Arquitectos

Martínez de Ubago Lizárraga, Manuel (versión de 1998)

Arquitecto pamplonés, nacido en 1869. Realiza estudios en Madrid. Representante preclaro del modernismo en tierra navarra, es autor del celebérrimo Monumento a los Fueros de Navarra acordado erigir durante la gamazada de 1893-1894 y acabado en 1903. Es también el autor de la restauración de San Miguel de Estella - Lizarra, de la casa modernista de General Chinchilla 6 y actual palacio de la Delegación de Hacienda de Pamplona / Iruña, de excelente línea modernista emparentada con las manifestaciones catalanas de arte nuevo. Trasladado a Zaragoza, a comienzos de siglo, ejerce allí su profesión, a veces en colaboración con su hermano José, siendo sus trabajos más importantes la reconstrucción de la torre de la Seo, 47 trabajos de viviendas, 2 conventos, el kiosko de música y el Convento de las Adoratrices (1908). Premiado en la exposición Hispano-Francesa de 1907. Fue presidente de la Asociación de Arquitectos de Zaragoza. Fallece en Zaragoza en 1929. La obra de Manuel Martínez de Ubago contiene suficientes ejemplos de buena arquitectura como para que se le pueda considerar como uno de los profesionales más interesantes de aquella generación que desarrolló su actividad en los primeros años del siglo XX, la de quienes partieron del lenguaje modernista para, poco a poco, alcanzar su superación por distintos caminos, bien hacia el clasicismo, hacia el monumentalismo o hacia el racionalismo. Una visión generalizada de la obra de Manuel Martínez de Ubago nos muestra a éste como uno de los arquitectos más interesantes de los que desarrollaron su labor en Zaragoza a principios de siglo. No sólo se trata de que realizara algunos de los edificios claves del modernismo local, tal y como se le reconocía hasta ahora gracias básicamente al kiosco de la música de la Exposición Hispano-Francesa y al inmueble de Emerenciano García en el paseo de Sagasta 54. En realidad, estos trabajos, si bien emblemáticos y fundamentales en el modernismo zaragozano, forman sólo una parte de la amplia labor del arquitecto que supo evolucionar cuando lo requirió el momento hacia otras formas de expresión, sin tratar de explotar las fórmulas de éxito, como lo prueba el que a pesar de ser uno de los profesionales mejor dotados para este estilo debido a su facilidad para el dibujo y la proyección, fuera uno de los primeros en abandonarlo. Cierto es que la evolución estilística de Martínez de Ubago no fue ni clara ni fácil pues en ella se pueden apreciar tanteos, dudas y fracasos, pero siempre resulta evidente una gran profesionalidad e interés. Sus trabajos a partir de 1913 no alcanzan los logros obtenidos hasta entonces aunque no falten los proyectos de una gran calidad como son el de la vivienda de Francisco Villarroya o la reforma del inmueble de Sagasta 21. Este descenso en la calidad media se debe más a un problema de adecuación estética del arquitecto a las nuevas corrientes constructivas que a una hipotética incapacidad creadora, es decir, que se deriva de los intentos personales por lograr una salida coherente y lógica a la arquitectura modernista después del agotamiento de esta. En definitiva Manuel Martínez de Ubago se constituye en una de las grandes figuras de la arquitectura contemporánea aragonesa, por encima de la mayor parte de sus compañeros de generación, con un conjunto de obras que hasta este momento ha permanecido desconocida para los estudiosos del tema y tremenda e injustamente maltratada por la voracidad especulativa local.