Discurso pronunciado por el Lehendakari (Presidente) del Gobierno Vasco Juan José Ibarretxe el 27 de septiembre de 2002 ante el Parlamento Vasco (Vitoria-Gasteiz).
- 1/ La idea
La sociedad vasca está esperando soluciones. La sociedad vasca está expectante. Nos está mirando. Está esperando de sus representantes políticos soluciones. El Lehendakari y su Gobierno no estamos dispuestos a defraudar esa esperanza.
No nos resignamos al callejón sin salida que presenta E.T.A. Un camino de odio y de frustración. Un camino hacia ningún sitio. Tampoco nos resignamos al inmovilismo, al bloqueo y a la negativa permanente de soluciones que plantea el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español. Porque es un camino que no nos acerca a la paz y nos conduce a la crispación social.
La sociedad vasca no desea reproducir debates estériles sobre el pasado y tampoco desea verse arrastrada a un escenario permanente de confrontación y de división social.
La sociedad vasca está harta de la violencia. Está harta de imposiciones y chantajes. Está harta de mensajes negativos.
No es cierto que seamos una "sociedad inmadura", como alguien nos calificó con rencor después de las pasadas elecciones. Somos un Pueblo sensato y milenario que tiene mayoría de edad suficiente para ser dueño de su propio destino.
La sociedad vasca quiere soluciones. Quiere mirar al futuro sin renunciar al pasado. Quiere avanzar.
La necesidad de un nuevo Pacto Político con el Estado como clave de un proyecto de solución.
Para dar respuesta a esta esperanza, es preciso articular un nuevo pacto político que adecue nuestro marco de autogobierno a los deseos mayoritarios de la sociedad vasca actual, utilizando los instrumentos y las potencialidades que contempla el propio Estatuto de Gernika.
Esta es la apuesta estratégica de futuro y el proyecto de solución que, como Lehendakari, quiero plantear a la sociedad vasca.
No se trata de renunciar al camino recorrido, ni tampoco de minusvalorar el grado de bienestar alcanzado gracias a la gestión eficaz de las competencias asumidas a través del Estatuto vigente.
Se trata de construir un nuevo proyecto de convivencia basado en la libre adhesión y en la soberanía compartida y no en la subordinación y en la imposición de una determinada visión del Estado, al margen de la voluntad del Pueblo Vasco.
Porque, como ya he trasladado públicamente en esta Cámara, debemos admitir de una vez, que el problema de normalización política no estriba solamente en solventar quién tiene que gestionar una u otra competencia. La solución del problema de normalización política estriba en asumir que el Pueblo Vasco no es una parte subordinada del Estado, sino un Pueblo con identidad propia, con capacidad para establecer su propio marco de relaciones internas y para incorporarse por libre asociación a un verdadero estado plurinacional.
A pesar de la sordina interesada que se han puesto a determinadas decisiones democráticas de la sociedad vasca, la terca realidad está ahí, y mirar para otro lado no va a contribuir a solucionar el problema histórico de normalización política y de convivencia que seguimos sufriendo.
Y la terca realidad es que el Parlamento Vasco, el 15 de febrero de 1990, por mayoría absoluta de 38 votos, y sin contar con el apoyo de Herri Batasuna, proclamó: "el Pueblo Vasco tiene derecho a la autodeterminación. Este derecho reside en la potestad de sus ciudadanos para decidir, libre y democráticamente, su status político, económico, social y cultural, bien dotándose de un marco político propio o compartiendo, en todo o en parte, su soberanía con otros Pueblos".
Y la terca realidad es que en las pasadas elecciones autonómicas, en las que votaron 8 de cada 10 ciudadanas y ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca, la mayoría ratificó un programa que defendía el derecho de la sociedad vasca a ser consultada para decidir su propio futuro.
La realidad es que el Parlamento Vasco, el pasado 12 de julio, aprobó desarrollar las potencialidades del actual Estatuto e iniciar la elaboración de un nuevo pacto político con el Estado que responda a las aspiraciones mayoritarias de la sociedad vasca, libre y democráticamente expresadas.
Esta es la realidad, y no encararla no sólo es un ejercicio de irresponsabilidad política, sino un fraude a los deseos y aspiraciones legítimas de una mayoría social vasca que quiere avanzar en un proyecto de solución y de convivencia.
Es preciso, por tanto, encarar la realidad y plantear un nuevo pacto político que sea capaz de recoger y asumir la voluntad democrática de la sociedad vasca.
