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Nafarroa Beherea. Historia

No hay concepto histórico que despierte mayores recelos y apasionados alegatos, que el de feudalidad, en determinados sectores de la historiografía vasca generalmente caracterizados por su falta de criterio temporal, por su ahistoricismo. Así vemos que lo corriente, cuando uno de nuestros autores roza el "espinoso" tema de la descripción social del medioevo, es interpolar, buena y alegremente, una risueña viñeta atemporal de ancien régime, labortano si se trata de describir el Norte del país, vizcaíno si del Sur se refiere, como si los demás siglos y las demás provincias no contaran, o como si tuviesen un pasado incomodo que ocultar. Se echa así mano a Larramendi para relatar cómo era el país en un brumoso "antes", que lo mismo puede ser "antes" de la supresión de los fueros que "antes" de las predicaciones de San Amando... En todo caso, si se encuentra que un labrador euskaldún pagaba pecha a su señor al que tenía que pedir permiso para abandonar el terruño que tenía obligación de labrar así como la terra indominicata del señor, se solventa la situación con un "claro que, todo eso, fueron modas importadas desde fuera". Y así para todo lo que de molesto surja en nuestra tierra. Pero al estudiar la historia, detalle por detalle, nos convencemos, salvo rara excepción, de que las mismas causas producen los mismos efectos y más tratándose de un rinconcito de Europa, como es el caso que nos concierne. Que la Baja Navarra, así como Laburdi, Zuberoa, etc. conoció la feudalidad es un hecho incontrovertible. ¿Que en vísperas de la Revolución apenas quedaban feudos en Navarra? Indudable. ¿Que un espíritu libertario y rebelde aletea en el Estado Llano navarro que sigue con enorme interés el proceso de Baigorry de 1783? Nada más cierto. Pero entre el proceso mencionado y el reinado de Sancho el Fuerte hay una larga andadura que recorrer y una serie de factores que hay que analizar, entre ellos el de la orientación de la nobleza. Hecho esto, procederemos a describir cómo eran los tres estamentos que se repartían, en los Estados de Navarra, el cometido de gobernar el reino con anterioridad a la Revolución Francesa y cuál era la situación de la mayoría de la población, el Estado Llano, bajo-navarro antes de que en su correspondiente francés la burguesía tomara las riendas del poder en 1789.

Las grandes invasiones siguen la vía romana de Astorga-Burdeos resultando con ello la Baja Navarra alcanzada, de un extremo a otro, por los trastornos que esta masa errante de bárbaros hambrientos ocasiona. Todo ello obliga a sus habitantes a alzar un férreo sistema defensivo, situación que renovada periódicamente, durante siglos, por las siguientes invasiones árabes y normandas habitúa a la sociedad al carácter militar-defensivo que estas circunstancias le dieron en un comienzo. Cabezas de linaje y caudillos guerreros han emergido de este torbellino que afecta a toda Europa desde la caída del Imperio Romano; éstos son los sustentáculos de la sociedad feudal que nace en el oscuro siglo IX además de la Iglesia, que resiste el embate por medio de la conversión de los invasores.

El principal caudillo, que conozcamos, bajo cuya jurisdicción debió caer la Baja Navarra, es Genial I, duque de Vasconia (siglo VII). Dependientes de este buruzagi son los jefes de las primeras unidades político-administrativas que surgen en tierra bajonavarra. Hay un hecho diferencial que separa a la Baja Navarra de sus hermanas continentales. Mientras Lapurdi y Zuberoa constituyen núcleos centralizados -vizcondados dependientes del ducado de Vasconia, el primero hasta 1033 en que pasa a Navarra, el segundo hasta 1234 en que sigue el mismo sendero-, en la Baja Navarra falta una jefatura única, una familia vizcondal que sometiese bajo su soberanía al resto de los linajes aposentados en el país.

Por ello éste se encuentra distendido entre tres polos políticos: los Fortún, vizcondes de Lapurdi, los vizcondes de Dax y los reyes de Navarra Luxe y Gramont (Agramont), los linajes que constituirán la columna vertebral del pequeño rincón navarro, son vástagos de la familia vizcondal de Dax. Poseen el señorío de Mixe y Ostabarret desde el siglo XI, señorío que se dividirá a su vez en cuatro baronías, Luxe, Gramont, Bergouey y Sorhapurtu en Mixe y Ostabat y Lantabat en Ostabarret. Estas serán con el tiempo las seis baronías más importantes de la sexta merindad, a las que se agregará en 1391 la de Béhorléguy. Del vizconde de Lab., vasallo a su vez de Navarra, son feudatarios, el vizcondado de Arberoa y los señoríos de Cize y Ossés. El valle de Baigorry será erigido en vizcondado en 1033 en la persona de los Echauz, completando con ello el mosaico feudal de la Baja Navarra a mediados del siglo XI como sigue: (véase tabla en imágenes).

El poder de la iglesia en los siglos X y XI debiio de ser aún considerable debido, en parte, a la tardía cristanización del país, y también a la fundación laica de las iglesias por los señores más preeminentes. Sin embargo, en el siglo XI comienza ya a esbozarse el dominio abadengo que para el siglo XII se había acrecentado notablemente. El origen de estos abandengos se halla en las donaciones medievales. Los reyes y los señores comienzan a hacer donaciones a la Iglesia a cambio de un sufragio pro-anima, curas reputadas de milagrosas, cumplimiento de promesas, nacimiento de un hijo deseado, etc. Las otras donaciones eran de dos tipos: Donatio post obitum, o sea, donación de una tierra que pasaba a ser propiedad de la Iglesia a la muerte del donante, pudiendo éste, mientras tanto, gozar del usufructo a cambio de una renta a pagar, y, donatio a diae praesente por la cual la tierra pasaba inmediatamente a manos de la Iglesia que entregaba al donante ésta y más tierras de las que podía gozar hasta su muerte mediante un censo. El celibato eclesiástico y la inmunidad de los bienes eclesiásticos permitirán que éstos se acrecienten libres del peligro de confiscación o saqueo, penados con la excomunión.

Los primeros datos históricos sobre la Baja Navarra nos dan a conocer un país dividido en seis tierras, valles o países: Cize, Mixe, Ostabarret, Arberoa, Ossès y Baigorry. Estas primitivas agrupaciones en tierras, valles o países -nombres diferentes de uso indistinto pero entidades idénticas en la realidad- constituirán desde antiguo la principal división político-administrativa de la Baja Navarra. La tierra, país o valle -nombre este último que tal vez provenga de bailio o baille- es una agrupación humana establecida, por lo general, en la cuenca de uno o varios ríos formando una unidad de producción y de relación natural, consagrada por el uso y por las vicisitudes de la historia.

Estos núcleos sociales suelen caracterizarse por llevar una vida política, social y económica conjunta concretizada en las asambleas de vecinos -Corte General, más tarde, además de todo un conglomerado institucional constituido por arciprestazgos, cofradías, milicias propias, sindicatos ganaderos y agrícolas, tribunales inferiores de justicia, archivos, etc. que se desarrollarán a lo largo de los siglos- en las que sus elementos componentes, ya sean aldeas, ya parroquias mayores, no tienen personalidad jurídica fuera de la comunidad de valle. A veces la estructura geográfica no coincide con el área administrativa, formando parte del valle, tierra o país localidades algo alejadas o situadas en la vertiente montañosa opuesta. Pero, en general, la comunidad social suele ocupar una pequeña comarca natural, relativamente autosuficiente, cuya vida en común y organización solidaria es inmemorial, probablemente de origen gentilício, hipótesis reforzada por la abundancia de nombres comunes característicos en cada lugar.

Estas entidades político-administrativas, semejantes a las cendeas y valles altonavarros a las universidades, cuadrillas alavesas, ayuntamientos o uniones guipuzcoanos, vics o degairies suletinas, etc. -"entidades políticas, dice el conde Saint-Saud, que formaban y forman todavía en toda la extensión de los Pirineos una especie de pequeños Estados, de uniones de distritos municipales, tanto en España (valle de Aezkoa) como en Francia, con sus privilegios y fuero- propios"- cayeron, como consecuencia de las necesidades defensivas originadas por las invasiones, bajo la tutela señorial de señores feudales, ya autóctonos, ya funcionarios de los duques de Aquitania o reyes de Navarra, problema éste de la autoctoneidad de indudable interés pero que nos ocuparía demasiado en este pequeño trabajo. Poco sabemos de la estructura social de los primeros siglos medievales en la Baja Navarra; lo que sí puede aseverarse es que los vecinos de los valles, sujetos al juramento de fidelidad, a deberes militares y pechas, pudieron emanciparse tempranamente en su mayoría de estas obligaciones, como veremos más adelante.

