Barrios

LUYANDO

Iglesia parroquial de Santa María Magdalena. Edificio barroco construido en mampostería; una buena espadaña, con tres vanos abiertos en ella, hace las veces de campanario; junto a ella, pórtico de sabor popular, sobre el que se halla la casa concejal. Planta del edificio rectangular; retablo central de época neoclásica. Del mismo estilo encontramos en el lado de la Epístola un altar en honor al Crucificado, y en el del Evangelio, otro dedicado a San Antón; en este último aparece una capilla moderna dedicada a la Purísima, decorado su retablo por una pintura de la Virgen. Ermita dedicada a Santo Domingo de Guzmán, cuyo interior se halla cubierto por una bóveda barroca de medio cañón y su exterior por tejado, sobre el que destaca una sencilla esquila. Ermita dedicada a San Lorenzo, que, desde el punto de vista artístico, apenas interesa; construcción barroca. Antigua ermita, hoy arruinada, que cobijaba en otro tiempo la imagen de Santo Tomás, su titular. Caserío de "La torre". A la entrada del valle de Llodio se encuentra una torre adosada a un caserío del que sobresale ampliamente. De aspecto macizo y cuadrado, 6 m. de altura, gruesos muros y un entramado de madera apenas perfectible. Torre de los Luyandos y Argos, situada según noticias documentales encima del pueblo, fechable antes del XVI, construida en mampostería y de unos 10 m. de altura. Puente medieval, románico, sobre el Nervión.

Parroquia de Santa María Magdalena. Es una iglesia de planta rectangular y cabecera lisa con tres tramos cubiertos por bóvedas de aristas. Junto al presbiterio se abre la capilla de Nuestra Señora de la Asunción, de dos tramos, planta rectangular y bóvedas de aristas. Al exterior hay un pórtico sobre el que se levanta la casa del Concejo. Conserva dos portadas, una del siglo XVI de medio punto y con dovelas y otra adintelada del siglo XIX. Esta iglesia fue reconstruida en 1740 tras los informes del cantero Manuel de Arechavala y del albañil Manuel de Izoria el encontrarse en peligro de ruina, la traza la realizaba Marcos de Ganceo y la obra se ajustaba con Juan Andrés de Llaguno. La capilla de la Asunción se realizaba en 1707 gracias al patronato de don Boal de Arana y Andraca, Arcediano de Valpuesta, y sus hermanos don Matías, Arcediano de Calahorra y don Antonio de Arana, Canónigo de Salamanca .

El Retablo mayor es Neoclásico consta de banco, un único cuerpo presidido por el crucificado y flanqueado por dos columnas de fuste liso y capitel compuesto, sobre ellas un gran entablamento y un ático semicircular con un tondo sujetado por dos ángeles en el que se representa a la Magdalena sedente. A este retablo mayor le acompañaron dos laterales gemelos retirados en la última reforma del templo. Estos tres altares los diseñaba el arquitecto Félix Hilario de Echeverría en 1826, aunque fueron realizados un año más tarde por Joaquín de Lumbreras y Picaza junto a su padre Carlos Lumbreras. La talla del Cristo de la Agonía procede de otro altar y fue realizada por el escultor Francisco de Ibarrola en 1796. También en el presbiterio se conservan las imágenes de María Magdalena y de la Virgen del Rosario entronizada, la Magdalena ocupó el centro del retablo mayor y es una talla de origen local aunque sigue el modelo de las realizadas por Pedro de Mena, La Virgen del Rosario es una imagen de calidad y de buenas dimensiones, esta entronizada, lleva el Niño en su regazo y porta una espectacular corona de plata. En una de las nubes donde se asienta se le una inscripción que indica que esta talla fue realizada en Madrid por el escultor José Bellver en 1850. Anteriormente existió otro retablo mayor ejecutado por Juan de Ayala en 1542 y del que sólo se conserva el relieve central de la Magdalena entronizada y el grupo del Calvario donde se advierte la huella estilística de los Ayala en el tratamiento de los pliegues, en los rostros con pómulos salientes y los cabellos encasquetados. En la capilla de la Asunción se guarda un interesante retablo mixto de escultura y pintura, que consta de banco cuerpo principal dividido en tres calles por columnas salomónicas y ático semicircular. Esta presidido por una interesante pintura de la Inmaculada Concepción atribuida a José Antolinez y fechada hacia 1667. Movimiento, brillo y soltura técnica son las principales características de esta pintura, muy semejante a la Inmaculada de la iglesia de San Julián de Salamanca. No cabe duda que este lienzo fue enviado desde Madrid por don Francisco de Arana y Andraca, miembro del Consejo de Castilla. Por su parte el retablo que alberga esta pintura y las tallas de San José y San Francisco fue realizado por Martín de Echevarria en 1724.

La orfebrería es abundante se conservan varios cálices, uno de ellos Neoclásico y con una inscripción que indica que fue donado por el conde de Ayala, un servicio de altar y una custodia donada en 1918.

