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NACIONALISMO (EL NACIONALISMO VASCO EN IPARRALDE)

Los inicios. La preocupación por el estado de la lengua -fragmentada en dialectos y en regresión constante- prendió en parte de la intelectualidad vasca de ambos lados de la frontera ya desde el s. XVII. Asimismo, ya hemos visto cómo la idea de Nación, en su acepción política, surge en autores y personalidades vasconorteñas del s. XVII, XVIII y XIX. A mediados del s. XIX D'Abbadie inicia las Fiestas Vascas y euskerólogos de ambos lados del Pirineo se relacionan para comunicarse y comentar sus búsquedas. En el año 1900 asisten al Congreso Internacional de Estudios Vascos de París Julien Vinson, Charency y Lacombe, entre otros. Un año después se creaba Eskualtzaleen Biltzarra donde podía verse al fundador, Landerretche, a Guilbeau, Adema, Ahetz-Echeber, Jaurgain por Iparralde y a Campión, Urquijo, López Mendizábal y S. Mújica, por Hegoalde. En todo ello el impulso aranista, es decir, del nacionalismo vasco, es importante aunque no único.

En 1918 vascos de ambos lados de la frontera se encuentran en Oñate para fundar la Sociedad de Estudios Vascos, asistiendo diversas autoridades norteñas y el obispo de Bayona con su secretario, el vascólogo Daranatz. El éxito popular y electoral del PNV en 1931 suscita el entusiasmo de los vasquistas de Iparralde, entre los cuales Pierre Laffite, M. Inchauspe, Magdeleine Jaureguiberry, Eugène Goyheneche, etc. De entre todas estas personas es el joven canónigo Laffite el que va a poner en movimiento un grupo y una revista denominada Aintzina, publicación de carácter regionalista que adopta el lema JEL sabiniano y va a granjearse la animadversión implacable del otro nacionalismo, del nacionalismo francés de Ybarnegaray, que llegará a definir a Laffite como «pez rojo en la aguabenditera». Hombres como el sacerdote Ariztimuño «Aitzol», los vascófilos veraneantes como Julio de Urquijo, los nacionalistas asistentes al anual encuentro del Eskualtzaleen Biltzarra -José de Eizaguirre, I. López Mendizábal, A. Labayen, el interés del director del Museo Vasco comandante Boisseul, las visitas asiduas de Ph. Veyrin o Tillac, crean una amistad mutua por encima de las fronteras. Incluso el Estatuto de Autonomía de 1931, traducido al francés, es publicado en la revista «Gure-Herria» (n.° 6, 1931). «Aintzina» pide un departamento vasco descentralizado mientras adopta los emblemas del nacionalismo de Hegoalde. El joven Goyheneche participa en los mítines del PNV como miembro de Juventud Vasca y representante de Laburdi tanto en Hegoalde como en París donde estudia. Según recoge J. C. Larronde (Deia, 5-III-89) sus actividades en París no se limitan a las relaciones con el País Vasco Sur: Eugéne Goyheneche desplegará en el hervidero intelectual y político de los años 30, una actividad en todas las direcciones: en los medios vascos crea la Asociación de Estudiantes Vascos «Euskal Ikasleen Biltzarra» y será su presidente (febrero 1933) que luego se unirá a la Federación de Estudiantes Vascos de Euskadi Sur. Participa en la creación de la sección parisiense de «Euskualzaleen Biltzarra» presidida por el eminente vascólogo Georges Lacombe (abril 1933), y al lanzamiento por Paul de Rocca-Serra-Legarralde del diario de los vascos de París «Elgar». En los medios federalistas, anima el Centro de Estudios Federalistas y frecuenta la librería de Marcel Peguy (hijo de Charles Peguy) que edita la revista «El Federalista». Pero sobre todo, toma contacto con otros militantes de minorías nacionales: los nacionalistas bretones (Ives Delaporte, Yann Fouere), pero también con los flamencos e incluso los ucranianos. Eugène Goyheneche será el relevo eficaz del Padre Laffite y el consejero apreciado de los jóvenes militantes, poco numerosos pero extraordinariamente activos: Pierre Amogain, Jacques Mestelan, Michel Diharce, Jean Hastoy, que alrededor del Padre Laffite mantendrán «Aintzina» hasta septiembre de 1937. Tiene una intervención muy notable en la Asamblea General de «Eskualzaleen Biltzarra» en Louhossoa en septiembre de 1933. Goyheneche establece fructíferos contactos con el clero simpatizante de la causa vasca, ya sea de derechas (Jean Elissalde: «Zerbitzari») ya sea de izquierdas (Jules Moulier: «Oxobi»).