Cuando la Baja Navarra pasa a formar parte de la comunidad con núcleo en Pamplona, la estructuración feudal del país se halla ya en estado avanzado. La autoridad del duque de Aquitania se ve contestada por la influencia que ejercen los reyes de Navarra situados en el cénit de su importancia política desde el reinado de Sancho III el Mayor (999-1033); entre estos dos polos de atracción, los señores bajonavarros -Luxe, Gramont, Lacarra, Echauz, Uhart- poseen una amplia libertad de movimientos, en especial en Mixe y Ostabarret donde la guerra con los invasores bearneses refuerza el carácter militar de la estructura social favoreciendo la formación de señoríos. El señor, partiendo de esta preeminencia militar, se verá revestido de una indudable autoridad política, reforzada por la autoridad judicial y su carácter de terrateniente, ya sea porque la comunidad de valle le haya delegado estos poderes ya porque él, aprovechando sus atribuciones, las haya usurpado. No hay poder popular, pues, que pueda hacer frente a este crecimiento oligárquico que creará sus instituciones propias -cortes señoriales, milicias, impuestos, corveas, etc.- y cristalizará con fuerza en el país.

A la sombra de este elemento dominante, la iglesia se va alzando como segundo poder que ocupa posiciones estratégicas en el borde del camino de Santiago sentando las bases de una vasta red de hospitales, prioratos y encomiendas. El sistema de donaciones ya mencionado comienza a dar sus frutos: el vizconde de Baigorry, detentor en el siglo XII de las rentas de la tierra de Ostaberesio, traspasa parte de las mismas al priorato de Harambeltz.

La vizcondesa de Baigorry cede en 1120 la iglesia de Santa María de Burunze, en Larceveau, con sus diezmos, oblaciones y dependencias, al monasterio de Sordes; Arsorits es donado en I 147 al obispado de Pamplona; en los años posteriores a 1140, el diezmo del valle de Ossés pasa del vizconde de Lab. al obispo de Bayona; en 1168, Fontaner de Mauleón, obispo de Bayona, visita la Baja Navarra y Zuberoa siendo recibido en San Juan de Pie de Puerto por una comisión de nobles bajonavarros, entre los cuales Sancho II Ramiro, señor de Cize, entrega el resto de los derechos de Ossés al obispo, que le nombra canónigo de la catedral; el mismo Fontaner logró obtener que los habitantes de Lapurdi y valle de Arberoa se obligaran al donatio post obitum a cambio de la salvación de su alma. Pero los elementos más importantes de esta penetración son las órdenes monásticas, la Orden de Malta, orden religioso-militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, fundada durante la primera Cruzada, y los Premonstratenses surgidos en 1119; a estas dos órdenes debe el país la roturación de muchas nuevas tierras y el establecimiento de una red bastante regular de albergues que atraviesa toda la Baja Navarra; Ostabat es el lugar de confluencia de tres de las cuatro vías provinciales hacia Compostela, lugar de reunión de peregrinos alemanes, franceses, escandinavos, polacos, ingleses, holandeses, etc., menos italianos y orientales que pasan por Somport. En estas encomiendas y prioratos, el régimen social es similar al feudal laico bajonavarro. Este es el panorama bajonavarro cuando, a finales del siglo XII, se establece la Castellanía de San Juan de Pie de Puerto en el valle de Cize como una avanzadilla del poder real navarro.

Ya desde comienzos del siglo XII la nobleza bajonavarra se había habituado a volver sus ojos hacia el sur, hacia las empresas guerreras de los monarcas pamploneses contra los musulmanes. Pero son escasos los caballeros bajonavarros en la Corte navarra hasta entrado el siglo XIII; un tal Bernardo de Gomezar de Gabión, el señor de Luxe (1158), Viviano de Agramont y Español de Domezain (1208) en el séquito de Sancho el Fuerte... etc. A la monarquía navarra le es urgente asimilar a esta nobleza de la nueva merindad; para ello otorgará títulos, abrirá las puertas de los altos cargos del reino y entregará tierras a modo de "beneficios". Pero también necesita ganarse la buena voluntad del pueblo, sobre todo en los siglos XIV y XV asolados por las banderías nobles, y por ello otorgará fueros y cartas municipales llegando hasta a la fundación de una Hermandad (1258).

Del juego dialéctico de estas dos tendencias, así como de la política peculiar de la iglesia, surge la sociedad de la Sexta Merindad de Navarra en lo que tiene de más característica. Del siglo XIII al XV se configuran los tres Estamentos que concurrirán a las Cortes de Pamplona. Es ya la posesión de la tierra, la que da el baremo de la jerarquización de la sociedad medieval bajo-navarra; por tanto, las categorías sociales se establecen en función de la plena o relativa posesión de los derechos sobre la misma, por los individuos o las colectividades. La representación concreta del derecho sobre la tierra es la casa, sin la cual no hay derecho de vecindad y, si se es noble, sin ella (salla) no hay entrada a las Cortes.

Los diversos estratos sociales se hallan jerarquizados según el lazo que les una a la tierra, prevaleciendo esta atadura telúrica sobre la comunidad de sangre o linaje. Paradójicamente, sobre una misma tierra podrán ejercerse diversos derechos por parte de sectores sociales diferentes: dominio eminente por el señor, peaje por el rey, recogida de leña por los campesinos, derecho de paso por los pastores, etc. Haciendo abstracción de sus principales características y desechando, por tanto, sus rasgos accesorios e historicistas, podríamos describir los tres Estamentos y las clases fundamentales de la vida política de la última merindad de Navarra como sigue: (ver tabla en imagenes).

Tanto la alta como la baja hunde sus raíces en la casa solar.

  • Alta Nobleza

Es un reducido estamento social descendiente de los primeros señores de las tierras o desprendido de la generalidad de poseedores de casas nobles, dotado de especiales derechos, vinculado a cargos públicos y poseedor de tierras, castillo, etc. Los grandes barones navarros servían a los reyes -como apunta Campión- mediante asignaciones concedidas sobre rentas reales de un pueblo, con la obligación, por parte del agraciado, de prestar cierta ayuda militar. El honor parece haber consistido más bien en el gobierno de una villa con su castillo, generalmente amurallada, cuyas rentas percibía el barón, estando obligado a defenderla y mantenerla en la propiedad del rey. Las necesidades militares obligan, pues, a la monarquía a la concesión de un "beneficio" a cambio de una prestación generalmente militar; con el tiempo el "beneficio" se convierte en hereditario y la prestación en vasallaje, con lo que nos hallamos ante un fenómeno general que surge en todos los rincones de Europa: el feudo.

Las antiguas cabeceras de linaje o parientes mayores, desgajadas de la sociedad gentilicia, forman ya en el siglo XI un importante estamento político en el que la corona se apoya para armar y vertebrar el reino. Se concede título a las siete baronías de Navarra ya mencionadas -Luxe, Ostabat y Lantabat de los Luxe, Gramont y Berguey de los Gramont, Sorhapuru de los Uhart, que la obtienen mediante alianza matrimonial con los Luxe (siglo XIV), sus primitivos poseedores, y Béhorléguy de un capitán de Carlos III- y se las vincula estrechamente al rey de Navarra mediante el homenaje (en 1203 lo prestan 27 caballeros de Mixe) que les permite percibir un porcentaje, a veces grande, de las rentas que los habitantes de las tierras enfeudadas deberían pagar al rey. En estas baronías se consolida el sistema de corte señorial, con justicia -baja, mediana y alta- y milicias del señor, mientras en las demás tierras señoriales que no constituyen baronías, el pueblo paga pecha, pero sigue adscrito a sus propios tribunales y régimen de valle, lo que permitirá, lentamente, el paso al régimen alodial. Pero veamos cuál es el caso del barón de Béhorléguy, uno de los siete grandes barones bajonavarros: la baronía es otorgada (1391) por el rey Carlos III en la persona de Juan de Béarn o de Bearin, capitán de Lorda o Lourdes (?) al quoal el seynor rey ha creado barón ó tales honores, nobleza, usos é privilegios, que han é deben haber los otros barones del reyno.

Esta baronía consiste en las pechas y rentas de la parroquia de Béhórleguy, de Olaberri abajo, con la jurisdicción sobre sus habitantes en lo relacionado con homicidios, medios homicidios y calonias, la justicia baja y mediana del pueblo. La baronía es para Juan de Béarn y sus herederos en línea directa a perpetual heredat. El rey se reserva, en este caso, la alta justicia que debe ejercer el castellano de San Juan de Pie de Puerto o la Corte Mayor de Navarra, además de la pecha de los judíos y las ayudas et otras revenidas extraordinarias. A su vez, el barón prestó homenaje al rey y juró lealtad y fidelidad. Según los datos proporcionados por una encuesta judicial de 1583, los barones como Béhorléguy, Berguey, etc., estaban exentos de pagar al fisco, ejercían en las baronías la baja, media y, a veces, alta justicia, para lo cual poseían tribunales propios, independientes de los del valle o de los reales, y prisiones. Sus milicias eran independientes y reclutadas mediante el apellido u , dirigidas por oficiales nombrados por el barón. Doce de estos barones, con título de ricombres constituyen la Corte Mayor del reino. Aparte de la pecha, a menudo cobran la fija o impuesto eclesiástico del que se han hecho acreedores como fundadores de iglesias o abadías laicas con derecho a presentar al párroco.

