Municipios

ERRIGOITI

El municipio de Errigoiti está en el Norte de Bizkaia en la cuenca del río Oca que lo atraviesa de norte a sur. La mayor parte de este municipio se encuentra a elevada altura de ahí su nombre: Errigoiti (Pueblo Alto). Se caracteriza pues por su aislamiento lo que determinará su economía rural y su despoblación solo centrados en La Villa y en los barrios Elexalde, Atxika-Errealde, Aikaran, Bizkaigane, Irestagorri, Katalinaga, Errigoitia y Metxika.

Arquitectura religiosa

En el municipio de Errigoiti destaca la iglesia parroquial de Santa María de Idibalzaga en el barrio de Elexalde; se tiene referencias de ella desde 1576 y posee una planta de tipo basilical con tres naves cubiertas con bóvedas baídas a la misma altura. Todo ello se encuentra rodeado de construcciones posteriores del siglo XIX como la casa del sacristán, etc.

El edificio está realizado en mampostería enlucida con sillería en las esquinas y con una cubierta a cuatro aguas, mientras que el pavimento es de madera aunque desde la mitad de la planta hasta el coro se pueden apreciar las antiguas sepulturas. La puerta de acceso se encuentra en mitad de una portada barroca bajo un arco de triunfo apoyado en pilastras. Sobre el arco aparece un frontón triangular en donde aparece la imagen de la Virgen. La torre que aparece a los pies del edificio también es de época barroca y presenta una planta cuadrada con una austeridad decorativa como caracteriza a todo el conjunto arquitectónico. Solo tiene una concesión a lo ornamental en sus tres molduras y a los arcos de medio punto que albergan las campanas, aunque hay una muy pequeña sobre el tejado de la propia torre. El pórtico rodea todo el edificio menos su cabecera en donde se encuentra la Capilla del Cuerpo Santo. En la parte superior aparece una construcción original que han perdido la mayoría de las iglesias: el granero en donde se guardaba las primicias y los diezmos. Al cual se accede por medio de una escalinata central.

Dentro del mobiliario destacaremos los cuatro paneles policromados que se conservan del primitivo retablo de mediados del siglo XVII y que representan la Anunciación, la Visitación, la Huida a Egipto y Jesús entre los doctores. Además hay cuatro retablos barrocos con imágenes de San Blas, San Juan Bautista, Santo Cristo y San Antonio de Padua y el retablo mayor, del siglo XIX, sumamente clasicista en el que entre columnas corintias una Inmaculada aparece sobre el sagrario y bajo entablamento y frontón.

En esta capilla hay una pequeña tabla tallada en la que se representa la "leyenda de Idibalzaga" realizada en el siglo XVII.

Tiene tallas de San Juan Bautista, la Dolorosa y San Lorenzo.

Sus dos patronos están representados en sendas tallas.

En la Capilla de Cuerpo Santo, se encuentra un cuerpo momificado que apareció en 1550 cuando estaban reconstruyendo la iglesia parroquial. Se trata de un varón adulto sin mortaja pero con zapatos al que se le atribuyen curaciones milagrosas. Tras su descubrimiento fue introducido en un arca de madera policromada protegida por una verja labrada.

En cuanto a las ermitas destaca la de la Santa Cruz de Bizkaigane que tiene una planta rectangular con una cubierta a dos aguas sobre tres cerchas. El conjunto está realizado en mampostería vista excepto sus esquineros que están en sillería. Tiene un pórtico angular en el trasaltar donde aparecen dos aspilleras y su puerta de acceso es adintelada. En uno de sus muros aparece una lápida con una inscripción y sobre ella un relieve del mapa de Euskal Herria y un lauburu.

La ermita de San Lorenzo está en el barrio de Metxika y tiene una original planta en cruz con el ábside recto. El recubrimiento de la nave es a dos aguas y el resto a tres aguas. El conjunto está realizado en mampostería lucida excepto la sillería que aparece en los esquineros y en la torre que tiene tres vanos para las dos campanas. Todos sus vanos son adintelados incluso su puerta de acceso aunque aparece otra cegada con un arco de medio punto. El pórtico arranca a los pies del edificio y recorre el lado de la Epístola.

La ermita o humilladero de San Antonio Abad y San Antonio de Padua se encuentra en el barrio de Elexalde y tiene una planta rectangular con ábside recto y cubierta a cuatro aguas. En un origen la construcción estaba realizada en sillería con contrafuertes en los esquineros, sin embargo ha sido prolongada con una construcción de mampostería con sillería en los esquineros. Este añadido se abre en la parte superior con vanos triangulares. A la puerta de acceso se accede por medio de una reja que se encastra entre dos pilastras labradas en sillería. De la construcción original se conserva el arco de medio punto donde se encuentra el altar, toda la ermita tiene un pavimento de losas de piedra. Dos losas de mármol indican sendos enterramientos que datan de 1905 y 1909.