Sin embargo, al llegar las decisivas elecciones de 1936 el «pez rojo» y la mayor parte de sus colaboradores, temerosos del Frente popular, darán consigna de votar a los derechistas Delzangles y Coral en Laburdi y a Ybarnegaray en el resto del país. La llegada de los primeros refugiados católicos antifranquistas vascos va a trastocar estas directrices y sumir a los católicos de Iparralde en un mar de contradicciones. Desaparecida Aintzina, Euskalduna ve en ellos a indeseables. La opinión se retrae, en especial la católica, mientras, por el contrario, los sindicatos se vuelcan en la ayuda a los recién llegados. Sólo personalidades aisladas -Legasse, los Jaureguiberry, Labeguerie, Dassance, Dutournier, Larrouyet, el marqués de Arcangues, Goyheneche- mantienen una postura solidaria. El alzamiento rebelde franquista encuentra a Eugène Goyheneche en París; a partir de ese momento y durante toda la guerra civil, todas sus acciones estarán dedicadas preponderantemente al servicio del Gobierno vasco y de los refugiados vascos víctimas de la guerra. No puede estar de acuerdo con la posición del Padre Laffite en «Aintzina» que adoptaba una actitud de neutralismo y buscaba un compromiso, una mediación entre los rebeldes y los gubernamentales. Brazo derecho del delegado del Gobierno de Euzkadi, Rafael Picabea «Alcibar», después del ministro de Asistencia Social, el socialista Juan Gracia, organiza los socorros, la asistencia, la ayuda a los refugiados vascos del Sur que llegan por decenas de millares al Estado francés a partir de mayo y junio de 1937; ayuda al ministro de Finanzas Heliodoro de la Torre a alquilar hospitales, colegios, centros de socorro y a aliviar en la medida de lo posible a las familias de los refugiados. Su actividad es incansable: innumerables artículos bajo diferentes seudónimos en el periódico «Euzko Deya» (el número i sale en París el 29 de noviembre de 1936) del cual es gerente a partir del 5 de marzo de 1939, intervenciones cerca de las personalidades eclesiásticas francesas (Cardenal Verdier), cerca de los escritores (Mauriac, Bernanos, Maritain), en los medios católicos favorables (Diario «L'Aube», «La Jeune Republique»...), en el seno de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos (fundada en París el 26 de diciembre de 1938 y de la cual será tesorero adjunto del Comité de Intereses Generales).

Durante la II Guerra Mundial la costa laburdina fue frecuentada con asiduidad por militares alemanes de todos los grados que, convalecientes o heridos leves, eran enviados desde Berlín a este sector de la costa a fin de que se repusieran antes de su envío al frente ruso. Estos alemanes simpatizan con los vascos a los que consideran «tan arios» como ellos. En 1942 vuelve a aparecer Aintzina, casi toda ella con colaboradores vasco-franceses (Laffite, Labeguerie, Legasse, Duboscq, Larzabal, Ospital, Dutournier, Goyheneche) y una dirección doctrinal que supera el mero regionalismo ya que considera a Hegoalde «un hermano de raza». El endurecimiento de la guerra y de las operaciones de resistencia hacen desaparecer a la revista. Labeguerie forma el grupo Irrintzi en Burdeos. Es en este contexto donde se van a desarrollar las relaciones de Goyheneche con los ocupantes. Según recoge con minuciosidad J. C. Larronde (Op. cit) conviene rechazar categóricamente la tesis de una pretendida germanofilia de Eugéne Goyheneche; bien al contrario, cuando el bombardeo de Gernika y también después, tuvo palabras muy duras contra los alemanes. De la misma manera, la idea de un protectorado alemán sobre un País Vasco «autónomo» no resiste a un análisis serio y Eugéne Goyheneche fue siempre totalmente consciente de ello: desde el Armisticio (22 de junio de 1940) y más todavía después de la entrevista Hitler-Petain en Montoire (24 de octubre de 1940) las consignas alemanas son: «acuerdo de armonía con el Gobierno de Vichy»; no era cuestión para ellos, como análisis históricos recientes lo demuestran en el caso de Bretaña, de intentar sustraer territorios franceses a la autoridad del Gobierno del Mariscal Petain. En realidad, en contacto con vascófilos alemanes, sean puramente intelectuales (como el profesor Karl Bouda) o más políticos (como el doctor Werner Best, jefe de la Administración de Guerra en París desde agosto de 1940 hasta 1942, después embajador del Reich en Dinamarca hasta 1944), Eugéne Goyheneche ve la posibilidad de emprender cerca del ocupante una «acción diplomática vasca» que podría resultar benéfica en varios planos: regularización de la situación de los refugiados del País Vasco sur en Francia, retorno de los prisioneros de guerra del País Vasco Norte que tuvieran dificultades con la potencia ocupante. En un caso al menos, su enérgica protesta es decisiva: de los 17 condenados a muerte por el franquismo de la red de resistencia de Luis Alava, solamente ese último es fusilado por los franquistas, después de la intervención alemana. Por otro lado, se opone con éxito a la deportación hacia Alemania de vascos de los pueblos fronterizos, insistiendo en la situación calma del país; esto coincide exactamente con los intereses objetivos de la Resistencia francesa para la cual, en Euskadi Norte, los numerosos pasajes clandestinos de la frontera son preferibles a la existencia de maquis que hubieran concentrado numerosas tropas alemanas en estas zonas estratégicas. Eugene Goyheneche reivindicará por él solo la responsabilidad entera de esta «acción diplomática vasca» y soportará él solo las consecuencias, aunque parece que esta acción diplomática vasca había sido establecida con el acuerdo tácito de algunas personalidades del PNV. Sea lo que fuera, a la liberación, la represión no le excluye: condenado por la Corte de Justicia del Departamento de los Bajos Pirineos el 10 de enero de 1945 a trabajos forzados a perpetuidad, es internado en el campo de Mauzac (Dordoña): después en el de Struthof (Alsacia). Varias remisiones sucesivas de pena le llevan a la libertad condicional el 11 de noviembre de 1947; finalmente, Goyheneche se beneficia de las disposiciones de la ley de Amnistía del 5 de enero de 1951: la República Francesa le devuelve toda su dignidad.

