Actriz del teatro y del cine español y francés cuyo verdadero nombre era Francisca Marqués López. Nació en Tarazona (Zaragoza) el 10 de marzo de 1888 y murió en Barcelona el 26 de julio de 1962.
Cuando tenía sólo tres años pasó con su familia a vivir en Tudela (Navarra) y allí se educó en un convento de religiosas. Por indicación de su madre las religiosas trataron de dedicarla a la vida religiosa por lo que pasó a Montpellier donde vivía en un convento una tía suya. Allí terminó su educación, pero desoyendo los deseos de su madre, se fue a Barcelona donde vivía ya su familia. Allí encontró el ambiente que decidiría su vida futura. Comenzó de modistilla en un taller de costura. Entonces pudo conocer a la actriz de variedades Marta Oliver quien propició sus primeros pasos en la carrera teatral.
En 1907 debuta por fin en las tablas con el nombre artístico que la haría famosa más tarde. Pasó a Madrid y allá se familiarizó con los cuplés que la harían famosa en todo el mundo. Debutó en el cine en Los Arlequines de Seda y Oro, titulada, también, La Gitana blanca, de Ricardo de Baños, con Carlos Beraza y Asunción Casals. Pasa a Francia y en 1922 aparece en Les Opprimés de Henry Roussell con Albert Bras y Andre Roanne, cinta que aquí se tituló Rosa de Flandes. Del mismo año, con el mismo director y el mismo intérprete A. Roanne, es su primera versión de Violetas imperiales. En la misma compañía sigue en 1924 filmando La Terre promise, aquí La Tierra prometida. Ninguna de ellas le depara un gran papel, ya que tampoco sus recursos eran muy sólidos, fuera de su mundo musical, por lo que tampoco el cambio de director, Marcel Silver, ni de intérpretes, Leon Bary y Jacques Ama, aportarán densidad a La Ronde de Nuit, aquí Ronda de Noche, de 1925. Su papel más importante en el cine viene al año siguiente de manos del gran realizador Jacques Feyder interpretando al popular personaje creado por Merimée, Carmen, nacida, según su creador, en el Norte de la provincia en la que ella había pasado su niñez.
En 1930 rodó en los Estados Unidos la cinta Flor del Mal, de T. W. Case, y La Mujer del Torero, del mismo realizador. Y en 1932 pone fin a su carrera cinematográfica la segunda versión -esta vez sonora- de Violetas Imperiales de Henry Roussel y François Thevenet, con Georges Peclet y Suzanne Bianchetti. Tras años de inactividad sorprendió al público volviendo a aparecer en 1958 en un espectáculo arrevistado presentado en un teatro madrileño con el título Ha salido Blanco y Negro. Dos años antes había dictado sus memorias a un periodista para su publicación.