Los siguientes ejemplos que mostramos no han llegado a nuestros días; es el caso de la ermita de San Bartolomé en Atxika, la ermita de San Juan en el barrio de Metxika, la ermita de Santa Catalina, la ermita de la Magdalena y la ermita de San Miguel en el barrio de Bizkaigane.

Arquitectura civil

Hay un tipo de arquitectura que aunque tuviera una función residencial viene marcada por una finalidad bélica, es el caso de la Casa-Torre. En el municipio de Errigoiti no se conserva ningún ejemplo y se tienen escasos datos al respecto, aunque parece ser que en la mitad del siglo XIV existía la Casa-Torre de Urigoen, de la que no se sabe su ubicación y que fue destruida en un enfrentamiento. A pesar de la inexactitud de su emplazamiento, hay un caserío en el barrio de Metxika con ese mismo nombre.

El caserío es un núcleo tanto social, por ser vivienda, como económico ya que es herramienta indispensable para la economía agraria con taller, almacén, establo, etc. Nos vamos a encontrar con el esquema de planta rectangular, volumen cúbico con dos plantas más desván, cubierta a dos aguas y un soportal presidiendo la simétrica fachada. De estas características son los caseríos Urigoen y Beitxis en el barrio de Metxika y el caserío Asmendi en Aikelde.

Este tipo de construcciones tiene su origen en los siglos XV y XVI, en donde predominaba el empleo de la madera al menos en los pisos superiores y en los postes verticales en donde descansaba la construcción. A partir del siglo XVII aparecen transformaciones, un empeoramiento de su manufactura, esto se debe a la democratización del caserío hasta entonces reservado para la aristocracia campesina. Para abaratar se utilizará mampostería pobre, desaparecerá la sillería en los esquineros y los vanos se volverán adintelados. La fachada por otra parte tendrá una nueva imagen cuando los cuerpos laterales se alinean con el central en un entramado de madera, como se ve en el caserío Intxuniz, cuyo soportal parece sostenerse con una columna toscana fruto de una añadido posterior.

En el siglo XVIII los edificios aumentan la verticalidad al añadírsele un piso más cuyos muros son más delgados compuesto por cantos de río y con argamasa, que los que le sustentaban como se ve en el caserío Madalen cuyo escalonamiento de pisos es apreciable.

De esta época es la disminución del entramado en madera, al utilizar el aparejo la cubierta de modificó y se le añadió unos tirantes con pendolón que repartía las tensiones entre los muros laterales. La madera pues se reduce a la fachada principal como el caserío Errementari en el barrio Aikelde que se encuentra en buen estado y se aprecia la decoración de los jabalcones con dientes de sierra, el caserío Landiaga Goikoa en Bizkaigane que tiene una viga de madera que sostiene el dintel del soportal, o el caserío Aikarán en el barrio del mismo nombre.

También había otra modalidad en la que la madera solo aparece en el tercio central como el caserío Betartzas en el barrio Baraiaz y el caserío Aizkoetxea en Rigoitiola, semiderruído en la actualidad, en el que se emplea en dicha zona el ladrillo cocido con un entramado de madera, el resto se hace en mampostería con sillería en los esquineros y vanos. Con el empleo del material tan ligero se permite la licencia de abrir una balconada en el tercer piso y en el anterior dos balcones pequeños e idénticos.

Casi en ninguno de los ejemplos anteriores tienen un soporte que refuerce el soportal adintelado con la excepción del caserío Landiaga Goikoa. En el siglo XVIII se extiende el uso de la columna, generalmente toscana, que dignificaba la construcción. Esto se aprecia en los caseríos Etxezarra y Agarre del barrio de Bizkaigane, el caserío Intxuniz en el barrio del mismo nombre y el caserío Mozuelta en Aikaran que presenta un ligero éntasis. El caso más bello es el encontrado en el barrio Zabale, en el caserío Zabale-Orueta que se encuentra muy modificado, pero que mantiene la columna de mármol con éntasis y que se apoya en una gran basa con zapata corintia. Tiene además como decoración una cruz griega y una latina con la inscripción: 1779.

Del barroco viene la eliminación completa de la madera en el soportal sustituyendo la viga por un gran arco adovelado generalmente carpanel o rebajado. Los muros son en su totalidad la cantería, la mampostería se destinará a los lienzos centrales y se reserva la sillería para esquineros y vanos. De esta tipología destacamos el caserío Orkondoaga en el barrio del mismo nombre con una planta rectangular, cubierta a dos aguas, tres plantas con vanos y balcones simétricos y portalón con arco carpanel, y el caserío Larriñaz en Baraiaz que tiene dos alturas con un pequeño balcón en el segundo piso y también arco carpanel en el soportal del primer piso.

La incorporación de estas columnas así como pilastras molduradas, dovelas cajeadas, etc. dificulta la distinción entre caserío y palacio, se trataría de una arquitectura residencial en donde se funde lo funcional con lo culto. Es el caso del Palacio Bizkaigana situado en el barrio de Bizkaigane, un edificio rectangular, distribuido en dos alturas más el camarote y con una cubierta a cuatro aguas. Los muros son de mampuesto con sillería en esquineros y vanos, como es característica la fachada es simétrica repartiéndose racionalmente los vanos en tres ejes. El soportal luce un arco carpanel aunque en la parte posterior del edificio existe otra puerta adintelada con un gran sillar al igual que en uno de sus laterales aparece un arco con grandes dovelas.