  • La Pequeña Nobleza

Pertenecían a esta capa social todos los gentilhombres o caballeros poseedores de una salla o salha -casa noble- que por este mero hecho serán ya miembros natos de los Estados (siglo XVI), donde gozarán de los mismos derechos que los barones. Pagaban impuesto al rey y participaban también en las Asambleas de valle y los biltzarres de aldea. Luego seguían los infanzones, los escuderos y los capitanes de las compañías a pie. La procedencia era doble: ramas colaterales de parientes mayores o dueños de casas francas ennoblecidas por el rey, aunque, los infanzones tenían muy a gala ser hombres libres, descendientes de familias libres u hommes de linage, distintos de los ennoblecidos por privilegio o infanzones de carta.

Bastantes pagaban la fija al señor del lugar o a la iglesia pero, en general, están libres -remisionados- de cuarteles y de comparecer ante los tribunales señoriales. Ahora bien, estos infanzones no tienen derecho de entrada a los Estados como nobleza, a menos que sean dueños de una salla, o sea casa remisionada de cuarteles; a todo miembro de familia que posea sin interrupción la misma casa noble se le reputa de gentilhombre de raza y de extracción. Estaban exentos de la obligación de alojar a soldados en caso de guerra y sus casas gozaban de inmunidad, además de alguna que otra preferencia sobre el resto. Eran, por lo general, pobres; muchos se dedican a la labranza -infanzones labradores-. Pero eran susceptibles de convertirse en señores de otros, pues dice el Fuero:

"Todo infanzón que tiene una heredad libre y que con esta heredad, quiera hacer villanos o pecheros coillazos (es decir, dar renta o porción de frutos), habrá sobre sus collazos y sobre sus villanos el mismo derecho que el rey y los grandes señores tienen sobre los suyos".

De extracción llana pero gozando de exención tributaria, era la casa remisionada, por haber ocupado alguno de sus miembros un alto cargo o haber rendido un servicio notable a la monarquía. Cuando un hidalgo poseía armas y caballos, el monarca solía generalmente expedir carta al recibidor de Ultrapuertos para que remisionara de cuarteles y ayudas reales a dicho hidalgo. El escudero, muy a menudo, estaba al servicio de otro noble: García Arnaldo de Saint-Esteben, por ej., era escudero de Arnaldo Lopo, señor de Luxe (siglo XII).

Está compuesto por los vecinos libres de los valles, los habitantes de las villas -Garris, Labastide-Clairence, Larceveau, San Juan de Pie de Puerto y Saint-Palais- y, en general, los dueños de las casas francas. El estatuto de franquía del que gozan les permite sustraerse del poder feudal y regirse por leyes propias transmitidas de generación en generación y recogidas en los reglamentos de los valles sancionados por los soberanos y los fueros de las villas otorgados por los mismos. Enviaban procuradores a las Cortes en la siguiente proporción: Mixe, tres; Irissarry-Iholdy- Armendarits, tres; Arberoa, dos; Baigorry, dos; Cize, dos; Ossés, dos; Ostabarret, dos; Garris, dos; Labastide- Clairence, dos; Larceveau, dos; San Juan de Pie de Puerto, dos y Saint-Palais, dos. Era el Estado Llano el único que pagaba cuarteles o contribuciones al fisco real. La mayoría de las veces sus tierras eran libres de pechas y prestaciones personales a señores, aunque estaban sujetos al pago de la fija eclesiástica al señor del lugar o a la Iglesia. El rey podía ennoblecer a una casa franca librándola de pagar tributos -remisión de cuarteles-, con lo que pasaba automáticamente a ser una salla, con derecho de entrada a los Estados. También podía el rey transmitir sus derechos sobre tierras francas a algún señor con lo que la alodialidad de las tierras se veía amenazada; tal es el caso del valle de Ossès que en 1378 fue entregado por Carlos II a su ujier, Amigot de Garro, con las pechas, derechos de molinos (banalidades), jurisdicción y quinta de los montes y pastos. La concesión podía ser revocada, como de hecho lo fue y el rey volvió a recibir las pechas, convertidas en 1418 en tributo perpetuo de 15 libras.

LOS VALLES

  • Tierra de Arberoa [Arbela]

Su capitalidad estaba en Saint-Martin donde también residia la Corte del valle. Enviaba dos procuradores a los Estados. En la actualidad este valle está repartido entre tres cantones: Hasparren, Labastide-Clairence e Iholdy. Consta de las siguientes comunas:

Ayherre(L-C) Aiherra
Hélette (I) Heleta
Isturits (L-C) Isturitse
Labastide-Clairence (L-C) (villa) Bastida
Méharin (H) Mehaire
Saint-Esteben (H) Donesthiri
Saint-Martin d'Arberoa (H) Donamartihiri

  • Valle de Baigorry

A las entidades naturales de este valle se les agregó, a efectos administrativos, las del valle de Ossés formando así el llamado cantón de Saint-Etienne-de-Baigorry. Su capitalidad estaba en Saint-Etienne y, bajo el punto de vista judicial, perteneció desde 1564 a la jurisdicción del Castellano de San Juan. Enviaba dos diputados a los Estados. El valle de Baigorry propiamente tal consta de las siguientes comunas:

Aldudes Aldude
Anhaux Anhauze
Ascarat Azkarate
Banca Banka
Irouléguy Irulegi
Lasse Lasa
Saint-Etienne-de-B. Baigorri
Urepel Urepele

  • Tierra de Cize [Garazi]

Desde el punto de vista judicial es el corazón de la Castellania de San Juan de Pie de Puerto con cap. en esta villa. Enviaba dos procuradores a los Estados. Corresponde al actual cantón de San Juan de Pie de Puerto más la comuna de Suhescun que pertenece al cantón de Iholdy. Forman parte por tanto las siguientes comunas:

Ahaxe-Alciette-Bascassan
Aincille-Harriette
Ainhice-Mongelos
Arnéguy
Béhorléguy
Bussunarits-Sarrasquette
Bustince-Iriberry
Çaro
Esterençuby
Gamarthe
Ispoure
Jaxu
Lacarre
Lecumberry
Mendive
Saint-Jean-le-Vieux
Saint-Jean-de-Pied-de-Port (villa)
Saint-Michel-le-Vieux
Suhescun
Uhart-Cize
Ahatsa-Aizieta-Barkazane
Aintzilla-Harrieta
Ainhize-Monyolose
Arnegi
Behorlegi
Buzunaritse-Sarrasketa
Bustinze-Iriberri
Zaro
Esterenzubi
Gamarta
Izpura
Iatsu
Lakharra
Lekbunberri
Mendibe
Donazaharre
Donibane Garazi
Eiheralarre
Suhuskune

  • Tierra de Mixe [Amikuze]

Garris, villa real, era la sede de la justicia de este valle. Actualmente está comprendida en el cantón de Saint-Palais donde figuran además algunas comunas bearnesas, cuatro suletinas y una del valle de Ostabarret (Pagolle). Enviaba tres procuradores a los Estados. Consta de las siguientes comunas:

Aicirits
Amendeuix-Oneix
Amorots-Succos
Arbérats-Sillegue
Arbouet-Sussaute
Arraute-Charritte
Béguios
Béhasque-Lapiste
Beyrie
Camou-Mixe-Suhast
Gabat
Garris (villa)
Ilharre
Labets-Biscay
Larribar-Sorhapuru
Luxe-Sumberraute
Masperraute
Orègue
Orsanco
Saint-Palais (villa)
Uhart-Mixe
Aiziritse
Amenduze-Onaso
Amorotze-Sokotze
Arberatze-Silhekoa
Arboti-Sozueta
Arrueta-Sarrikota
Behauze
Behaskane-Laphitzketa
Bithirine o Mithirina
Gamue-Amikuze-Zuhazti
Gabadi
Garrutze
Ilharre
Labetze-Bizkai
Larribarre-Sorhapuru
Lukuze-Alzumarta
Martxuta
Oragarre
Ostankoa
Donaphaleu

La tierra de Mixe, a su vez, se dividía en bandas:

Banda de Barhoue
Banda de Ahetze
Randa de Outre-Bidouze

  • Valle de Ossès [Orzaize]

