahora en nuestro territorio, de referencia probable a la Edad del Bronce, es la constituida por restos de pintura en la Peña del Cantero en Etxauri. Otras citas publicadas habrán de ser revisadas con cuidado. e) Los hallazgos aislados. Han sido recogidos fuera de contexto estratigráfico: por haberse desplazado del lugar de depósito original o por haberse extraído clandestinamente de algún yacimiento. Es el caso de muchas «piezas» que llamaron la atención de campesinos o de prospectores no autorizados, y que se integraron en colecciones que sólo en parte acabaron siendo incorporadas a museos oficiales públicos. Tal sucede con la mayoría de las hachas de piedra pulimentada de que se tiene noticia, y con bastantes utensilios de cobre o de bronce (hachas, puntas de flecha), con algunos recipientes cerámicas y con algunos llamativos instrumentos de piedra tallada.