Concejos

LARUMBE

Urbanismo y construcciones civiles

Larumbe se encuentra enclavado en una ladera escarpada, y su casco urbano se articula en tres barrios separados, uno de los cuales es conocido con el nombre de Larumbe, en el que se encuentra la parroquia, además de los núcleos anejos de Larrainciz y Orayen. A la entrada del pueblo encontramos dos casas adosadas, con los muros enlucidos y con cadenas de sillar, lo cual va a constituir la norma más seguida en el lugar. Las ventanas son adinteladas, y las puertas de medio punto. Una de las fachadas, la de la casa llamada "Igorena", presenta además un escudo neoclásico con fecha de 1801. Más adelante se levanta un bloque prismático exento, con tres alturas y tejado en pabellón. Los muros, en mampostería con cadenas de sillar, debieron estar enlucidos en origen, y los vanos son rectos en su totalidad.

Más adelante encontramos casa "Ansorena", que sigue los parámetros más comunes en el lugar, aunque le distingue una puerta de medio punto muy decorada, cuya rosca lleva dos órdenes de casetones, y el frente de las dovelas una serie de arquillos dispuestos de forma radial. Debe ser obra del siglo XVII. Encima hay una ventana cuadrangular con un pequeño remate conopial en el centro del cabezal, donde hay además labrada una pequeña crucecita. Cerca encontramos un lavadero público, con tejadillo simple sobre estructura de madera, y cerrado con muros y pilares de mampostería. Va unido a una fuente con "aska" y pilar prismático rematado en frontón triangular.

Camino de la iglesia se encuentra la casa "Artikarena", con planta irregular, tres alturas y desván. Sus muros, de mampostería y con cadenas de sillar, han perdido su enlucido en alguna intervención reciente, en cambio las ventanas son pocas y de reducido tamaño, siguiendo los parámetros más tradicionales. La puerta se encuentra en un lateral, y es un arco apuntado que parece datar del siglo XV, con trece largas dovelas y rosca moldurada con una media caña. Encima de la clave figura un escudo renacentista. Más adelante vemos otro caserón de similar empaque, con parecido tratamiento de los muros y vanos, aunque en este caso se abre mediante arco de medio punto. Ya junto a la iglesia, la casa parroquial es un edificio de planta rectangular adaptado a la gran pendiente del terreno, aprovechando un aterrazamiento artificial y apoyando en un paso abovedado que atraviesa el solar por debajo del inmueble, dando así acceso al templo. Tiene tres alturas, muros de mampostería que conservan parcialmente su enlucido, vanos rectos y cubierta a dos aguas.

El barrio de Larrainciz o Larraintzitz está compuesto por una docena de casas, arracimadas formando callecitas y alguna pequeña plaza. A la entrada del lugar hay un caserón de desarrollo horizontal, con dos alturas más tejado a doble vertiente. Los muros van bien enlucidos, con cadenas de sillar en enmarques de los vanos y esquinas. En cuanto a los vanos, las ventanas son rectas y la puerta de medio punto. Parecidos parámetros sigue la casa "Sasorena" y otras, salvo seguramente aquellas a las que se ha privado de su enlucido en alguna remodelación. Entre estas últimas destaca un caserón de dos alturas más desván, que ahora muestra mampostería desnuda, con cadenas de sillar en los lugares acostumbrados. En la planta baja se abre un medio punto con quince dovelas, flanqueado de una ventana y un portillo. En la planta noble hay tres ventanas, la central con antepecho moldurado con bolas, y en alto tres tragaluces. Esta fachada presenta dos escudos. Uno de ellos, sobre la ventana central, es barroco del XVIII, y el otro, de mayor tamaño y descentrado, lleva decoración neoclásica e inscripción: ARMAS DE LOS ERICES/ AÑO DE 1801. Hay así mismo un lavadero público, con tejado a doble vertiente sobre tijeras de madera, que apea sobre pilares y muros de mampostería.

El barrio de Orayen u Oraien se sitúa algo más lejos y en posición dominante, y fue en su día pueblo con su propia iglesia, de la que tan sólo quedan los muros perimetrales, en mal estado de conservación. Parece ser que era un edificio de planta rectangular, cuyo interior se dividía en tres tramos iguales, de los que uno ejercía como cabecera, rematada en testero recto. Debió de cubrirse con bóveda nervada del XVI, y el acceso, el lado de la Epístola, era un medio punto moldurado, de la misma centuria. Entre las casas que conforman este lugar, destacaremos una de planta rectangular, dos alturas y tejado a doble vertiente. Los muros son de sillarejo, y se abren con un medio punto que parece del XVI, siendo el resto de vanos rectos. Otra casa presenta planta más desarrollada, con dos alturas más desván, bajo tejado a doble vertiente con limas. Los muros llevan enlucido con cadenas de sillar, y la puerta es de medio punto. Las ventanas son rectas, y en el piso noble llevan antepechos de piedra labrados.

Ermitas

Pérez Ollo cita las desaparecidas ermitas de San Gregorio y San Salbatore.

