Pintores

Gonzalo Bilbao, José Luis

Profesor en materia artística y excelente retratista, además de cultivar otros géneros con el pincel, incluso la escultura (modelado y talla de madera) y la fotografía, natural de Vitoria, donde nació el 13 de abril de 1906. Fallece en Vitoria el 27 de abril de 1976.

Los primeros balbuceos con el dibujo y la pintura se suceden de la mano de Ignacio Díaz Olano; en el estudio de la calle del Arca y dentro de las aulas de la Escuela de Artes y Oficios. Compartió, por lo tanto, conocimientos y experiencias similares a los de otros noveles pintores vitorianos. Unos jóvenes mayoritariamente formados en el aprecio por el dibujo preciso y en el respeto a un tipo de figuración más o menos tradicional, distante de investigaciones plásticas propias de los "ismos".

Nunca abandonó la ciudad que le vio nacer, dedicándose profesionalmente a la enseñanza artística como maestro y profesor de numerosos vitorianos y alaveses; gentes que ansiaban formarse como artistas, entretener los momentos de ocio con una labor provechosa, o bien pretendían adquirir soltura con el dibujo, como antesala a futuros estudios de dibujo técnico o delineación. A esta actividad formativa destinó, pues, Gonzalo Bilbao toda su existencia y a la que debe, en puridad, su mayor distinción dentro de la esfera social vitoriana.

En los años cuarenta inaugura su primera academia de dibujo en la casa paterna de la calle Postas, núm. 32, situada entonces frente al edificio de Correos -inmueble hoy ya desaparecido-, pasando más tarde a la calle del Beato Tomás de Zumárraga, núm. 18, estudio donde ejerció la docencia hasta sus últimas días. Que fuera un buen profesor, con excelentes cualidades pedagógicas, no sólo queda refrendado por el imborrable recuerdo que dejó en sus antiguos alumnos, sino que se confirma por el hecho irrefutable de que nunca tuvo necesidad de dedicarse a otros menesteres ajenos a la propia enseñanza artística.

Ocupado como estaba por atender sus compromisos docentes, como artista apenas se prodiga regularmente. Aun así, efectuó algunas exposiciones individuales, participando igualmente en otras muestras colectivas. Sabemos, por ejemplo, que exhibe sus aptitudes con óleos, retratos al carbón y color, acuarelas, dibujos y esculturas en el Salón de Conferencias y Exposiciones de la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria durante la segunda quincena de noviembre de 1947. Oportunidad, como recoge la prensa de la época, que permitió obtener "una visión de conjunto de su obra" (Pensamiento Alavés, 22-11-1947).

Casi dos años más tarde, del 3 al 15 de agosto de 1949, repite experiencia individual otra vez en el Salón de la calle Olaguíbel con una "Exposición de retratos", la disciplina pictórica más ensalzada en su ejecutoria. Si el acto de retratar es uno de los cometidos más arriesgados y comprometidos para un pintor, en este género alcanza José Luis Gonzalo Bilbao sus señas de identidad. Dibujo sólido, finura, realismo comedido sin divinizar al sujeto, penetración psicológica, son cualidades que exhibe en unos modelos que extrae del entorno familiar, de amplias capas de la sociedad alavesa, muy a menudo también, entre su propio alumnado.

Por lo general, son retratos de busto. Del listado de estos catálogos, con el de la exposición póstuma que organiza la Caja Municipal en memoria del pintor en la sala Luis de Ajuria (21-30 de julio, 1979), extraemos algunos nombres:

  1. Mi padre (Busto de D. Pedro Gonzalo Busto),
  2. Mi madre (Prudencia Bilbao),
  3. Busto de D. Fernando Gonzalo Bilbao,
  4. Retrato de D. Pedro Ignacio Gonzalo-Bilbao,
  5. Retrato de Mª Teresa Gonzalo-Bilbao,
  6. Retrato del Padre Ramiro de Pinedo, benedictino de Estíbaliz,
  7. Retrato de D. Gregorio de Altube,
  8. Retrato del pintor Eloy Erentxun,
  9. Retrato de la pintora Pilar López de Munain,
  10. Retrato del pelotari Ogueta,
  11. Retrato de José Luis Cobas Lete,
  12. Retrato de José Luis Sáenz de Ugarte,
  13. etc.

Respecto a los retratos infantiles, género habitualmente no muy del agrado de los pintores especializados en esta disciplina, por el contrario, se ha escrito que Gonzalo Bilbao sabía resaltar adecuadamente los rasgos de estos seres pequeños, "pese a su continua movilidad".

Además de los retratos, los paisajes y los temas de flores atrajeron su interés, asuntos a los que recurría a veces como medio para descansar o relajarse de las actividades docentes. También mostró aprecio por la escultura, llegando a concurrir en el XVIII Salón de Otoño de Madrid, en noviembre de 1948, precisamente como escultor. Algunas de estas piezas, elaboradas en tres dimensiones, obedecen a los títulos: "Mi padre", "Retrato de señora", "Cabeza con mantilla" o "Torso de atleta".

En cuanto a otras comparecencias públicas, reproducimos de la escueta biografía que aparece en el catálogo póstumo (julio de 1979) las siguientes intervenciones: "En Madrid en el Salón Nacional de Bellas Artes y el Salón de Otoño (1948). En la Inauguración del Museo San Telmo de San Sebastián. En la Inauguración del Salón de Exposiciones de la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria, (1944). En la Inauguración del Salón del Ayuntamiento de San Sebastián. En Bayona (Francia) (1949), Mondragón (1950), Vitoria (1944, 1949, 1950)".