Municipios

LERÍN

Invasión napoleónica. Su conquista tenía un valor estratégico importante para la conservación de la zona Sur y media de Navarra. Así lo entendieron los generales La Peña, jefe accidental del ejército, y Grimarest, jefe de la 2.ª División, quienes dispusieron que, el 20 de octubre de 1808 unos mil hombres, pertenecientes a esta unidad, a las órdenes del teniente coronel don Juan de la Cruz Mourgeón, ocuparan la plaza, con la colaboración de otros destacamentos que se situaron en Sesma y Cárcar, y a los que se encomendó la misión de actuar como escalones intermedios entre Lerín y el grueso de la División, acantonada, según sabemos, en Lodosa. Como, a pesar de la importancia de estos parajes, el enemigo sólo tenía en ellos una pequeña fuerza de cobertura, compuesta principalmente de patrullas de caballería, la operación llevóse a cabo sin dificultad alguna, apoderándose los nuestros de una amplia zona que, en caso de necesidad, serviría de excelente base de partida para futuras operaciones que apuntaran hacia Estella o Pamplona. Así lo entendieron los franceses también, no tardando en montar esta contraofensiva de que ahora estamos hablando, encaminada a desalojarnos totalmente de la margen izquierda del Ebro. El día 26 de octubre, el enemigo inició su ataque, encomendado a las divisiones Maurice Mathieu y Grandjean, con un total de seis a siete mil hombres. Al mismo tiempo, un considerable número de escuadrones de caballería, al mando del general Wathier, avanzaron hasta Cárcar y Andosilla, que fueron evacuados. Durante todo el día se libró en Lerín combate entre asaltantes y defensores; pero eran tan desproporcionadas las fuerzas y los medios de ambos bandos, que de ninguna forma podían pensar los locales en salir victoriosos si no les llegaba pronto alguna ayuda;que la caída de Cárcar, por una parte, y la amenaza que en aquellos precisos momentos se cernía sobre Lodosa, hicieron de todo punto imposible; por lo que tuvieron que acogerse al amparo de los recios muros de un edificio, al que los vecinos del lugar denominaban «el palacio», con ánimo de prolongar la lucha. Pero el siguiente día, 27 de octubre, con las municiones agotadas o a punto de agotarse y habiendo aceptado los franceses rendirles honores militares si abandonaban su improvisada fortaleza, no tuvieron más remedio que deponer las armas. La fuerza que ocupó Lerín componíase del Batallón de Tiradores de Cádiz, una Compañía de voluntarios catalanes y algunos soldados de caballería: en total novecientos o mil hombres (Cfr. Forcada Torres: Ingleses..., Príncipe de Viana, n.° 102-3, p. 147-8). A principios de agosto del año 1811 , la división de guerrilleros de don Francisco Espoz y Mina, mandada por el ayudante mayor Sádaba, vino a Lerín, procedente de Sansol, pese a que Espoz y Mina había ordenado a Sádaba dirigirse a Montejurra. En Lerín los guerrilleros se vieron obligados a descansar, pues habían caminado durante la noche anterior. Enterados los franceses de la posición de los guerrilleros, lanzaron contra ellos su caballería, mientras que la infantería avanzaba a paso ligero. Los guerrilleros tomaron el camino de Oteiza, dejando en el puente dos compañías, para proteger la retirada. Cuando llegó al puente la infantería francesa, las dos compañías abrieron fuego, pero su pólvora estaba mojada por la tormenta de la noche anterior y fueron arrollados por los franceses. Los guerrilleros sufrieron en esta ocasión alrededor de quinientas bajas. El 31 de marzo del año 1813, los regimientos 25.° de ligeros y 27.° de línea, mandados por el coronel Gaudin, se encontraban en Lerín. La división de guerrilleros de don Francisco Espoz y Mina se dirigió hacia allí con la intención de atacar a los franceses. Llegó primero el segundo batallón, abriendo fuego inmediatamente y poniendo a los franceses en retirada. Poco después llegó Espoz y Mina, quien arremetió contra Gaudin con la caballería. Los franceses intentaron formar el cuadro, pero fueron duramente atacados por los guerrilleros y aunque se defendieron con bravura, sufrieron grandes pérdidas. En plena batalla unos trescientos franceses intentaron ponerse a salvo, huyendo hacia Lodosa, pero, acometidos por la caballería de los guerrilleros, hubieron de rendirse. Tan sólo el coronel Gaudin, herido en la pelea, y dos soldados pudieron guarecerse en Lodosa. Los franceses tuvieron en esta acción 420 muertos y 677 prisioneros, la mayor parte heridos. Por su parte los guerrilleros sufrieron 133 bajas.