Ermita de Santo Domingo de Guzmán. De planta rectangular, con tres tramos cubiertos por bóvedas de lunetos. El pórtico exterior es de tipo rural y estructura de madera. El retablo mayor es un marco compuesto por banco, cuerpo principal presidido por una talla de Santo Domingo de Guzmán.

Ermita de San Lorenzo. La planta es rectangular con techumbre de madera, el pórtico es de madera con pedestal pétreo. El retablo mayor es rococó, procede de la parroquia donde estuvo dedicado a San Antonio Abad, consta de banco, un cuerpo principal con columnas de capitel corintio y remate, la decoración es rococó a base de rocallas, colgantes, guirnaldas y acroteras. La talla titular de San Lorenzo es barroca y de tono popular. Fue realizado por el arquitecto cántabro Marcos Sopeña en 1759 y policromado por Blas de Gaviña en 1780, por su parte la imagen titular la ejecutaba el escultor Pedro de Gorbea y la doraba Ventura de Pereda.

Fernando BARTOLOMÉ GARCÍA

Arquitectura civil

Luiaondo es un pueblo-camino, con sus casas organizadas en sentido longitudinal siguiendo la dirección de la ruta de Castilla al mar y del río Nervión, y teniendo además otros caseríos aislados más alejados del núcleo principal.

Era punto importante en la ruta de Burgos a Bilbao y como es de esperar en este tipo de poblaciones, dos torres vigilaban sus caminos. Una de ellas era la torre de Ayo, solar de los Luyando, casi desaparecida y convertida en casa de labranza de mampostería, pero que aún conserva una planta casi cuadrada, un grosor de muros cercano al metro y una puerta alta.

La otra torre se conserva mejor, aunque también está convertida en casa de labraza. Se trata del macizo caserío llamado La Torre. Haciendo honor a su nombre, es de planta cuadrada, tiene gruesos muros, restos de un foso y una puerta alta con su patín. Tiene anexo un caserío típico del lugar, mucho más bajo en altura que la alta torre de tres pisos. Cerca de la torre existe otro caserío con una ventana que presenta el dintel tallado con un arco conopial y de aspecto gotizante, por lo que puede ser otro resto reaprovechado de la torre.

Además de estas construcciones, en Luiaondo destaca el palacio de Arana-Andraka, casa hidalga barroca del siglo XVIII, aunque tenga su origen en el siglo XVI. Es de planta cuadrada, y tiene tres pisos separados por sobrias líneas de imposta, cubierta de cuatro vertientes y fachada de cinco ejes con el central destacado con balcón y piedra armera. Los huecos presentan orden y simetría y están moldurados. Además, dos ventanas tienen dinteles tallados con inscripciones y escudos que fechan estos elementos en 1573. Conserva restos de una capilla en la planta baja.

Respecto a la arquitectura doméstica, en Luiaondo se conservan buenos ejemplares de caseríos, en ocasiones de bastante antigüedad, que conviven con modernos bloques de edificios. Son casas de mampostería y en muchas ocasiones presentan entramado de madera visto. Los aleros sobresalen mucho de la planta y para sostenerlo se emplean tornapuntas apoyadas en ménsulas.

El conocido y estudiado caserío del barrio de Txarrako es un bello y típico caserío vasco de tres crujías, tejado a dos aguas con el caballete perpendicular a la fachada, crujías laterales de mampostería y la central, retranqueada, de estructura de madera a la vista y rellena de adobes. También de madera es todo el segundo piso y el desván, que están además en voladizo. En la crujía central una pétrea columna dórica con basa sostiene el dintel. El trabajo de ensamblaje de madera está adornado con tallas de simples y bellos motivos decorativos geométricos.

Una pequeña casa en Goiko kalea presenta varios sillares tallados con motivos figurativos y geométricos como torres, el sol y la luna, un ekilore, una roseta etc., que probablemente sean elementos reaprovechados de un edificio anterior.

En la misma calle se sitúa otro bello caserío de tres crujías con adintelado portalón partido por una columna dórica con basa. En la jácena del portalón reside su originalidad, ya que tiene una fina talla con cordón corrido, triángulos y rosetas. En la misma fachada presenta un pequeño escudo.

En Luiaondo está el monumento al famoso árbol Malato, presidido por una cruz pétrea sobre una basa con inscripción colocada en 1730 para rememorar el lugar donde estaba el histórico árbol.

Por la ubicación del pueblo en la orilla del río, han existido numerosos molinos y ferrerías hoy en día en total desuso, así como fuentes, como el de Potxingo, cerca del caserío Lacero.

De la misma manera han llegado hasta la actualidad numerosos puentes que cruzan el Nervión. El más destacado e importante es sin duda el puente Otazu, fechable en el siglo XV y que era controlado por la cercana casa Ayo de los Luyando. Se trata de un puente de mampostería, con arco apuntado, vía estrecha con pretiles en muretes, de perfil alomado y con pavimento empedrado con cantos rodados. Otro puente es el Zubibarri, del siglo XVIII.

Itziar AGINAGALDE LÓPEZ
Aintzane ERKIZIA MARTIKORENA (2006)