Como ustedes saben, en el Pleno celebrado el pasado 25 de octubre, ya planteé la necesidad de desarrollar las potencialidades del Estatuto para lograr un nuevo pacto, un nuevo punto de encuentro para la convivencia. Avancé los principios y las bases del proyecto sobre las que, en mi opinión, debería articularse este nuevo Pacto. Lo hice con una propuesta abierta y como aportación para el debate que se debería sustanciar en el seno de una Comisión sobre Autogobierno constituida al efecto.
El resto ya lo conocen ustedes suficientemente, porque han sido protagonistas directos del trabajo exhaustivo de esa Comisión Parlamentaria a lo largo de seis meses. Trabajos que dieron lugar a un dictamen aprobado en el Pleno de la Cámara, el pasado 12 de julio, que ratificó íntegramente las bases propuestas el 25 de octubre de 2001.
A este respecto, deseo trasladar a la opinión pública vasca y española que es voluntad firme de este Lehendakari y de los tres partidos que sustentan el Gobierno Vasco, el continuar avanzando en este proyecto de solución. Vamos a llegar hasta el final, porque estamos convencidos de que es el camino que representa los deseos mayoritarios de la sociedad vasca.
Las puertas del proceso van a estar permanentemente abiertas a la participación de representantes de todas las sensibilidades políticas existentes en la sociedad vasca pero, anuncio desde ahora, que no vamos a admitir derechos de veto que nos encadenen al fondo del pozo.
Se hace camino al andar, y si tenemos que iniciar el recorrido con nuestras propias fuerzas, así lo haremos, porque consideramos que tenemos la fortaleza política y la legitimidad social suficiente. Al final será la propia sociedad vasca la que ratifique, premie o castigue, la validez del resultado alcanzado.
Quiero seguir impulsando, en primera persona, este camino de solución. Para ello, en este Debate de Política General deseo dar dos nuevos pasos importantes.
En primer lugar, voy a clarificar el proyecto, exponiendo el contenido de la propuesta de un nuevo Pacto para la Convivencia.
En segundo lugar, voy a plantear los hitos fundamentales del proceso a seguir para el desarrollo y materialización del mismo.
- 2/ El proyecto
Un nuevo status de libre asociación con el Estado español para una nueva etapa.
· Los Pilares
El objetivo es alcanzar un pacto para la convivencia basado en el reconocimiento del derecho del Pueblo Vasco a ser consultado para decidir su propio futuro. Este pacto se sustenta sobre tres pilares fundamentales:
a) El Pueblo Vasco es un Pueblo con identidad propia.
b) que tiene derecho a decidir su propio futuro.
c) desde el respeto a las decisiones de los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ámbitos jurídico-políticos en los que actualmente se articula.
a) Un Pueblo con identidad propia.
El Pueblo Vasco es un Pueblo con identidad propia en el conjunto de los Pueblos de Europa. El Pueblo Vasco es depositario de un patrimonio histórico, social y cultural singular, que pertenece, sin que nadie lo pueda monopolizar, a los ciudadanos y ciudadanas de los territorios de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Navarra, Lapurdi, Zuberoa y Benafarroa, situados a ambos lados de los Pirineos.
Este ámbito geográfico en el que se ha asentado el Pueblo Vasco a lo largo de la historia, ha sido conocido con diferentes denominaciones de Vasconia, Reino de Navarra, Euskalherria, País Vasco-Navarro, Euskadi o País Vasco.
El Pueblo Vasco, en la actualidad, se estructura en tres realidades jurídico-administrativas y en dos estados. Por un lado, la Comunidad Autónoma Vasca -que integra a los Territorios Históricos de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa- y la Comunidad foral de Navarra, ambas ubicadas en el Estado español. Y, por otro lado, los Territorios de Iparralde -Lapurdi, Zuberoa y Benafarroa- ubicados en el Estado francés y sin articulación política propia.
El Pueblo Vasco, a lo largo de su historia no se ha configurado, ni podrá hacerlo nunca, como una realidad excluyente -nadie ha estado ni está excluido de pertenecer al mismo si así lo desea-, sino como una realidad social viva, fruto de la autoidentificación individual y voluntaria con un sentimiento de identidad vasco que, además, en muchos casos, es compatible con el sentimiento de pertenencia a otras realidades nacionales o estatales.
