Concepto

Hojalateros de banco

En los largos viajes de los ferrocarriles del pasado siglo y hasta avanzado el actual, la utilización de ollas especiales supuso una mejora sustancial en la alimentación de los trabajadores (maquinistas, fogoneros, guarda-frenos, etc.), que viajaban en los trenes.

Se trataba de unos recipientes metálicos de doble pared en cuyo hueco central se colocaban los alimentos a cocinar y por medio de una válvula empalmada a la espita que tenía la caldera de la máquina se introducía vapor a alta temperatura en el espacio intermedio, de forma que el calor cocinaba los alimentos. Sin embargo, el hecho de que el personal que no viajaba en la máquina, como los guarda-frenos no tenía acceso al sistema, les obligó a usar brasas de carbón en lugar del vapor. A juicio de quienes utilizaron el procedimiento, se obtenían muy sabrosos guisos, que eran incluso esperados por el personal fijo de las estaciones.

La olla más conocida es la de Balmaseda, llamada puchera y también olla ferroviaria o ferrocarrilera, que normalmente tiene capacidad desde ocho a veinticinco raciones y en la que preferentemente se preparaban alubias, garbanzos y lentejas utilizando carbón vegetal.

Aunque las pucheras desaparecieron con las máquinas de vapor a finales de los años setenta, en Balmaseda se celebra desde entonces, el 23 de Octubre de cada año, día de San Severino patrón de la localidad, un festejo popular e importante concurso de pucheras, con una, puede decirse, masiva participación ya que supera el centenar de grupos.

Este concurso ha permitido salvar el recuerdo de la puchera que en la línea de la Robla (Bilbao - León) contribuyó a mejorar durante décadas la alimentación de los ferroviarios.