Monarquía y Nobleza

Luis XI de Francia

Este rey vino a Baiona en abril de 1463 con el fin de servir de árbitro entre el rey Enrique IV de Castilla y Juan II, rey de Aragón, y restablecer la paz rota por los castellanos. No se sabe exactamente el día en que hizo su entrada en Baiona, pero lo que sí es cierto es que ésta fue solemne, ya que la ciudad construyó y adornó un barco que lo transportó por el río Adur junto con su séquito y un palio de damasco carmesí con franjas y quinientas banderolas pintadas por M. Guillemayet Braul. Se alojó en el Cháteau Vieaux, donde no se quedó mucho tiempo, ya que estaba demasiado alejado de la frontera y entonces fue a instalarse al castillo de Urtubia, en Urrugne, entre S. Juan de Luz y Hendaia.

Fue en este castillo, al que Commines llama Heurtebise, donde los dos reyes tuvieron su entrevista. Estaban ambos muy bien acompañados. "Los acompañantes de ambos reyes se alojaban en Bayona. Se batieron muy bien para cualquier alianza que hubiese entre tantas lenguas diferentes. El conde de Ledesma pasó el río en un barco cuya vela era de tela de oro y llevaba unos borceguíes de pedrería. Se llegó hasta el rey. Sin embargo no era un verdadero conde, pero tenía muchos bienes y se hizo duque de Abourg y mantuvo un gran tren de vida en Castilla. Empezaron a burlarse entre las dos naciones tan aliadas. El rey de Castilla era feo y su vestimenta no gustaba a los franceses que se burlaron de él.

El rey de Francia iba muy corto vestido, y lo peor que se podía, llevaba además un sombrero malo y diferente a los demás con una imagen de plomo encima. Y los castellanos se burlaron por mezquindad. Y así se disolvió esta asamblea, llena de burlas y de piques y estos dos reyes no volvieron a verse, lo que causó gran confusión entre los servidores del rey de Castilla, que duró hasta su muerte y mucho tiempo después. Y se vio al pobre rey abandonado de sus servidores". Durante la estancia de Luis XI en Baiona, éste la colmó de beneficios, acordándole la mitad de los 12 denarios de la gran Coutume de los puertos de Baiona, San Juan de Luz y Ciboure y dejó exento de derechos por el trigo necesario para la ciudad. Sin embargo, no se contentó con esto; este rey conocido como el primero de los burgueses de su reinado, a quien se debe la confección del famoso Point de Guerre ; fue conmovido por la posición excepcional de Baiona, firme sobre dos ríos.

Este amante de las buenas ciudades quiso que se construyera una nueva muralla que encerrase el barrio de Tanneries y se uniese a la cortina del Cháteau Vieu x, siguiendo la calle Vainsot, en cuyo extremo se construyó una torre y una alameda; después siguiendo la alineación que ocupó la casa Détroyat y la calle de la Mairie, daba la vuelta directamente sobre la plaza de la Libertad, que entonces se llamó plaza Piémont o Pymon. Finalmente se unía con la gran torre que servía para defender la entrada al puerto interior. Todos estos trabajos no se realizaron en la misma época, sino durante los cincuenta años que se sucedieron a la conquista de la ciudad por los franceses. Luis XI mostró sobre todo su liberalidad fundando un colegio de canónigos en el Hospital de St. Esprit; donó 6 cálices, seis patenas de oro y dos candelabros de plata dorada, que deberían adornar el altar el día de Pascua. Dio también una suma de 4.000 libras en monedas acuñadas, a utilizar sobre las recetas de los juegos de Burdeos.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.