Este sentimiento de pertenencia al Pueblo Vasco va más allá de normas jurídicas o de fronteras políticas. Porque los sentimientos de identidad nacional no se pueden imponer ni se pueden prohibir por decreto, ley o constitución alguna. Hay que aceptar con toda naturalidad el que cada persona pueda tener el sentimiento de pertenencia y de identidad que desee, tal y como se recoge expresamente en la Carta de los Derechos Humanos.
b) Que tiene derecho a decidir su propio futuro.
El Pueblo Vasco tiene derecho a ser consultado para decidir su propio futuro, tal y como este Parlamento aprobó por mayoría absoluta en el año 90, y de conformidad con el derecho de autodeterminación de los Pueblos, reconocido internacionalmente, entre otros, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que, en su artículo 1º proclaman: "Todos los Pueblos tienen el derecho de libre determinación, en virtud de este derecho, establecen libremente su condición política y proveen, asimismo, a su desarrollo económico, social y cultural".
Estos pactos, además, han sido incorporados al bloque de constitucionalidad del Estado español, mediante instrumento de ratificación del 13 de abril de 1977.
c) Desde el respeto a las decisiones de los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ámbitos jurídico-políticos en los que actualmente se articula.
El ejercicio del derecho a decidir su propio futuro que le corresponde al Pueblo Vasco, se materializa desde el escrupuloso respeto al derecho que tienen los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes ámbitos jurídico-políticos en los que actualmente se articula, a ser consultados para decidir su propio futuro. Esto es, respetando la decisión de los ciudadanos y ciudadanas de la Comunidad Autónoma Vasca, la decisión de los ciudadanos y ciudadanas de la Comunidad Foral de Navarra, así como la decisión de los ciudadanos y ciudadanas de Iparralde, tanto para establecer el vínculo de relaciones internas que desean mantener entre sí mismos, como el vínculo de relaciones que desean mantener con los Estados en los que se ubican.
· La Propuesta y su contenido
- Desde el ámbito de decisión que representamos como parte integrante del Pueblo Vasco, es decir, desde la Comunidad Autónoma Vasca.
- En virtud de nuestra soberanía originaria, reconocida en base a la vigencia y actualización de nuestros derechos históricos preexistentes, recogidos explícitamente en la Constitución.
- De conformidad con la Disposición Adicional del Estatuto de Gernika y del Acuerdo del Parlamento Vasco del 15 de febrero de 1990, por el que se proclama el Derecho de Autodeterminación del Pueblo Vasco.
Planteamos al Estado español un nuevo Pacto Político para la convivencia, basado en el reconocimiento de nuestra identidad nacional y en la libre asociación a un estado plurinacional.
En definitiva, desde el ámbito de representación de la Comunidad Autónoma Vasca como parte integrante del Pueblo Vasco, y en desarrollo de nuestra capacidad de decidir libre y democráticamente nuestro propio futuro, planteamos una nueva etapa de relación con el Estado español sobre la base de un nuevo status de libre asociación.
· El contenido del nuevo Pacto
Sobre la base de partida de las potencialidades del actual régimen de autonomía que establece el Estatuto de Gernika, planteamos una profundización de nuestro autogobierno en los siguientes términos:
1) El reconocimiento jurídico de nuestra identidad nacional y el derecho a decidir nuestro propio futuro.
El reconocimiento del derecho que tiene el Pueblo Vasco a ser consultado para decidir su propio futuro, esto es el marco de relaciones internas y externas que desea tener, desde el respeto a la voluntad de los distintos ámbitos territoriales y jurídico-políticos en los que actualmente se articula.
Desde la Comunidad Autónoma Vasca, y en el ámbito de decisión que representamos como parte integrante del Pueblo Vasco, queremos articular nuestro derecho a decidir nuestro propio futuro a través del reconocimiento de la capacidad plena para regular y gestionar la realización de consultas democráticas a la sociedad vasca por vía de referéndum.
Asimismo, y atendiendo la plurinacionalidad del Estado español, planteamos que se reconozca, con toda naturalidad, la nacionalidad vasca para quien así lo desee, a efectos jurídicos, políticos y administrativos.
2) La libertad de relaciones entre los Territorios de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra.
Una libertad sustentada sobre el derecho que les asiste a las ciudadanas y ciudadanos de los Territorios de la C.A.V. (Álava, Bizkaia y Gipuzkoa) y a los de la Comunidad Foral de Navarra, a establecer los vínculos políticos y las relaciones internas que consideren más adecuados para su desarrollo y bienestar político, social, económico y cultural, sin más limitación que su propia voluntad.
