Filólogos

Lardizabal, Francisco Ignacio

En el siglo XIX se publicaron dos obras de Frantzisko Ignazio Lardizabal: Testamentu Zarreco eta Berrico Condaira [=Historia del Antiguo y del Nuevo Testamento] (Tolosa, 1855) y Gramática vascongada (Donostia, 1856 -publicada un año después de la muerte del autor). Conocemos, además, que Lardizabal también redactó otras obras que no nos han llegado. Entre ellas cabe mencionar Historia de San Miguel in Excelsis de Aralar. Sabemos que existió gracias a las citas de otros autores, que también señalaron que se trató de una obra de gran tamaño que Lardizabal dejó preparada para su publicación y que ya contaba con el permiso de la Iglesia. El libro recogía una amplia serie de materiales compuestos por cuentos, dichos, refranes y similares materiales de la tradición oral vasca. Otra de las obras perdidas, de unas sesenta páginas, fue Maria Santisimiaren amodio ederraren novena [=Novena del bello amor de María Santísima). A su vez, sabemos que en los archivos de la Diputación Foral de Gipuzkoa aparecen mencionados otros dos trabajos de Lardizabal que hoy en día desconocemos: un diccionario bilingüe y un texto explicativo para traducir del euskera al castellano.

La obra Testamentu Zarreco eta Berrico Condaira tiene gran relevancia, cuando menos, desde el punto de vista de la recepción que conoció durante décadas. La mayoría de investigadores concluyen lo mismo: esa obra fue la obra más leída en Gipuzkoa, por lo menos, desde que se publicó hasta mediados del siglo XX, junto a la traducción de Santa Genoveva de Arrue. Parece ser que el libro no solía faltar en las casas en las que había alguien que supiera leer.

El mismo título Testamentu Zarreco eta Berrico Condaira explica a la perfección cuál es el contenido del libro. Lardizabal tomó como modelo y base la obra de D. Royamont, y el trabajo del de Zaldibia se publicó en varias ocasiones en el siglo XIX. El propio Lardizabal se encargó de redactar el prólogo de la obra, donde menciona a dos autores como precursores y modelos de su obra: Larregi (parece ser que tuvo delante y empleó los Testamen Zaharreko historioa [=Historia del Antiguo Testamento] -1775- y Testamen Berriko historioa [=Historia del nuevo Testamento] -1777- del labortano) y el guipuzcoano Ubillos.

Lardizabal utilizó un estilo muy trabajado en dicho trabajo, lo que no es sinónimo de registro culto, difícil u oculto. Su pretensión era llegar al mayor número posible de lectores y para ello se esmeró trabajando la lengua de forma limpia, correcta y, especialmente, clara. Optó por la utilización de grafías etimológicas y logró gran destreza puliendo frases y párrafos. Por lo que respecta al estilo, escogió el estilo narrativo-explicativo.

Los expertos que se han ocupado del estudio de la obra han realizado pocos reproches, pero la mayoría de dichos estudiosos convienen en que, en ocasiones, el texto de Lardizabal se muestra demasiado frío. Y es que el de Zaldibia dio prioridad a la razón en sus narraciones, dejando de lado los sentimientos, las expresiones pasionales y la retórica.

El trabajo Gramática vascongada, como se ha indicado al comienzo, apareció un año después de la muerte de su autor, con la ayuda de la Diputación de Gipuzkoa y prólogo de Ramón Gereka, en Donostia. De los dos trabajos impresos de Lardizabal, ha sido la gramática la que más investigadores ha atraído.

Desconocemos la causa por la que Lardizabal decidió escribir su Gramatica vascongada y las dos obras perdidas ya antes mencionados. Algunos creen que el propio Lardizabal las redactó motu proprio; sin embargo, otros defienden que la redacción de dichas obras pudo ser un mandato de la Diputación de Gipuzkoa, y es que parece que las autoridades guipuzcoanas estimaban a Lardizabal: además de dar dinero para publicar sus obras, cabe mencionar que cuando falleció el zaldibiarra, la Diputación dio dinero a sus herederos y a los impresores guipuzcoanos Ignacio Ramón Baroja y Andrés Gorosabel, todo ello como muestra de agradecimiento y afecto hacia Lardizabal. Muy probablemente fueron los responsables de la Diputación los que ordenaron a Lardizabal redactar dichos trabajos, sobre todo teniendo en cuenta que por aquel entonces había pocos trabajos en lengua vasca y los que existían o eran muy antiguos, o muy difíciles de encontrar.

Han sido varios los investigadores que se han preguntado por qué y para quién escribió Lardizabal su gramática. El secretario de la Diputación guipuzcoana Gereka escribió en el prólogo de la obra que se trataba de un trabajo para utilizar en clase; es decir, un trabajo para introducir la enseñanza de la gramática (y la lengua) vasca en el sistema de educación en el que la única lengua era la española. El euskera era, sin lugar a dudas, la lengua más utilizada en la Gipuzkoa en el siglo XIX, pero no parece que ello influyera en las decisiones de las autoridades a la hora de estructurar la educación. Los propios mandatarios escribieron que la lengua vasca era el alma de Euskal Herria, aunque debían ver lengua como un monumento, como una lengua a la que quedaba poco tiempo para extinguirse, y por ello quisieron tener un último recordatorio escrito: la gramática de Lardizabal. Para completar su trabajo, el zaldibiarra utilizó principalmente materiales del dialecto guipuzcoano, pero son también muchos los tomados del vizcaíno y algunas las notas sobre el alto-navarro.

Lardizabal utilizó dos trabajos como modelo para su gramática: las gramática de Manuel Larramendi y la de Juan Mateo Zavala. Sin embargo, es conocido que el trabajo de Lardizabal tiene una gran deuda con El impossible vencido. Arte de la lengua vascongada (1729) de Larramendi: el zaldibiarra siguió el trabajo del de Andoain, en ocasiones, al pie de la letra. De todas formas, cuando Lardizabal halló en la obra de Larramendi explicaciones con las que no estaba de acuerdo, no tuvo problema alguno en cambiar dichas explicaciones para proponer las suyas. Por lo que a la estructura de la obra respecta, es idéntica a la de la gramática de Larramendi: en el primer capítulo trabajó la morfología nominal (1-53), en el segundo la sintaxis (55-81), en el tercero la prosodia (82-87) y el cuarto (1-52, con nueva numeración) es un anexo donde expuso las tablas de la conjugación verbal.

De todos modos, que Lardizabal siguiera en muchos casos casi al pie de la letra las gramáticas de otros autores no significa que el zaldibiarra no innovara algunos aspectos dentro de la historia de las ideas sobre la gramática. Por ejemplo, fue Lardizabal el primer autor en dar algunas anotaciones sobre el orden natural de los principales elementos de la frase estándar en euskera. Para ello leyó con detenimiento los textos de varios autores clásicos vascos.