En plena guerra «Euskaldun Gazteen Batasuna» (Federación de Jóvenes Vascos) fue creada en Ustaritz el 27 de abril de 1943. Esta asociación intentaba federar todos los grupos «folklóricos» vascos existentes. Una polémica sobre la oportunidad de la creación de esta federación y sobre la cuestión de su reconocimiento oficial por las autoridades, enfrentó entonces a Goyheneche con otra fuerte personalidad del nacionalismo vasco de Iparralde, Marc Legasse. Sin embargo, durante un poco más de un año, esta federación funcionará y llegará a reagrupar los grupos de danzas de Biarritz (Olaeta), de Bayona, de Burdeos (Irrintzi), de París (Errepika), de Cambo (Kanboko Izarra), de Villefranque, de Ustaritz (Zazpiak Bat) y de Hasparren. Si Eugène no es presidente (lo son sucesivamente Bernard Mendisco y León Curutcharry), es el alma y el animador de esta federación. Es posiblemente aquí, en «Eskualdun Gazteen Batasuna», donde ha podido dar, ayudado por Lucienne Haitze y Emile Hirigoyen, la plena medida de sus talentos de organizador. Esta «Federación de Jóvenes Vascos» cuya historia está aún por escribir, es importante por más de un concepto: porque, so pretexto de la lengua, del teatro, de los cantos y danzas vascas el nacionalismo crece y se hace posible el afianzamiento de una nueva generación de jóvenes militantes: Michel Limonaire, Michel y Joseph Labeguerie, Pierre Larzabal, Pierre Charritton, Jean Hillau, Pierre Landaburo, Pierre Chapar, Philippe Oyhamburu, sin olvidar los vascos del sur, Jabier Epalza y Paco Eizaguirre responsables de los grupos de Halsou y de Espelette. La pequeña constelación nacionalista se manifiesta tercamente: reaparición breve de Aintzina tras la liberación, dirigido por M. Legasse, presentación de candidatos nacionalistas vascos en las elecciones cantonales, presentación de un anteproyecto de Estatuto de Autonomía por Etcheverry-Ainchart en la Asamblea Constituyente, nacimiento de Herria bajo la dirección de Laffitte, Sallaberry y P. Larzabal, etc. En 1953 veteranos y jóvenes convergen en una Asociación de Estudiantes Vascos creada en Burdeos por Michel Burucoa que dará origen a Enbata. Un accidente segó la vida, en 1946, del joven Michel D'Arcangues, otro protagonista importante de la vida laburdina durante estos años. Vasquista convencido, se puso en contacto en 1942 con la resistencia dedicándose al paso de tanquistas aliados por la frontera. Al año siguiente pasó a Inglaterra y su padre y su hermano fueron arrestados por los alemanes. Participó en el desembarco y en la liberación de París y obtuvo la Cruz de Guerra en Estrasburgo. Mantenía, cuando murió, frecuentes contactos con antifranquistas guipuzcoanos.