Quiero que quede claro de una vez por todas, que sólo a las navarras y a los navarros les corresponde decidir su propio futuro. Desde esta premisa de respeto, no se pueden imponer ni impedir, por parte de nadie, los cauces e instrumentos de relación que decidan establecer libremente los propios ciudadanos y ciudadanas de la Comunidad Autónoma Vasca y de la Comunidad Foral de Navarra.
3) La capacidad de establecer relaciones con los Territorios Vascos de Iparralde, ubicados en el Estado francés.
Planteamos profundizar el marco de relaciones entre los Territorios vascos situados a ambos lado de los Pirineos para estrechar los especiales lazos históricos, sociales y culturales existentes con los Territorios de Iparralde, ubicados en el Estado francés. Para ello, se propone la utilización más amplia y flexible de la normativa comunitaria y de los tratados que posibilitan la cooperación transfronteriza entre territorios pertenecientes a distintos estados de la Unión Europea.
4) La configuración de un poder judicial vasco autónomo.
Un poder judicial que, junto con el poder legislativo y ejecutivo, complete los tres poderes de nuestro autogobierno. Esto supone disponer de un poder judicial en el que se agoten todas las instancias judiciales en Euskadi y la sustitución del Estado en la Administración de justicia en nuestra Comunidad, sin más limitación que la aplicación de los mismos principios procesales y derechos fundamentales que rigen en el Estado, y con el diseño de un marco de coordinación y cooperación con el ámbito estatal y europeo.
5) Garantizar la institucionalización política de Euskadi.
Lo que implica una autonomía plena en el diseño de las propias instituciones de autogobierno político. Ello afecta a la exclusividad en la autoorganización, seguridad pública, administración foral y local y derecho privado en el ámbito de la vecindad, familia, relaciones patrimoniales, empresa y sociedad civil.
6) Preservar nuestra identidad cultural.
Desarrollando una política pública autónoma que permita preservar las señas de identidad cultural en todo el sistema de formación y transmisión del conocimiento. Esto comporta la competencia exclusiva en el ámbito de la cultura, la lengua y la educación, y también la competencia exclusiva en aspectos emblemáticos tales como la representatividad internacional de las manifestaciones culturales y de las selecciones nacionales de las federaciones deportivas vascas, que así lo deseen.
7) Desarrollar un ámbito sociolaboral, económico y de protección social propio.
A estos efectos, se contempla la gestión autónoma de una política económica propia, el sistema tributario y fiscal, y los sistemas de relaciones laborales, así como los de previsión, bienestar y seguridad social, estableciendo al efecto los mecanismos de solidaridad y cooperación precisos con el Estado y con Europa.
8) Garantizar la gestión de nuestros recursos naturales e infraestructuras.
Supone la exclusividad, en el territorio vasco, de las actuaciones públicas para la sostenibilidad medioambiental, el régimen del suelo, la titularidad de los recursos naturales y de todas las infraestructuras de comunicaciones.
9) El establecimiento de un sistema bilateral de garantías con el Estado, que impida la modificación unilateral del Pacto suscrito.
Si estamos hablando de un Pacto y de un modelo de cosoberanía libre y voluntariamente compartida, es preciso establecer un régimen de garantías mutuo que impida la restricción, modificación o interpretación unilateral del pacto suscrito.
A estos efectos, se podrán plantear diversas fórmulas en función del tipo y carácter de las competencias asumidas.
Para aquellas políticas públicas en exclusividad, las normas jurídicas externas que les afecten sólo podrán alcanzar su efectividad plena en el ámbito del País Vasco previa ratificación del Parlamento Vasco.
En el resto de materias será preciso articular foros y normas de conciliación para dirimir pacífica y democráticamente los conflictos, en caso de desacuerdo.
10) La facultad de tener voz propia en Europa y en el mundo.
El Pueblo Vasco forma parte de Europa desde los albores de la historia, y la Unión Europea se configura hoy como un espacio en el que deben de tomar cuerpo las futuras relaciones sociales, económicas, políticas y culturales entre las instituciones vascas y las instituciones españolas y europeas.
En el espacio europeo, afortunadamente, están superados, social e intelectualmente, debates aún pendientes de resolver en el Estado español. Aspectos fundamentales y principios democráticos tales como, la libre asociación, el derecho democrático a decidir de los Pueblos, la soberanía compartida, la cooperación transfronteriza o el respeto a las identidades de las naciones sin estado, son asumidas con toda la normalidad en el ámbito europeo y deben marcar las pautas a seguir por el Estado español.
