Médicos

Huici Zalacain, Modesto

Destacada personalidad médica guipuzcoana. Nació el doctor Huici en Andoain, de familia muy humilde, en el año 1878. Falleció el 13 de enero de 1919.

Estudia el bachillerato con gran aprovechamiento. El latín lo aprendió en Andoain, con el cura párroco; así como la geografía e historia; y por su contacto continuo con gentes del caserío, que no hablaban más que el vascuence, llegó a dominar esta lengua, por aquellos años, más que el castellano. De su dominio del latín, hacía gala de erudición en algunas ocasiones con motivo de charlas o disertaciones científicas. Era el doctor Huici de recia contextura física, de buen corazón, simpático, y con una capacidad de trabajo poco común. Cursó sus estudios de Medicina en Madrid, destacando desde el comienzo por su inteligencia, constancia y juicio crítico. Fue alumno interno en San Carlos, y muy estimado por sus profesores entre los que citamos a los doctores: Vila, Oloriz y Pulido. Se licenció en 1902, con la calificación de sobresaliente, y al año siguiente recibe la investidura de doctor, con la misma calificación. Recién estrenado su título, vuelve a su país vasco para ejercer la Medicina rural en su más pura esencia; primero en Amezketa, y más tarde en Azpeitia.

Su dedicación al enfermo, su sabiduría y sentido clínico, pero sobre todo su calidad humana, le hacen gozar pronto de la incondicional estima de estas gentes. Su fama traspasa los pueblos circundantes y llega a San Sebastián, haciendo exclamar al doctor Gaiztarro: "Quién es ese médico novel, que opera en Azpeitia con tanta discreción y sentido..."

Se traslada a San Sebastián, decidido a ejercer la cirugía; su decisión es firme: ser cirujano del Hospital y ser ginecólogo. Estudia idiomas (francés y alemán), y ya siendo médico del Hospital, donde ingresa por concurso, junto con los doctores Egaña y Beguiristain, marcha a París donde practica la cirugía general, obstetricia y ginecología al lado de eminentes figuras. Vuelve a San Sebastián, con muchas ilusiones y renovadas ansias de trabajar. Los comienzos de este nuevo período no fueron muy afortunados, y a pesar de su aureola de médico joven especializado en el extranjero tiene que gustar los primeros sorbos de la amargura. A la muerte del doctor Gaiztarro, jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Provincial, ascienden a jefes de sala, los doctores Huici y Egaña. Sólidamente preparados, operan mucho, con acierto y brillantez. Por esta época, realiza un viaje a Alemania, donde amplía estudios y completa su formación quirúrgica.

A su regreso el trabajo aumenta; es muy conocido y solicitado por enfermos de otras provincias próximas. Para atender a tan vasta clientela, monta en colaboración con el doctor Egaña una clínica en Ategorrieta (Nuestra Señora de las Mercedes), que es enseguida muy frecuentada por numerosos enfermos de distintas clases sociales. En ella y en el Hospital trabaja incansablemente el doctor Huici, y practica infinidad de intervenciones. Huici queda pronto consagrado como cirujano seguro, hábil, metódico, de sólidos conocimientos y certero diagnóstico. Su falta del más mínimo afán de notoriedad y su desidia en publicar trabajos o casuísticas, no lo hicieron más conocido. De otra forma, hubiera transcendido al extranjero, como sucedió con Urrutia y otras figuras de la época. Poco antes de contraer matrimonio, y en el curso de un viaje a Suiza, se inicia lo que ha de ser su tormentosa enfermedad, que va a cambiar el curso de su vida. Huici tiene una osteomielitis de la tibia; sufre cuatro intervenciones en un mes, su estado general es alarmante, y se decide en consulta la desarticulación de la pierna. Se entrega, ya en la madurez de su perfeccionamiento científico, al estudio.

El es el iniciador y propulsor de la Academia Médico-Quirúrgica de Guipúzcoa; y su primer presidente, que tanta gloria le daría, en sus numerosas disertaciones, en las cuales con palabra reposada y serena hacía gala de sus profundos conocimientos que rayaban a la altura de un verdadero maestro. Es nombrado director del Hospital Provincial, siendo en el desempeño de su cargo siempre incansable y ejemplar en su actuación. Era además cirujano y maestro de la Cruz Roja, institución patrocinada por la reina María Cristina, donde impartía sus enseñanzas a las distinguidas enfermeras de la Cruz Roja. Fue vocal de la sección Medicina en el congreso de Estudios Vascos de 1918.

Ref. Muñoz, F.: "Doctor Modesto Huici", Guipúzcoa Médica, 1975, n.° 2, pp. 5-6.