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ISTURITS

Yacimientos. Yacimientos de Isturits, Oxozelhaia (o Haristoi) y Erberua. Las cuevas de Isturits, Oxozelhaia (o Haristoi) y Erberua se hallan en el interior de una colina denominada Gaztelu, superpuestas en tres niveles diferentes, en términos de Isturits y San Martín de Arberua. Se trata de tres pisos del aparato cárstico producido por el río Erberua y su red subterránea, en cuyo interior se localiza un importantísimo yacimiento con niveles culturales que van del Musteriense hasta el medievo (Isturitz) y conjuntos de arte rupestre paleolítico (relieves y grabados en Isturits; pinturas y grabados en Oxozelhaia y en Erberua). Otro yacimiento prehistórico ha sido identificado en la embocadura de Oxozelhaia e indicios de hogares en superficie de Erberua. La embocadura de Isturits y restos de la torre y fortificaciones ("Gaztelu") que coronan la colina llamaron, desde el siglo XVIII, la atención de científicos y curiosos. Como mina de oro la cita Hellot (1712) en su nomenclator de las minas de Francia. Años más tarde, en 1786, el barón Dietrich denunció la existencia de una cueva amplia aunque no menciona minerales. Sin embargo la noticia de Hellot habría de atraer a curiosos y buscadores que ejercieron su acción nefasta sobre parte del yacimiento extrayendo huesos y objetos muebles. En 1886 llegó a venderse osamenta prehistórica mezclada con tierra para abono del campo. Esta situación cambió cuando el dueño de la cueva hizo abrir, en 1912, otra boca, esta vez en la vertiente que da hacia San Martín de Arberua, en el que había sido antiguo lecho del río obstruido por un derrumbe. Al efectuar un camino hacia la misma volvieron a aparecer huesos y objetos. En 1912 el arqueólogo E. Passemard inicia las primeras prospecciones que se llevan a cabo durante 1913 interrumpiéndose durante la Gran Guerra y prosiguiendo tras ella hasta 1922. La gran caverna de Isturits consta de dos salas contiguas (Sala de San Martín; Sala de Isturits o Gran Sala, de unos 120 m. de largo, 20 de ancho y 15 de alto): en ella se sucedió una densa ocupación humana desde el Paleolítico Medio (Musteriense) y durante casi todas las etapas del Paleolítico Superior, en un depósito de diez niveles. Los descubrimientos efectuados se corresponden con los restos de comida acumulados por aquellos ocupantes (un repertorio variadísimo de especies de caza de mamíferos, aves), así como de carnívoros y millares de instrumentos (tallados en piedra o elaborados en asta y hueso: puntas, raspadores, buriles, azagayas, arpones, bastones perforados, cuentas colgantes, etc.). Un asombroso repertorio del arte portátil -sobre placas de piedra o de hueso o en piezas grabadas y esculpidas- ofrece temas realistas animales, algunos antropomorfos y un difícil conjunto de decoraciones y símbolos. El repertorio del arte del Magdaleniense (de hace 14.000 a 12.000 años) de Isturits es uno de los más importantes de la Prehistoria mundial. En 1928 el matrimonio Saint-Périer reanudó los trabajos de excavación en el yacimiento, prosiguiéndolos con intermitencias- durante dos décadas: tres importantes volúmenes, publicados por el Instituto de Paleontología de París, dan cuenta de sus resultados. En 1980 se ha conseguido reunir las colecciones de Passemard y de Saint Périer en un solo Museo: el de Antigüedades Nacionales de Saint Germain-en-Laye. En un gran bloque estalagmítico que se alza en el centro de Isturits descubrió Passemard varias figuras rupestres grabadas y en parte esculpidas. Mientras Saint-Périer y su esposa efectuaban sus excavaciones se descubrió la galería inferior, de Oxozelhaia o Haristoi, que deslumbró a los primeros expedicionarios por la belleza de sus estalactitas y estalagmitas de un colorido y finura deslumbrantes. En 1953 ambas cuevas fueron comunicadas mediante 86 escalones y el Ministerio de Bellas Artes francés declaró al conjunto monumento histórico. Dos años después el descubrimiento efectuado por el prehistoriador Laplace-Jaurretche de varias pinturas parietales en negro y de grabados en la cueva de Oxozelhaia confirmó su carácter de santuario del arte prehistórico. Desde estas fechas la aquilatación de los materiales hallados, teniendo en cuenta sobre todo la pobreza de hallazgos muebles de los yacimientos vascos, ha acrecentado su valor, en especial el de las esculturas de animales diversos en cuerno, hueso, arenisca y aun ámbar. En cuanto a la ornamentación parietal, pese a la indudable superioridad de Altxerri, Santimamiñe o Ekain, su valor es también grande. En 1980, un grupo de espeleólogos de Pau, coordinados por J. D. Larribau y S. Prudhomme, ha descubierto -a nivel del río Erberua- el piso inferior de toda la red cárstica. En ella se han identificado varios paneles con pinturas y grabados rupestres de particular importancia: hay figuras de caballos, de bisontes, de ciervos, manchones de colores y algún tema más excepcional. En el suelo de la sala del que se bifurcan las galerías que contienen esas muestras de arte parietal hay restos de hogueras y de industrias que debieron ser abandonadas por quienes visitaron la cueva de Erberua en la Prehistoria y fueron, acaso, los mismos que adornaron sus paredes. El acceso actual a esta cavidad está reservado a técnicas de escafandrismo, pues deben superarse sifones de paso prolongado. Las galerías principales de Isturits y de Oxozelhaia son visitables, con guía, en temporada turística.

Ainhoa AROZAMENA AYALA