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Gernika-Lumo

Formado por la villa de Gernika y la anteiglesia de Lumo este municipio comprende un amplio territorio que participa a partes iguales de ámbito rural y urbano. La villa, devastada tras el bombardeo de la Guerra Civil, perdió todo su entramado medieval para dar paso a un modernizado urbanismo, mucho más práctico pero sin duda carente de historia. Por el contrario Lumo es entorno rural y sus barriadas contienen un interesante patrimonio popular, eclipsado por la Casa de Juntas, también enclavada en sus límites.

La iglesia de Santa María de Gernika es uno de los templos góticos más interesantes de toda Bizkaia, con la principal portada como punto álgido de una fábrica que contiene numerosas partes renacentistas, ya que su construcción se alargó casi un siglo. La parte gótica es de mediados del siglo XV, mientras que la renacentista se corresponde con la parte alta de los muros, los soportes exentos, la bóveda, el coro y el recrecimiento lateral, existiendo además numerosas reformas posteriores, la más importante la llevada a cabo en la segunda mitad del siglo XVIII con el levantamiento de la espadaña. Para saber más visite el artículo dedicado a este templo en la enciclopedia.

En Lumo se encuentra la iglesia de San Pedro Apóstol, un santuario renacentista construido en el siglo XVI aunque con numerosas reformas y ampliaciones que sigue los cánones típicos de las austeras iglesias de tradición clásica de los entornos rurales vizcainos. Además se conservan cinco ermitas en el territorio, aunque una de ellas es Santa María de la Antigua, el templo reconstruido que forma parte de la Casa de Juntas sobre lo que fue su antiguo emplazamiento. El resto son fábricas eremíticas de tipo rural y salvo Santa Ana todas se encuentran en los límites de la anteiglesia de Lumo: San Martín en Amillaga, Santa Lucia en Zallo y la Inmaculada Concepción en el barrio de Arana. Santa Ana, en el barrio de dicho nombre, es un bonito eremitorio gótico tardío, de mampuesto y sillería que tiene un acceso ligeramente apuntado de enormes dovelas con aguabenditera y vanito del mismo tipo sobre él para campana. Se cubre a cuatro aguas, tiene dos aspilleras y un coro de madera labrada en su interior y amenaza ruina.

El convento de Santa Clara en Lumo, con iglesia clasicista y casa de monjas de restauración contemporánea y aire neomedieval, y el cementerio de Zallo, de fines del siglo XIX, completan el patrimonio de tipo religioso.

En una villa como Gernika no pueden faltar los ejemplos de vivienda culta, y aunque muy condicionada por la destrucción de su urbanismo tras el bombardeo de 1937 que se llevó consigo gran parte del esplendor de las grandes construcciones aristocráticas aún mantiene buenos ejemplos de ella. Solo se conserva un resto renacentista de tipo civil, aunque probablemente en su origen se tratase de una construcción religiosa, es Ariz Etxea, una residencia de dos plantas que presenta en su parte baja un acceso en arco de medio punto de amplias dovelas con clave decorada con motivos religiosos sobre cartela y un vano geminado conopial todo ello en buena sillería. El resto del edificio es notablemente posterior. Dentro del apartado de la arquitectura barroca tenemos el palacio Alegría, paradigma de la residencia noble en la Bizkaia del XVIII, con todos los elementos repetidos en este tipo de fábricas. Exento, a cuatro vertientes, rectangular en planta, aunque de aspecto cúbico, tiene tres alturas y se apareja en sillería, destacando la fachada central.

Este tipo de construcciones comparten la sobriedad del clasicismo saliéndose de la norma barroca del recargamiento, aunque presentan ciertos elementos decorativos muy característicos. Las líneas de imposta lisa separando alturas, la placa que se repite recercando los vanos, todos en dintel, la cornisa moldurada, el blasón en la fachada, los balaustres forjados de los balcones o el ingreso enmarcado entre orejetas de junquillo definen este elegante palacio, pero no son exclusivos, ya que numerosos edificios de este corte jalonan nuestra zona norte. Pero es la arquitectura residencial contemporánea, finales del siglo XIX y principios de XX, la que tiene mayor presencia en la villa con ejemplos como villa Katarro, un bonito ejemplo del neoclasicismo francés, que destaca por la original cubierta de pizarra que avanza hasta el tercer piso abuhardillando sus vanos en arco escarzano. De corte Segundo Imperio presenta decoración clásica en las luces inferiores, éstas adinteladas, y algunos miradores se reparten por su perímetro. Llama la atención su fachada combinando el blanco y el ocre y por lo demás es cúbico y a cuatro aguas. La arquitectura de estilo nórdico también tiene dos buenos ejemplares en villa Toña y villa Argentina.