Sus entidades naturales se hallan englobadas actualmente en el cantón de Baigorry, junto con las de este valle. Enviaba dos diputados a los Estados. Son las comunas siguientes:

Ossès Orzaize
Saint-Martin d'Arrossa Arrosa
Bidarry Bidarrai

  • Tierra de Ostabarret [Oztibarre]

Contaba con Corte de justicia. Enviaba dos diputados a los Estados. Sus entidades naturales están englobadas en el actual cantón de Iholdy, menos Pagolle que lo está en el de Saint-Palais:

Arhansus Arhantsusi
Bunus Bunuze
a Hozta
Ibarrolle Ibarla
Juxue Jutsi
Larceveau-Arros-Cibits Larzabale-Arrotze-Zibitze
Ostabat-Asme Izura-Azme
Pagolle Phagola
Saint-Just-Ibarre Donaisti-Ibarra

  • Iholdy-Irissarry-Armendarits

Iholdy en Arberoa, Irissarry en Ossés y Armendarits en Arberoa eran comunidades autónomas que formaban una unidad equivalente a una tierta o país llamado por algunos tierra de Irissarry. Enviaba tres procuradores a los Estados. Antiguamente Iholdy y Armendarits estaban en la jurisdicción real de la Castellanía de San Juan; sus contribuciones, que fijó en 1270 D. Teobaldo II, consistían en una ayuda voluntaria para casos de cruzada, rescate del rey y matrimonio de la princesa real.

LAS VILLAS

  • Saint-Palais [Donaphaleu]

Se la identifica con el poblado de Carasa de la vía Astorga-Burdeos. Su época de mayor importancia comenzó en 1523, año en que se congregaron por primera vez en ella los Estados de Navarra después de la invasión de Fernando el Católico. Desde entonces éstos se reunen en la iglesia de San Pablo con preferencia a otras villas. También funciona en SaintPalais la Chancillería de Navarra hasta su traslado a Pau en 1620. Emitió moneda desde temprano; ya en 1351 Pierre de Garris gestiona el establecintiento de una casa de moneda en el lugar. justicia administrada por los jurados de la villa.

  • San Juan Pie de Puerto [Donibane-Garazi]

Villa fortificada desde el siglo VIII, castillo realengo desde los albores de la soberanía del reino de Navarra en Ultrapuertos, fue beneficiada con el fuero de Bayona en época indeterminada, fuero que fue confirmado por Teobaldo I en 1234 y reyes posteriores. Las ferias y la franquía otorgada en 1367 acrecientan la importancia de esta villa, capital de la Sexta Merindad navarra antes de 1512 y primera plaza fuerte de la región después del desmembramiento del reino, sin obligación, desde 1439, de pagar peajes en los arbitrios que posee el rey en el mismo. Las guerras de bandos, la ocupación española, las luchas religiosas, el establecimiento de la sede administrativa del reino en Saint-Palais, el incremento de la presión fiscal -en todo el país-, durante el reinado de Luis XIII y XIV, etc., minan considerablemente la vida de esta bonita ciudadela que, al decir del intendente real Le Bret, se halla en el año 1700 completamente arruinada. Sus jurados administraban justicia.

  • Larceveau [Larzabale]

Poseyó antiguas fortificaciones y estatuto de villa. Figura en la Colección Duchesne (año 1119) bajo el hombre de Larzabal. Las guerras de religión la arruinaron casi por entero.

  • Labastide-Clairence [Bastida]

Fundada por los reyes de Navarra, se otorgó a sus habitantes el fuero de Rabastens a comienzos del siglo XIV. Figura en el archivo de la Cámara de Comptos (1312) con el nombre de La Baztida nueva de Clarenza. Su fundación obedece a razones defensivas así como a la edificación por parte de Luis Hutin de un castillo real anterior a la fundación. Los privilegios de que gozaron los nuevos burgueses ocasionaron la guerra con los labradores del valle de Arberoa en 1321. El rey traspasó en 1368 sus rentas sobre Labastida a los Agramont que las permutaron por el derecho sobre los molinos de San Juan de Pie de Puerto. En 142o Labastide-Clairence volvió a gozar de su franquicia y fueros y en 1438 los reyes navarros colocaron sus armas sobre su puerta. justicia administrada por los jurados de la villa.

  • Garris [Garrutze]

También se le ha identificado con Carasa. Fue villa murada, importante durante la edad media, y su antigüedad tal vez se remonte a época romana. Tuvo uno o dos establecimientos hospitalarios para los peregrinos de Compostela y castillo dependiente de los reyes de Navarra. Los Señores de la casa de su nombre desempeñaron cargos importantes en el reino. Fue sede del bailfo de Mixe con corte de justicia, guarnición, calabozos, etc. Enviaba dos procuradores a las Cortes y celebraba importantes ferias a las que acudían vascos y bearneses. Su decadencia data de la destrucción del castillo, iglesia y casas durante las guerras religiosas.

LOS SEÑORÍOS

  • Lantabat (Landibarre)

Constituyó una baronla de los Luxe, y más tarde de los Montmorency, compuesta de cuatro entidades de población que se regían, hasta 1789, Por un consejo de cuatro jueces y la corte general de la baronía. Hoy es un municipio del cantón de Iholdy formado por:

Ascombéguy Azkombegi
Saint-Etienne Dona-Estebe
Saint-Martin Dona-Martine
Béhaune Behaune

  • Gramont [Agaramuntak]

En la Baja Navarra estaba constituido por:

Bidache Bidaxune
Arancou Errango
Came Akhamarre
Berguey Berguei
Viellanave-sur-Bidouze Erreiti

  • Bidache

Detentado por los Agramont o Gramont, fue erigido en soberano al socaire de las guerras de religión por el jefe, primero hugonote, después católico, Antonio de Gramont, en 1570. Poseyó justicia propia o corte soberana, con juez de primera instancia y juez de apelación. El fuero de Bidache fue promulgado por Antonio en 1575. Bidache poseyó derecho de asilo durante todo el antiguo régimen.

Llamados también villanos o agreros, collazos y mezquinos, estaban sujetos a la pecha (tributo) señorial y a diversas prestaciones personales y corveas, pese a que no prestaban homenaje a sus señores laicos o abades, lo que los hubiera convertido en siervos. Estos labradores pecheros no gozaban de las ventajas del "status" de vecindad de los valles, tierras o países, no tenían derecho a ser representados en los Estados ni podían vender sus haberes libremente, ya que la pecha y prestaciones se transmitía al adquisidor ya fuera pechero, franco o hidalgo. En el orden judicial estaban sometidos a los tribunales señoriales -Corte señorial- que administraban la baja, media y hasta alta justicia.

Estaba representado en los Estados de Navarra por los obispos de Bayona y Dax, los priores de Utziat, Harambeltz, Saint-Palais y capellán de San Juan de Pie de Puerto, principales detentores del poder eclesiástico en la Baja Navarra y, junto con la nobleza, dueño ya en el siglo XIII de extensas posesiones de tierras. Ya hemos dicho cómo se perfiló el dominio abadengo en el siglo XI y cómo se acrecentó en el XII mediante las donaciones. En el siglo XIII interviene otro factor importante, la Cruzada de San Luis: muchos caballeros, entre ellos Luxe, tuvieron que empeñar sus iglesias y el cobro de los diezmos a abadías y conventos. Las tierras abadengas eran trabajadas por hombres libres, sólo sujetos a la fija, o por colonos, hombres no francos, sujetos a corveas y deudores de pechas, denominados donats. Los hospitales eclesiásticos pagaban cuarteles al rey, excepto en aquellos casos en que habían sido remisionados a modo de limosna. En los hospitales para peregrinos -donde es tradición que también se cuidó a leprosos- trabajaban también los donats, donati o condonati que cuidaban a los enfermos y cultivaban las tierras. Para el servicio de las mujeres había seroras, benoîtes o béates. La Iglesia cobra en las parroquias la renta denominada fija consistente en:

a) Diezmo, o parte del mismo, sobre varias casas antiguas y el de todas las novales;
b) Las misas y el casual (pago del servicio religioso);
c) Las primicias de las recolecciones y camadas: granos, cerdos, corderos o lo que se especifique;
d) Las rentas inherentes al curato.

