Hubo en Ilarregui en el siglo XVI un célebre curandero llamado Juan de Orno, según refiere Idoate en Rincones..., t. I, p. 83 y 84. Se autodenominaba "algebrista" y se dedicó durante más de treinta años a poner en su lugar los huesos de los descalabrados por algún accidente. Utilizaba en sus curas emplastos de clara de huevo batida con sal menuda, de sebo de carnero y de otros ingredientes un tanto curiosos. Muchos pasaron por sus manos, inclusive gente importante, en general con fortuna. Tuvo también detractores, comenzando por los médicos y cirujanos, enemigos seculares y encarnizados de los curanderos. No tuvo suerte con dos mujeres que sufrieron fractura de muñeca de resultas de accidente. Una de ellas, costurera y mujer de un soldado, se querelló contra el curandero solicitando una indemnización, porque ya no podía dedicarse a su actividad de costurera. No se defendió mal el acusado, sin embargo fue condenado al pago de una multa de 3.000 reales, cantidad considerable en aquel tiempo. Y lo que es peor, se le prohibió ejercer su profesión, aunque se reconociese en la cuenca de Pamplona que "seria en mucho daño de la tierra, por no haber otros que supiesen curar". En marzo de 1835, primera guerra carlista, Zumalacárregui ataca y hace huir desesperadamente a Mina entre Ilarregui y Larremiar. Mina venía a socorrer a su lugarteniente Ocaña que estaba cercado en Elizondo por Sagastibeltza.