La primera fue construida a finales del siglo XIX y es un bonito edificio que destaca por su cubierta compleja de pizarra sobre tornapuntas y la torre-chapitel octogonal en ángulo. Tiene cinco alturas y presenta un bonito trabajo de talla en sus numerosos elementos lígneos. La segunda, es del XX y vuelve a repetir algunos elementos como la cubierta de pizarra o la torre esquinera, en este caso de planta cuadrada cubierta con el característico chapitel siguiendo la línea del resto del tejado, en pronunciada pendiente. Solo tiene tres alturas y su ingreso esta protegido por porche y elevado mediante escaleras. La casa Arriaga es revivalista de tipo neobarroco siguiendo las características de los palacios urbanos de este tipo, aunque construida en pleno siglo XX. Confluyen en ella algunos rasgos ya vistos en el palacio Alegría, como el volumen cúbico, la cubierta a cuatro, las tres alturas, el sillar, la cornisa moldurada o los vanos adintelados, pero en este caso la decoración es más compleja, con una planta noble enmarcada en entablamentos clasicistas, con alguna luz en arco de medio punto, o una última altura trabajada en ladrillo caravista con garitones esquineros.

La casa Madariaga seguiría una línea similar aunque algo más austera y popular, pero sin dejar de inspirarse en lo barroco. Cuatro alturas para un palacete de planta cuadrada y cuatro aguas que combina mampuesto y enlucido, destacando de nuevo su última planta pintada en rojo intenso y abierta con varias arquerías a modo de logias y garitones en los ángulos. Su acceso principal se realiza a través de patín y la planta noble presenta diferentes balconadas con un amplio repertorio de tipos de vanos. También con aire neobarroco aunque más ecléctico es el palacio Unzeta, con planta compleja en la que se desarrolla una torre octogonal en ángulo, elemento más destacado por su altura. Tiene dos pisos, su cornisa se corona con pináculos y presenta escudo de la familia Unzeta-Azpiri enmarcado en frontón de aletas. Torre Zuri representa el neomedievalismo inspirado en las fortalezas europeas, con profusión de torres almenadas y tejados apuntados, algo tardía, ya que esta tendencia romántica es propia de mediados del siglo XIX, mientras que este edificio pertenece al XX. No falta algún ejemplo de la recreación de la arquitectura popular como la casa Ezenarro, neomontañesa, con su torre esquinera de amplio alero abierta en galería de tres vanos, la casa Eliz-gane, siguiendo el mismo estilo, aunque algo más simétrica y de planta irregular, o el chalet de Pardo, también regionalista montañés, aunque mesurado en sus formas, destacando de nuevo la torre con sus generosos miradores y el amplísimo alero a lo largo de todo su perímetro. A medio camino entre la arquitectura de servicios y la residencial está el edificio de la Caja de Ahorros Municipal, que aunque algo más tardío que el resto contiene elementos de semejanza. Destaca por su esbelta torre esquinera que sigue parámetros regionalistas culminada en tejado a cuatro aguas y pináculos redondeados, abierta en logias en cada uno de sus lados y rematada en las esquinas con garitones. Tiene escudo esquinero, su planta baja se abre en arcadas de medio punto de sillería y el cuerpo central es austero en relación al resto, con vanos rectos, sobriedad rota por la decoración de su último registro, un friso pintado con escenas populares.

Tan solo un ejemplo de casa-torre continua en pie, en este caso en Lumo es la torre de Mezeta, que ha abandonado su antiguo carácter militar para pasar a ser un palacete rural de cierta importancia.