Lo mismo que en Bizkaia, muchos señores poseen iglesias propias y cobran así el derecho eclesiástico o fija, arrendándolo o vendiendo parte de él a voluntad. En los lugares de fundación real como Labastide-Clairence, los reyes mantenían derecho de patronato y diezmo, aunque la Iglesia los disputó en más de una ocasión. Estas disputas hacen que las relaciones entre la Iglesia y los nobles no siempre sean buenas; ambos se disputaban tierras y derechos. Algunos señores despojan a la Iglesia, como el vizconde de Baigorry en el siglo XII otros se desprenden voluntariamente de las rentas a cambio de garantías espirituales. Pero es frecuente que tanto fija como patronato sean objeto de transacciones, compras, ventas, donaciones y disputas: el 19 de marzo de 1347, el castellano de San Juan de Pie de Puerto concedió los diezmos de Ayherre e Isturits a Sánchez de Lizarazu. Mediante las negociaciones de 1362, estos diezmos pasaron a manos del obispo y cabildo de Bayona.

El vizconde de Belzunce disputó durante largo tiempo esta renta alegando que cuando Ayherre e Isturits formaban una sola parroquia, él poseía los diezmos y que luego no se había estipulado nada sobre ellos. Finalmente Belzunce tuvo que contentarse con nombrar el párroco de Ayherre. Otras veces la misma fija es cobrada por uno o dos señores del lugar, el obispo y el cabildo de Bayona o Roncesvalles. La propiedad de las rentas eclesiásticas se compra y se vende corrientemente hasta la Revolución que las abolió. En Baigorry el patronato correspondió primitivamente a los habitantes; por una deliberación del concejo de 1263, este derecho fue cedido a la Corona, pasando en época indeterminada al abad de Roncesvalles y en el siglo XVIII al vizconde de Baigorry. A veces se emplean armas contundentes: el obispo de Bayona, Juan de Saya, excomulgó a los habitantes de Juxue y a tres nobles por haberse negado a pagarle el diezmo que percibía el señor de Luxe. Los Caballeros de Malta nombraban al párroco de varios lugares por medio de los comendadores de sus encomiendas.

Diferentes en cuanto a su origen y a su evolución, aunque de escasa importancia en la Baja Navarra, las villas poseen un "status" distinto del de la tierra llana o valle, rigiéndose por medio de concejos municipales ajenos a las juntas de los valles en los que las villas están enclavadas y desligadas tempranamente de jurisdicción feudal. Los jurados de las villas constituyen también tribunales de justicia. Cada villa enviaba un diputado a los Estados. Las cinco villas de la Baja Navarra eran:

  1. Garris en Mixe (Garrutze). Antigua.
  2. Labastide-Clairence en Arberoa (Bastida). Nueva, aforada en el siglo XIV.
  3. Larceveau en Ostabarret (Larzabale). Antigua.
  4. San Juan de Pie de Puerto en Cize (Donibane Garazi). Antigua. Aforada al Fuero de Bayona.
  5. Saint-Palais en Mixe (Donaphaleu). Antigua.

Es un hecho que alrededor del 60% de la población bajonavarra es noble a comienzos del siglo XVI, es decir, que pertenece al estamento noble o goza del régimen de alodialidad. Un factor extremadamente importante en este lento proceso de emancipación estriba en el desplazamiento de las noblezas bajonavarras hacia el corazón del reino, hacia su centro político-administrativo de Pamplona y pingües tierras del S., mucho más prometedoras que los parcos cantones bajonavarros, tristes en rendimiento y tercos en el mantenimiento de sus garantías tradicionales. Dice Moret que nuestros nobles bajonavarros tenían en Navarra la alta... grandes heredamientos y muchos parientes y amigos (Anales, t. VI, 364). El desplazamiento del foco de apetencia de la clase dominante va a ser decisivo; un hecho diferencial del solar bajonavarro va a ser el de constituir un vivero de hidalguía para todo el reino de Navarra. Moret también lo constata:

(En la Alta Navarra)... muchas de sus más ilustres familias traían origen de Navarra la baja. Donde hay muchísimas casas de caballeros, escuderos, infanzones e hijodalgos de sangre y no menos de ciento cincuenta. Palacios antiquísimos de cabo de armaría, capaces de dar origen -como de hecho ha sucedido- a muchos linajes muy ilustres no sólo de Navarra la Alta, sino de otras partes de España.

(Anales, t. VII, p. 454).

Y nosotros agregaríamos... de Francia. Pero no sólo son los aguiluchos de la pequeña nobleza los que se asoman a ver qué pasa allende los Pirineos. En el siglo XIII los Luxe ya han accedido a los primeros puestos del reino. Poseen las rentas de Mixe y Ostabarret, Lantabat y tierras de Luxe. En 1251 reconocen la soberanía de los reyes de Navarra en Mixe y Ostabarret como un medio para seguir ascendiendo. Arnaldo Lupo llega ser el brazo derecho de Carlos II. En el siglo XIV acceden al señorío de Tardets y en el siglo XV, un Luxe llega a ser gobernador general de Ultrapuertos. En el siglo XII el dominio de los Lacarra forma ya una extensa baronía. En el XIII asoman a Pamplona donde obtienen altos cargos: alférez mayor, mariscal, chambelán en el XV. La condición de los Agramont o Gramont es peculiar; tras prestar homenaje al rey en 1203 junto con 27 caballeros de Mixe, sus sucesores renuevan el homenaje (1237, 1266, 1329) bajo la forma de contrato feudal; a cambio del último, reciben el peaje íntegro de Roncesvalles y en 1350, Raymond de Gramond fue dotado del título de ricombría por Carlos II, título no hereditario que abría el acceso a la Corte Mayor, el máximo organismo de la monarquía.

En el siglo XV poseen grandes dominios en la Alta Navarra que perperderán por su fidelidad a los reyes navarros con la conquista castellana del reino. Los Echauz en el siglo XV son ya grandes terratenientes; tienen parte del país de Ossés, son señores de Labets, Çaro, Irouléguy y Anhaux. Poseen la justicia media y baja y nombran y destituyen jueces a antojo. En la Alta Navarra tienen pechas diversas. Los Uhart toman parte en la Cruzada de D. Teobaldo, en la guerra civil de Pamplona y en la campaña de Portugal. Se alían a los Luxe en el siglo XIV Son barones de Sorhapuru. Belzunce, Irumberry, Uhart, Luxe, Agramont participan en la Cruzada de San Luis. En el valle de Baztán se asientan hidalgos bajonavarros... La decadencia del poder real comienza en Navarra hacia mediados del siglo XIII. Hasta entonces la lucha contra los musulmanes fue un factor importante de fortaleza real; pero en 1212 los árabes dejan de ser un peligro inminente y la nobleza va a necesitar nuevos cauces para desahogar su humor belicoso. Las oportunidades no se ofrecerán ya con tanta frecuencia de hacer la guerra fuera del país y... se hacen dentro (bandos). La ausencia de ley sálica, en una sociedad patrilineal, pondrá de manifiesto la fragilidad del trono navarro.

Carlos II inicia la capitulación real al verse en la necesidad de contentar a los caballeros que le sirven en las continuas guerras que sostiene. Los Echauz son dotados de pechas diversas -Mendigorria, Valderro-, los Garro, con los derechos del país de Ossés, un Lacarra es nombrado alférez mayor del reino, un Laxague gozará de las rentas del valle de Ostabarret, el de Luxe obtienen la ricombría y las rentas de Labastide-Clairence, el castillo de Rocafort y el valle de Arberoa son entregados a un Albret (1379) y a Juan del Béarn, hecho más tarde barón de Béhorléguy. Carlos III el Noble continúa por el camino abierto por su padre y crea importantes feudos, sobre todo para los hijos ilegítimos de los reyes -que luego encabezarían las casas rivales que se enfrentan en las guerras civiles del siglo XV. Durante este reinado un Beyrie forma parte del séquito de Carlos y es nombrado baile de Mixe y alcaide del castillo de Garris, un Garro es nombrado vizconde de Zolina y recibe las rentas reales de Atizain, Lecurriain y Mendionde (1422), además de las de Ossés, Bonloc e Irissarry que poseía antes, un Lacarra es titulado conde de Ablitas, los Luxe acrecientan sus posesiones, es erigido en vizcondado el señorío de Béharin de los Belzúnce (1424), se otorga la baronía de Béhorléguy (1391). La monarquía abdica en sus atribuciones y, sobre todo, pierde gran parte de sus fuentes de financiación: las rentas de los pueblos. Esto la dejará a merced de los bandos, sin cuyo apoyo no será ya capaz de gobernar.

En este proceso de feudalización tardía, la más afectada, sin embargo, no es la Baja Navarra, sino la Alta que, además de su propia nobleza tiene que soportar el peso de la de Ultrapuertos. La compra por los valles de los privilegios y monopolios nobles y sobre todo, la redención de las prestaciones personales de los pecheros, se realizará con suma paciencia. Pero es sobre todo el apoyo de la monarquía el que da un empuje considerable a la emancipación. Mediante la renuncia de los Luxe a los derechos de Ostabarret, los habitantes de este valle se convierten en súbditos directos del rey; las gentes de Ostabat molerán ahora su grano en los molinos reales de San Juan de Pie de Puerto esquivando así la molesta banalidad señorial. Teobaldo I favorece en especial a la burguesía de las villas: confirma en 1234 el fuero de Bayona que gozan los de San Juan de Pie de Puerto y los privilégios de Saint-Etienne de Baigorry. Mixe pasa también a jurisdicción real.

