Hacia el Perú. Restablecida la autoridad sobre los guardias reales, Irala inicia, en 1546, su gran expedición al Perú, dejando como lugarteniente general, durante su ausencia, a Francisco de Mendoza. Con Irala iba un gentilhombre llamado Ñuflo de Chaves, hombre resuelto y capaz. La expedición constaba de cuatro bergantines con trescientos españoles y tres mil quinientos indios en piraguas. Llegaron hasta el territorio de la Audiencia de Charcas, provincia de Charcas. Irala envió a Chaves a contactar con el presidente La Gasca, autoridad máxima de entonces en el Perú. La tardanza de Chaves en volver de Lima hizo que, después de tres años, Irala decidiera volver a Asunción.