Léxico

MAGDALENIENSE

Y al Magdaleniense final (VI) los Ist. la de Isturitz, II de Aitzbitarte IV, E de Berroberría, IV (o sea la parte baja y media del C) de Lumentxa, VI de Ekain (datado por C14 en los 10100 a. de C.), D de Urtiaga (cuya parte alta se ha fechado en los 8300 a. de C.) como referencias seguras; y con bastante probabilidad, los B de Bolinkoba y piezas concretas de Torre y Ermittia. Sin posibilidad de mayor precisión, entre el Magdaleniense superior y final, están niveles de Abittaga, de Goikolau, de Atxeta, de Santimamiñe, indicios de Atxurra, etc. Isturitz ofrece entonces una fauna muy fría (antílope saiga, zorro polar, rinoceronte lanudo) y evidencias botánicas de gran rigor climático en paisaje estepario de gran humedad (con abundantes musgos, iridáceas, lycopodiáceas...) y escaso arbolado (menos del 0,4 % de las especies vegetales). Probablemente se formó este nivel poco antes y en la primera mitad del Dryas II. En yacimientos franceses el Magdaleniense V ofrece un abanico de dataciones absolutas fiables que cubre algo más de un milenio: normalmente entre los 11500 y los 10300 a. de C. El nivel D de Urtiaga, con un notable espesor que oscila entre los 100 y los 230 cm., es uno de los conjuntos más ricos del Magdaleniense final cantábrico: acaso contenga en su parte baja y alta elementos procedentes de los niveles inmediatos anteriores y Aziliense. En la cueva de Torre se recogió un cúbito de alcatraz con espléndida decoración realista de cabezas de animales y de un antropomorfo; en la de Ekain una placa de piedra con varias figuras grabadas superpuestas. Al Magdaleniense corresponden las mejores muestras del arte animalístico en la Prehistoria. En esta etapa se consolidan diversos tratamientos convencionales como las referencias a volúmenes (relleno parcial, tintas planas, trazos estriados, policromía); detalles del interior de la figura (despieces varios, diferencias de textura y distribución del pelaje y colores de la capa, o de astas de cabras, escamas de peces...); o tratamientos de contornos (grabados repetidos, perfiles por trazos cortos yuxtapuestos). Aquellos artistas dominan técnicas de extraordinaria habilidad artesanal e intentan la expresión de animales vivaces que, a veces, combinan en «escenas» (hileras, temas pareados y complementarios, etc.). Proceden de niveles del Magdaleniense medio al final las más bellas manifestaciones del arte portátil vasco: de Isturitz, Torre, Ekain, Urtiaga, Santimamiñe, Lumentxa o Berroberría. Como conjuntos parietales propios del Magdaleniense se señalan los de Santimamiñe, Altxerri, Ekain, Alkerdi, Haristoi, Erberua, Xaxixiloaga, Etcheberri, Sinhikoleko Karbia. Con la liquidación del Magdaleniense va a desaparecer todo aquel magnífico mundo de representaciones figurativas. En este período cultural debieron ser reiteradas y profundas las relaciones entre los grupos que poblaron el Sudoeste de Europa. Ya que sólo por un conocimiento directo (transmisión oral, trueque de productos, intercambio de información técnica y de usos habituales en los sistemas de aprovisionamiento) se explica la llamativa identidad de muchos elementos del instrumental óseo o lítico y de sus manifestaciones artísticas.-I. B. M.