El rey -dice Morel- pasó a gozar de todos los derechos y francajes que acostumbraron tener los reyes sus antecesores en Mixe y Ostabarret (1247). Teobaldo II confirma la constitución de la Hermandad de la Baja Navarra (1258) y otorga fueros a Iholdy y Armendarits (1270). En 1278 San Juan de Pie de Puerto obtiene la "paz y salvedad de la villa por ser hito compostelano. Luis Hutin reprende a los bailes de Suhast y Armendarits (1307) por las infracciones cometidas y da orden de atenerse a las antiguas costumbres. Juana II confirma en 1329 el fuero de San Juan de Pie de Puerto. Carlos II, como ya hemos visto, abre paso a la debilitación de la monarquía, y en Ultrapuertos ensancha el estrato noble al ennoblecer a muchas casas francas: en aquella merindad o provincia de Ultrapuertos fueron muchas las mesnadas y remisiones de hidalgos que dio por este tiempo (1389). Así llamaban las plazas de que gozaban los nobles en Navarra con buenos sueldos y con la obligación de tener armas y caballos continuamente y estar siempre prontos para salir a la campaña, siempre que hubiese guerra.

De los remisionados se componían los guardias del rey cuando él salía y por esto era sumamente riguroso el examen que se hacía de su nobleza (Anales). En el siglo XIV se otorga fueros a Labastide-Clairence colocándosela bajo protección real y se establecen ferias en San Juan de Pie de Puerto. El desarrollo de las pocas villas bajonavarras amplía la base democrática de la merindad, base hasta entonces sólo representada por las tierras, valles o países que hubiesen escapado a la tutela señorial. De esta democratización de la sociedad van a surgir, en el siglo XIII, las Cortes, en las que junto al Clero y la Nobleza aparece el Estado Llano bajonavarro (1298) compuesto por vecinos de los valles y habitantes de las ciudades o burgueses, que son los que generalmente representan al resto. El único elemento marginado de la sociedad medieval, sin acceso a las Cortes de Pamplona ni a las Cortes de los valles son los pecheros, villanos o mezquinos, de los grandes señores.

Estas mismas Cortes serán con el tiempo las que más cortapisas pongan al crecimiento del estamento noble al negarse a ennoblecer a cualquier persona que no sea poseedora de casa, por muy preeminente que sea y a reconocer cualquier título de nobleza que no sea el de señor solariego -barón, duque, marqués o vizconde -excepción hecha del título del vizconde de Echauz y similares por haber sido conferido por los primeros reyes de Navarra. Los siete grandes barones de Navarra tendrán acceso a las Cortes sólo como propietarios de salla, sin preferencia sobre los solariegos pobres (siglo XVI).

Los Lalame, La Lanne o Lanea constan como establecidos en la localidad de Ispoure ya desde el siglo XVIII Su castillo se halla cerca del camino que conducía de San Juan de Pie de Puerto a Saint-Jean-le-Vieux. Familia fiel a los legítimos reyes de Navarra. A partir de 1566, el cargo de capitán y castellano de San Juan de Pie de Puerto se vinculó a la familia hasta poco antes de la Revolución. Erigida en baronía (1724), se extingue en la persona de Jean Valentín de Lalanne, en 1744, la rama principal.

Los Belzunce o Belsunce poseyeran castillos en Ayherre, Macaye y Meharin además de ramas residentes en Bayona y Hasparren. Fueron feudatarios de Navarra, de Inglaterra y de Francia a distintos niveles. Juan de Belzuna, el jefe de familia, se mantuvo fiel a los reyes de Navarra cuando la conquista de 1512:. Con Juana de Albert se hizo calvinista y fue gran amigo de Enrique III. La familia se vinculó al cargo de gobernador de Zub., hasta que fue desposeída por Luis XIV. Como señores de Méharin, los Belzunce, tenían entrada en los Estados de Navarra. En el siglo XVII diversos miembros de la familia ocupan puestos de importancia, tanto en el clero como en el ejército y magistratura franceses

El linaje de Luxe fue uno de los más importantes de Navarra; sus miembros gozaban de la ricohombría y del derecho de entrada en los Estados. Durante las guerras civiles de Navarra fueron cabezas del bando, "luxetano", filial del beamontés en la sexta merindad y rivales natos de los Gramont. Fueron señores de Mize, Ostabarret, Lantabat y Luxe adquiriendo más tarde el señorio de Tardets. Levantiscos y guerreros fueron fieles a los reyes de Navarra en un principio, pero luego los traicionaron, siéndoles demolido su castillo. En el siglo XVI Carlos de Luxe fue cabera del bando católico y salió derrotado. Luego, el señorío pasó a la casa de Montmorency, que en 1671 lo vendió al conde de Troisvilles.

Los Grammont, Gramont o Agramon forman también parte de la historia de Navarra. Ellos dieron su nombre al bando de los agramonteses que encabezaban en Alta Navarra los señores de la casa de Navarra y Pualta, en lucha abierta contra la de Beaumont, cuya correspondiente en Ultrapuertos era la casa de Luxe. Eran señores del castillo de Agramont situado en Viellenave y de Bidache y, desde 1486, cobraban la alcabala de Labastide-Clairence. Durante las guerras de religión, Antonio de Gramont secundó a la reina Juana contra el caudillo católicos Carlos de Luxe. Para entonces los Gramont van ya, desde 1495, alcaldes hereditarios de Bayona, cargo que ejercen hasta la Revolución, además de gobernadores militares de la región bayonesa, virreyes de Navarra, soberanos de Bidache, barones de Gramont y de Berguey, y señores de Came, Sames, Blaignac, Mucidan y Blaye. Miembros de esta familia se encuentran más tarde en toda Francia.

Los Laxague tenían castillo en Ostabat y junto con los señores de la casa de este lugar tenían asiento en los Estados. Pées de Laxague casó con Juana de Beaumonc, hija natural de Luis, infante de Navarra, con lo que adquirió gran importancia llegando a ser chambelán de Carlos III el Noble. Militaron con los beamonteses. Gozaron de los derechos de Ostabarret y durante algún tiempo de las rentas de San Juan de Pie de Puerto; poseían tierras en Labets, Somberraute, Irissarry y Gentein. Se mantuvieron fieles a los reyes de Navarra cuando la conquista del reino y permanecieron en el favor de Juana de Albret al sobrevenir las guerras religiosas.

Los señores de Uhart tenían castillo en Uhart y derecho de entrada en los Estados. Oger de Uhart de Sorhapuru fue chambelán de Carlos III el Noble; la baronía de Sorhapuru la obtuvieron mediante alianza con la poderosa Camilia de Luxe, en el siglo XIV Sus miembros se destacaron principalmente por hechos de armas: asistencia a las Cruzadas, guerras de Carlos II el Malo, campañas de Italia, intentos de reconquista de Navarra. Otros fueron magistrados; uno, Jean Bernard, diputado por el estamento noble en los Estados Generales de 1789 y otro, Gustave Clement, intelectual y hombre de letras. Durante las guerras de religión hizo causa común con el de Luxe, por lo que fue castigado por la reina D.ª Juana.

La baronía de Béhorléguy se creó en 1391; sus miembros eran ricoshombres con derecho de entrada a los Estados, emparentados con la potente familia altonavarra Beaumont, descendiente de D. Luis, infante de los reyes de Navarra, condes de Lerín y cabeza del bando beamontés. Su castillo fue incendiado por las tropas hugonotes.

Los Echauz constituyeron un linaje con castillo en el valle de Baigorry del que fueron vizcondes desde el año 1033 Se distinguieron éstos como grandes batalladores, alcaides de castillos realengos -Valcarlos y Maya- merinos y delegados en Cortes. En el siglo XV dependían de esta familia parte del valle de Ossés, Harismendy o Arizmendi, Labets (Mixe), Çaro, Irouléguy y Anhaux. Fueron fieles a los Reyes de Navarra pero Antonio de Echauz luchó en el bando católico, contra Juana de Albret; sometido en 1570. fue después el hombre de confianza de Enrique III (Henry IV). Miembro de esta familia fue el obispo Bertrand de Echauz. Margarita de Echauz casó con el mariscal de Francia J. L Harispe. En 1848 los bienes de Echauz fueron vendidos a Mme. d'Abbadie d'Arrast.

Otros gentilhombres bajonavarros con derecho de asistir a los Estados fueron los Béhasque, señores de la casa de este lugar y de la de Burguzahar de Asme, que se alzaron contra la reina cuando las guerras de religión.