La arquitectura popular está casi en su totalidad presente en la anteiglesia de Lumo, diseminada entre sus barriadas, en la que hay algún ejemplo de caserío de origen gótico-renacentista, aunque muy transformados como son Beaskoetxe y Geuria. Los más clásicos de soportal sobre viga y estructura de madera, desarrollados generalmente entre los siglos XVII y XVIII tienen sus más característicos representantes en Aranbarrene, en el barrio de Arana, Mendiola en Zallo, y Elejalde, y su posterior evolución hacia la casa de labranza sustentada por los muros de piedra, dominada desde fines del siglo XVIII y el XIX, en sus dos versiones, conservando la viga central para soportar el porche, como es el caso de Amone o con portalón en arco de piedra abandonando por completo la estructura lígnea, como el caserío Arribalzaga, ambos en Zallo.

Existen dos casas consistoriales, el ayuntamiento de Gernika y el de Lumo. Respecto al primero fue construido en 1816 sobre el antiguo consistorio, aunque tras el bombardeo de 1937 quedó destruido y volvió a ser levantado a imagen del anterior. Sigue parámetros neoclásicos con tres alturas separadas por imposta lisa, el bajo abierto en soportal de arcadas de medio punto, un piso noble con balconada corrida y vanos en dintel y una tercer altura a modo de desván con escudos de la villa y hornacina. No es simétrico como suele ser habitual en este tipo de fábricas ya que se adosan a él, a cada lado, dos crujías, que en su lado derecho es más baja y se abre a la calle con garitón en su ángulo y torre de gran altura de dos cuerpos, el más alto con reloj y culmina en linterna con campana y cruz de hierro. Además del ayuntamiento recorren la plaza de los Fueros el Museo de la paz y la Casa de cultura que siguen de forma estricta las líneas de aquel, constituyendo un conjunto de gran belleza. El ayuntamiento de Lumo, sigue de nuevo ese esquema clasicista aunque con un aire más rural, adaptándose de forma magistral a la estética del entorno y habiendo perdido actualmente todo su carácter consistorial para pasar a ser un archivo.

Neoclásicas son también las escuelas de la Plaza de la Unión, dos edificios dedicados en su momento a la enseñanza de niños y niñas con bajo porticado en arcos de medio punto, un primer piso con balcón corrido y vanos en dintel con arquitrabe y frontón clasicista abierto en su centro con un óculo. Completa este conjunto un auditorio de tipo griego con crucero de forja y estilo neorrenacentista. La estación de ferrocarril es elemento interesante y fue realizada en 1890 siguiendo un cierto estilo regionalista y aire clásico en alguno de sus elementos. Alargada y dividida en tres cuerpos guarda simetría a partir de su fachada principal en un conjunto en el que el bloque central, más alto que los laterales actúa de eje vertebrador. Tiene varias cubiertas y su entrada en dintel, bajo pórtico de una vertiente está coronada por un hastial trabajado en sillería con arco ciego de medio punto decorado y guardapolvo con moldura como elemento más importante y llamativo. Dentro del patrimonio de servicios cabria destacar las dos fuentes de estilo Segundo Imperio dentro de los límites de Gernika. La fuente de la plaza Ursolo es un ejemplar con pila cuadrilobulada y pilar cruciforme que ostenta los escudos armeros de las familias Ursolo, Amillaga, Oiz y Basteguieta y sobre el que aparece la figura de un vendimiador trabajada en hierro. La fuente de San Juan Ibarra sigue un estilo similar y de nuevo cuenta con base de cuatro pilas redondeadas y pilar central también de sección circular del que salen los cuatro caños. Está realizada en mármol rosa y fue instalada en 1854. No podían faltar algunas esculturas y monumentos conmemorativos dentro de un municipio de esta importancia y así tendríamos la estatua al Conde Don Tello, fundador de la villa y colocada en 1966 con motivo del seiscientos aniversario. Realizada por Agustín de la Herrán es un bulto de bronce sobre pedestal de piedra labrado imitando motivos vegetales con basa de tipo cruciforme. El bombardeo sufrido en 1937 marcó la villa de forma inevitable y ha hecho de ésta un lugar ideal como símbolo de la paz mundial, y a este respeto son varios los espacios habilitados en recuerdo de aquel acontecimiento, como el denominado parque de Europa en Lumo que cuenta con dos esculturas de Eduardo Chillida y Henry Moore.

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