Habría otro ejemplo de esas características hoy desaparecido; el Palacio de Etxezarreta en la plaza de La Villa, un edificio de una sola planta realizado en sillería y con un escudo de armas presidiendo la simétrica y racional fachada.

En el siglo XIX, queda patente de que lo que prima en los caseríos es lo residencial y no lo laboral, los ejemplos de esta época tienen un mejor acabado e irán adoptando los modelos y materiales de la ciudad, perdiendo las características primitivas de cubierta a dos aguas y soportal como medio de acceso al interior. Se ve claramente en los caseríos de Miguelene, Vista Alegre y Aldapa-Etxebarri en la Villa o el caserío Abadetxea con un mirador sobre la entrada principal, la Casa del Coadjutor, construcción de mampostería con sillares en esquineros y vanos, con una cubierta de cuatro aguas, que presenta una puerta adintelada y sobre esta un pequeño balcón.

En cuanto a la arquitectura de servicios del municipio de Errigoiti, encontramos su Casa Consistorial en el barrio La Villa; se tiene referencias desde el siglo XVII, pero el edificio sufre muchas reconstrucciones hasta 1895 que es de cuando data el ayuntamiento actual. Se trata de una construcción cúbica, de piedra reaprovechada de la construcción anterior, que consta de dos pisos más camarote y con una cubierta a cuatro aguas de la que destaca un piñón con el que se exhibe mejor el escudo renacentista de la fachada principal. El acceso principal se encuentra en la primera planta bajo un soportal con cuatro pilares, éstos se convierten en pilastras en la segunda planta dividiendo la fachada en tres calles en donde se distribuyen los vanos escarzanos y aparece la balconada corrida.

En la década de los 20, se construyeron las Escuelas de Metxika en muy buen estado y junto a la ermita de San Lorenzo, y la de Rigoitolea en el barrio de Olabarri en peor estado. Se trata de construcciones muy similares, de una sola planta y con dos alas laterales, con cubierta a dos aguas y todo ello en mampostería reservando la sillería para los esquineros. Se abría al exterior grandes vanos adintelados y un pequeño pórtico. A comienzos del siglo XXI, son utilizadas para la docencia.

El cementerio del municipio de Errigoiti fue construido en el siglo XX y carece de interés artístico; hay que destacar que sufrió muchos retrasos por la inexistencia de fondos. Se trata de un conjunto rodeado por un muro perimetral en material muy pobre. Escasa información tenemos también del antiguo Hospital, del se sabe que, a principios del siglo XVII, se abre una casa-hospital, para que sirviera de albergue a los pobres. Se desconoce la fecha de su fundación o quien la erigió; en 1809 la casa es vendida a un particular hasta que en 1906 se declarara medio en ruina.

Es muy común encontrar construcciones paralelas a los caseríos que sirvieran de herramientas para el trabajo del campo; una de esas edificaciones que surgen en el siglo XVIII son los molinos. En el municipio de Errigoiti quedan cuatro ejemplares: Errotatxu o Rekalde, Aikaran-Errota, Aldai-Errota en el barrio de Rekalde y Olabarri o Rigoitiolea en el barrio de Olabarri. Además servían de vivienda y se diferencian de los caseríos por una mayor complejidad de la planta que estaba marcada por tres cuerpos diferenciadores (en la actualidad o están en muy malas condiciones o se encuentran en ruinas). Estos molinos fluviales se encontraban cerca de los ríos cuyo agua se encauzaba en presas de las cuales obtenían la energía para su funcionamiento. Destacamos la Presa Olabarri sobre el río Butrón que está realizada con mampostería y se trata de una recta de gravedad. Es frecuente además que cerca de los molinos existieran ferrerías, es el caso del molino de Olabarri que tubo una hasta el siglo XIX, aunque en el siglo XXI no se encuentra ningún resto de ella.

También quedan referencias de pequeños hornos para la fabricación de tejas. Cerca del caserío Larragan hay una tejera de la cual hay menciones en 1667, y de la que, aunque en mal estado, aun se distingue el horno. Estas construcciones caen en desuso con la aparición de las tejeras industriales. En cuanto a los caleros, tan importantes en los siglos XVIII y XIX para la elaboración de la cal, esenciales para la agricultura y para la construcción, tampoco han llegado a nosotros en buenas condiciones, pero quedan restos de varios en las inmediaciones del caserío Kortabille.

Tocante al mobiliario urbano, podemos destacar una Fuente del barrio de Elizalde, de carácter etnográfico y popular, que se encuentra realizada con una estela de piedra. Señalar por otra parte la construcción de un Puente en el barrio de Olea realizado en piedra y compuesto por un arco rebajado.

Manu CASTAÑO GARCÍA (2006)