También del bando católico fueron los Beyrie, cuya casa solar fortificada se hallaba en Mixe. Fueron señores de las casas de Beyrie, Amendeuix, Domezain (Zub.), Monein, Caresse, etc., se emparentaron con los Domezain y Mont Real y se aliaron con los Luxe.

Los Apat poseían castillo en Bussunarits; se emparentaron en el transcurso de los siglos con los Ahaxe, Saint-Esteben, Echauz, etc.

Más importantes eran los Lacarra, cuyo castillo se halla entre Ciu y Ostabarret, una de cuyas ramas pasó a la A. Navarra debido al matrimonio de una heredera con Juan Henriquez (siglo XIII). Extinguida la rama principal en el siglo XIX, habitó el castillo, desde 1850 hasta 1855 el mariscal Harispe.

El linaje de Garris es originario de la localidad de este nombre; en 1244 Diego Sánchez de Garris era merino de Pamplona. Gozaban estos caballeros del derecho de entrar en los Estados, derecho que pasó al comandante del castillo de la villa al extinguirse la familia.

Los Santa María -establecidos en el siglo XV en Burgos-, los Aguerre y los Garra son originarios de Hélette.

Los Olce tenían un castillo y vastas posesiones en las cercanías de Iholdy; fueron erigidos en baronía en 1655 en la persona de Antonio de Olce.

La casa de Laskorrea en Jaxu es el solar originario de San Francisco Javier; figura entre las casas nobles en catálogos de 1601, 1603, 1650, 1672 y 1700 Sus miembros se emparentaron con los de las casas de Idocin (Atondo) y Javier (Azpilcueta).

En Orsanco, la casa noble de Gensanne se alió a la de Esquille y Lohiteguy. Procedieron de ella un tesorero del reino en t553 y un contralor de minas en 1684.

Otra antigua familia bajonavarra es la de Irumberry, tal vez procedentes de la Alta Navarra y con castillo en Saint-Jean-le-Vieux. Entre sus miembros uno asistió a las Cruzadas con Teobaldo II y otros fueron gobernadores del castillo de Valcarlos y de Sangüesa; después de la conquista se caracterizan por sus aficiones militares y administrativas. En el siglo XIX el título de conde recayó en una de las ramas de la familia, emigrada durante la Revolución. Un Irumberry fue, durante la Restauración, coronel de la primera legión de la Guardia Nacional de Blois, escritor y político.

Los Armendarits procedentes del solar de su nombre, tomaron parte activa en la vida política del reino en una y otra vertiente constando ya desde el siglo XII En 1515 entronca con el linaje de los Belzunce en la persona de María de Armendarits que casó con Juan de Belzunze. Había entonces ramas de esta familia en la Alta Navarra (Aux de Armendarits), en Saint-Pée, en Arberats y en San Juan de Pie de Puerto. En el siglo XVII queda erigido en baronía y desaparece, en su rama principal, a fines del siglo XVIII o comienzos del XIX.

Los señores de la casa de Arbouet también tenían entrada a los Estados; uno de ellos para acompañar a Carlos II "El Malo" a Albania dicta testamento el 16 de abril de 1376. Una dama de Arbouet y única heredera de la casa en el siglo XVIII casó con un miembro de la familia Uhart.

Los Garro, de origen laburdino, pertenecieron al bando agramontés y se distinguieron en la época del rey Carlos II "El Malo", que les premió con señoríos, cargos y rentas Poseyeron castillo en Mendionde-Greciette, bienes en las dos Navarras y rentas en Mendionde --erigido en baronía del siglo XVII-, Ossés, Bonloc e Irissarry. Se emparentaron con los Beaumont y Urtubia existiendo ramas de esta familia en el Baztán (Alta Navarra). Durante el Antiguo Régimen ocuparon cargos administrativos y emigraron con la Revolución.

Un miembro de la familia Ahaxe sirvió de intermediario en el siglo XII al paso de la Baja Navarra a la corona de Navarra. Efectivamente, señor de Cize en 1179, transmitió el valle heredado al monarca pamplonés que pudo establecer así la Castellanía de San Juan. Los Ahaxe se emparentaron con las principales familias bajonavarras. En el siglo XIV tomaron parte activa en la vida política del país, pero acabaron por fusionarse, matrimonialmente a los Luxe. Su castillo fue incendiado en 1569, durante las guerras de religión.

A partir de la incorporación a Francia (1620) tanto nobles como clérigos y estado llano tienen un motivo común de preocupación: el poder absoluto francés. No quiere esto decir que el nuevo factor diluya la lucha de clases en el seno del país -pecheros sin derechos contra señores, en especial- pero lo que sí se nota es una mayor cohesión del país ante la contradicción principal, el Estado Francés. En el año de la anexión -que es cuando escribe el cronista Martín de Vizcay- la alta nobleza bajonavarra está representada por las siguientes casas: Baronía de Luxe, marquesado de Salha, marquesado de Uhart, señorío soberano de Bidache (Gramont), vizcondado de Arberoa, vizcondado de Belzunce, vizcondado de Méharin, baronía de Ahaxe, baronía de Béhorléguy, baronía de Lacarra, vizcondado de Baigorry, baronía de Garro y baronía de Espelette, ésta en tierras laburdinas. Esta nobleza -cuyo poder bélico ha sido suprimido por el uso de la artillería y cuyo poder político desaparece al dejar de ser los señores el basamento de una monarquía débil, como era el caso de la navarra antes de la conquista-, tiene que optar entre la integración en los cuadros de una monarquía lejana, generalmente en su ejército, o pasar a ocupar los cargos de la administración local, desde mediados del siglo XVII a la sombra del Intendente, como efectivamente muchos de sus miembros lo hicieron.

Las aristocracias navarras, pues, se integran al aparato absolutista francés o decaen replegadas en un provincianismo que afecta a toda la antigua merindad, envueltas en títulos honoríficos que, salvo rara excepción, no tienen validez dentro del territorio navarro- por no ser reconocidos por los Estados. Tampoco sus rentas, que nunca fueron muy pingües, se ven acrecentadas en el seno de una economía cerrada y rural como era de la de este rincón navarro. Liquidados los bienes altonavarros se corta también esta fuente de financiación para una clase que no había nacido para trabajar ni disponía de un capital suficiente para invertir en empresas de amplio vuelo. Nuestra nobleza se va agostando. Luxe y Gramont siguen distintos caminos. Los primeros, florecientes en el siglo XV son despojados en el siguiente de sus bienes, como consecuencia de la traición cometida hacia sus legítimos soberanos. A la muerte de Juana de Albret recuperarán sus bienes pero no su castillo, que fue arrasado. Se inicia aquí una decadencia que agravará la falta de descendencia masculina en 1593, tras el exilio del titular por las guerras de religión. Un linaje se agota, pero otro rebrota con extraordinaria fuerza: los Gramont que habían sido despojados por Carlos V de todos sus bienes altonavarros, se convierten en poderosos señores, gobernadores de Bayona, soberanos de Bidache desde 1570 y virreyes hereditarios de la Baja Navarra desde 1620; Luis XIV erige el señorío de los Gramont en ducado (1648) y sus titulares se denominarán duques-pares. Pero el resto de nuestros jaunes vegeta, algunos en cargos que se hacen hereditarios -castellano de San Juan en los La Lanne desde 1566, baile de Ostabarret en los Uhart- otros coleccionan títulos: barón de Somberraute, Jean de Esquile en 1624; barón de Mendiondo, un Garro, 1654; baronía de Olce, Antonio de Olce en 1655.

La nobleza blasonada carece de importancia en los Estados, donde sólo cuenta como titular de casa noble. Varios hidalgos -entre ellos los Gramont y los Montmorency (sucesores de los Luxe)- pretendieron que en las convocatorias que se les dirigiera figurara su título -conde, duque, marqués, vizconde, etc.-. Los Estados se negaron con unanimidad en 1665 a hacerlo. Los Echauz son los más remisos a aceptar el signo de los nuevos tiempos; una sentencia arbitral de 1663 exigió al valle de Baigorry que seis de los trece jurados del valle fueran censuarios del vizconde; éste podía así controlar en gran parte los asuntos del valle. En 1640 Echauz pretende ser considerado como señor de todo el valle de Baigorry, pero tiene que echar marcha atrás ya que pierde el proceso que entabla con el valle. El Estado Llano lleva ya, en el siglo XVII, ante los Estados o ante el Parlamento de Navarra las quejas que tuviera contra las pretensiones de la Nobleza y Clero; en 1669, los vecinos de Saint-Martin de Lantabat ganan el proceso entablado por los mismos contra el prior de Béhaune y el señor de Saint-Simon.