Las Instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca queremos tener una presencia directa en las Instituciones europeas en defensa de nuestras competencias exclusivas y en representación de nuestra propia identidad. No planteamos nada que no esté previsto en el Tratado de la Unión Europea, como así lo atestigua la presencia y el protagonismo de numerosas regiones y naciones, presidiendo, incluso, los Consejos.
A este respecto, planteamos nuestra relación con Europa, a través de un "status de región o nación asociada", una fórmula avanzada de participación que en estos momentos la propia Convención Europea está analizando de cara a la reforma de los tratados de la Unión para el año 2004. Es decir, nuestra especificidad y la de otras naciones europeas deben de tener una referencia expresa en la nueva constitución europea.
Asimismo, y de conformidad con la aplicación más amplia del derecho internacional, queremos poder tener voz propia en el mundo y en los organismos internacionales, así como la capacidad de firmar tratados internacionales para promover nuestros intereses económicos, culturales e institucionales, en defensa de nuestra identidad como Pueblo.
· Los Instrumentos
Para una gran parte de los vascos, los Fueros, los Derechos Históricos del Pueblo Vasco, siguen siendo nuestra verdadera constitución.
En todo caso, si existe voluntad política, si se quiere resolver el denominado problema vasco, si se desea alumbrar un verdadero proyecto de normalización política y de convivencia, existen procedimientos e instrumentos en el actual ordenamiento jurídico que se pueden utilizar perfectamente.
El procedimiento está previsto en el artículo 46 del Estatuto de Gernika, y los instrumentos son los siguientes:
- La Disposición Adicional del Estatuto de Gernika.
"La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico" - La Disposición adicional primera de la Constitución.
"La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales. La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía". - La Disposición derogatoria segunda de la Constitución.
"En tanto en cuanto pudieran conservar alguna vigencia, se considera definitivamente derogado el Real Decreto de 25 de octubre de 1839 en lo que pudiera afectar a las provincias de Álava, Gipuzkoa y Bizkaia. En los mismos términos se considerará definitivamente derogada la Ley de 21 de julio de 1876". - El pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 19 de diciembre de 1966.
Ratificado por el Reino de España, mediante instrumento de ratificación de 13 de abril de 1977 y publicado en el Boletín Oficial del Estado número 103 de 30 de abril de 1997. - El pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 19 de diciembre de 1966.
Ratificado por el Reino de España, mediante instrumento de ratificación de 13 de abril de 1977 y publicado en el Boletín Oficial del Estado número 103 de 30 de abril de 1997. - La legitimidad democrática de la voluntad de la sociedad vasca expresada mediante referéndum y articulada a través de sus instituciones representativas.
Si reconocemos la existencia de un problema político tenemos que encontrar una solución política y pactada. No es verdad que tengamos un problema jurídico, es un problema de voluntad política y democrática.
El nuevo modelo de relación que planteamos encaja perfectamente con una interpretación abierta y flexible de la Constitución basada en la plurinacionalidad del Estado, según defienden expertos constitucionalistas españoles.
Es un modelo, además, que no pretende ser privativo para Euskadi. Podría perfectamente ser un modelo relacional para otros pueblos y nacionalidades del Estado español, desde una concepción del mismo como una estructura federal asimétrica, defendida por destacables representantes del Partido Socialista y, por supuesto, desde una concepción de federalismo de libre asociación que defiende Izquierda Unida.
Pero diré más, este modelo de relación basado en la libre asociación y en la soberanía compartida, es utilizado y reconocido en el ámbito europeo y en el concierto internacional. Este modelo está en la base de la propia construcción de Europa e, incluso, ha sido el fundamento de estados europeos y de otros existentes en el mundo occidental.
Se trata, en definitiva, de una propuesta que utiliza las bases jurídicas y políticas que en Europa Occidental se han utilizado y se están utilizando para resolver, pacífica y democráticamente, los conflictos que se derivan de la existencia de hechos nacionales diferenciados en el seno de un mismo estado o de los conflictos de relación que surgen entre hechos nacionales que atañen a diferentes estados.
Estamos ante uno de los grandes debates que el mundo debe afrontar en el siglo XXI, esto es, como dar encaje jurídico, social y político a las realidades nacionales. Como respetar la personalidad de las naciones que no son estado. Como canalizar su presencia, sus derechos e inquietudes. Como establecer un marco de relaciones ante un nuevo orden mundial que no se puede basar en la eliminación de las señas de identidad y en la imposición, sino en el respeto y en la libre asociación.