Parroquia de San Vicente mártir

Se trata de un templo gótico, edificado muy probablemente en el siglo XIV, aunque en el siglo XVII se llevaron a cabo obras que afectaron a la torre y las bóvedas. La planta es de cruz latina, con una única nave, dividida en cuatro tramos, el cuarto de los cuales ejerce de crucero, con dos cortos brazos que conforman un transepto marcado en planta. La cabecera es poligonal, de cinco paños. El acceso se abre en el muro de la Epístola, el mejor orientado, a la altura del segundo tramo, y va además protegido por un pórtico de piedra. En el muro septentrional encontramos una escalera intramural, que al exterior se traduce en un medio cilindro que asciende hacia la torre. La sacristía, por último, es una estancia de planta cuadrada, que se adosa a la cabecera por el lado del Evangelio.

Los muros son de sillarejo menudo pero bien aparejado, y en el lado meridional hay tres ventanas rectas para dar luz al interior. El coro se levanta a los pies de la nave, con un arco de embocadura escarzano, en piedra.

La nave se cubre con tramos de crucería simple, que afectan al crucero y a las capillas laterales, mientras que la cabecera recibe una bóveda de paños, también nervada. Los nervios apean en ménsulas encastradas en el muro, con capiteles corridos que presentan decoración figurada, con centauros, ángeles y figuras humanas. Las claves representan un ángel, la paloma del Espíritu Santo, el Cordero Místico y la Coronación de la Virgen. En las capillas laterales admiramos claves decoradas con la Virgen con el Niño y Santa Catalina de Alejandría, y en las ménsulas ángeles y un Tetramorfos. La sacristía recibe una bóveda de terceletes, con nervios que apean también en ménsulas, y claves decoradas con cabezas humanas.

Al exterior, la torre se levanta, como suele ser habitual en este tipo de templos, sobre el primer tramo de la nave. Lleva planta rectangular, fuste corto y macizo, y cuerpo de campanas perforado por los huecos para las campanas. Por el lado de la Epístola se adosa un pórtico gótico, dividido en cuatro tramos separados por estribos, y va abierto en su frente por un arco apuntado doblado, con la rosca moldurada y baquetonada. Va flanqueado por una ventana al lado izquierdo y dos al lado derecho. Se abren mediante arcos apuntados, que inscriben arquillos también apuntados y geminados, con pilar central, apeando en columnitas con basa y capitel. En las enjutas presentan cuatrifolios calados. En los capiteles se registran escenas como la Adoración de los Magos, Última Cena, Virgen con el Niño, Pesaje de las Almas por el Arcángel San Miguel, Anunciación, Crucifixión, la Etimasía o preparación del trono de Cristo y San Pedro ante las Puertas del Cielo. Bajo el tejadillo corre una serie de canes labrados con contorsionistas, figuras humanas en cuclillas, bóvidos, monstruos y otras representaciones del imaginario popular medieval. Al interior, el pórtico se articula en cuatro tramos de bóveda de crucería simple, cuyos nervios apean en ménsulas decoradas con rostros humanos y monstruosos de gran tamaño, y claves con el Agnus Dei y un águila. La puerta propiamente dicha consta de arco apuntado y abocinado, cuyo derrame se salva mediante tres arquivoltas lisas, que apean en otras tantas columnitas, con capiteles que representan motivos vegetales y bolas. Podemos concluir que, si bien la arquitectura de este pórtico se inscribe claramente en un estilo gótico temprano, la escultura presenta aún resabios románicos que la acercan a obras como las del pórtico de Gazólaz, con figuras de perfiles lineales y de muy pobre volumetría, con rostros grandes y de ojos abultados, y cuerpos esquematizados. Por todo ello la obra se ha venido datando dentro aún del siglo XIII.

El interior está presidido por un retablo mayor de adscripción barroca y dedicado a San Vicente, obra del ensamblador Domingo de Bidarte y del escultor Domingo de Lusa. La arquitectura consta de banco, dos cuerpos de cinco calles cada uno, y ático que se remata con un frontón curvo. Se articula mediante columnas salomónicas y lleva abundante decoración. El sagrario es posterior. En cuanto al programa iconográfico, se jerarquiza de suerte que son pinturas sobre lienzo en las calles laterales, relieves en banco y frisos, y escultura de bulto en la calle central y en el ático. En el banco se representa a David, la Última Cena, San Lucas, el Lavatorio de los pies, San Juan Evangelista, la Oración en el huerto, San Marcos, Prendimiento y Moisés. En el primer cuerpo aparecen la Ascensión, Santo Domingo, San Blas y la Asunción. En el segundo piso se representa a San José con el Niño, San Francisco Javier, San Vicente titular, San Fermín y San Joaquín, que se representa con María niña. El ático esta ocupado por el Calvario, más San Isidro y Santa Bárbara.

En el lado del Evangelio hay un retablo moderno dedicado a la Virgen del Rosario, mientras que en el muro opuesto hay otro, también reciente, bajo la advocación de Santa Catalina de Alejandría, que incorpora una talla titular gótica. Bajo el coro hay una pila de bautismos medieval, con fuste ochavado, capitel con escultura muy perdida, que puede proceder del pórtico, y copa decorada con gallones. Por último, en la sacristía hay diversas piezas de ajuar litúrgico.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)