El franc-alleu puede ser definido como una tierra, noble o plebeya, libre de origen, franca de toda dependencia señorial y servidumbre. El poseedor de un franc-alleu u alodio puede arrendarlo o someterlo a censo -según derecho admitido por múltiples fueros europeos, entre ellos el de Navarra- con los mismos derechos que el rey para sus tierras. Los seis países, tierras o valles de la Baja Navarra formaban lo que en Bizkaia se denominaría tierra llana. Tierra alodial en su mayoría, rota la primitiva organización democrática en algunos lugares, resquebrajada en otros, la Navarra de los siglo XVIII y XIX presenta una estructura social mixta en la que coexisten el franc-alleu, el pago de pechas a determinado señor y una gran propiedad comunal. Y es que el alodio -ez zorrik ezlorrik ez erantzun-bearrik eztuten on-ibarrak- avanza progresivamente desde el siglo XVI amparado en las leyes navarras que se suman al adagio occitano de ningún señor sin título. En el siglo XVI, y no digamos XVII y XVIII resulta ya muy difícil que un noble conserve los pergaminos que le otorguen derechos sobre una tierra; la mayoría han perecido, obra del olvido del tiempo, de las guerras de religión o del incendio "accidental" del castillo o casa-torre del dueño de los supuestos derechos. Además, el señor dejaba de detentar su poder sobre una tierra si ésta pertenecía a hombres libres durante cuarenta años. En 1629 se proclama en el Estado francés el derecho de directa real universal del rey sobre todas las heredades del reino. El franc-alleu, la no dependencia de la tierra a ningún señor, salvo en caso de presentación de título, impidió al Luis XIII cobrar la directa universal en Navarra.

Una ordenanza de 1692 puso a los franceses ante la necesidad de pagar, y en muchas regiones de la monarquía francesa el franc-alleu fue suprimido. Pero un edicto de 1694 conservó a los navarros en su derecho. Los autores y polemistas dieciochescos basan su argumentación en pro del francalleu en el hecho de que Navarra no fuera nunca conquistada: Los habitantes de Navarra no reconocen ningún jefe directo feudal ni administrador de justicia porque no se trata de un país de conquista Los naturales del país se gobernaron ellos mismos hasta que, para resistir a las irrupciones de los moros, se dieron un príncipe, al que asignaron un dominio, a cargo de mantenerlos en sus libertades y franquezas. De aquí viene que ellos no estén obligados a rendir ningún homenaje en particular (Estados, 1731). Como se ve, el concepto de contrato social es fuerte en el siglo XVIII navarro. En 1775, Luis XVI dicta un auto llamado a tener gran resonancia en el país; por este auto la monarquía revoca el contrato feudal en Baigorry y Ossés, o sea los beneficios y derechos otorgados por el rey de Navarra en sus tierras realengas a favor de señores particulares (Echauz). El valle se apresura a comprar los derechos reales.

En el proceso de Baigorry (1783) el principio universalmente alegado por el valle en boca de sus abogados fue: dés que le prince (le roi) reconnut le franc-alleu et rétracta (en 1775) les engagements des directités qu'on avait surpris, on n'a plus de droit d'appliquer daru ce royaume ce que les seigneurs médiats exercent dans leurs directes. En 1782 la Baja Navarra recurre en consulta a la Alta como era costumbre: en febrero de este año la Cámara de Comptos de Pamplona, a la que está encomendado el realengo, se unió a un acta despachada por el decano de los notarios de Pamplona al síndico de la Baja Navarra en la que se declaraba a las dos Navarras países de franc-alleu natural y de origen. El marqués de Polverel, síndico del país en 1789, recoge esta acta y nos proporciona la mayor parte de la información que poseemos sobre la alodialidad bajonavarra en su estudio Mémoire sur le franc-alleu du royaume de Navarre. Dice este fogoso defensor de las libertades navarras que si el labrador o pechero está sujeto al rey, paga su censo o pecha a éste y el diezmo a la iglesia.

"A fin de que los bienes sujetos a estos pagos no se confundan con los bienes francos o alodiales, para que no se usurpe, o para que no vengan a disminuir durante ningún lapso de tiempo, el tribunal ordena que, cuando lo juzgue conveniente, los deudores de un dominio, pasen su acto de reconocimiento ante un notario real, especificando los bienes-fondos que ellos tienen y la renta que pagan".

Con los pecheros sujetos a un señor temporal o eclesiástico ocurre otro tanto.

"Siguiendo este ejemplo, los nobles hacen extender actos de reconocimiento a sus labradores. En caso de cese, de parte del labrador, del pago de las pechas, los bienes que trabajan son decomisados de manera que el noble tiene derecho a despojarlos y entregar las tierras a otros labradores mediante el pago de la misma pecha".

Los propietarios de bienes alodiales, nobles o no, no pagan pechas ni dan cuenta de las que ellos perciben de sus labradores cuando los tienen. Polverel concluye

"que no hay ninguna distinción entre el franc-alleu noble y el plebeyo; que uno y otro se dan por supuestos si la censualidad no es probada por medio de títulos; que en ausencia de éstos no se debe ni al dominio del rey ni al de ningún señor, ningún homenaje por ninguna tierra ni renta sobre ella".

Concluyendo, no se trata de que a la máxima tan extendida en el N. de la monarquía francesa (Boulonnais, Bretaña, Blesois) nulle terre sans seigneur haya que oponer, como dice Haristoy, la divisa vasca ningún señor sin título, sino otra, todo navarro es libre hasta que se demuestre lo contrario. El Parlamento de Navarra, por ej., intentó, en 1710, sustraer a los vasallos del señorío de Gramont de la férula feudal de éste, pero, los Gramont demostraron con pruebas sus derechos por lo que siguieron gozando de ellos hasta 1789. Este franc-alleu no sólo es corriente en el País Vasco, sino en Borgoña y todo mediodía de Francia.

El 4 de agosto de 1789 hay todavía aldeas en la Baja Navarra cuyos habitantes pagan pechas, diezmos, primicias, acuden a tribunales señoriales y no participan en la vida pública del país (Estados); son los pecheros, censuarios o fivataers de las baronías de Gramont, Lantabat, Sorhapuru, y Luxe y los donats de los prioratos de Utziat y Harambeltz, además de los del vizconde de Baigorry (244 a comienzos del siglo XVIII). Aún en 1706, los propietarios de casas francas de Baigorry, rescatadas recientemente del poder de los Echauz, insistían en ser admitidos en la administración del valle. De hecho, los derechos feudales estaban olvidados en casi todas las tierras dé Navarra; sin embargo, de derecho a Harismendy, protagonista del proceso de Baigorry de 1783, se le exigían un censo feudal y dos corveas tras invocarse una serie de pruebas que se remontaban a hacía un siglo. De Bellocq, uno de los letrados de la parte de Echauz dirá: Harismendy es fivatier del suplicante por su casa situada en el vizcon- dado de Echauz; debe, así como los otros colonos, los derechos señoriales y está sujeto a la justicia y a las banalidades. Los poseedores de la casa Anchart -de la que es Harismendy- han tratado de sustraerse a estas obligaciones a pesar de los múltiples fallos de la Corte... Pero la nobleza goza aún de una serie de privilegios considerables:

a) Económicos: Censos, diezmos, exención de impuestos locales;
b) Reverenciales: Lugar principal en la Iglesia. Decapitación en caso de incurrir en la última pena. Porte de armas, que los Estados prohiben al tercer estado en los reglamentos dictados en 1648, 1658 y 1660, aunque de hecho las llevaba el que quería o podía;
c) Judiciales: Escapa a la jurisdicción ordinaria del valle. Ejerce en algunos lugares baja, mediana y hasta alta justicia y es juge-jugeante o juez nato de la judicatura del valle;
d) Políticos: Miembro nato de los Estados. Derecho a asistir a las Cortes Generales de los valles.

Por otra parte, el poder económico de la Iglesia sale bastante disminuido en el transcurso del Antiguo Régimen, ya que el patronato laico está muy generalizado. El clero bajonavarro es, en general, pobre y existe entre sus miembros una desigualdad económica acentuada, como se ve por estas rentas:

Curas de: Baigorry 2.000 libras
Lasse 1.300 "
Ascarat 1.000 "
Irouléguy 1.000 "
Béhorléguy 400 "
Saint-Jean le Vieux 400 "

Todos los demás curas tienen una renta inferior a 400 1. Aún hay en la Baja Navarra del XVIII, 87 casas de infanzones. Orgullosos de su condición, sus equilibrios por no caer en el estado llano son patéticos, como en el caso de la heredera de la casa infanzona de Hélette que, antes de la Revolución, solía llegar regularmente a la iglesia antes de la primera llamada, a fin de que ninguna mujer se le adelantará en la procesión.