Este es, también, nuestro reto y nuestro desafío. De que seamos capaces de afrontarlo por la vía del diálogo depende nuestra convivencia futura.
- 3/ El proceso
Un camino que culmina en el respeto a la voluntad democrática de la sociedad vasca.
· Los Fundamentos
Quiero anunciar formalmente que este Debate de Política General marca el inicio del camino para culminar un nuevo pacto político para la convivencia a través de un proceso abierto, flexible, legal y democrático, que sea ratificado por la sociedad vasca.
a) "Apertura".
El proceso no estará circunscrito estrictamente al ámbito de representación política, sino abierto a la participación social. Este principio de apertura implica la no-exclusión, esto es, la libre participación, de todas las sensibilidades políticas y sociales presentes en la sociedad vasca, que así lo deseen.
El proceso siempre estará abierto, el principio de no-exclusión regirá en todas sus fases, pero también va a funcionar el principio de no-veto, no vamos a admitir la obstrucción y el ejercicio del bloqueo.
b) "Flexibilidad".
El proceso se planteará en términos de flexibilidad, sin prejuzgar el resultado final y tomando en consideración las diferentes aportaciones sociales y políticas que a lo largo de sus diferentes fases se puedan incorporar.
c) "Legalidad".
Se atenderá a la vía procedimental contemplada en las normas estatutarias y constitucionales vigentes. En particular, en la Comunidad Autónoma Vasca se seguirá el procedimiento legal de reforma contemplado en el artículo 46 del actual Estatuto de Autonomía.
d) "Democracia".
La ratificación definitiva del proyecto se realizará atendiendo a la mayoría democrática de la sociedad vasca, mediante referéndum.
Esta ratificación definitiva deberá producirse en las condiciones adecuadas para que la sociedad vasca se pueda expresar en libertad en un escenario sin violencia y sin exclusiones.
· Las Fases
Una vez fijados los principios o fundamentos que van a regir el desarrollo del proceso abierto, voy a plantear las diferentes fases y compromisos que, en mi opinión, deben marcar el camino a seguir para su consecución.
Presentación y apertura del proceso
Como he indicado, quiero anunciar formalmente el inicio del proceso para alcanzar un nuevo pacto político con el Estado. Este debate de Política General marca oficialmente la apertura del proceso.
A este respecto, deseo adelantarles que es mi intención iniciar a partir de la próxima semana, encuentros bilaterales con todas las fuerzas y sensibilidades políticas presentes en esta Cámara, para invitarles personalmente a participar en el proceso abierto y conocer su disposición a trabajar o participar en su fase inicial o en fases posteriores del mismo.
En esta primera fase, también procederé a la explicación personal de las bases del proyecto y del proceso a los representantes empresariales y sindicales y a las organizaciones sociales y culturales vascas.
Participación social
Una vez realizada esta primera fase de presentación bilateral a las formaciones políticas y a los agentes económicos, sociales y culturales, vamos a proceder a abrir el proceso de información a la sociedad vasca. La sociedad vasca tiene derecho a conocer, participar y opinar sobre las bases y los principios de este proyecto de solución. Deseamos recabar la opinión y aportaciones de la propia sociedad para incorporarlas a nuestra propia reflexión.
Elaboración y presentación de un borrador de texto articulado
El Gobierno, en el ejercicio de su responsabilidad y de las atribuciones que le reconoce el Estatuto de Gernika, se compromete a elaborar y presentar, en el plazo máximo de doce meses, un borrador de texto articulado, elaborado a partir de las bases aprobadas por esta Cámara y tomando en consideración las aportaciones sociales y políticas que se hayan producido a lo largo de este periodo.
Contraste político y social, y negociación con el Estado
A partir de este primer borrador se procederá a abrir un nuevo proceso de contraste político y social con el objetivo de proceder a la elaboración de una propuesta definitiva.
Esta propuesta será objeto de información y contraste con la sociedad vasca, de manera previa a su remisión al Parlamento Vasco para su tramitación, de conformidad con el procedimiento contemplado en el Estatuto de Gernika, para abrir, a continuación, los procedimientos pertinentes de negociación y pacto con el Estado.
Ratificación en Referéndum
Se procederá a la ratificación definitiva en referéndum por parte de la sociedad vasca del Pacto político alcanzado con el Estado o, en su caso, del proyecto aprobado por el Parlamento Vasco, en un escenario de ausencia de violencia y sin exclusiones.